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Tras el encuentro EEUU-Rusia en Riad, Trump pone la presión sobre Zelenski y demanda elecciones
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Tras el encuentro EEUU-Rusia en Riad, Trump pone la presión sobre Zelenski y demanda elecciones

El presidente Donald Trump ha llamado a unas elecciones en Ucrania bajo la previsión de que Zelenski no sería reelegido, una larga aspiración del lado ruso

Foto: El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski (EFE/Necati Savas)
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski (EFE/Necati Savas)
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La primera sesión de las negociaciones sobre un hipotético plan de paz en Ucrania ha durado apenas cuatro horas y media. Las suficientes para que la delegación estadounidense, liderada por el secretario de Estado Marco Rubio, y la rusa, liderada por el veterano ministro de Exteriores Sergey Lavrov, aseguraron haber plantado los cimientos de “un mecanismo de consultas” para “empezar a trabajar en un camino para acabar el conflicto de Ucrania”.

Lenguaje diplomático repetido por Rubio para lo que será un “proceso largo y difícil” de negociaciones entre las partes (sin Ucrania, y sin Europa) que estaría mirando ya incluso a “preparar el terreno para una futura cooperación en asuntos de interés geopolítico mutuo y oportunidades históricas económicas y de inversión” que emergerán del “fin del conflicto”.

Este último comentario parece señalar en realidad el principal objetivo de esta toma de contacto EEUU con Rusia: la vuelta a la normalización de las relaciones entre ambos países, que ya dio el primer paso con la llamada de Donald Trump a Vladímir Putin, mantenido como “paria” hasta el final por la Administración Biden.

Foto: El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, habla con Donald Trump este 12 de febrero (Oficina Presidencial de Ucrania)

Como parte de esa normalización se incluiría un proceso para levantar las sanciones económicas que pesan sobre Rusia, una de las principales demandas de Moscú y, hasta el momento, una de las grandes líneas de presión sobre el Kremlin. Rusia contaba con ello: además de Lavrov y Yuri Ushakov, un veterano diplomático que sirvió de embajador en Estados Unidos desde 1998 a 2008 y que ahora asesora a Putin en cuestiones de política exterior, en la delegación rusa se encontraba Kiril Dimitriev, CEO del Fondo Ruso de Inversión Directa. La inclusión de Dimitriev ha sido vista como una carta rusa para los intereses más obvios de Donald Trump en la búsqueda de recursos naturales (como las tierras raras que le demanda a Ucrania).

Rubio fue más allá en esta línea, abriendo casi por primera vez la mano a la presencia de la Unión Europea en la mesa de negociación bilateral… “en la que tendrá que estar en algún momento, porque ellos tienen sanciones [sobre Rusia] también”.

Foto: Una persona pasa junto a un puesto de souvenirs con una bandera que representa a Ucrania y a Estados Unidos, en el centro de Kiev, Ucrania. (EFE/SERGEY DOLZHENKO)

Centrado más en ese interés estadounidense en reanudar las relaciones, la reunión apenas ha tocado Ucrania. “La realidad práctica es que habrá alguna discusión sobre territorios, y alguna discusión sobre las garantías de seguridad, esos son los elementos fundamentales”, ha declarado el asesor en Seguridad Nacional de Trump, Michael Waltz, que ha acompañado a Rubio como parte del equipo negociador estadounidense. “Pero Trump está decidido a moverse muy rápidamente”.

Y lo que es innegable es que dentro de esa “rapidez”, tanto Trump como Putin ponen toda la presión en un hombre: Volodímir Zelenski.

Un plan electoral

Poco después de que terminara la reunión EEUU-Rusia, la cadena estadounidense Fox News publicó parte del presunto plan estadounidense para las negociaciones, dividido en tres fases: un alto el fuego, elecciones forzadas y, en última instancia, un acuerdo de paz. La cadena atribuía la información a "múltiples fuentes diplomáticas". El ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov, aseguró poco después que desde la parte rusa desconocían dicho plan, pero la cuestión de unas elecciones ucranianas, en las que presumiblemente Zelenski no lograría la reelección, apartándolo del tablero, ha sido un deseo manifiesto tanto por el Kremlin como, ahora, por la Administración Trump.

