La "paz dictada" alarma a Europa y los líderes piden a Trump dar voz a Ucrania
Europa trata de asumir la decisión de la administración americana de hacer cesiones antes incluso de negociar con Putin y critican los métodos de Trump
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Mark Rutte, secretario general de la OTAN, fue elegido para el puesto bajo el mote del “susurrador de (Donald) Trump”, presidente de los Estados Unidos. La idea era que el exprimer ministro holandés se mantuviera cerca de Trump, aprendiera su lenguaje y le hablara para evitar el choque con los aliados europeos. Rutte está haciendo honor a ese título, solamente que a la inversa: susurrando a los europeos aquello que Trump dicta a golpe de mensaje en redes sociales. Incluido el desmantelamiento de la estrategia aliada de apoyo a Ucrania. Solamente Rutte ha podido indicar hoy que “una clara convergencia” en la cuestión de una paz en Ucrania “mejor pronto que tarde”, un proceso que nadie más parece ver.
Los ministros de Defensa de la OTAN se han reunido este jueves en la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas bajo la enorme sombra del discurso realizado en esa misma sede por parte de Pete Hegseth, secretario de Defensa americano, que dibujó unas líneas maestras de la estrategia de Trump para un acuerdo de paz en Ucrania, y también mostró que EEUU quiere retirar de manera permanente su atención de Europa para centrarse por completo en el Indo-Pacífico. Poco después, el presidente estadounidense anunciaba que había hablado por teléfono con Vladimir Putin, presidente ruso, para empezar a dialogar sobre un acuerdo de paz.
“Olvidas que hubo una llamada telefónica con el presidente (ucraniano Volodimir) Zelenski”, ha explicado Rutte al ser preguntado por los periodistas, añadiendo que “es crucial que Ucrania esté involucrada en todo lo que pasa sobre Ucrania”. Los aliados están en parálisis porque Trump ha hecho una serie de concesiones claves y públicas a Putin a través del discurso de Hegseth incluso antes del inicio de las negociaciones de paz. Ha cedido en que Ucrania no vaya a entrar en la OTAN, en que EEUU no vaya a jugar ningún papel en las garantías de seguridad posteriores y en que Kiev tenga que ceder territorios a Moscú. Tres cesiones que ya se venían dando por hecho a nivel privado, pero que el secretario de Defensa regaló de manera pública al Kremlin sin pedir nada a cambio, para sorpresa de todos.
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En el encuentro de este jueves ha estado presente Rustem Umerov, ministro de Defensa ucraniano, que antes de la reunión se ha visto con Kaja Kallas, Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad. “El ministro Umerov me aseguró que los ucranianos se mantienen firmes y no renunciarán a su libertad ni a su territorio. Europa también se mantendrá firme y seguirá apoyando a Ucrania en su lucha”, aseguró en redes sociales la jefa de la diplomacia europea.
Hegseth ha tenido que defender a su entrada tanto su discurso del miércoles como la llamada entre Trump y Putin. El movimiento de la Casa Blanca “desde luego, no es una traición”, ha señalado el secretario de Defensa, que ha subrayado que Trump es “el mejor negociador del mundo”. “No hay traición. Hay un reconocimiento de que el mundo entero y Estados Unidos están comprometidos con la paz, con una paz negociada”, ha añadido a preguntas de los periodistas.
Pero las críticas al hecho de que Estados Unidos haya hecho cesiones clave han sido claras. "Diría que no deberíamos quitar nada de encima de la mesa antes de que empiecen las negociaciones", ha criticado Kallas, que ha asegurado que es "apaciguamiento" y que "nunca ha funcionado". "¿Por qué les estamos dando todo lo que quieren incluso antes de que hayan comenzado las negociaciones?", ha criticado la jefa de la diplomacia europea. "Habría sido mejor hablar primero en la mesa de negociaciones sobre el posible ingreso de Ucrania en la OTAN", ha señalado por su parte Boris Pistorius, ministro de Defensa de Alemania, que ha calificado de "una lástima" que Trump "haya hecho concesiones públicas a Putin antes incluso de que hayan comenzado" las conversaciones.
