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Asia los arroja al mar y Trump los resucita. Europa, sola contra los plásticos
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Las cifras no cuadran con los planes

Asia los arroja al mar y Trump los resucita. Europa, sola contra los plásticos

Mientras la Casa Blanca vuelve a los plásticos de un solo uso, el resto del mundo se enfrenta a una crisis ambiental sin precedentes. Filipinas, India, China y el Sudeste Asiático lideran el ranking de contaminación oceánica

Foto: Vasos de plástico y otros objetos abandonados en una playa mientras los voluntarios desembarcan de un barco durante una campaña de limpieza de playas. (REUTERS/Hasnoor Hussain)
Vasos de plástico y otros objetos abandonados en una playa mientras los voluntarios desembarcan de un barco durante una campaña de limpieza de playas. (REUTERS/Hasnoor Hussain)

“Frmaré una orden ejecutiva para acabar con el ridículo empeño de Biden por la pajitas de papel, que no funcionan. ¡Volvemos al Plástico!”, anunciaba el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en redes sociales el pasado 8 de febrero. EEUU se baja de la lucha por acabar con los residuos plásticos del planeta, algo, que según las cifras, ya no secundaban otras naciones, especialmente en la región del Indo-Pacífico.

Asia lleva años siendo la locomotora de la economía mundial. En la superpoblada zona oriental del continente, China, Sudeste Asiático e India, se ha experimentado en las últimas dos décadas un crecimiento económico superlativo. Pero además de en el aspecto productivo y comercial, esta parte del globo lidera la inmensa contaminación de plásticos que sufren las aguas del planeta. Entre todas esas naciones, llama la atención el papel que juega el archipiélago filipino. “Filipinas tuvo la mayor proporción de residuos plásticos mundiales desechados en el océano en 2019. El país fue responsable del 36,38% de los residuos plásticos oceánicos mundiales, mucho más que el segundo mayor contaminador de plástico, la India, que en el mismo año representó alrededor del 12,92% del total”, asegura un informe de earth.org

La ONG, luego, añade que “según un estudio de 2021, el 80% de los residuos plásticos proceden de los ríos y siete de los diez ríos más contaminados por plásticos del mundo están en Filipinas. El río Pasig destrona incluso al río más contaminado hasta ahora en 2017, el Yangtsé de China”.

Foto: La contaminación por plástico no deja de ir en aumento, amenazando la salud del planeta y la nuestra. (EFE/Made Nagi)

El pasado 31 de enero, la Asociación Ambiente Europeo publicaba un tweet, recogiendo un informe de Science.org de 2021, en el que señalaba a los países que más contaminaban los océanos. Según sus datos, por este orden, Filipinas, India, Malasia, China, Indonesia, Myanmar, Vietnam, Bangladesh, Brasil y Tailandia son los principales abastecedores de residuos en los mares.

Pero no es que sean los países más contaminantes de las aguas, es que solo Filipinas triplica al resto de países del mundo juntos en lanzamiento de residuos al mar. “Se estima que 1 millón de toneladas métricas de residuos plásticos llegan al océano cada año, de un total de 67.5 millones de toneladas métricas. Esto es particularmente frecuente en las regiones de archipiélagos tropicales, que tienen una mayor emisión de residuos debido a su superficie terrestre relativamente pequeña en comparación con la longitud de su costa y a las altas tasas de precipitación”, señala el informe.

El múltiple envoltorio tailandés

Pongamos el ejemplo de Tailandia, uno de los señalados por el informe. El paradisiaco país tiene una cara b en todas sus playas y espacios naturales. Tras las aguas verdes y azules de sus mares, y sus frondosas montañas tropicales, se esconde una impactante aglomeración de plásticos que se acumulan en vaguadas, orillas, laderas, riberas… del país.

El uso de los plásticos de un solo uso sorprende en Tailandia. Supermercados, restaurantes callejeros o el popular envío de comida a domicilio hacen un uso descomunal de plásticos en el que uno puede encontrar cada producto ofrecido sobre una bandeja de plástico, envuelto individualmente en otro pequeño plástico, que a su vez va recubierto con un tercer plástico, si es líquido o frío le ponen un nuevo plástico, y a su vez se entrega en una bolsa de plástico mayor. Por supuesto, si incluyen bebidas, van con las añoradas pajitas de plástico del presidente Trump. El resultado, en un país donde aún no es obligatorio reciclar, se ve paseando justo detrás de donde miles de turistas se hacen fotos enseñando idílicos espacios naturales junto a vertederos que no salen en el encuadre.

