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El partido más aburrido de Alemania ya no es lo que era: "Nos estamos despertando"
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ni rastro de la era Merkel

El partido más aburrido de Alemania ya no es lo que era: "Nos estamos despertando"

Entre los alemanes, la preocupación sobre la inmigración ha aumentado de manera considerable. Esta situación ha llevado al partido conservador alemán, la CDU, liderado por Friedrich Merz, a dar un giro hacia el conservadurismo

Foto: Pósters de las elecciones en Berlín, el 16 de febrero de 2024. (EFE / Hannibal Hanschke)
Pósters de las elecciones en Berlín, el 16 de febrero de 2024. (EFE / Hannibal Hanschke)

"Base sólida, rumbo claro". Con este lema, Friedrich Merz conseguía tomar las riendas del Partido Democristiano alemán, la CDU, en 2021. Fue el fin del reinado político de Angela Merkel y en el que la formación pasó de ser conocido como un partido de masas a sufrir uno de sus mayores fracasos electorales. Era hora de un cambio, de volver a la "esencia del partido", como decía por aquel entonces el propio Merz, y de inclinar la balanza de nuevo hacia la derecha después de la era Merkel.

Al partido conservador de Helmut Kohl y Konrad Adenauer se le ha reprochado de todo a lo largo de sus años de historia: que es demasiado católico, que es un club de señores mayores y que no le gusta el debate. Friedrich Merz consiguió estar al frente del partido después de dos intentonas y de sus desavenencias políticas con Merkel. Un conflicto que siempre se ha llevado con elegancia, pero que resultó obvio en materias como la inmigración.

Esta es, junto con la economía, una de las principales preocupaciones de los alemanes de cara a las elecciones del 23 de febrero y también el tema que ha devuelto a la CDU la pregunta existencial sobre sus valores. "Cuando Merkel se fue, la CDU se quedó algo coja. Estaba 'dormida' cuando se trataba de tomar decisiones importantes y nos olvidamos de mantener vivo el partido. Eso ahora está cambiando", apunta Thomas Breuer, alto representante de la CDU en el estado de Renania del Norte-Westfalia.

Friedrich Merz ha recalcado en varias ocasiones la necesidad de difundir mensajes que acerquen la formación conservadora a las nuevas generaciones. Lo ha intentado posicionándose como una figura política que le aleje de versos como el que escribió el grupo de rap Beginner, en 2004. "Y en lugar de ser antipático, joven y dinámico como Friedrich Merz, con nosotros todo es chill, cool y relax".

Foto: Carteles electorales a medio arrancar en Berlín. (EFE/Hannibal Hanschke) Opinión

En una entrevista con Tagesspiegel, el candidato conservador prometía que "hubo una vez otro Friedrich Merz". Una persona que, en los años 70, llevaba el pelo por los hombros y recorría su ciudad natal de Renania del Norte-Westfalia en moto. Fumaba, tomaba cerveza y en la escuela se sentaba en la última fila para jugar al juego de cartas Doppelkopf. "No durante los descansos, sino durante la clase, de espaldas al profesor", explicaba en la entrevista.

El problema que afronta la CDU, sin embargo, no es que Merz no sepa cómo conquistar a los jóvenes, sino cómo intentar convencer al pueblo alemán que él es una mejor opción que Alice Weidel, la candidata del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). "La mayor diferencia que hemos vivido como partido en los últimos años, desde que Merkel dejó la cancillería, es que AfD está muy establecido. Nos ha complicado la forma de hacer política, de intentar formar coaliciones", explica Niklas Wassmann, secretario general de la CDU de Turingia, en entrevista con El Confidencial.

Foto: Olaf Scholz y Friedrich Merz, en el debate del domingo 9 de febrero. (EFE/Michael Kappeler)

"El otro cambio tiene que ver, por supuesto, con cómo ha cambiado la forma de pensar de la gente en temas de inmigración. Antes parecía que había un consenso, pero ahora es uno de los principales problemas", continúa. El reto para responder al aumento de refugiados y demandantes de asilo en el país, donde se calcula que la cifra supera los 5 millones de personas, es especialmente duro en el este del país, donde se encuentra el estado de Turingia. "Esta forma de pensar se ha convertido en un movimiento contra los partidos establecidos y contra los partidos democráticos en general. Eso nos ha afectado mucho y ha cambiado el panorama electoral", añade Wassmann.

En septiembre de 2024, AfD acarició el poder después de los comicios estatales, donde obtuvo casi un tercio de los votos, nueve puntos por delante de la conservadora CDU. El resultado le da a la extrema derecha su primera victoria en una elección al parlamento estatal desde la II Guerra Mundial, aunque los conservadores consiguieron llegar al Gobierno con una coalición con otros partidos.

Niklas Wassmann cree que en 2029, cuando se celebren las siguientes elecciones, será el momento clave en el que se sabrá cómo de fuerte es AfD y si puede conquistar definitivamente el poder. Para evitarlo, el político de Turingia apuesta por una revisión de la CDU, desde el punto "estructural y organizativo", para luchar contra el extremismo.