La noche del martes, Trump respondía así a una pregunta de la cadena Fox.

FOX: Rusia quiere forzar unas elecciones en Ucrania como condición para un acuerdo de paz. ¿Es algo que EEUU apoyaría?

TRUMP: Estamos en una situación en la que no hemos tenido elecciones en Ucrania [estaban previstas para primavera de 2024] ... El líder de Ucrania, odio tener que decirlo, está en apenas un 4% de aprobación (...) [La demanda de elecciones] no es una cosa de Rusia, es una cosa que viene de mí, de muchos países.

Y continuó su presión, señalando directamente a Ucrania como culpable de la guerra: "No deberíais haberla empezado. Podríais haber sellado un trato. Yo podría haber hecho un trato para Ucrania".

No es la primera vez que la Administración Trump manda señales en esa línea, pero sí la más directa y, nuevamente, entregando a Rusia una de sus principales demandas antes incluso de sentarse en la mesa de negociación. Desde antes incluso de que se suspendieran las elecciones previstas en primavera de 2024 por la ley marcial, el Kremlin ha catalogado a Zelenski como un presidente "ilegítimo". Trump lo elabora, además, con datos falsos: el 52% de los ucranianos "confían" en Zelenski, según una última encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev (KIIS), fechada en diciembre de 2024. En la evaluación de su labor como presidente del 0 al 10, un 64,4% le da al menos un aprobado, y el 28% más de un 8, según otro estudio de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania. El 61,1% de los ucranianos respondía que es "impracticable" celebrar elecciones "antes del fin de la ley marcial", según el Barómetro de la Situación General en Ucrania, también de diciembre de 2024.

La mañana del miércoles, Zelenski respondió afirmando que Trump vive "en una burbuja de desinformación" rusa.

Un apoyo agostado

Pese a las cifras, es innegable que los tres años de guerra han pasado factura a Zelenski a los ojos de sus compatriotas. Lejos quedan ya los números que esas mismas encuestas le daban en febrero de 2022, cuando su tasa de aprobación se disparó hasta más del 90% y todo el espectro político dejó aparcadas sus diferencias. El agotamiento militar, pero también graves errores internos y cierta percepción de que ha cimentado el poder alrededor de su figura presidencial, dejan el sentimiento generalizado en el país de que Zelenski no podría hacer frente a una reelección y salir victorioso.

No significa, sin embargo, que los ucranianos vean con buenos ojos la celebración forzada de unos comicios, que entienden tanto como una treta rusa para dividir el país en un momento tan delicado como este, además de una labor, sencillamente, imposible en la práctica.

Foto: Foto de archivo del presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump. (Reuters/Marcos Brindicci)

"Zelenski ha cumplido ya su misión histórica", opina Yevhen Hlibovytsky, académico del Frontier Institute. En 2019, cuando fue elegido con el 73% de los votos, se le percibía como un presidente "soviético". Hablaba ruso, había construido parte de su carrera en Rusia y, frente a su rival entonces el nacionalista Pedro Poroshenko, se le percibía como dispuesto a negociar con Moscú la paz en el Donbás. "El corazón de su apoyo vino de los ucranianos más tendentes hacia Rusia", continúa Hlibovytsky, por lo que, cuando llegó la invasión y Zelenski resistió, no había excusa. Si hubiera sido un presidente prooccidental, la parte de la sociedad más prorrusa pensaría que no había hecho lo suficiente para negociar. Quizá por eso la figura de Zelenski ha sido especialmente perseguida por el Kremlin: su resistencia les dejó sin un arma de división de Ucrania.

"Ahora, la sociedad ve que ha perdido su toque mágico, que es mortal como el resto de nosotros", añade el académico. Entre posibles candidatos que se han manejado en alguna ocasión se ha hablado de Valerii Zaluzhnyi, excomandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, destituido por Zelenski en febrero de 2024 y ahora embajador en Reino Unido. Las críticas internas a Zelenski se han reflejado también en una amplia actividad política en el Parlamento de Ucrania, donde se han denunciado algunas de las medidas del presidente (desde despidos arbitrarios a abusos de poder por miembros de su equipo), según cuenta por su parte la diputada Inna Sovsun, vicepresidenta del partidoliberal proeuropeo Holos, en la oposición.