Foto: Ejemplo de basura que se enviará a los turistas que ensucien los parques naturales en Tailandia. Foto. EFE

Tailandia es consciente del problema y parece que intenta revertir ese escenario, pero ahí entra el factor económico y tecnológico. “La industria tailandesa de los plásticos puede esperar un crecimiento continuo durante 2024-2026 gracias a la continua expansión económica nacional y mundial, que a su vez apoyará una mayor demanda de los fabricantes intermedios, incluidos los actores de las industrias de envases, automóviles y piezas de automóviles, electrónica y electrodomésticos, construcción y dispositivos médicos”, señala un informe de Thian Thiumsak para el Krungsri Bank.

El economista, en todo caso, habla de ese cambio de tendencia del que el presidente Trump reniega. “Sin embargo, estos vientos de cola se enfrentarán a una serie de retos, como la fuerte competencia y la iniciativa de muchos países, entre ellos Tailandia, de restringir o prohibir los plásticos de un solo uso y, en su lugar, promover un mayor consumo de productos biodegradables con bajas emisiones de carbono. Esto aumentará los costes y, con la volatilidad de los precios mundiales del crudo, la rentabilidad se verá presionada”, señala Thiumsak.

China y Coca Cola

Según un gráfico de Statista.com, China producía en 2022 el 32% de los plásticos del mundo. Mientras, el resto de Asia generaba un 19%; América del Norte, un 17%; Europa, un 14% y Oriente Medio y Magreb, un 9%.

Si las cifras se basan en empresas y no estados, la empresa Coca Cola, con un 11%, es con diferencia la mayor generadora de residuos plásticos en el globo, según un informe de la revista Science Advances. Según este estudio, detrás de Coca Cola están las también empresas alimentarias, o de bebidas, Pepsico, Nestle y Danone. Todas esas compañías han anunciado planes estratégicos para reducir o acabar con el uso de plásticos con la incorporación de envases reciclados. ¿Lo harán ante el giro dado en la casa Blanca? ¿Es un grave problema el uso de plásticos?

“La contaminación por plásticos es un problema mundial. Aproximadamente 7.000 millones de los 9.200 millones de toneladas de plástico producidas entre 1950 y 2017 se convirtieron en residuos plásticos que acabaron en los vertederos o fueron arrojados sin control. La contaminación por plástico puede alterar los hábitats y los procesos naturales, reduciendo la capacidad de los ecosistemas para adaptarse al cambio climático, afectando directamente a los medios de vida de millones de personas, a su capacidad de producción de alimentos y a su bienestar social.”, asegura un informe del Programa para el Medio Ambiente de la ONU.

Foto: Refugiados rohingya en un refugio en Indonesia. (EFE/Hotli Simanjunta)

Luego, el mismo organismo internacional dice que “la contaminación por plásticos podría reducirse en un 80% de aquí a 2040 si los países y las empresas realizan profundos cambios en sus políticas y mercados utilizando las tecnologías existentes”.

Pero ahí entra la política y eso que ahora algunos denuncian como los sobrecostes de la dictadura verde. La ONU explica que “los costes de inversión para lograr el cambio sistémico recomendado en el informe son elevados, pero aun así son inferiores al gasto total de no hacerlo: 65.000 millones de dólares anuales en comparación con 113.000 millones de dólares anuales”. Además, advierte que “el tiempo apremia: un retraso de cinco años puede provocar un aumento de 80 millones de toneladas métricas de contaminación por plástico para 2040”.

Pero otros, como parece apuntar el presidente Trump, alérgico a este tipo de medidas, plantan batalla y deciden dar la espalda a las políticas conservacionistas. “Me retiro inmediatamente de la injusta y unilateral estafa climática de París (plan global de reducción de gases de efecto invernadero)”, anunció el neoyorquino el pasado 21 de enero.

