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Las trampas al solitario de la UE: "Saben que sus mercancías serán reexportadas a Rusia"
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Las trampas al solitario de la UE: "Saben que sus mercancías serán reexportadas a Rusia"

Las exportaciones europeas a Rusia caen, mientras las de sus socios crecen. Un empresario de uno de los países intermediarios cuenta cómo Moscú consigue sortear las sanciones de Bruselas

Foto: Obras de un tramo de ferrocarril que ayuda a conectar a Rusia con Irán y Turquía, en Bakú, Azerbaiyán, en 2023. (ContactoPhoto/Sergey Ponomarev/New York Times)
Obras de un tramo de ferrocarril que ayuda a conectar a Rusia con Irán y Turquía, en Bakú, Azerbaiyán, en 2023. (ContactoPhoto/Sergey Ponomarev/New York Times)

El VX es un agente nervioso letal. Fue utilizado en 2017, para asesinar a Kim Jong-nam, hermano mayor del líder de Corea del Norte, con quien mantenía una relación nada fraternal. Dos desconocidas le abordaron en el aeropuerto de Kuala Lumpur, donde falleció pocos minutos después de que le aplicasen esta arma química.

Para sintetizar este veneno se utiliza dietilamina, un líquido empleado también en la fabricación de pesticidas y repelentes de insectos. Dada su naturaleza, su exportación a Rusia desde la Unión Europea, Reino Unido, EEUU o Japón, entre otros, fue prohibida en el marco de las sanciones tras la invasión de Ucrania. Pero la guerra es un negocio demasiado lucrativo como para desanimar a los contrabandistas.

En el Puerto de Barcelona, el pasado mes de octubre, funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, en una operación conjunta con la Policía Nacional y con el apoyo de la Oficina Europea Antifraude (OLAF), incautaron 13 toneladas de productos químicos listos para el contrabando. La investigación, aún abierta, continuó el pasado 10 de febrero, con registros de tres empresas de Valencia y Barcelona y la detención de cuatro personas, hoy en libertad con cargos. Además de dietilamina, las autoridades constataron envíos de ácido nítrico —precursor de explosivos como la nitroglicerina o el trinitrotolueno, más conocido como TNT— y hexamina —esencial para la producción de propulsores de misiles o detonantes en ojivas militares—, explican fuentes de la investigación.

Los investigadores sitúan en el centro de la trama a una empresa española gestionada por ciudadanos de origen ruso. Para esquivar las sanciones, encubría su destino final —una filial con sede en Moscú— mediante un entramado de sociedades pantalla de Armenia o Kirguistán. Estas nunca recibieron la mercancía, sino que se desviaba por tierra a la Federación Rusa. La llamada operación ‘Probirka’ continúa abierta y bajo secreto, confirman las mismas fuentes.

Esta triangulación es el esquema más frecuente. La exportación a Rusia de miles de productos está prohibida, sí, pero no a sus socios comerciales o países con los que mantiene relaciones amistosas y que se convierten en la puerta trasera por la que continuar los negocios. De hecho, el Kremlin las facilitó al legalizar, en respuesta a las sanciones occidentales, las llamadas importaciones paralelas: aquellas en las que se realizan sin el permiso del dueño de la propiedad intelectual a través de canales de suministro alternativos.

Sobre el papel, las medidas contra el régimen de Vladímir Putin tuvieron un impacto inmediato. Cientos de compañías europeas abandonaron el mercado ruso, suspendieron su actividad, cedieron su negocio a empresarios locales o fueron expropiadas por el Kremlin.

Por su parte, las exportaciones desde la UE a Rusia se desplomaron a partir de marzo de 2022. Un mes después, Moscú declaró secretas todas las estadísticas de comercio exterior para evitar “evaluaciones inadecuadas, operaciones especulativas e interpretaciones erróneas", por lo que no es posible contrastar la versión de Rosstat, la agencia estadística rusa. Pero los datos disponibles de fuentes como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o Nacionales Unidas (ONU) coinciden en que los países de su entorno han visto cómo su comercio internacional se ha disparado.

