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¿Crees que el plan de Trump de anexionarse Canadá es una broma? Piensa de nuevo
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"Una señal del colapso americano"

¿Crees que el plan de Trump de anexionarse Canadá es una broma? Piensa de nuevo

Justin Trudeau ya había reconocido en privado que, a su modo de ver, las amenazas de anexión por parte de Trump iban en serio. Según el canadiense, el presidente de EEUU quiere acceder a los recursos estratégicos de Canadá y de Groenlandia

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmando un memorándum. (Reuters/Kevin Lamarque)
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmando un memorándum. (Reuters/Kevin Lamarque)
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"No lo voy a suavizar. Esto va a ser duro", dijo el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, como respuesta a la imposición de aranceles del 25% por parte de EEUU a la mayoría de productos canadienses. “Tenemos que asegurarnos de que nadie pasará hambre y de que cada cual hace su parte”. “Lo que [Donald Trump] quiere es ver un colapso total de la economía canadiense, porque eso facilitaría anexionarnos”.

Mucha gente se resiste a aceptar que acabamos de entrar en un mundo nuevo. Y quizás por eso ha erigido en derredor un muro de racionalizaciones. Nos decimos, por ejemplo, que a Trump le gusta intimidar para negociar después desde una posición de fuerza; o que le encanta humillar al premier Justin Trudeau, o que, principalmente, adora controlar nuestra atención con gestos y promesas estrambóticos que muchas veces no llegan a nada. También nos decimos que Canadá es más grande que EEUU y que su próspera vecindad ha creado una de las amistades más sólidas y duraderas del mundo. ¿Anexión? No tiene ningún sentido.

Y, sin embargo, los canadienses, que son quienes realmente tienen la piel en juego, no se lo toman como una broma o una provocación. Sobre todo porque las repetidas amenazas de Trump acaban de ser acompañadas por unos tarifas que, en realidad, no tienen ningún sentido más allá del dolor para ambas partes. Por eso, el presidente de EEUU ha aplazado un mes las que afectan al vulnerable sector del automóvil. Especialmente para Canadá, que manda a EEUU el 70% de sus exportaciones.

“Cuando el líder de tu país vecino, aliado y socio comercial más cercano dice que puede destruirnos con un trazo de su bolígrafo, y repite su voluntad de hacerlo, eso significa más que una simple expresión de superioridad percibida o de hipérbole. Es una amenaza real”, escribía el pasado 14 de febrero, en National Post, el vicealmirante retirado Mark Norman, que fue vicejefe del Estado Mayor de la Defensa de Canadá. “Estamos bajo ataque y hemos de actuar al respecto”.

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su discurso. (EP/Zuma Press/Michael Brochstein)

Entre otras medidas, Norman recomienda acogerse al Artículo 4 de la OTAN, que permite a los miembros de la alianza pedir consultas en el caso de que se sientan amenazados en su “integridad territorial, independencia política o seguridad”. No todos los expertos en la seguridad de Canadá opinan como Norman, pero todos tienen en mente el cambio de actitud, y las amenazas explícitas, de Washington.

“Desde que el presidente Trump dijo que no usará la fuerza militar para anexionarse Canadá, los analistas de aquí se están tomando sus comentarios sobre el estado número 51 de forma seria, pero no literal en absoluto”, explica por correo electrónico Adam Chapnick, profesor de estudios de la defensa del Royal Military College of Canada, en Toronto. “Con ‘de forma seria’, me refiero a que está claro que, al menos por el momento, Canadá no puede dar por hecho que EEUU será el aliado y socio de seguridad fiable y leal que ha sido desde principios del siglo XX”.

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Chapnick recuerda que Estados Unidos y Canadá continúan cooperando en el seno de la OTAN, del NORAD, acrónimo en inglés de Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial, y de los Cinco Ojos: la alianza anglosajona de inteligencia de la que también forman parte Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. Además de una panoplia de relaciones políticas, diplomáticas, económicas e informales.

Mientras tanto, las señales de hostilidad continúan. Fuentes oficiales citadas por Financial Times apuntan a que Peter Navarro, consejero de Trump para comercio y manufacturas, pidió quitar a Canadá de la alianza de los Cinco Ojos. Navarro desminitió la noticia, pero el autor de la misma dijo que no: que su información era correcta y que así había sido. Otro artículo, este en The Telegraph, sostiene que Navarro quiere también “revisar” el trazo de la frontera actual entre ambos países.

La palabra “anexión” tiene connotaciones militares. La anexión que más nos suena es la de Crimea, en 2014, y la de cuatro provincias ucranianas, parcialmente, en 2022. Si miramos un poco más atrás, la Alemania de Adolf Hitler se anexionó Austria en marzo de 1938 y la región checoslovaca de los Sudetes unos meses más tarde. Pero las anexiones no tienen por qué darse de manera rápida y tajante, sino como un proceso: un debilitamiento progresivo de la víctima hasta lograr su sometimiento.

Foto: Donald Trump Jr. junto con Jorgen Boassen en su visita a Nuuk, Groenlandia. (Reuters/Emil Stach Ritzau Scanpix)

Raquel Garbers, investigadora visitante del Centre for International Governance Innovation (CIGI) de la Universidad de Waterloo, está especializada en las amenazas de seguridad a Canadá. Desde hace un par de meses, ha sido obligada a centrarse un poco menos en China y en Rusia. Y un poco más en Estados Unidos.