La voz de Ucrania
Hay dos críticas internas fundamentales. La primera es que cualquier negociación de paz comenzará con una serie de cesiones ya anunciadas por Washington, lo que debilita a Ucrania. La segunda, es que Washington parece no tener intención de tener en cuenta la voz ni de ucranianos ni de europeos en esas conversaciones. “No puede haber negociación sobre Ucrania sin Ucrania, y la voz de Ucrania debe estar en el centro de cualquier conversación”, ha señalado John Healey, secretario de Defensa de Reino Unido, uno de los principales donantes de ayuda militar a Kiev. Olaf Scholz, canciller alemán, ha señalado en declaraciones al podcast en alemán del portal de noticias europeas Politico que “la siguiente tarea es garantizar que no haya una paz dictada”. “Los que tienen que decir lo que es una paz justa es Ucrania, que ha pagado un altísimo precio en vidas humanas”, ha señalado por su parte Margarita Robles, ministra de Defensa, en los márgenes de la reunión de la OTAN.
Adam Szłapka, ministro de Asuntos Europeos polaco, ha criticado que la conversación entre Putin y Trump se parecía a “un concierto de poderes del siglo XIX: charlaremos y se nos ocurrirá algo”. Varsovia está siendo la capital más activa a la hora de presentar cierta resistencia al movimiento de la Casa Blanca. Donald Tusk, primer ministro polaco, ha señalado que cualquier acuerdo de paz sobre Ucrania debe decidirse “juntos”, rechazando que Washington y Moscú lleguen a un acuerdo sobre Kiev sin presencia de ucranianos o europeos en la mesa de negociación.
Pero más allá de quién se sienta en la mesa de negociación, hay una importante alarma por el fondo de esas negociaciones. Sébastien Lecornu, ministro de Defensa de Francia, ha alertado del riesgo de buscar una “paz a través de la debilidad”, en contraposición a la “paz a través de la fortaleza” que siempre ha defendido Zelenski y que se convirtió en la doctrina oficial de Unión Europea y de la OTAN: mejorar la situación de Ucrania en el campo de batalla para potenciar sus opciones en la mesa de negociación.
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Una parte muy importante de los aliados europeos, y también Canadá, están de acuerdo con Trump en que deben aumentar su gasto en defensa, pero porque la amenaza de Rusia es real y la guerra de Ucrania lo ha demostrado. Por eso, entre 2021 y 2024 los socios de la Unión Europea (no todos ellos están en la OTAN) han aumentado su inversión en defensa un 30%. El alineamiento con Washington en el asunto del gasto militar se produce por unas razones que son precisamente las contrarias a lo que EEUU persigue ahora con la negociación con Moscú. La sensación generalizada es de que el acercamiento de Trump a esas conversaciones con Putin apuntan a que Europa va a ser un lugar mucho menos seguro que en la actualidad.
Los europeos tratan de mantener la cabeza fría. No les queda mucho más que hacer, porque la realidad es que a pesar de que desde 2018 los líderes europeos son conscientes de que Estados Unidos y Europa tienen intereses divergentes, no se han tomado medidas para garantizar que los socios europeos pudieran tener las manos libres para defender su seguridad. Los rechazos a los planes mostrados este miércoles por Trump se producen con la cautela y el cuidado del que sabe que su seguridad depende todavía de la persona que está empezando a ponerla en riesgo.
Pero poco a poco, y con el paso de las horas, algunas voces europeas empiezan a mostrarse más firmes. Kristen Michal, primer ministro de Estonia, ha señalado que “para lograr una paz justa y duradera, hay que presionar a Rusia para que negocie, no a Ucrania”, en una clara crítica a la Casa Blanca. El estonio añade que “es necesario salvaguardar la soberanía y la integridad territorial de Ucrania” y que “la adhesión a la OTAN debe seguir siendo una opción”, rechazando así las dos cesiones que Hegseth hizo este miércoles. “Es un momento crucial para que Europa demuestre unidad y fuerza”, ha subrayado.
Mark Rutte, secretario general de la OTAN, fue elegido para el puesto bajo el mote del “susurrador de (Donald) Trump”, presidente de los Estados Unidos. La idea era que el exprimer ministro holandés se mantuviera cerca de Trump, aprendiera su lenguaje y le hablara para evitar el choque con los aliados europeos. Rutte está haciendo honor a ese título, solamente que a la inversa: susurrando a los europeos aquello que Trump dicta a golpe de mensaje en redes sociales. Incluido el desmantelamiento de la estrategia aliada de apoyo a Ucrania. Solamente Rutte ha podido indicar hoy que “una clara convergencia” en la cuestión de una paz en Ucrania “mejor pronto que tarde”, un proceso que nadie más parece ver.