La Unión Económica Euroasiática, promovida por el Kremlin después de la anexión de Crimea y Sebastopol, permite la libre circulación de mercancías entre los cinco miembros del club: Rusia, Kazajstán, Bielorrusia, Armenia y Kirguistán. Salvo los bielorrusos, aliados de Putin en su ofensiva, los otros miembros de este club no están sancionados. Cuando estalló el conflicto, en estos países se multiplicaron las exportaciones alemanas e italianas, principales proveedores de la Federación Rusa antes de la guerra. Por ejemplo, Berlín vio cómo sus operaciones con la república kirguisa incrementaron su facturación un 1.361%, pasando de los 48,8 millones de euros en 2021 hasta alcanzar los 713,4 millones en 2023, recoge la Oficina Federal de Estadística de Alemania.

Solo hasta finales de ese año, con menos de dos años de funcionamiento del mecanismo de importación paralela en Rusia, se importaron mercancías por valor de más de 70.000 millones de dólares, según Andrei Belousov, entonces viceprimer ministro ruso que hoy dirige el Ministerio de Defensa. Por su parte, las exportaciones a Rusia desde Kirguistán —señalado como uno de los países puente— pasaron de los 393,3 millones de dólares a superar los 1.069 millones con el conflicto.

Que el objetivo sea burlar las sanciones impuestas por los aliados de Kiev no sorprende a los analistas. Un estudio de la Oficina Central de Estadística de Países Bajos y la Universidad de Groningen alerta del riesgo elevado de elusión cuando el destinatario está en Turquía, Serbia, Mongolia, Kazajstán, Kirguistán o Armenia. Tampoco pilla por sorpresa a los aliados de Kiev.

La UE y sus socios han impuesto una serie de medidas para frenar las reexportaciones, como exigir a las partes que certifiquen que las mercancías no recalarán en Rusia o Bielorrusia. Una burocracia con algo de ingenuidad. “Los proveedores europeos saben perfectamente que las mercancías enviadas a Armenia serán reexportadas a Rusia. A veces, los importadores se ven obligados a firmar que no exportarán los bienes a Rusia, pero todos saben que lo harán”, afirma desde Ereván, la capital de Armenia, el gerente de una firma contable que lleva desde 2022 involucrada en estos negocios. Desde el anonimato, describe cómo funcionan estos nodos comerciales en el patio trasero de Moscú.

Cómo Rusia sortea las sanciones: el caso de Armenia

Los empresarios rusos, que tradicionalmente importaban bienes de Europa y Estados Unidos, y ya tenían asociaciones establecidas, decidieron abrir empresas en Armenia, ya sea a su nombre o al de socios armenios. No solo una, sino dos o más sociedades. Aquí, son varias compañías del país las que intercambian la mercancía, por lo que algunos artículos se terminan registrando como armenios, explica nuestro interlocutor. De esta manera, evitan problemas aduaneros en la frontera cuando los exportan a Rusia por medio de una tercera compañía. "Es interesante que no solo productos occidentales, sino incluso bienes de origen ucraniano han sido exportados de Armenia a Rusia", agrega nuestra fuente.

Registrar una nueva empresa en esta república del sur del Cáucaso es un proceso relativamente rápido y sencillo. Los propietarios, rusos, designan directores del país, armenios. Son rigurosos con los pagos de impuestos y salarios, señala el gerente. "El Estado y los servicios aduaneros no interfieren en este proceso porque no hay nada ilegal en ello. Sin embargo, trabajar con los bancos es bastante difícil. Dado que casi todas las entidades están capitalizadas por inversores europeos u otros extranjeros, son muy cautelosos. La mayoría de los bancos verifican varias veces para asegurarse de que sus clientes no estén eludiendo sanciones o transfiriendo pagos por bienes prohibidos. Son extremadamente precavidos porque están vinculados a sus empresas matrices y podrían caer rápidamente bajo sanciones", relata.

"Productos de origen ucraniano, no solo occidentales, han sido reexportados a Rusia"

Pese a todo, muchas de estas sociedades no tienen operaciones comerciales activas. El motivo es que los empresarios rusos también reexportan a través de Kazajstán y otros países que, a diferencia de Armenia, cuentan con frontera terrestre con la Federación Rusa. Las compañías armenias son el “plan B” que entra en juego cuando, por ejemplo, Astaná prohíbe ciertas transacciones y hay que transferir rápidamente estas operaciones a otro territorio.

El negocio de las reexportaciones no es exclusivo de compañías de nueva creación, sino también de las que cuentan con una larga trayectoria. Estas no violan ninguna ley, según los administradores de las empresas contactadas: se trata de mercancías que circulan libremente y, en el caso de productos de doble uso, aquellos de uso civil y militar, no existen restricciones.

