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Un politólogo de Georgetown explica cómo ve Europa desde EEUU: "Estáis paralizados"
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Entrevista con Abraham Newman

Un politólogo de Georgetown explica cómo ve Europa desde EEUU: "Estáis paralizados"

El analista de Asuntos Europeos de Georgetown (Washington) cree que somos mucho más fuertes de lo que pensamos, pero que la división interna y el complejo de inferioridad nos atenazan

Foto: El politólogo estadounidense y profesor de la Universidad de Georgetown, Abraham Newman, posa para El Confidencial. (D. G.)
El politólogo estadounidense y profesor de la Universidad de Georgetown, Abraham Newman, posa para El Confidencial. (D. G.)
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Abraham Newman, director del BMW Center for German and European Studies de la Universidad de Georgetown, debería cobrar por hacer terapia a sus colegas europeos. Le desespera el pesimismo con el que vemos el mundo a pesar de tener tantas cartas ganadoras en la manga. Cree que estamos acomplejados y acobardados ante las amenazas de Trump, opina que deberíamos comportarnos con la misma firmeza que países como Canadá y México, y critica nuestra proverbial incapacidad para tomar las riendas de la situación y presentar al mundo la mejor versión de nosotros mismos.

Pregunta. Su último libro, Underground Empire, explica cómo Estados Unidos ha convertido su economía en un arma y cómo otras potencias comenzaron a hacer lo mismo. Pero lo que estamos viendo en los últimos días es un salto cualitativo ¿Qué podemos esperar de esta guerra económica?

Respuesta. Hay que entender que esto no empezó con Trump. El cambio fundamental ocurrió tras el 11-S, cuando Estados Unidos se dio cuenta de que la globalización no solo traía paz y prosperidad, sino que podía ser también una herramienta de ataque. A partir de ahí, Washington empezó a identificar puntos de estrangulamiento en las redes económicas globales para usarlos contra sus adversarios, ya fuera a través de la vigilancia o aislándolos de ciertos mercados clave.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/EPA/Olivier Matthys) Opinión

P. Pero ha ido evolucionando con el tiempo, ¿no?

R. Sí, en los últimos 20 años, esta estrategia ha evolucionado. Obama amplió las sanciones y Trump en su primer mandato experimentó con controles de exportación, como los aplicados a Huawei. Biden fue aún más lejos al extender estas medidas a toda la industria de la inteligencia artificial. Pero lo que cambia con Trump 2.0 es que ya no hay distinción entre aliados y adversarios. Cualquier país puede ser blanco de su política coercitiva si no se pliega a sus exigencias.

P. La llamada telefónica entre Donald Trump y Vladímir Putin pone a Europa en una posición extremadamente difícil. ¿Qué impacto tiene esto en las relaciones con la UE, la defensa europea y el atlantismo?

R. Es importante señalar que la posición de Estados Unidos respecto a Ucrania es altamente volátil. Dicho esto, el presidente Trump ha expresado en múltiples ocasiones su deseo de alcanzar un acuerdo rápido, y los informes recientes sugieren que EEUU estaría dispuesto a hacer concesiones significativas a Rusia. Como mínimo, Europa debe estar preparada para recibir menos apoyo económico y militar para Ucrania por parte de Washington, así como una menor cooperación en materia de sanciones.

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Foto: D. G.

P. ¿Y eso dónde nos deja a los europeos?

R. Es urgente que Europa adopte una perspectiva transformadora sobre la guerra. Si quiere influir en el desenlace, debe ver el conflicto no solo como el futuro de Ucrania, sino como el futuro de Europa. Esto requerirá reformas relevantes en términos de gobernanza y coordinación en asuntos económicos y de seguridad, así como una mayor disposición a respaldar a Ucrania. Aunque siempre hay voces que levantan barreras ante este tipo de transformaciones, es fundamental recordar cuánto ha sido capaz de hacer Europa frente a otras crisis, como la crisis del euro y la pandemia de COVID-19. El cambio en las preferencias de EEUU coloca a Europa ante un nuevo desafío existencial. Sin embargo, yo creo que Europa puede estar a la altura y superarlo. El último discurso del canciller Scholz sugiere que las capitales europeas están empezando a comprender la gravedad de la situación.

Trump está dispuesto a amenazar a aliados y enemigos sin distinción

P. Muchos en Europa piensan que Trump usa las amenazas arancelarias sin una lógica clara. En el caso de Canadá, por ejemplo, se usan pretextos de seguridad fronteriza que son francamente ridículos.

R. Trump usa la crisis de las drogas como excusa para activar sus poderes ejecutivos. Estas medidas no pueden aplicarse arbitrariamente; necesitan una justificación legal. Pero el precedente ya estaba ahí: en su primer mandato, impuso aranceles al aluminio y acero de Canadá argumentando que era una cuestión de seguridad nacional. La motivación real, sin embargo, suele ser política. Dentro de su administración hay varias facciones en pugna. Hay un grupo obsesionado con China, otro que promueve la descentralización del poder federal y luego está Trump, cuya visión del mundo está marcada por experiencias personales y rencores. Por ejemplo, sigue viendo a Alemania como un rival económico, como lo era en los años 80.

