La paz, en el tejado de Rusia: las claves del acuerdo entre Trump y Zelenski
El acuerdo parece de difícil encaje para Putin, quien tendrá que responder con equilibrio quirúrgico para cumplir sus objetivos
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Cuando parecía que ya no le quedaban cartas, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha metido, de nuevo, a Kiev en la partida. Ucrania está lista para un alto al fuego. Tras semanas de insultos, encerronas y amenazas, la pelota pasa ahora al tejado de Rusia. Así lo confirmaron Kiev y Washington este martes, después de sentarse a la mesa de negociación en Arabia Saudí. Ocho horas y un acuerdo: un cese de hostilidades de 30 días, con la esperanza de continuar hacia una paz “duradera, justa e integral”. Sin embargo, el compromiso deja más preguntas que respuestas. Dos de ellas son claves: ¿Qué significa? ¿Y cuáles son las condiciones?
Por el momento, se sabe que la propuesta viene de la Casa Blanca, y se espera que Estados Unidos la presente a Rusia, representando un importante giro en los acontecimientos. Porque el acuerdo tiene una recompensa vital para Ucrania: la reactivación del armamento y la información militar que Donald Trump había suspendido la semana pasada.
“Estados Unidos levanta inmediatamente la pausa en el intercambio de inteligencia y reanuda la asistencia de seguridad a Ucrania”, dice el documento conjunto, publicado en la página oficial del presidente ucraniano.
Tanto Marco Rubio, jefe de la diplomacia estadounidense, como Trump, han confirmado este hecho ante los periodistas, usando un tono diferente al de las últimas semanas de febrero. El siguiente paso será presentar la propuesta a Vladímir Putin para que la firme. De no hacerlo, ha dicho Rubio, quedará en evidencia “quién es el verdadero obstáculo para la paz”. Un portavoz del Kremlin ha indicado que Rusia esperará para responder hasta que Rubio les informe "sobre los detalles" de la negociación con Kiev.
A un lado han quedado las acusaciones y amenazas a Zelenski, que podría volver a visitar pronto Washington. Así lo ha afirmado el propio Trump: “Ucrania. Alto el fuego. Acaba de acordarse hace poco... Ucrania ha accedido, y espero que Rusia esté de acuerdo”. “Creo que hay una gran diferencia entre la última visita que visteis en el despacho Oval y esto”, añadió Trump ante las preguntas de la prensa, junto a Elon Musk.
¿Un acuerdo inaceptable?
El movimiento de la delegación ucraniana ha sorprendido en las calles de Kiev, aunque las primeras reacciones son positivas. No tanto porque la guerra vaya a detenerse, sino por la sensación de recuperar fuerza en la negociación. Esto es lo que Ucrania ha buscado desde finales del verano pasado: evitar ser vista como un obstáculo por Europa y Estados Unidos y convertirse más bien en un actor capaz de proponer soluciones a sus socios.
Desde la oficina del presidente salieron ideas como los 10 puntos para la paz en 2022, el plan –también de diez puntos— para la victoria el otoño pasado, o la idea de involucrar los intereses de Estados Unidos a través de los acuerdos de minerales y tierras raras.
Russian forces continue to raise flags across the Kursk area, in Bondarevka, Makhnovka and Zamoste.
— Ukraine Control Map (@UAControlMap) March 11, 2025
We expect Sudzha flag raises shortly, but once again, Ukrainian forces appear to have got out a while ago quite unscathed - no large destructions of military vehicles, no… pic.twitter.com/0mifitijQX
Ahora, es el Kremlin quien debe decidir si sumarse a la iniciativa de alto al fuego o ser la parte que se niega a detener esta guerra. El acuerdo parece de difícil encaje para un Vladímir Putin que tendrá que responder con equilibrio quirúrgico para cumplir sus objetivos. En los últimos días, Rusia concentra sus esfuerzos en recuperar territorios importantes en la región de Kursk, invadido por Ucrania desde la primera semana de agosto. De los más de 1.250 km² que llegó a controlar, ya apenas son 200, en lo que parece una retirada semi-ordenada para no sufrir el bloqueo y destrucción de las líneas logísticas.