El beneficio para los países intermediarios puede ser flor de un día. Las estadísticas oficiales muestran un crecimiento sin precedentes en las exportaciones, pero la realidad es distinta, destaca el economista y analista Aghasi Tavadyan. De los 13.100 millones de dólares en exportaciones totales de Armenia en 2024, alrededor de 9.300 millones (71%) son reexportaciones. Si se excluyen estos productos, las exportaciones reales ascienden a unos 3.700 millones de dólares, comparables a los 3.000 millones de 2021.

Qué enviamos y qué recibimos

En tres años de ofensiva, son decenas de sectores los que han mostrado indicios de contrabando. Muchos coinciden con las principales importaciones rusas antes de la invasión a gran escala de Ucrania: maquinaria, electrónica, vehículos, productos farmacéuticos y químicos, entre otros.

En 2023, agentes de la Policía Nacional detuvieron a dos mujeres, de nacionalidad rusa y ucraniana, en las localidades de Irún y Hondarribia por un delito de contrabando de material aeronáutico militar. Y la última operación ‘Probirka’ —probeta en ruso—, además de certificar envíos de dietilamina, ácido nítrico o hexamina, incautó toneladas de NMP, un disolvente utilizado en las industrias petroquímica, farmacéutica y electrónica. En particular, para el desarrollo de baterías ion litio.

Foto: Bence Horvath en la delegación de la Agencia Húngara para la Promoción de la Exportación en Moscú.
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Cuando no son componentes, son directamente rifles y escopetas llegados desde la Unión Europea o Estados Unidos. Varias investigaciones publicadas por The Insider apuntan a la italiana Beretta, y su filial Russian Eagle, y a la checa CZ entre otras armeras cuyos artículos continúan llegando pese a las sanciones. Y el lujo occidental, también objetivo de embargo, sigue llegando a las boutiques de Moscú.

Entre los países de la Unión, destaca Alemania. El estado germano fue la segunda potencia exportadora a Rusia en el año 2021, detrás de China. Con el desplome de las operaciones en 2022, su producción ha encontrado otros territorios interesados. Los sectores predominantes son la manufactura de dispositivos mecánicos, productos farmacéuticos, ópticos y, en buena medida, los vehículos a motor.

La República Checa es otro país que, pese a la distancia con la capacidad productiva alemana, muestra también un incremento notable de sus exportaciones a estos proxies. Según un análisis del Banco Nacional Checo de junio de 2024, citado por la emisora ČT24, a pesar de las sanciones, productos estratégicos desde el punto de vista militar y económico siguen llegando a Rusia. Praga está detrás de varias empresas involucradas. Una de ellas, según el citado medio sería Ferrit, que envió equipos de minería a territorio ruso a través de Turquía y Kazajstán.

En sentido contrario, también se han detectado entradas de mercancías prohibidas. Armenia no está entre los productores mundiales de diamantes, que sí lidera Rusia, el país con mayores reservas de este mineral. Y sin embargo, su facturación alcanzó los 589 millones de dólares en 2023, un incremento del 457% en dos años, según la base de datos Comtrade de Naciones Unidas. De nuevo, la unión aduanera con Rusia es esencial.

El petróleo, otro elemento clave para la economía rusa —en 2021 suponía el 42,1% de todas sus exportaciones—, dejó de fluir de forma masiva hacia Europa. Aún así, se han detectado movimientos ilegales de entrada de hidrocarburos. En España, entre otras actuaciones, el servicio de aduanas detectó en 2023 más de 65.000 toneladas de fuel que fueron descargadas en el puerto de A Coruña. Los contrabandistas falsificaron los certificados de origen para disfrazarlo como turco. La aportación de documentación falsa sobre la procedencia de los productos o la incorrecta clasificación arancelaria de las mercancías son las tácticas más habituales, reconoce la Agencia Tributaria.

Se sirvieron, además, de la “flota fantasma” rusa. Estos buques, a menudo con bandera de un tercer país, han sido el último objetivo del decimosexto paquete de sanciones aprobado por la UE con motivo del tercer aniversario de la incursión rusa. A 24 millas del litoral búlgaro en el Mar Negro, los petroleros rusos 'Nikolay Veliki' y 'Nikolay Gamayunov' han transfiriendo fuel a otros buques, que después introducían a través de los puertos de Varna y Burgas, según una investigación de Dnevnik. Una maniobra repetida frente a las costas europeas.