Y sin embargo, ni siquiera políticos como ella creen que celebrar elecciones ahora mismo sea positivo para Ucrania. "Dividirá a la sociedad más de lo que ya está. Y si los políticos están pensando en ganar elecciones, no están pensando en ganar la guerra", sostiene, en un encuentro con El Confidencial en Kiev.

Rusia pesca en río revuelto

La razón es, por supuesto, Rusia. Las aspiraciones de quitarse de en medio a Zelenski, percibido como un obstáculo en las negociaciones, han existido ya desde 2022. Aunque algunas voces occidentales apuntan a la posibilidad de que Rusia busque colocar en su lugar a un candidato títere, lo cierto es que ni siquiera necesitarían llegar tan lejos. En un escenario en el que parece suicida políticamente mantener una posición prorrusa, sí es fácil que aparezcan partidos que hablen en su lugar de una paz sacrificando soberanía o aspiraciones proeuropeas, que a la larga los alinearían con los intereses del Kremlin.

En cualquier caso, una campaña electoral abriría una ventana de caos fácilmente explotable por Rusia, como ya ha intentado en anteriores ocasiones. El servicio secreto ruso, el FSB, incluye el Departamento de Información Operacional, con un equipo de espías para cada exrepública soviética, normalmente de entre 10 y 20 oficiales. Desde 2021, el equipo para Ucrania aumentó a 200 oficiales, dedicados entonces a medir los sentimientos políticos de los ucranianos, para afinar luego sus campañas de agitación y propaganda. Es imposible conocer cuántos oficiales están dedicados ahora al país, casi tres años desde que se inició la invasión.

La idea de eliminar a Zelenski de la ecuación del proceso de negociaciones viene también cuando más imprescindible es como interlocutor válido entre los muchos actores que tendrán que tomar parte de los hipotéticos resultados de una negociación. De los grandes nombres que comenzaron junto a Zelenski la labor de tejer aliados y conexiones en Europa, Estados Unidos y el mundo, pocos quedan ya. El ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, fue dimitido el pasado septiembre, y el de Defensa, Oleksii Réznikov, en 2023. La realidad es que, si se pretende vender un acuerdo al propio pueblo ucraniano, deberá hacerse vía Zelenski. Quizá una última misión histórica.

"En Estados Unidos creen que Zelenski es su mayor problema y por eso quieren quitárselo de encima", advierte Hlibovytsky. "Pero no lo es. Si se presenta un mal acuerdo, la sociedad no lo aceptará".

Desafío logístico

Luego está, por supuesto, el desafío logístico para unas elecciones libres. Reino Unido celebró comicios en 1945, en plena Segunda Guerra Mundial, pero el país no había sido invadido. Más de 6,8 millones de ucranianos son refugiados en el extranjero, y otros 4,5 millones son desplazados internos, un tercio de la población de Ucrania. A éstos, habría que añadir el casi un millón de soldados, movilizados la mayoría lejos de sus hogares y centros de votación. Alrededor del 20% del territorio, con sus respectivos cientos de miles de ucranianos, están en zonas ocupadas por Rusia. La infraestructura electoral, como las escuelas, ha quedado destruida en las zonas más cercanas al frente.

Sin olvidar las faltas de garantías de seguridad de Rusia: son habituales los bombardeos y ataques contra grandes aglomeraciones (como mercados o centros de reparto de ayuda humanitaria).

En Kiev, Pavlo, quien no se considera partidario de Zelenski, bromea, cínico: "Si EEUU quiere que celebremos ahora mismo unas elecciones libres y legales, que traigan a sus tropas como observadores. Que se encarguen de asegurarse que cada urna es protegida en los colegios donde Rusia bombardea prácticamente todos los días. ¡Si lo hacen, encantados!".

La primera sesión de las negociaciones sobre un hipotético plan de paz en Ucrania ha durado apenas cuatro horas y media. Las suficientes para que la delegación estadounidense, liderada por el secretario de Estado Marco Rubio, y la rusa, liderada por el veterano ministro de Exteriores Sergey Lavrov, aseguraron haber plantado los cimientos de “un mecanismo de consultas” para “empezar a trabajar en un camino para acabar el conflicto de Ucrania”.

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