¿Cónclave a la vista? La delicada salud del papa Francisco resucita el debate sobre su renuncia
Desde hace tiempo circulan rumores sobre una eventual dimisión del Papa que allanaría el camino a un nuevo cónclave y, durante los últimos días, las distintas facciones dentro de la Iglesia han intentado inclinar la narrativa a su favor
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F2e6%2Fd11%2Ff2d%2F2e6d11f2d81254dd5e9704ee01e33ef5.jpg)
Tras días de incertidumbre, la primera ministra Giorgia Meloni, en su visita al Papa Francisco en el hospital Gemelli de Roma, acalló los rumores más alarmistas sobre la salud del sumo pontífice. La líder italiana dijo que encontró a Jorge Bergoglio “alerta y receptivo”. “Bromeamos como siempre. No ha perdido su proverbial sentido del humor”, aseveró. Se confirma así que, aunque complejas, las condiciones físicas del Papa se mantienen estables con una “ligera mejoría”, en particular en los índices inflamatorios evaluados por el equipo médico, según comunicó la oficina de prensa. En la mañana de este viernes, el Vaticano ha afirmado que “la noche transcurrió tranquilamente, el Papa se levantó y desayunó en un sillón”.
Las declaraciones trataron de poner tras un torbellino de especulaciones impulsado por los sectores más antibergoglianos, quienes incluso interpretaron el regreso a Roma del cardenal Pietro Parolin como una señal del deterioro definitivo en la salud del Pontífice. Esto pasaba por alto que la agenda del secretario de Estado vaticano había sido fijada con cinco meses de antelación y, además, que en caso de sede vacante, la gestión del proceso no recaería en él, sino en el Camarlengo y el Decano del Colegio Cardenalicio.
Pero aunque el presente sobresalto parezca rumbo de superarse, el futuro del Papa de 88 años sigue siendo una incógnita. Desde hace tiempo circulan rumores sobre una eventual dimisión que allanaría el camino a un nuevo cónclave y, durante los últimos días, las distintas facciones dentro de la Iglesia han intentado inclinar la narrativa a su favor. Por un lado, están quienes sostienen que la salud de Francisco está irreversiblemente dañada y que debería renunciar, recordando que el propio Pontífice declaró que lo haría si llegara el momento en que no pudiera ejercer plenamente sus funciones. Por otro lado, están quienes minimizan la situación y sostienen que, en todo caso, solo sería necesario reducir la carga de viajes y compromisos.
La idea de una renuncia al cargo máximo de la Santa Sede no es algo ajeno a Francisco. De hecho, en la mañana del jueves, en el programa de radio de RTL 102.5, el cardenal Gianfranco Ravasi fue claro al señalar que Bergoglio podría tomar esa decisión. “Creo que puede hacerlo, porque es una persona que, en este aspecto, es bastante decidida. (...) Siempre ha tenido una actitud de lucha y de reacción, lo que también es legítimo, pues ha afrontado viajes en condiciones extremadamente difíciles y desafiantes, como en el Extremo Oriente. Sin embargo, si llegara un punto en el que su capacidad de comunicación directa, como a él le gusta hacer, se viera comprometida, creo que sí, el Papa podría optar por dimitir”, afirmó Ravasi.
La carta de 2013
Desde la reciente hospitalización de Francisco por neumonía bilateral, ha vuelto a surgir la discusión sobre la famosa carta de 2013. Se trata de un documento que el Papa escribió y firmó ese año, al inicio de su pontificado, en previsión de una enfermedad paralizante que afectara su capacidad de decisión y de gobierno. En ese momento, entregó la carta al entonces secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone.
La renuncia al oficio de Romano Pontífice es una posibilidad contemplada en el Código de Derecho Canónico, que establece que debe ser una decisión tomada con plena capacidad física y mental. Por ello, Bergoglio firmó su carta en 2013, siguiendo la línea de Pablo VI, quien en 1965 ya había declarado su intención de dimitir en caso de una enfermedad incapacitante o un impedimento grave.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F1bd%2Ff9c%2Fd88%2F1bdf9cd8835eb78789929993a8e352e6.jpg)
Este documento también fue comentado por Francisco en un libro editado por monseñor Leonardo Sapienza. “Un Papa impedido por una grave enfermedad”, escribió, “no podría ejercer el ministerio apostólico con suficiente eficacia”. Es importante subrayar que estas cartas son de carácter preventivo, diseñadas para situaciones en las que el Pontífice se vea incapacitado sin la posibilidad de dimitir conscientemente. No tienen nada que ver con la renuncia de Benedicto XVI, el Papa emérito fallecido en 2022, quien se retiró del cargo hace una década por voluntad propia.
“Tengo que decir”, añadió Ravasi en la entrevista, “que pude conocer de primera mano la decisión de Benedicto XVI, porque me la había confiado. En su caso, él afirmó claramente que su mente seguía lúcida y podía gobernar en teoría, pero su cuerpo ya no le permitía afrontar viajes, audiencias y los compromisos diarios de un Pontífice. Hay que recordar que la agenda de un Papa es extremadamente intensa: más allá de los viajes, cada día está marcado por una agenda exigente y compromisos muy delicados”, explicó el cardenal.
El antagonismo a Bergoglio
Benedicto XVI abrió la posibilidad de una renuncia papal, y Francisco nunca la ha descartado. Sin embargo, el ministerio del Papa es, por tradición, vitalicio. “Existe una fuerte oposición a este pontificado”, señaló Ravasi. “En Estados Unidos, por ejemplo, estas reacciones son muy visibles, especialmente en el ámbito digital. Pero la tensión dentro de la Iglesia es un fenómeno presente desde sus orígenes”.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F7a8%2F261%2Faa2%2F7a8261aa2529274f2f7e4391cf4c3601.jpg)
El antagonismo hacia Francisco no es nuevo. Desde el inicio de su pontificado, ciertos sectores han especulado sobre su sucesión. Al principio, la oposición más fuerte vino de una parte del episcopado norteamericano, alineado con sectores republicanos que desconfiaban del primer Papa sudamericano. Su postura sobre el medio ambiente, la migración, el desarme y su apertura hacia China generaron resistencias. Algunos grupos en Roma, menores pero combativos, aprovecharon esta oposición, aunque con el tiempo han perdido fuerza.
Francisco ha logrado construir cierto consenso incluso en sectores tradicionalmente hostiles. Sin embargo, las facciones siguen activas y su reciente enfermedad ha vuelto a alimentar el debate sobre su futuro. Con el antecedente de Benedicto XVI, la posibilidad de una nueva renuncia papal no puede descartarse.
Tras días de incertidumbre, la primera ministra Giorgia Meloni, en su visita al Papa Francisco en el hospital Gemelli de Roma, acalló los rumores más alarmistas sobre la salud del sumo pontífice. La líder italiana dijo que encontró a Jorge Bergoglio “alerta y receptivo”. “Bromeamos como siempre. No ha perdido su proverbial sentido del humor”, aseveró. Se confirma así que, aunque complejas, las condiciones físicas del Papa se mantienen estables con una “ligera mejoría”, en particular en los índices inflamatorios evaluados por el equipo médico, según comunicó la oficina de prensa. En la mañana de este viernes, el Vaticano ha afirmado que “la noche transcurrió tranquilamente, el Papa se levantó y desayunó en un sillón”.