Nubarrones en la tierra del juego limpio: en este país nórdico, la corrupción empeora cada año
Los expertos en Suecia alertan de que el crimen organizado cada vez tiene más influencia y poder en las instituciones públicas
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En los últimos años, Suecia ha tomado conciencia de que la corrupción es un problema creciente en el país. Así lo indica el último informe de Transparencia Internacional que mide la percepción de la corrupción, y en el que, un año más, Suecia pierde terreno en este índice. A nivel mundial, Suecia ocupa la octava posición en la lista, con una puntuación de 80 sobre 100, pero esto no esconde que el país ha sufrido un claro empeoramiento en los últimos 15 años de -9 puntos.
Este nuevo mínimo de Suecia en el índice de percepción de la corrupción mundial es aún más preocupante si se compara el país con sus vecinos nórdicos, en que Dinamarca (90 puntos) continúa liderando el ranking, y en segunda posición sigue Finlandia (88 puntos). El único país nórdico que consigue unos peores resultados que Suecia, según Transparencia Internacional, es Islandia, que mejora su resultado 5 puntos hasta los 77.
"La tendencia negativa continúa para Suecia y es grave que no haya cambios" señalaba el secretario general de Transparencia Internacional, Ulrik Åshuvud. Según el informe que salió publicado esta semana, se señalaba que uno de los mayores riesgos de corrupción en Suecia es el crecimiento del crimen organizado, que constituye un caldo de cultivo para una corrupción cada vez más sofisticada que afecta al estado del bienestar y en donde las empresas también se utilizan como herramientas criminales. "Ha quedado muy claro que el aumento de la percepción de la corrupción no solamente está relacionado con los delitos de las bandas criminales, sino con la infiltración, la extorsión y otras influencias no autorizadas" señalaba Åshuvud.
Los expertos señalan que los índices de corrupción en un país son difíciles de medir, ya que la lista publicada por Transparencia Internacional se basa en la percepción de la corrupción que tiene la población consultada mediante encuestas, "pero sin duda nos tenemos que preocupar, ya que el informe nos da una llamada de alerta que nos indica que Suecia tiene problemas con las instituciones más fundamentales en el ejercicio de poder del Estado" dice Andreas Bergh, investigador en el Instituto de Investigación Empresarial en la Universidad de Lund.
Romper con la cultura del silencio
Atrás quedan los años en que una ministra socialdemócrata sueca, Mona Sahlin, dimitió en 1995 tras revelarse en la prensa que había usado la tarjeta de crédito del ministerio para comprar una barrita de Toblerone, el famoso chocolate suizo, en un quiosco. El episodio entonces se bautizó como el "escándalo Toblerone" y junto con otras anécdotas similares reforzaron la idea en Suecia y en el extranjero durante muchos años de que en el país había tolerancia cero con la corrupción.
Sin embargo, los datos demuestran que ahora delitos como el cohecho se han triplicado desde el año 2020 al 2024, según un informe publicado por la agencia pública Institutet Mot Mutor. De estos delitos, el 77% fueron procesados, pero solamente 34 terminaron en condena, según el IMM. Otro ejemplo de corrupción es la investigación que publicó hace un año la cadena de televisión pública SVT que perturbó al país, al señalar que los casos de infiltración de miembros de las bandas criminales en el servicio de Instituciones Penitenciarias se habían triplicado en tres años, pasando de 50 casos en 2020 a más de 144 en 2023.
Estas infiltraciones en las cárceles habrían dado pie a crímenes de contrabando y de revelación de información, además de ejercer presión sobre los letrados en las prisiones, según publicaba SVT. Más allá de estos casos, en los últimos meses también han salido ejemplos de cómo el crimen organizado ha conseguido meter sus garras en los cuerpos de seguridad del Estado y en instituciones públicas como ayuntamientos.
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"Tenemos una imagen propia de Suecia contra la cual tenemos que trabajar más. A menudo pensamos que somos mejores en los niveles de corrupción de lo que realmente somos. Por este motivo, se necesita más educación en temas relacionados con la corrupción para alentar que la gente rompa la cultura del silencio en los lugares de trabajo, por ejemplo, y denuncie si hay casos de corrupción” decía la jurista en la Universidad de Estocolmo, Parul Sharma.
Dinero público que termina en las manos equivocadas
Alberto Chrysoulakis, doctor en criminología en la Universidad de Malmö, también afirma que otro problema de corrupción que se ha detectado es que cada año miles de millones de coronas salen del aparato del Estado en forma de fondos públicos y ayudas fiscales que terminan en las manos equivocadas" señala.
En los últimos años, una oleada de asesinatos y explosiones relacionadas con la violencia de las pandillas está azotando a Suecia. En este sentido, el investigador en la Universidad de Linköping, Emanuel Wittberg, advertía de que durante años "las bandas han trabajado en el tráfico de drogas y otras actividades criminales, pero la policía no lo había relacionado con la corrupción en el sector público". Sin embargo, el investigador decía que el crimen organizado se ha vuelto ahora "más organizado y amenazador para la sociedad en general, y hemos visto indicios de cómo se intenta infiltrar y tener influencia en el sector público para intervenir en las decisiones o filtrar información sensible", decía Wittberg.
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Según el experto, algunas de las pandillas también se habrían movido hacia el crimen económico, creando empresas con el propósito de atraer financiación pública en sectores en que hay dinero, como los servicios del bienestar: "Hay indicios de que esto se está convirtiendo en una fuente importante de ingresos para el crimen organizado", decía.
Para el académico en la Universidad de Uppsala, Sten Widmalm, la oleada de criminalidad que está afrontando Suecia, "es un tipo de delincuencia que contribuye a dar la impresión de que hay corrupción", "esto puede socavar gravemente la democracia porque da pie a un tipo de cinismo y de disminución de la confianza de las instituciones públicas que no hemos visto nunca antes, creo que estamos en una situación realmente peligrosa" terminaba diciendo Widmalm.
En los últimos años, Suecia ha tomado conciencia de que la corrupción es un problema creciente en el país. Así lo indica el último informe de Transparencia Internacional que mide la percepción de la corrupción, y en el que, un año más, Suecia pierde terreno en este índice. A nivel mundial, Suecia ocupa la octava posición en la lista, con una puntuación de 80 sobre 100, pero esto no esconde que el país ha sufrido un claro empeoramiento en los últimos 15 años de -9 puntos.