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Los líderes europeos se enfrentan al 'topo' de Trump para mantener su línea en Ucrania
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Una solución alternativa a la defensa

Los líderes europeos se enfrentan al 'topo' de Trump para mantener su línea en Ucrania

Los Veintisiete discutirán la agenda de seguridad y defensa europea y también la cuestión de Ucrania, con la resistencia esperada del primer ministro húngaro

Foto: Foto de archivo de la cumbre 'Securing our Future' en Londres. (Reuters/Javad Parsa)
Foto de archivo de la cumbre 'Securing our Future' en Londres. (Reuters/Javad Parsa)

Mientras en las capitales europeas se extiende la duda sobre hasta qué punto hay retorno en el giro de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump que está provocando un daño sin precedentes a la alianza atlántica, los líderes europeos se reúnen este jueves en Bruselas sabiendo que entre ellos hay un “topo”. Un jefe de Gobierno cuyos puntos de vista, intereses y lealtades están puestas en la nueva Casa Blanca más que en el Consejo Europeo, el edificio en el que se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.

Los líderes celebran este jueves una cumbre con la que intentarán avanzar en el debate sobre la agenda de seguridad y defensa europea al mismo tiempo que tratan de mantener la línea respecto a Ucrania, subrayando la estrategia de la “paz a través de la fuerza” y comprometiéndose a mantener el apoyo a Ucrania. Lo hacen sabiendo que Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, amenaza con bloquear las conclusiones, el documento final en el que los líderes señalan la dirección política que debe tomar la Unión Europea.

El texto refleja la posición que la Unión lleva defendiendo desde hace meses en Ucrania, y que choca con la nueva estrategia de la administración norteamericana de Trump, que tras la bronca pública del pasado viernes en el Despacho Oval con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, ha pasado a cortar la ayuda militar a Ucrania y también el intercambio de inteligencia. Orbán ha sido un aliado de Trump durante los años en los que ha estado fuera de la Casa Blanca, desde 2021 hasta ahora, y se ha sentido reivindicado por el giro aplicado por el nuevo presidente de Estados Unidos, que se ha comprometido a comenzar negociaciones con Moscú.

La línea que ahora asume la Casa Blanca es muy similar a la que Orbán ha estado defendiendo: frenar toda la ayuda militar a Ucrania y tender puentes diplomáticos con Rusia para frenar la guerra, incluso si esta premia a Moscú. Por eso nadie duda de que el primer ministro húngaro va a defender los intereses y la estrategia de Estados Unidos dentro de la sala de reuniones. Giorgia Meloni, primera ministra italiana, también es una aliada estrecha de Trump, pero defiende una postura más matizada e intermedia, y ha pedido la celebración de una reunión con el presidente de Estados Unidos, aunque esa iniciativa todavía no ha tenido más recorrido.

Foto: El presidente ucraniano Volodimir Zelenski se reúne con el candidato republicano a la presidencia Donald Trump en Nueva York. (EFE/UKRAINE PRESIDENTIAL PRESS SERVICE)

António Costa, presidente del Consejo Europeo, busca evitar un choque frontal con Orbán. “El presidente intentará mantener la unidad”, ha explicado una fuente europea, que ha recordado que el primer ministro ha enviado una carta al portugués. “Hay diferencias estratégicas respecto a nuestra estrategia con Ucrania”, escribió el magiar en una misiva el 1 de marzo, pocos días después de que Costa visitara Budapest y mantuviera una reunión con él. “Hay una serie de asuntos en los que debería haber unidad”, señala la misma fuente, que, sin embargo, explica que es “difícil anticipar los escenarios que se pueden dar durante el encuentro”.

Pero a diferencia de en el pasado, cuando los líderes y los diplomáticos de distintos países se rasgaban las vestiduras ante el riesgo de finalizar un encuentro sin conclusiones, distintas fuentes muestran una fotografía muy diferente: Costa y la mayoría de líderes quieren conclusiones sobre Ucrania, que requieren unanimidad, pero si Budapest trata de bloquearlo, eso no va a frenarles y buscarán soluciones alternativas, como sería por ejemplo la adopción de un comunicado a veintiséis, con un lenguaje más contundente.

Orbán quiere jugar sus cartas, y sabe que lo que le obsesiona a los líderes es transmitir la imagen de unidad. Por eso en la carta enviada a Costa hacía hincapié precisamente en ello. “La intención de adoptar conclusiones proyectará una imagen de división de la Unión Europea”, añadía Orbán en su misiva. Sabe, además, que ejercer de alborotador dentro del foro y frustrar un frente unido europeo será algo bien visto por Washington.

Y sí, el resto de miembros del Consejo Europeo prefieren enviar un mensaje de unidad claro respecto a Ucrania, pero en Bruselas cada vez más el término “unidad” empieza a excluir a Hungría. Eso no significa que algunos colegas de Orbán no estén intentando esforzarse por evitar tener que encontrar una solución alternativa a las conclusiones. Emmanuel Macron, presidente francés, invitó al primer ministro húngaro a una reunión este miércoles en París con el objetivo de discutir la cuestión de Ucrania.

El otro asunto de la cumbre, el debate sobre seguridad y defensa, donde los líderes discutirán sobre el plan de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, para aumentar la inversión en defensa, no se verá afectado por la amenaza de un veto húngaro. La alemana ha puesto sobre la mesa un instrumento europeo de préstamos financiado con bonos comunes europeos por valor de 150.000 millones de euros.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. (EFE/Olivier Matthys)

La ya citada fuente europea ha señalado que no se puede “ver el apoyo a Ucrania y el debate de seguridad y defensa por separado”. De hecho, cada vez más el debate va desde la situación actual en el territorio ucraniano a una discusión más amplia sobre la seguridad y defensa de Europa en un contexto geopolítico distinto, sin la garantía de contar con Estados Unidos como un aliado.

Un buen grupo de los líderes europeos se han estado viendo de manera regular en las últimas semanas: primero en París, luego en Kiev, donde conmemoraron el tercer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, y después en Londres. Los presentes en estos encuentros han sido el núcleo duro del club, junto con algunos socios clave externos, como Reino Unido. Pero cada encuentro, explican fuentes comunitarias, añade nuevos elementos y un mayor elemento de incertidumbre. Hay sensación en Bruselas de que se están viviendo semanas claves, y que lo que ocurra en Ucrania tendrá un efecto directo sobre la discusión de la seguridad en el espacio europeo en las próximas décadas.

Mientras en las capitales europeas se extiende la duda sobre hasta qué punto hay retorno en el giro de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump que está provocando un daño sin precedentes a la alianza atlántica, los líderes europeos se reúnen este jueves en Bruselas sabiendo que entre ellos hay un “topo”. Un jefe de Gobierno cuyos puntos de vista, intereses y lealtades están puestas en la nueva Casa Blanca más que en el Consejo Europeo, el edificio en el que se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.

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