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Reino Unido manda al 'príncipe de las tinieblas' a EEUU: ¿quién es el nuevo embajador?
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Para algunos un héroe, para otros anticristo

Reino Unido manda al 'príncipe de las tinieblas' a EEUU: ¿quién es el nuevo embajador?

Mandelson dice que en ocasiones le gustaría estar encerrado en su casa de Wiltshire con su marido y sus dos perros, paseando y haciendo ejercicio con su entrenador personal. Pero cuando antes de Navidad le ofrecieron el cargo no se lo pensó

Foto: El nuevo embajador de Reino Unido en Estados Unidos, Peter Mandelson. (Reuters/Toby Melville)
El nuevo embajador de Reino Unido en Estados Unidos, Peter Mandelson. (Reuters/Toby Melville)
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"La vía para establecer vínculos con Donald Trump es a través del golf. Y nosotros hemos mandado a Washington a un hombre que no sabe jugar al golf", se lamenta durante un café con esta corresponsal un tipo muy bien conectado con el establishment británico. El regreso de Peter Mandelson es el gran tema de conversación en los corrillos de Whitehall. No faltan detractores. Pero tampoco grandes fieles. Nunca hubo — ni habrá — término medio para abordar al 'Príncipe de las Tinieblas'. El Maquiavelo, el “ministro siniestro” ha vuelto. El lord laborista, de 71 años, se ha convertido en el nuevo embajador británico en Estados Unidos. Es la primera vez en 50 años que se trata de una designación enteramente política para el cargo. Y no está exenta de polémica.

Egocéntrico, sibilino, oscuro. Inteligente, sin escrúpulos y sobre todo brillante negociador. Pieza clave del Nuevo Laborismo. Admirado y odiado. A primera vista, Mandelson no parece un material natural para los fanáticos de MAGA (Make America Great AGAIN). Liberal, internacionalista, proeuropeo y partidario del libre comercio, en cierto sentido personifica lo que a los republicanos les disgusta de Europa. En el pasado se ha referido al presidente electo como un “matón y mercantilista” y es partidario además de estrechar relaciones con China.

Pero Keir Starmer ha decidido arriesgar. Aun a sabiendas de que no sabe jugar al golf y nunca ha sido conscientemente autocrítico o discreto, el premier le ha elegido para el difícil reto de mantener viva la mística “relación especial” sin que Reino Unido tenga que elegir entre un Estados Unidos aislacionista y una Europa multilateral.

Mandelson, cuya carrera de más 40 años ha estado marcada por escándalos, generalmente relacionados con la proximidad a grandes fortunas, insiste en que conoce las reglas de su nuevo juego y enfatiza en que muchos de sus críticos más acérrimos no hablan en nombre del presidente. “Algunos del entorno de Trump me ven como ven a muchos en Europa. Me ven como un progresista de izquierdas, alguien que incluso podría estar en contra de las empresas o alguien que podría estar siguiendo el tipo de liberalismo que acaban de derrotar en Estados Unidos. Lo que descubrirán es que no soy un ultraliberal, no soy una persona progresista y proempresarial, y soy promercado” explicaba en una reciente entrevista con Financial Times, donde se mostraba encantado de su título como 'El Príncipe de las Tinieblas'.

Foto: El primer ministro británico, Keir Starmer, estrecha la mano del presidente Chino, Xi Jinping. (Reuters/Stafan Rousseau Pool)

“En los años 80 tracé un plan para que el Partido Laborista fuera elegible y reelegido. Me mantuve fiel a ese plan en todo momento. Quiero que el Partido Laborista sea un partido de gobierno nacional, de centroizquierda, moderno y con éxito electoral. Si eso requiere habilidad, ingenio, dureza y criterio, que no siempre se ven a la luz, que así sea”, recalca.

Nacido en 1953 y criado en el entorno refinado de Hampstead Garden Suburb en el norte de Londres, es nieto de Herbert Morrison, un ministro del gabinete laborista y durante un breve tiempo ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno de Clement Attlee. Estudió en Oxford y cuando el Ejecutivo apoyó a Estados Unidos en la guerra de Vietnam se pasó a la Joven Liga Comunista. Pero volvió pronto al redil porque quería ser diputado. Consiguió el acta en 1992, representado a la circunscripción de Hartlepool.

Foto: Así sería el diseño del submarino SSN-Aukus. (EFE)

Los 90 fueron, sin lugar a duda, su década. Fraguó amistad con Tony Blair y Gordon Brown y se convirtió junto a ellos en uno de los inspiradores del New Labour. En 1996, fue el jefe de la campaña electoral que acabó con la mayoría absoluta para los laboristas y entró en el nuevo Ejecutivo como ministro sin cartera y especial consejero de Blair. Por aquel entonces ya empezaba su fama. “Para algunos que creían en el cambio, yo era un héroe. Para otros, yo era el anti- Cristo. Para el público era alguien al que podían admirar por su tenacidad y su determinación, pero también una figura tenebrosa, el ministro siniestro. No alguien cálido. No alguien humano”, revela en sus memorias.

Se vio obligado dos veces a dimitir del gobierno por polémicas amistades con magnates billonarios. Pero siempre acababan llamándole de nuevo a su puerta por sus dotes negociadoras y gran capacidad para establecer contactos.