"Los alemanes se preguntan si podrán seguir permitiéndose los costes de una vivienda, de la compra o las oportunidades de sus hijos"

Algunos votantes y analistas alemanes creen que este cambio ya ha empezado a efectuarse y apuntan a las últimas medidas de Merz antes de las elecciones. Especialmente en lo que respecta a la regulación migratoria, el partido conservador se aleja cada vez más de la política de 'puertas abiertas' de Merkel. A principios de febrero, el candidato de la CDU aceptaba los votos de la extrema derecha en el Bundestag para intentar aprobar una medida para frenar la llegada de refugiados al país.

No salió adelante, pero al abrir la puerta a los votos de AfD, Merz ponía en peligro la Brandmauer, el cordón sanitario pactado por todos los partidos para evitar que los ultraderechistas gobiernen en Alemania. Políticos como Olaf Scholz criticaron duramente la decisión de Merz y miles de personas salieron a las calles en ciudades como Berlín y Múnich. Los analistas apuntaron a un cambio de la filosofía democristiana vigente desde hace años, pero el partido cerró filas a favor de su candidato.

"Puede parecer un enfoque más radical y si se compara con políticas anteriores de la CDU, hay un cambio. Pero, en Turingia, por ejemplo, estamos en una situación en la que muchos votantes no quieren ni hablar con nosotros porque creen que no tenemos capacidad para lidiar con el problema de la inmigración. Al menos en el este del país, lo que hizo Merz fue un alivio porque fue una manera de mostrar que sí estamos haciendo algo", señala Wassmann en entrevista con este periódico.

Al otro lado del país, en la parte oeste, Thomas Breuer afirma que la estrategia de Merz en el Bundestag no se entendió y que mucha gente se preguntó por qué tomó la decisión de aceptar los votos de AfD a pocas semanas de las elecciones del 23 de febrero. "Merz propuso esa medida migratoria con la esperanza de que también se unieran a los socialistas (SPD) y los liberales (FDP). Quizá ahí fallaron los cálculos, pero tomó la decisión de presentarla en ese momento para adelantarse a la ultraderecha, tenía que enseñar que era capaz de manejar la situación", explica el representante de la CDU de Renania, en entrevista con El Confidencial.

Foto:  Friedrich Merz, candidato a canciller de la CDU. (EFE) Opinión

La postura de Friedrich Merz pareció endurecerse tras los ataques de Magdeburg en diciembre del año pasado y, cerca de un mes después, en Aschaffenburg. La semana pasada, un coche atropelló a una multitud en el centro de Múnich. "Merkel dijo 'Wir schaffen das' (Lo conseguiremos) durante la crisis de refugiados, y en alguna forma lo hicimos, pero todos se han dado cuenta de que esto solo se puede lograr haciendo muchos compromisos y que muchas cosas no funcionan como deberían cuando se trata de integrar a estas personas", continúa Breuer.

La inmigración es una de las preocupaciones que une tanto a la población del este como del oeste. A pesar de las diferencias económicas e incluso sociales —marcadas por la época de la República Democrática Alemana y la República Federal Alemana— el político cree que las inquietudes de los votantes se diferencian cada día menos. "La economía para nosotros también es uno de los puntos más importantes y surgen preguntas entre los alemanes como si podrán seguir permitiéndose los costes de una vivienda, de la compra o las oportunidades de sus hijos", apunta.

Foto: Carteles de campaña electoral de Alternativa para Alemania en Berlín. (EFE/Filip Singer) Opinión

La CDU debe responder también a estas inquietudes y Thomas Breuer sostiene que la formación conservadora ha conseguido, en su nueva era después de Merkel, un programa y un candidato que funcionan. "Es un partido fuerte, una base fuerte y el partido ha empezado a 'vivir' otra vez desde abajo hacia arriba, con discusiones internas sobre cuál es la mejor manera de actuar". Por otro lado, las nuevas generaciones han traído también nuevas discusiones que han provocado cambios. "Pero los valores no han sufrido un cambio fundamental. Friedrich Merz es más conservador en algunos aspectos en comparación con Angela Merkel y es posible que el partido vaya más en esta dirección. Pero esta postura "hará también que la CDU sea más fuerte", afirma Breuer.

Niklas Wassmann, desde Turingia, no cree que los valores hayan cambiado. Sí, lo han hecho los desafíos. "La cuestión de la guerra y la paz es algo que ha vuelto y hace años que no teníamos con que lidiar con eso. El trasfondo político y social también, han llegado los debates sobre los derechos de las mujeres o las personas transgénero. Y también vemos fenómenos como el de la gente joven votando cada vez más a partidos extremistas", resume.

Wassmann cree que la CDU no es la misma que era antes porque, por supuesto, la gente ha cambiado. Durante la campaña en su estado, llamó a la puerta de más de 5.000 vecinos para hablar sobre lo que les preocupaba. Una parte de los votantes eran radicales. Con otros, todavía tuvo esperanza. "Mucha gente no se siente escuchada, creen que los partidos de siempre no les entienden. Ahí es donde tenemos que actuar", concluye.

"Base sólida, rumbo claro". Con este lema, Friedrich Merz conseguía tomar las riendas del Partido Democristiano alemán, la CDU, en 2021. Fue el fin del reinado político de Angela Merkel y en el que la formación pasó de ser conocido como un partido de masas a sufrir uno de sus mayores fracasos electorales. Era hora de un cambio, de volver a la "esencia del partido", como decía por aquel entonces el propio Merz, y de inclinar la balanza de nuevo hacia la derecha después de la era Merkel.

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