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Groenlandia acaba de dar la espalda a Trump. ¿Por qué Dinamarca sigue temblando?
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Cierre de filas a Trump

Groenlandia acaba de dar la espalda a Trump. ¿Por qué Dinamarca sigue temblando?

Los groenlandeses se han dado cuenta de estar en el centro del tablero geopolítico y han votado sin creerse las promesas ni las amenazas de Donald Trump

Foto: El presidente de Demokraatit, Jens-Frederik Nielsen abraza a sus seguidores durante la fiesta electoral de Demokraatit en el Café Killut de Nuuk, Groenlandia. (EFE/Mads Claus Rasmussen)
El presidente de Demokraatit, Jens-Frederik Nielsen abraza a sus seguidores durante la fiesta electoral de Demokraatit en el Café Killut de Nuuk, Groenlandia. (EFE/Mads Claus Rasmussen)
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Los groenlandeses han visto cómo en estas elecciones, algunos con nerviosismo y otros con la esperanza de dar alas y acelerar el proceso de independencia, la isla ártica ha entrado de lleno a formar parte del tablero de intereses geopolíticos jugado por las potencias mundiales.

En las elecciones parlamentarias celebradas el martes, los resultados han quedado en gran parte divididos, por un lado, por los sorprendentes resultados del partido liberal Demokraatit (29,9% de los votos), que quiere afianzar la economía de la isla ártica y apuesta por una hoja de ruta más lenta para conseguir la independencia de Dinamarca. Seguramente, el miedo a ser absorbidos por las ambiciones de Washington y perder el estado del bienestar actual (aunque muchos creen que arrastra grandes deficiencias, como en sanidad) ha empujado a muchos groenlandeses a votar por esta formación.

Del otro lado, la formación populista Naleraq (24,4% de los votos) ha sido el segundo partido en sacar unos mejores resultados, explotando en campaña el sentimiento nacionalista inuit y defendiendo cortar los lazos con el reino de Dinamarca cuanto más rápido, mejor. El efecto, las injerencias del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, también se ha notado en un aumento de la participación en los comicios, que ha subido hasta el 70%, y ha obligado a los colegios electorales de Nuuk a cerrar más tarde para asegurarse que todo el mundo había dejado su voto.

En Dinamarca, desde donde se controla el territorio ártico tras más de dos siglos de colonización y 46 años de autogobierno, se miran los resultados de las elecciones con perplejidad y algo de temor. El ejecutivo danés tenía la esperanza de que se pudiera formar un nuevo gobierno en Groenlandia de forma rápida y estable para poder hacer frente a los tiempos de incerteza que representa Donald Trump. Sin embargo, las dos formaciones de izquierda que hasta ahora han ocupado el gobierno, el partido Inuit Ataqatigiit (21,4% de los votos) y los socialdemócratas Siumut (14,7%) han sido duramente castigadas por los votantes, perdiendo casi la mitad de votos respecto a los anteriores comicios.

Foto: Jens-Frederik Nielsen, líder del Partido Demócrata, ante los medios. (Reuters)

De esta forma, empieza una nueva etapa para Groenlandia, en el que el partido liberal seguramente quedará al mando del ejecutivo autonómico y querrá redefinir las relaciones con Dinamarca, empezando por las leyes de autogobierno, las leyes monetarias y la mejora de las infraestructuras en la isla. Entre los gobiernos de Copenhague y Nuuk, “durante décadas se ha hablado de autodeterminación, pero ahora los dos ejecutivos se verán forzados a negociar el siguiente paso, que es cambiar el status quo con el que ninguna de las partes está ahora satisfecha” decía Rasmus Leander Nielsen, investigador del Nasiffik, Centro de política exterior y seguridad en la Universidad de Groenlandia.

A su vez, el líder del partido liberal, Jens-Frederik Nielsen, un político de 33 años y excampeón de Badminton, ha sido uno de los líderes que se ha mostrado más tajante durante la campaña frente a los comentarios y ambiciones de Trump, considerando que "representan una amenaza" para la independencia política de la isla.

