Este país no sabía cómo combatir la pesca furtiva y por eso implantaron esta curiosa ley
Dentro de la legislación para regular la pesca destaca una ley aprobada en 1986 por su peculiar enfoque para prevenir el comercio ilícito de salmón
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La regulación de la captura de peces forma parte de la legislación de Reino Unido, al igual que en muchos países, para evitar la pesca furtiva. Pero dentro de este reglamento destaca una ley aprobada en 1986 por su peculiar enfoque para prevenir el comercio ilícito de salmón. La Cámara de los Lores dedicó cinco horas a discutir esta legislación, con la intención de que protegiera a los ciudadanos de las implicaciones legales que pudieran derivarse de comprar un pescado que, sin saberlo, podría haber sido capturado de manera ilegal.
En su redacción, la Ley del Salmón de 1986 establece una normativa bastante singular: prohíbe la manipulación de salmón en circunstancias sospechosas. ¿Qué se entiende por "circunstancias sospechosas"? Aunque pueda parecer una medida arcaica, su objetivo es combatir la pesca furtiva y proteger los mercados de productos obtenidos ilegalmente.
Circunstancias sospechosas
La ley no se centra únicamente en los pescadores furtivos, sino que busca prevenir que el pescado robado o capturado ilegalmente termine en el mercado. La redacción de la ley es lo suficientemente amplia como para incluir cualquier situación que se considere sospechosa, como podría ser el hecho de encontrar un salmón en condiciones insólitas o transportado de manera irregular, por ejemplo, en una bañera. Es en este tipo de circunstancias donde se considera que puede haber habido una transgresión, aunque no se trate de un delito de pesca directa.
"Esta redacción protegería a los incautos", se argumentó en el debate de febrero de 1986, según recoge la BBC. La intención era asegurar que el comercio de salmón y otras especies no estuviera vinculado con prácticas ilegales. En los detalles del artículo 32, se especifica que es un delito recibir, mantener o eliminar un salmón bajo circunstancias que generen sospechas sobre su origen. A pesar de la apariencia algo peculiar de la norma, su objetivo sigue siendo claro: proteger tanto a los consumidores como al ecosistema de la sobreexplotación de especies acuáticas, particularmente el salmón, la trucha, la anguila y otros peces de agua dulce.
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Reino Unido ha adoptado medidas estrictas para asegurar que el mercado de pescado se mantenga libre de productos obtenidos de manera ilegal. Sin embargo, la aplicación de la ley no siempre es sencilla, ya que requiere pruebas de que las circunstancias sospechosas fueron suficientes para implicar a una persona en el comercio ilegal de pescado. Aunque el enfoque principal no es directamente sobre el pescador furtivo, sino sobre aquellos involucrados en la cadena comercial, su impacto ha sido importante en la regulación del mercado.
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La regulación de la captura de peces forma parte de la legislación de Reino Unido, al igual que en muchos países, para evitar la pesca furtiva. Pero dentro de este reglamento destaca una ley aprobada en 1986 por su peculiar enfoque para prevenir el comercio ilícito de salmón. La Cámara de los Lores dedicó cinco horas a discutir esta legislación, con la intención de que protegiera a los ciudadanos de las implicaciones legales que pudieran derivarse de comprar un pescado que, sin saberlo, podría haber sido capturado de manera ilegal.