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"Defenderemos a los drusos": Israel aprovecha y abre otra guerra a la que Siria no puede responder
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Entendiendo las razones

"Defenderemos a los drusos": Israel aprovecha y abre otra guerra a la que Siria no puede responder

Benjamin Netanyahu ha exigido a Damasco desmilitarizar el sur del país. Después de 14 años de guerra, el nuevo Ejecutivo sirio no puede permitirse decir que no

Foto: Un chico camina en el centro de Sueida, en Siria, el 20 de febrero de 2025. (Reuters/Yamam Al Shaar)
Un chico camina en el centro de Sueida, en Siria, el 20 de febrero de 2025. (Reuters/Yamam Al Shaar)

En los campos negros de basalto al sur de Damasco está la Siria donde Israel no quiere ver tropas que no sean suyas. Benjamín Netanyahu lo llevaba insinuando tres meses: en cuanto los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) tomaron la capital, el Ejército israelí empezó a atacar antiguas bases del régimen de Bashar al Asad y se desplegó al otro lado de los Altos del Golán ocupados, en territorio sirio. Los tanques ocupan ya una zona desmilitarizada que hasta hace poco controlaba la ONU, parte del monte Hermón y ocho pueblos sirios. Según la emisora de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), en esos 400 kilómetros cuadrados se están construyendo ahora nueve puestos militares.

Esta semana, las maniobras de los últimos meses se han convertido en una advertencia al nuevo ejército sirio. "No permitiremos que entren en el territorio al sur de Damasco. Exigimos la desmilitarización completa en las provincias de Quneitra, Deraa y Sueida", dijo el domingo el primer ministro israelí. Si bien el nuevo líder de Siria, Ahmed al Sharaa, ha insistido en que su problema "no es con Israel" —e incluso se ha mostrado dispuesto a negociar la normalización de relaciones—, la presencia de tropas en la frontera dirigidas por el exlíder del Frente Al Nusra debe incomodar en Tel Aviv.

El ministro de Exteriores israelí, Gideon Sa'ar, describió este martes a los hombres de Al Sharaa como un grupo yihadista de Idlib "que tomó Damasco por la fuerza", y en el que sería “ridículo” confiar para una transición democrática. En ese mismo discurso, reconoció su mayor miedo: "Que el sur de Siria se convierta en el sur del Líbano".

Pero en las provincias que Israel quiere desmilitarizar no hay nada que recuerde al sur del Líbano. En vez de Hezbolá, antes considerado el actor no estatal más poderoso del mundo y un brazo armado de Irán en la región, en el sur de Siria vive una población de mayoría drusa donde las nuevas fuerzas armadas de Damasco apenas han penetrado.

Foto: Combatientes rebeldes posan mientras sostienen una bandera de la oposición siria en el interior de la Mezquita de los Omeyas. (Reuters/Amr Abdallah Dalsh)

En las cafeterías de Sueida, muchos ven a Israel con buenos ojos. Ya antes de la caída de Al Asad, la estrategia de sucesivos gobiernos israelíes fue alzarse como defensores de los intereses de los drusos, que en Israel son uno de los únicos grupos no judíos a los que se permite servir en las FDI. En su mensaje del domingo pasado, Netanyahu advirtió: "No toleraremos ninguna amenaza a la comunidad drusa". El primer ministro, junto al responsable de Defensa Israel Katz, han dado instrucciones al Ejército para "defender" el barrio de Jaramana, a las afueras de Damasco, donde históricamente han vivido drusos. "No permitiremos que el régimen islámico extremista de Siria dañe a los drusos. Si el régimen ataca a los rusos, será atacado por nosotros".

"Son los que parece que más nos protegen", cuenta Faisal mientras apura un vaso de yerba mate. Como sus padres, muchos aquí emigraron a Sudamérica a principios del siglo pasado. A su regreso, trajeron a este rincón de Siria termos y bambiyas —bombillas— idénticas a las argentinas. Al lado de Faisal, su amigo Soleimán le rebate: "A estas alturas deberíamos de tener claro que nos quieren utilizar. Somos una excusa para meter mano en Siria. Lo peor es que van a acabar dividiéndonos", cuenta antes de dar el último trago a su bebida. Cuando termina, cumple con el ritual y exclama: "¡Karasi!". Según defiende, lo que los viejos de Sueida dicen cuando se terminan el mate desciende nuestras 'gracias'.