Europa tiene más poder del que cree y si no lo ejercita es por falta de voluntad política

P. En Europa cunde una sensación de desamparo. Nuestra economía se debilita, estamos perdiendo competitividad y el liderazgo político es cada vez más frágil. ¿Cómo se nos ve desde Washington?

R. Europa tiene más poder del que cree. Si no lo ejercita es por falta de voluntad política. El mercado europeo sigue siendo uno de los más grandes del mundo, y lo demostró con las sanciones contra Rusia, evaporando 300.000 millones de dólares en reservas de su banco central. El problema no es estructural, sino político. Alemania y Francia están paralizadas internamente. Los demás países de la UE no pueden esperar a que estos lideren; deben tomar la iniciativa. Ahora mismo hay una ventana de oportunidad. Europa debe desafiar a EEUU y China en vez de intentar apaciguarlos.

P. En los últimos días, ha crecido el sentimiento de que EEUU ya no es un aliado. Según una encuesta del European Council on Foreign Relations, tras la reelección de Trump solo el 20% de los europeos siguen confiando en Washington. ¿Está de acuerdo con esta percepción?

R. Sí, y este cambio no lo ha traído solo Trump. La generación que sostuvo el orden de la posguerra ha desaparecido. Era gente que se sentía íntimamente ligada a Europa, pero esa generación está desapareciendo y Europa ya no es una prioridad. Desde la administración Obama, se promovió el pivot to Asia, priorizando la competencia con China. Sin embargo, la relación transatlántica sigue siendo clave. La integración económica y de seguridad es profunda. Empresas europeas invierten masivamente en EEUU y viceversa. La base aérea de Rammstein en Alemania es un pilar estratégico de la OTAN. No veremos una ruptura total, pero sí una transformación. Lo que me preocupa es que Europa parece estar en modo "evitemos la confrontación con Trump" en lugar de plantarse y responder con firmeza. Canadá ya lo ha hecho: cuando Trump impuso aranceles, la respuesta fue inmediata y dirigida a sectores que afectarían directamente a su base de votantes. Europa debería aplicar la misma estrategia.

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Foto: D. G.

P. Google, Facebook, Amazon… estas compañías dominan la infraestructura digital global y tienen una influencia enorme en la política. ¿Deberíamos preocuparnos por su relación con el gobierno estadounidense?

R. Absolutamente. Este no es solo un problema de competencia, como cree la UE con la Ley de Mercados Digitales. Es un problema de seguridad nacional. En EEUU, el gobierno colabora con estas empresas para lograr objetivos estratégicos, como hace China con sus tecnológicas. Europa cometió un error en los 90 al liberalizar completamente sus telecomunicaciones. Creyó que compañías como Deutsche Telekom mantendrían el control de las redes, pero terminó dependiendo de EEUU y China en sectores clave.

Trump obligará a Europa a fortalecerse, pero las reformas no pueden seguir aplazándose

P. Ursula von der Leyen sugirió en Davos que Europa debería buscar nuevas alianzas con India o China. ¿Podría el trumpismo empujar a los aliados tradicionales de EEUU a buscar nuevas rutas?

R. No creo que los aliados de EEUU se acerquen a China o Rusia de forma significativa, pero sí que aumentará la cooperación entre ellos. Canadá, México y Europa ya están coordinando respuestas conjuntas a las amenazas de Trump. En mi libro argumenté que la primera administración de Trump fue un punto de inflexión para Europa en términos de seguridad económica. Se tomó en serio la idea de que debía proteger sus propios intereses. Ahora, con Trump 2.0, esta evolución se acelerará.

La relación transatlántica necesita reinventarse desde una óptica distinta y por definir

P. ¿Cómo ve el futuro de la relación entre EEUU y Europa, cómo se lo imagina en unos años?

R. Sigo creyendo en la relación transatlántica. Ha sido la cooperación más exitosa de la historia moderna. Pero para que siga funcionando, hay que repensarla y adaptarla al mundo actual. Ya no podemos basarnos en las reglas del pasado. Europa debe dejar de ver a EEUU como el soldado repartiendo caramelos tras la Segunda Guerra Mundial. Esa no es la realidad de hoy. Necesitamos creatividad y nuevas ideas para redefinir esta alianza en los próximos 50 años.

Abraham Newman, director del BMW Center for German and European Studies de la Universidad de Georgetown, debería cobrar por hacer terapia a sus colegas europeos. Le desespera el pesimismo con el que vemos el mundo a pesar de tener tantas cartas ganadoras en la manga. Cree que estamos acomplejados y acobardados ante las amenazas de Trump, opina que deberíamos comportarnos con la misma firmeza que países como Canadá y México, y critica nuestra proverbial incapacidad para tomar las riendas de la situación y presentar al mundo la mejor versión de nosotros mismos.

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