El 80% del plan de rearme europeo de Bruselas no es europeo: dependerá del gasto nacional
La presidenta de la Comisión Europea presenta un plan que podría movilizar 800.000 millones, pero de los que solamente un 19% provendría de deuda común europea en forma de préstamos
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Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha presentado este martes su “plan para rearmar Europa”, que explicará este jueves a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea cuando se reúnan en Bruselas para un Consejo Europeo extraordinario. La alemana confía en que se movilizarán unos 800.000 millones de euros en lo que ha considerado como un plan europeo. Sin embargo, estos dependen fundamentalmente de las decisiones de los Estados miembros, de hacer uso o no tanto de la flexibilidad que está ofreciendo a nivel fiscal la Comisión Europea como de los pocos miles de millones de euros de fondos mancomunados.
Estos últimos serán ofrecidos por Ejecutivo comunitario en forma de créditos, por lo que también recaerá finalmente en los hombros de los Estados miembros como deuda, aunque sea en condiciones de financiación favorables para un buen número de Estados miembros.
Desde enero la principal propuesta que Von der Leyen ha hecho para que Europa aumente su inversión en seguridad y defensa ha sido la activación de la cláusula nacional de escape, una opción que incluyen las reglas fiscales de la Unión Europea y que permitirían que el aumento del déficit y de la deuda que se produzca para invertir en gasto militar no se tenga en cuenta a la hora de comprobar que las capitales estén cumpliendo las reglas fiscales.
A pesar de que algunas capitales y ciertos ministros de Finanzas han insistido en la necesidad de un plan conjunto de gran escala, la presidenta de la Comisión Europea siempre ha intentado esquivar las preguntas relacionadas con un gran paquete de defensa con una financiación común al estilo del Fondo de Recuperación que se pactó en 2020 para hacer frente a los efectos de la pandemia.
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De los 800.000 millones de euros que Von der Leyen confía en que se movilizarán en los próximos años en defensa, casi el 82% provienen de esa flexibilidad fiscal que la alemana pretende ofrecer a las capitales. “Por ejemplo, si los Estados miembros aumentaran sus gastos de defensa en un 1,5% del PIB por término medio, se podría crear un espacio fiscal de cerca de 650.000 millones de euros en un periodo de cuatro años”, ha asegurado la presidenta del Ejecutivo comunitario. Un portavoz de la institución tuvo que defender poco después que se trataba de un “ejemplo” para “explicar la importancia de esta propuesta”.
Fuentes comunitarias han explicado más tarde que la lógica de la cláusula nacional de escape consistirá en que los Estados miembros podrán aumentar su gasto en defensa de media un punto y medio de su PIB, que asumen que irán incrementando poco a poco su gasto y no de manera inmediata, de ahí la cifra de los 650.000 millones. Si hicieran uso desde el primer día de todo el margen de flexibilidad, entonces las capitales estarían invirtiendo unos 257.000 millones de euros al año en defensa, pero las fuentes admiten que es “poco probable” y que lo que asumen es que los Gobiernos nacionales irán aumentando el gasto “gradualmente” hasta llegar “al máximo posible”.
La realidad es que Bruselas ha hecho un cálculo que tiene un enorme margen de error. Es cierto que algunos Estados miembros, como Alemania, están discutiendo un aumento masivo de la inversión en defensa, con discusiones entre los conservadores de la CDU y los socialdemócratas del SPD para sacar adelante un fondo especial para gasto militar que según la prensa alemana podría llegar a ser de 400.000 millones de euros.
Pero hay otros países que, aunque están aumentando su inversión en defensa, no tienen previsto hacerlo de manera agresiva. El Gobierno de España, por ejemplo, mantiene el compromiso de aumentar su gasto en defensa únicamente hasta el 2% del PIB en defensa en 2029, el compromiso que había adquirido en el marco de la OTAN. Es decir, un incremento de un 0,68% del PIB, menos de la mitad de lo que Von der Leyen calcula que los Estados miembros aumentarán su inversión militar en los próximos años.
¿Solo un 19% europeo?
Del plan que Von der Leyen ha puesto sobre la mesa, solamente un 19% corresponde a un gasto que no se basa en cálculos y escenarios posibles: el instrumento de 150.000 millones de euros en préstamos. Aquí la Comisión Europea ha dado el paso de emitir deuda conjunta comunitaria, como ya hizo para financiar el Fondo de Recuperación. Pero la clave es que esta vez, a diferencia de entonces, Bruselas apuesta por los créditos y no por ofrecer subsidios.
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Eso ayuda a resolver una preocupación que Von der Leyen ha expresado en repetidas ocasiones: cómo devolver el dinero. La Unión Europea ya está sufriendo a la hora de decidir cómo ir pagando los intereses de la deuda del Fondo de Recuperación, y la presidenta de la Comisión Europea se ha mostrado en distintos momentos preocupada ante la posibilidad de que el club comunitario asuma todavía más deuda sin resolver cómo va a devolver la que ya acumula. Con esta fórmula esa cuestión no está sobre la mesa, porque los países que usen este fondo de 150.000 millones tendrán que devolver el dinero. Este fondo se destinará únicamente a proyectos transfronterizos, que se desarrollen entre varios Estados miembros y también en cooperación con Ucrania.
Los críticos apuntan que 150.000 millones son demasiado poco, y que el hecho de que sean únicamente préstamos resta interés para muchos Estados miembros. Los optimistas apuntan a que se trata de una partida más larga. En 2020, antes de que se creara el Fondo de Recuperación de cerca de 800.000 millones de euros para el que se usaron eurobonos y que ha sido clave para la economía española en estos últimos años, la Comisión Europea testó las aguas con el programa SURE para apoyar los esquemas de los ERTE, con un fondo de 100.000 millones de euros en préstamos. Después el debate se movió hacia la idea del Fondo de Recuperación de 800.000 millones con una parte importante en forma de subsidios.
Von der Leyen siempre ha preferido moverse por detrás de los Estados miembros en esta cuestión. En 2020, la alemana mantuvo su oposición a la emisión de deuda conjunta hasta que Emmanuel Macron, presidente francés, y Angela Merkel, entonces canciller alemana, decidieron acordar los primeros elementos de lo que acabaría siendo el Fondo de Recuperación. En una situación de cierto vacío de poder, especialmente a raíz de las elecciones en Alemania, la presidenta de la Comisión Europea ha preferido mantener un perfil bajo y no lanzar ideas demasiado arriesgadas.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha presentado este martes su “plan para rearmar Europa”, que explicará este jueves a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea cuando se reúnan en Bruselas para un Consejo Europeo extraordinario. La alemana confía en que se movilizarán unos 800.000 millones de euros en lo que ha considerado como un plan europeo. Sin embargo, estos dependen fundamentalmente de las decisiones de los Estados miembros, de hacer uso o no tanto de la flexibilidad que está ofreciendo a nivel fiscal la Comisión Europea como de los pocos miles de millones de euros de fondos mancomunados.