Foto: Miembros de las fuerzas democráticas sirias (SDF) dirigidas por los kurdos hacen un gesto en Deir al-Zor. (Reuters/Orhan Qereman)
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"Las acciones de Israel responden a un cambio de estrategia después del 7 de octubre [de 2023]. Ahora, la prioridad es minimizar cualquier amenaza, sea cual sea", cuenta a El Confidencial Ahmad Sharawi, analista de investigación en la Foundation for Defense of Democracies, un think tank proisraelí con sede en EEUU. "Ven inestabilidad y adoptan una postura más proactiva", expone.

Este sábado, una investigación de Reuters reveló que Israel está presionando a EEUU para “mantener a Siria débil y descentralizada”. El ‘libro blanco’ que la diplomacia de Netanyahu ha presentado en Washington advierte que el respaldo de Turquía al nuevo gobierno en Damasco puede suponer un peligro para las fronteras israelíes. Aunque Ankara ha insistido desde que los rebeldes tumbaron a Al Asad en que no busca meterse en problemas con Tel Aviv, el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, dijo el año pasado que el mundo musulmán debería formar una alianza contra “la creciente amenaza de expansionismo” israelí.

Ahora que el gobierno turco ha calificado los últimos movimientos de Israel en Siria de “expansionistas”, el principal miedo es que la región fronteriza “termine siendo una base para Hamás y otros militantes”, dice Aron Lund, miembro del centro de investigación Century International. A principios de febrero, Sa’ar insinuó que Ankara también podría estar apoyando a Teherán para reconstruir a Hezbolá en el Líbano.

Foto: Un grupo de personas junto a una casa destruida en Gaza. (Reuters/ Dawoud Abu Alkas)

Para Mairav Zonszein, investigadora sénior sobre Israel en el International Crisis Group, Netanyahu también busca "dictar los términos de lo que podría ser la nueva Siria más allá de la cuestión de la seguridad". Además de aliarse con fuerzas locales u ocupar tierras con las que después podría negociar nuevos acuerdos, Israel quiere asegurarse de que el país árabe seguirá siendo un tablero en el que distintas potencias se equilibren. Eso explicaría otro detalle revelado por Reuters este fin de semana: para que Siria no se vuelva un feudo turco, Tel Aviv habría pedido a Trump que Rusia mantenga sus bases militares en Tartús y Lataquia.

Un sur dividido

Sea o no lo que busca Israel, en el sur de Siria están surgiendo ahora milicias de protección local para "evitar el contrabando" y, posiblemente, dificultar el despliegue de tropas del ejército de Al Sharaa en la región. En las calles de Sueida, donde la nueva bandera siria tiene que competir con la quinticolor de los drusos, se habla del Consejo Militar anunciado por la semana pasada e integrado por 900 hombres que abandonaron las filas del ejército de Al Asad en 2023.

Las intenciones de la organización son poco claras. Aunque su líder, Tariq al Shufi, ha declarado su intención de integrarse en un futuro en las fuerzas armadas de Damasco, lo hará bajo la condición de que el nuevo Estado sea "descentralizado y laico". Hay indicios de que el Consejo Militar de Sueida se haya formado en coalición con las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), el ejército de mayoría kurda que gobierna el noreste del país con el respaldo de EEUU y que ahora negocia —con muchos impedimentos— la integración con Damasco.

Foto: Rebeldes sirios en Homs.

De hecho, la bandera de la nueva fuerza es una versión de la de las FDS, idéntica si no fuera porque el fondo amarillo de los kurdos ahora es azul, y porque en vez de Rojava se señalan las tierras drusas del sur de Siria. Bajo esta bandera, el líder de una de las facciones del Consejo Militar de Sueida compartió hace unos días en Facebook una publicación en la que animaba a los jóvenes drusos de su región a unirse a sus filas, afirmando que, cuando el ejército israelí entre en Siria, podrían ser reclutados por las FDI.

Si algunos han aprovechado la presencia israelí en el sur de Siria para organizar nuevas milicias drusas, otros tantos en la zona han mostrado un claro rechazo a que su futuro se desprenda del resto de los sirios. Después de las declaraciones de Netanyahu el domingo pasado, se convocaron protestas en Daraa, Sueida, Quneitra y Damasco.

placeholder Comunidad drusa en Sueida, Siria, el 25 de febrero de 2025. (Reuters/Yamam al Shaar)
Comunidad drusa en Sueida, Siria, el 25 de febrero de 2025. (Reuters/Yamam al Shaar)

"Esta no es la revolución por la que luché", decía Eren, un joven de Jaramana, un distrito de mayoría drusa al sur de Damasco. "[Israel] dice que lo que hace es para protegernos del nuevo Gobierno, pero lo que quieren es convertirnos en un protectorado", expresaba. Las pancartas dejaban claro el mensaje de las decenas de manifestaciones que hubo en cada ciudad. "No necesitamos vuestra protección, Siria es mi escudo", rezaba un cartel. "Sueida no será vuestro puñal envenenado en la espalda de Siria", sostenía otro.