Menos reciclaje que incineración

Por tanto será la política, y los mandatarios de cada país, los que deban decidir si se debe transitar hacia un mundo donde, al menos, se acabe con los plásticos de un solo uso si hay alternativas viables, como aprobó la UE en 2019 y entró en práctica en 2021, o donde se regrese al liberalismo anterior donde la industria de derivados de hidrocarburos no tenía vetos o imposiciones.

“En comparación con 2022, la producción total de plásticos de la Unión Europea experimentó una fuerte caída del 8,3%, situándose en 54 millones de toneladas, mientras que la producción de plásticos reciclados mecánicamente procedentes de residuos post-consumo también se redujo un 7,8%, alcanzando los 7,1 millones de toneladas. Estas cifras contrastan con un aumento mundial en la producción de plásticos del 3,4%”, señala un informe de Plastics Europe que aboga en sus conclusiones por la circularidad y reciclaje de los plásticos.

Sin embargo, la realidad es que pese a los esfuerzos hecho en Europa, la mayoría de plásticos que se generan en la UE no se reciclan. “En contra de lo que muchos suponen, la mayoría de los envases no se reciclan. En su lugar, acaban en vertederos o en incineradoras potencialmente tóxicas. Se calcula que como mucho se recicla el 40% de los envases de plástico que se generan en Europa”, señala un artículo de Investigate Europe que se titula “Una economía de residuos no tan circular”.

Foto: Refugiados climáticos: una realidad invisible

Europa parece estar en una disyuntiva diversa a la de Asia y ahora también a Estados Unidos. “En 2006, Europa aglutinaba el 22% de la producción mundial de plástico. Hoy apenas llega al 12%. Estas cifras ponen de manifiesto una preocupante realidad: la progresiva pérdida de competitividad de las empresas del sector. Un desplome que, como se ha encargado de revelar recientemente el Informe Draghi, cabe hacer extensivo a la industria europea en general y que la recién constituida nueva Comisión Europea se ha propuesto atajar”, señala Ramon Oliver en un profundo análisis de la situación del sector que hace en la revista Ethic. “La necesidad de que Europa recupere su pujanza industrial frente a Estados Unidos o los países asiáticos ha sido el tema central del tercer encuentro sobre el futuro del sector del plástico”, afirma el autor.

Hay preocupación en Bruselas. Las cifras no cuadran con los planes y deseos. La UE pretendía liderar la transición de la industria de los plásticos. “La pérdida de competitividad de Europa está amenazando esta transición. En 2023, la producción de plásticos cayó más de lo esperado y, por primera vez, también cayó la producción de plásticos reciclados (…) Sin un marco competitivo adecuado, Europa podría perder su liderazgo en innovación sostenible en plásticos y los beneficios económicos y ambientales que ofrece este sector”, advierte Alicia Martín, directora general en la Península Ibérica de Plastics Europe.

Europa, el 'oasis medioambiental'

La duda es si todo ese esfuerzo está sirviendo de algo y si perdurará. Con EEUU bajándose del barco de la lucha contra los plásticos, y la pujante Asia liderando las cifras de producción y desechos, Europa, que tiene dentro diversas sensibilidades y un creciente sector conservador que respalda las teorías “trumpistas”, puede estar navegando sola y sin rumbo claro.

Mientras, entre bromas muy zarandeadas en redes sobre que el gran logro europeo es conseguir que los tapones de plástico no se separen del envase mientras China y EEUU invierten en IA, hay dos fáciles diferencias que comprobar. Europa es un oasis medioambiental, con parajes mucho menos contaminados de plásticos que la mayor parte del globo, y su crecimiento económico está estancado y su productividad amenazada. Asia es exactamente el ejemplo opuesto. Y hay quién vincula ambas cosas como vasos comunicantes, y hay quien apuesta por mantener la parte buena de conservación del ecosistema y liderar industrialmente una futura industria verde con otro tipo de envases.

Los plásticos han vuelto, al menos, al debate político.

“Frmaré una orden ejecutiva para acabar con el ridículo empeño de Biden por la pajitas de papel, que no funcionan. ¡Volvemos al Plástico!”, anunciaba el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en redes sociales el pasado 8 de febrero. EEUU se baja de la lucha por acabar con los residuos plásticos del planeta, algo, que según las cifras, ya no secundaban otras naciones, especialmente en la región del Indo-Pacífico.

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