En España, todas las declaraciones en aduana, no solo de importación y exportación, también de tránsito, están sometidas a un sistema de filtros que señala cuáles deben ser inspeccionadas. La Dirección General de Fiscalidad y Unión Aduanera de la Comisión Europea gestiona una base de datos en la que centraliza, codifica e interpreta las numerosas sanciones que afectan a cientos de productos. Un “equipo formado y especializado, con independencia del lugar donde se encuentren las mercancías dentro del territorio español” es responsable del control de las declaraciones de exportación, explican fuentes de la Agencia Tributaria.

La respuesta de la UE

Desde marzo de 2014, la Unión Europea viene imponiendo de manera progresiva medidas restrictivas a Rusia. También ha adoptado sanciones contra Bielorrusia, Irán y Corea del Norte en respuesta a su apoyo económico o logístico en la agresión militar contra Ucrania.

Los objetivos son tres: “Primero, negar a Rusia el acceso a la tecnología occidental necesaria para hacer sus armas más inteligentes y, por lo tanto, más letales; segundo, reducir los ingresos disponibles para el gobierno ruso para financiar esta guerra; y tercero, debilitar el complejo militar-industrial ruso a mediano y largo plazo,” resumen fuentes de la Comisión.

“Evadir las sanciones es un delito y abordarlo es una cuestión prioritaria”, alegan desde la Dirección General de Fiscalidad y Unión Aduanera de la Comisión Europea (FISMA, por su acrónimo en inglés). “Vigilamos de cerca a terceros países que se utilizan como plataformas para la evasión de sanciones y, en particular, a los operadores que participan en planes de evasión”, y añaden que, para evitarlo, “los contactos diplomáticos y constantes con estos países son una necesidad que forma parte del núcleo del mandato del Enviado de Sanciones de la UE, David O’Sullivan”.

Bruselas ha intentado acercar a su zona de influencia a países del Cáucaso y Asia Central, en sus intentos por aislar a Putin. Aunque desde FISMA reconocen que “en algunos casos, los esfuerzos diplomáticos pueden no ser suficientes”. Kirguistán está en la diana de los países occidentales. El verano pasado, una delegación del departamento del tesoro de Estados Unidos visitó Bishkek para amenazar a sus entidades bancarias con la expulsión del sistema SWIFT si no ponían fin a las transacciones con operadores rusos. La UE, en paralelo, amenaza a empresas e individuos con incluirles en su lista negra. Pero los esfuerzos no parecen suficientes.

Foto: Un trabajador siderúrgico en un alto horno en Zaporiyia, en el sureste de Ucrania. (EFE/Oleg Petrasyuk)

Los países occidentales llevan tres años con un juego del gato y el ratón en el que, según los intermediarios consultados para este reportaje, los proveedores europeos hacen la vista gorda. Para más inri, Donald Trump ha roto con años de diplomacia estadounidense y ya no es el socio preferente del presidente ucraniano Volodímir Zelensky, a quien le reclamó la mitad de sus reservas de tierras raras para continuar su apoyo militar.

La Casa Blanca, alineada ahora con el discurso de Putin, propone a Rusia “asociaciones económicas potencialmente históricas" e "increíbles oportunidades", si Moscú pusiera fin a su guerra, recoge The New York Times.

En última instancia, no parece que la administración Trump apoye a Montesquieu cuando escribió que “el efecto natural del comercio es inclinar a la paz”. El comercio no frenó al Kremlin en 2014 ni en 2022, ni la amenaza de más aranceles sugiere que Rusia negociará el fin del conflicto. Aunque ahora Moscú se muestra receptiva. Primero, porque consolidaría su anexión de parte del territorio invadido. Por último, daría un respiro a su economía que, si bien las sanciones y embargos no frenaron en seco, sí que, al menos, han gripado.

Este artículo fue producido como parte de las Redes Temáticas de PULSE, una iniciativa europea que apoya colaboraciones periodísticas transnacionales.

El VX es un agente nervioso letal. Fue utilizado en 2017, para asesinar a Kim Jong-nam, hermano mayor del líder de Corea del Norte, con quien mantenía una relación nada fraternal. Dos desconocidas le abordaron en el aeropuerto de Kuala Lumpur, donde falleció pocos minutos después de que le aplicasen esta arma química.

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