En una entrevista al conglomerado canadiense CBC News, Garbers especulaba que los aranceles del 25% a Canadá podrían ser una medida dolorosa pero puntual, en línea con las idénticas medidas aplicadas a México y potencialmente a otros países, o solo el principio: el primer disparo de una guerra económica. Luego podrían llegar un aumento de estos aranceles, sanciones y hasta un embargo comercial.

“Rica en recursos naturales, geográficamente conectada con Estados Unidos y profundamente integrada en sus sectores críticos, Canadá está en primera línea de la competición de EEUU con China”, escribe Garbers en un artículo. “Esto no es algo que vaya a cambiar”. Según ella, en este mundo nuevo y multipolar donde Estados Unidos se está desenganchando de conflictos lejanos y centrándose más en su vecindad, las herramientas de presión son variados. Entre muchas otras, la “instrumentalización de la interdependencia económica”.

"Canadá no es un país real"

El premier Justin Trudeau ya había reconocido en privado que, a su modo de ver, las amenazas de anexión por parte de Trump iban en serio. Según el canadiense, el presidente de EEUU quiere acceder a los recursos estratégicos de Canadá y de más al norte, de Groenlandia, un territorio danés que Trump quiere anexionarse “de una manera o de otra”. Lo volvió a repetir en su esperado discurso del martes por la noche ante las dos cámaras del Congreso.

El considerado valido de Trump, Elon Musk, enfrascado en brutalizar las estructuras del Gobierno de Estados Unidos con recortes, despidos, intimidaciones al cuerpo de funcionarios y una nube de mentiras para presentar el proceso como una búsqueda de la eficacia y del ahorro, también ha participado en la cuestión canadiense. “Canadá no es un país real”, tuiteó Musk, respondiendo a la petición firmada por más de 300.000 canadienses de que se le revocase la nacionalidad en este país. La frase de Musk sonaba mucho a la retórica putinista sobre Ucrania.

Uno de los motivos por el que las amenazas de anexión se toman en serio, además de por las intimidaciones, los aranceles y los comentarios de miembros del gabinete de Trump, como el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, diciendo falsamente que a los canadienses les encantaría convertirse en estadounidenses, es que no se sabe por qué ha iniciado Trump una escalada dañina para ambos países.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters)

El presidente de EEUU ha mencionado el cruce de inmigrantes indocumentados desde la frontera norte, pero quienes vienen a través de Canadá solo representan un 1,5% de los detenidos por entrar ilegalmente en EEUU. También habla de fentanilo. Pero apenas se requisaron 20 kilos del mismo en 2024. Estas razones tienen más sentido para entender las tarifas similares impuestas a México, pero, ¿Canadá?

The New York Times ha estado buscando los posibles motivos, y baraja los siguientes: que Trump todavía está resentido porque sus proyectos inmobiliarios en Canadá no llegaron a fructificar; o que, en 2019, durante la cumbre del G7, una fotografía daba la impresión de que Justin Trudeau estaba a punto de besar a Melania Trump. “No acabo de entenderlo”, dice al diario Stephen Moore, que fue asesor económico de Trump en el primer mandato. “Si es algún tipo de ventaja estratégica, no lo sé”.

Una posibilidad es que Trump, enfrascado en una especie de vuelta al siglo XIX, donde la fuerza es fuente de derecho, las potencias se reparten el globo sin consultar con los países pequeños y la expansión territorial vuelve a estar a la orden del día, quiera dejar un vistoso legado: unos EEUU mucho más grandes, que lleguen desde el Río Grande hasta el Polo Norte.

Foto: Elon Musk escucha las palabras del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington. (Reuters/Kevin Lamarque)

Sea cual sea el nivel de tremendismo con el que los canadienses afrontan esta posibilidad, de izquierda a derecha ha emergido un consenso: Canadá tiene que diversificar sus relaciones comerciales, potenciar sus posibilidades económicas, estrechar lazos con el resto de aliados e invertir más en defensa.

“El cambio más notable en la postura canadiense, en este punto, es el reconocimiento de que probablemente tendremos que una responsabilidad más independiente en nuestra defensa”, dice el profesor Adam Chapnick, “lo cual implica mejorar el reclutamiento y la retención en las Fuerzas Armadas canadienses (...), así como un esfuerzo para reforzar los partenariados con las democracias de fuera de Norteamérica. Esto costará dinero, y el porcentaje del PIB que dedicamos a defensa, por tanto, tendrá que incrementarse. Y rápido”.

El ambiente del país, de las calles, también está evolucionando. Lo dicen los abucheos al equipo estadounidense, especialmente cuando suena su himno, en los partidos de hockey sobre hielo. Y lo dice también el aumento disparado de las ventas de banderas canadienses: tan drástico que las fabricantes no dan abasto.

Foto: Contenedores en el puerto de Houston, Texas. (Getty/Brandon Bell)

La perspectiva más original quizás sea la de Stephen Marche, autor del libro The Next Civil War. “Anexionarse un país es el trabajo de un Estado, y ellos [Estados Unidos] están en proceso de destruir el Estado”, dijo al canal CTV en referencia al desmantelamiento de las agencias federales de EEUU. “Lo que estamos viendo es una señal del colapso americano. Ese es el verdadero riesgo para Canadá y eso es para lo que realmente tenemos que prepararnos: el colapso, no la conquista”.

"No lo voy a suavizar. Esto va a ser duro", dijo el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, como respuesta a la imposición de aranceles del 25% por parte de EEUU a la mayoría de productos canadienses. “Tenemos que asegurarnos de que nadie pasará hambre y de que cada cual hace su parte”. “Lo que [Donald Trump] quiere es ver un colapso total de la economía canadiense, porque eso facilitaría anexionarnos”.

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