A principios de año, Donald Trump sorprendió al mundo y a sus aliados afirmando que no podía descartar el uso de la fuerza para hacerse con el control de Groenlandia, una idea que repitió en su discurso inaugural en el Congreso de los EEUU al afirmar que lo conseguiría “de una forma u otra”. Horas antes de las elecciones, el presidente de la Casa Blanca volvió a lanzar la enésima interferencia, prometiendo “inversiones billonarias si Groenlandia pasa a formar parte de los EEUU”.

Pero, pese al ruido de Trump, los resultados de las elecciones parecen demostrar que los groenlandeses no se lo han creído del todo. Si bien es cierto que en un inicio la formación Naleraq había sido la fuerza política que se había mostrado con los brazos más abiertos a estrechar la cooperación con los EEUU, “durante la campaña ha tenido que rebajar el tono de estas afirmaciones” decía el experto Rasmus Leander Nielsen. Desde el partido, que será la segunda fuerza en el parlamento, han subrayado que lo más importante es primero celebrar un referéndum de independencia, para después negociar un tratado de libre asociación con los EEUU.

Foto: Donald Trump Jr. junto con Jorgen Boassen en su visita a Nuuk, Groenlandia. (Reuters/Emil Stach Ritzau Scanpix)

De esta forma, Groenlandia obtendría la protección en defensa y la seguridad económica de los EEUU a cambio de un trato comercial preferente, aunque desde Naleraq tampoco desestiman la idea de tener acuerdos con Dinamarca y el resto de países nórdicos. “En el partido está clara la idea de que no se debe cambiar Dinamarca por los EEUU como colonizador” decía Nielsen.

Abrir la isla a la minería y a los negocios

Pero a pesar de los buenos resultados de Naleraq, los analistas no creen que “la formación tenga posibilidades de terminar entrando en el gobierno” decía Rasmus Leander Nielsen. En Groenlandia, las coaliciones para formar gobierno con dos o más partidos son la tónica común, pero el experto cree que el partido Demokraatit “antes intentará formar una coalición con la formación Inuit Ataqatigiit del ex primer ministro Múte Egede, y los conservadores de Atasut, los más contrarios a la independencia.

En la agenda de los liberales para los próximos cuatro años, estará abrir la isla a la minería y a los negocios para dejar de tener una economía completamente dependiente de las exportaciones, de la pesca y de la subvención de 225 millones de euros que otorga cada año el gobierno danés. “Los liberales llevan años hablando de diversificar la economía y eso significa estar en favor de la minería, haciendo unas políticas que permitan que invertir en este sector sea mucho más fácil, aunque por las características de la isla, los inversores tienen que estar dispuestos a asumir un riesgo alto” decía Rasmus Leander Nielsen.

Según el experto, otro sector que se va a intentar desarrollar en el próximo año es el turismo, gracias a la apertura hace poco tiempo de un nuevo aeropuerto internacional en Nuuk, que prevé más conexiones directas en ambos lados del atlántico.

A la espera de que empiecen las negociaciones para formar un nuevo gobierno, los analistas prevén que el nuevo ejecutivo tendrá que hacer frente a un contexto de aumento de las tensiones en la región del ártico, provocado por las ambiciones de Trump para controlar sus recursos naturales, y el aumento de la presencia militar por parte de Rusia. Por otro lado, el cambio climático y la aceleración alarmante del deshielo, también tiene un interés para China para controlar nuevas rutas comerciales que antes no existían. Se esperan tiempos convulsos para la remota isla de Groenlandia que, en la semana de unas elecciones claves para su futuro, ha tenido a todo el mundo pendiente y ha parecido un poco más cerca.

Los groenlandeses han visto cómo en estas elecciones, algunos con nerviosismo y otros con la esperanza de dar alas y acelerar el proceso de independencia, la isla ártica ha entrado de lleno a formar parte del tablero de intereses geopolíticos jugado por las potencias mundiales.

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