Apartada de la multitud, Ola, una mujer de mediana edad, confesaba: "Me avergüenza decirlo, pero, por mucho que esté en contra de que entren los israelíes, muchos drusos sentimos seguridad. Hay tanta incertidumbre ahora mismo en este país, que cuando veo que Netanyahu advierte al nuevo Gobierno de no hacernos daño, me siento tranquila", contaba Ola, una drusa de la región de Sueida que vive en Damasco.

Las milicias drusas que ya existían en el sur de Siria han condenado también la creación del Consejo Militar de Sueida. Las dos más importantes, las Fuerzas Sheij al Karama —Hombres de Dignidad— y la Brigada del Monte, han tildado la organización de Al Shufi de "proyecto sin raíces". La autoridad religiosa tampoco aprueba la formación de esta milicia. El jeque Hikmat al Hijri, dirigente clave de la comunidad drusa siria, ha calificado a sus miembros de "separatistas" que no representan a la comunidad drusa.

Al Sharaa, entre la espada y la pared

La frustración de los manifestantes esta semana también se ha dirigido contra Damasco. "Pedimos al Gobierno un rechazo claro a las injerencias extranjeras", reclamaba Mohamed, un anciano de Daraa.

Pero la administración de Al Sharaa —cuyo nombre de guerra era Al Jolani, en referencia a los Altos del Golán de los que su familia huyó con la ocupación israelí de 1967— no puede hacer mucho. Más allá de pedir que se restablezca la zona desmilitarizada del acuerdo de 1974, el presidente sirio ha reconocido que, por lo mermadas que están las capacidades militares del ejército, es preferible evitar cualquier confrontación directa con Israel. Además, las nuevas fuerzas armadas están demasiado ocupadas persiguiendo a lo que denominan "remanentes" del régimen anterior, especialmente en la costa mediterránea.

El Gobierno ha sido tímido en condenar el avance de tropas y los ataques aéreos israelíes, que este miércoles llegaron a 13 kilómetros de Damasco. El mensaje más contundente llegó este martes, en la Conferencia de Diálogo Nacional, una asamblea que reunió a figuras de distintas facciones y minorías de Siria —incluidos los drusos— y que culminó con una resolución conjunta en la que se denunciaban las incursiones israelíes como una "flagrante violación de la soberanía del país" y se exigía la retirada inmediata e incondicional de Israel.

Foto: Un miembro de las FDS lideradas por los kurdos. (Reuters/Orhan Qereman)

Para Mairav Zonszein, las operaciones israelíes en Siria pueden ser contraproducentes: "Si presionan demasiado, pueden encender algo que antes no estaba ahí. Al Sharaa estaba haciendo lo posible por no tener que enfrentarse a Israel, y Turquía ya ha calificado las maniobras israelíes de 'expansionistas'. Hay una línea muy fina entre perseguir tus objetivos y sembrar el caos", explica la investigadora del International Crisis Group.

Ahmad Sharawi, del FDD, advierte también de que, si se desmilitariza el sur de Siria, Israel podría pasar a enfrentarse a milicias que nadie esperaba en su frontera. "No deberíamos esperar ninguna respuesta militar de Al Sharaa, pero si nadie controla las provincias que Netanyahu ha ordenado desalojar, Irán puede apoderarse del caos y financiar a grupos satélite en la región", explica.

Y así parece estar siendo. Este jueves ha anunciado que tomará las armas en las provincias del sur el Frente de Resistencia Islámica en Siria, una milicia que, por el puño y el kalashnikov de su escudo, obedece a las líneas estéticas del Eje de la Resistencia liderado por Teherán, e integrado por Hezbolá en el Líbano, los hutíes en Yemen y las Falanges de Hezbolá en Irak.

En los campos negros de basalto al sur de Damasco está la Siria donde Israel no quiere ver tropas que no sean suyas. Benjamín Netanyahu lo llevaba insinuando tres meses: en cuanto los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) tomaron la capital, el Ejército israelí empezó a atacar antiguas bases del régimen de Bashar al Asad y se desplegó al otro lado de los Altos del Golán ocupados, en territorio sirio. Los tanques ocupan ya una zona desmilitarizada que hasta hace poco controlaba la ONU, parte del monte Hermón y ocho pueblos sirios. Según la emisora de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), en esos 400 kilómetros cuadrados se están construyendo ahora nueve puestos militares.

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