La ofensiva dividió a los expertos militares en su inicio, ya que las dificultades de Kiev para operar en territorio ruso eran previsibles, pero políticamente ha sido, y seguramente siga siendo, el principal motivo por el que Rusia no se ha sentado todavía a la mesa de negociación. Es el tema más espinoso ante unas posibles negociaciones. Moscú se vería obligado a ceder territorio que tanto ha sufrido por ganar.
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Tras 17 meses de ataques diarios sobre Ucrania y asaltos en primera línea, las tropas rusas muestran claros síntomas de agotamiento. No solo porque Ucrania haya lanzado contraataques en gran parte del frente este para mejorar sus posiciones defensivas, sino porque el avance ruso registrado es el menor en muchos meses. Los vídeos de blindados son ahora infantería a pie por carreteras llenas de vehículos calcinados. Muchos de ellos coches civiles no blindados, una categoría en constante aumento desde la primavera pasada, según los registros.
De acuerdo a la inteligencia británica, desde principios de 2025, Rusia ha sufrido alrededor de 90.000 bajas—muertos y heridos—en el frente. Este enero fue el segundo mes más costoso de la guerra para el ejército de Putin, con una media de 1.556 soldados caídos al día. En febrero, los niveles siguieron siendo de los más altos en los tres años de invasión, pero decrecieron un 20%.
GSUA reported 1,750 vehicle losses in the last two weeks.
— Vitaly (@M0nstas) February 15, 2025
Vehicles now account for 62.5% of all Russian losses.
APCs are losing their share, dropping below 10%.
Tanks make up about 6%.
The remaining losses are primarily artillery pieces. pic.twitter.com/buk4V95QWf
“La disminución de las pérdidas registradas probablemente refleja una ralentización del ritmo de las operaciones y ataques rusos. Es posible que en marzo de 2025 el nivel de bajas rusas siga superando las 1.000 personas al día, mientras que los asaltos de infantería continúen en múltiples direcciones”, sugirió el Ministerio de Defensa ucraniano.
Solo así, y con la lucha por el control del cielo gracias a los drones, se explica que Ucrania haya mantenido Pokrovsk, cuando muchos analistas la daban por perdida el verano pasado, o que recupere posiciones en ciudades del frente como Toretsk, Chasiv Yar y Kupiansk.
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Al cierre de esta edición, el Kremlin no ha rechazado la oferta, y la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, ha declarado que no descarta contactos con representantes estadounidenses en los próximos días. Los mensajes que han deslizado en los últimos días no son halagüeños. Las demandas de Putin son maximalistas: fronteras de la OTAN previas a 1997, neutralidad ucraniana, reconocimiento del territorio invadido y desistimiento del envío de tropas de paz.
Quizás por eso no sorprende que este mismo martes por la tarde, las primeras voces se opusieran al acuerdo “absolutamente inaceptable” entre Kiev y Washington. Así lo calificó este martes Viktor Sobolev, diputado en la Duma rusa, en un mensaje que advertía que las semanas de alto al fuego solo servirían para que Kiev se rearme.
Y aunque el acuerdo entre las delegaciones ucraniana y estadounidense así lo indica, el regreso de los envíos militares parece la parte menos relevante de la negociación. En la timba había un farol y el último movimiento de Zelenski obliga Putin a tomar una decisión: detener su invasión sin haber logrado conquistar ninguna región ucraniana por completo desde 2022; ceder, para violar el alto al fuego más tarde y culpar a Kiev, o ser el que rechace la paz, reforzando una Ucrania que, entre puñaladas y muertos, recupera el apoyo de unos socios que el tiempo y el dinero le estaban arrebatando.
Cuando parecía que ya no le quedaban cartas, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha metido, de nuevo, a Kiev en la partida. Ucrania está lista para un alto al fuego. Tras semanas de insultos, encerronas y amenazas, la pelota pasa ahora al tejado de Rusia. Así lo confirmaron Kiev y Washington este martes, después de sentarse a la mesa de negociación en Arabia Saudí. Ocho horas y un acuerdo: un cese de hostilidades de 30 días, con la esperanza de continuar hacia una paz “duradera, justa e integral”. Sin embargo, el compromiso deja más preguntas que respuestas. Dos de ellas son claves: ¿Qué significa? ¿Y cuáles son las condiciones?