A pesar de sus dos manchones en el currículum, Blair le nombró nuevo comisario europeo de Reino Unido. En Bruselas, el Maquiavelo británico despliega todas sus dotes de conspirador, desarrollando aún más si cabe sus actitudes como trabajador incesante y seductor brillante con sus interlocutores. Pero en 2008, ocurre lo inimaginable. Gordon Brown, que por aquel entonces agoniza como primer ministro, acude a su auxilio y le pide que regrese al Ejecutivo. Al no ser diputado, tienen que nombrarle Lord. Él no desaprovecha la ocasión para ponerse no uno, sino dos títulos — lord Mandelson de Foy y Hartlepool —. Es egocéntrico. ¿Por qué ocultarlo?

Foto: Keir Starmer en una visita a la playa de Falmouth. (Getty/Hugh R Hastings)

Le encanta ser el centro de atención. Pero defiende de manera feroz su vida privada. Cuando el columnista Matthew Parris reveló que era homosexual, tiró de sus contactos y consiguió que en la mismísima BBC — que nunca se casa con nadie — se distribuyera un memorando, ordenando a los redactores que no se hablara nunca de sus asuntos sentimentales. Los tabloides, sin embargo, no respetaron el pacto y sacaron a la luz su relación con el brasileño Reinaldo Avila da Silva, con el que el político mantiene una relación de ya cerca de más de 30 años.

Lord Mandelson dice que en ocasiones le gustaría estar encerrado en su casa en la zona rural de Wiltshire con su marido y sus dos perros, paseando y haciendo ejercicio con su entrenador personal. Pero cuando antes de Navidad le ofrecieron el cargo no se lo pensó. Nunca ha sido del círculo íntimo de Starmer. Pero ha actuado como mentor no oficial del jefe de gabinete del primer ministro, Morgan McSweeney, y del director de comunicaciones, Matthew Doyle. Y fueron ellos quienes le recomendaron.

Aunque no todos en el mundo diplomático están contentos. La embajadora saliente, Karen Pierce, quería quedarse en Washington, donde se había ganado la reputación de “la susurradora de Trump”, a la que se le atribuye haber suavizado las relaciones entre el presidente estadounidense y Starmer. “Hizo un gran trabajo”, dice un diplomático británico, señalando cómo la extravagante Pierce fue recibida con agrado por el equipo de Trump. “Pero le explotó en la cara. Estabilizó las cosas tan bien que despejó el camino para que entrara una persona más política”.

"Hay un electorado enojado que siente que el sistema lo ha defraudado"

Algunos en el ministerio de Relaciones Exteriores creen que las críticas a Mandelson en Washington provienen de personas del mundo Trump que se sienten leales a Pierce y desearían que se hubiera quedado.

Aunque hay otro elemento potencialmente polémico de su nuevo rol: sus acciones en Global Counsel, una firma cuyos clientes han incluido a Shell y al banco Santander UK, así como varias compañías vinculadas a China, como TikTok y la compañía de moda Shein, que fue fundada en China pero ahora tiene su sede en Singapur.

Mandelson, cuya red mundial de contactos es un punto de venta clave para Global Counsel, renunció como director el verano pasado, pero se convirtió en presidente y director del consejo asesor internacional del grupo y aún tiene acciones.

En su nueva misión, tiene un plan sencillo para relacionarse con el equipo de Trump. Dice que los tratará “con respeto, seriedad y comprensión de sus posiciones políticas”. “La política está en crisis. Hay un electorado a menudo alienado y enojado que siente que el sistema lo ha defraudado”. Admite que los partidarios de la globalización, que ha sido un principio central en su discurso, se han vuelto complacientes, a medida que los salarios se estancaron y la desigualdad crecía. “Varios políticos, incluido el presidente Trump, son vistos como un antídoto contra eso”.

Mejorar la economía de UK

Son dos las prioridades que se ha marcado para su misión en Washington. La primera consiste en persuadir a la administración Trump para que mantenga su garantía de seguridad en Europa, lo que incluye desempeñar algún papel en asegurar cualquier cese del fuego acordado entre Rusia y Ucrania. La segunda es asegurar que la relación entre Estados Unidos y el Reino Unido ayude a impulsar el crecimiento económico — la “misión número uno” de Starmer —, en particular a través de una mayor cooperación en tecnología.

Afirma que evitar que Trump imponga aranceles al Reino Unido es un problema inmediato. E insiste en que su conocimiento de China será una gran ventaja en las discusiones con el equipo de Casa Blanca, aunque algunos en Washington consideren sospechosos sus vínculos con Pekín. Después de dejar el gobierno en 2010, Mandelson continuó trabajando estrechamente con China, presidiendo durante siete años el Centro de Reino Unido para China, un organismo no departamental del ministerio de Asuntos Exteriores dedicado a construir vínculos entre los países.

En una administración en la que los empresarios multimillonarios tienen una influencia sin precedentes, el 'Príncipe de las Tinieblas' aspira a moverse como pez en el agua. No conoce en profundidad aún a Elon Musk, pero le considera “un individuo fascinante”. “Me intriga”, matiza sin entrar a valorar las polémicas protagonizadas por el magnate con sus continuas críticas a Reino Unido. “Creo que ha escogido algunos puntos sobre Reino Unido y Europa que tienen cierta validez, pero ha unido los puntos de una manera que forma una imagen inexacta del país".

Foto: El periodista del 'Financial Times', Michael Peel. ('Financial Times'/Charlie Bibby)

En las conversaciones con Trump, Mandelson podría mencionar los nombres de numerosos amigos en común como Peter Thiel, el multimillonario que respalda al vicepresidente JD Vance, Marc Andreessen, cofundador de Netscape, que está en el consejo de Meta o Mark Burnett, el productor de televisión detrás de The Apprentice, que ahora es el enviado especial de Trump al Reino Unido.

Aunque su habilidad para cautivar a estas élites (el expresidente George W. Bush lo apodó "Silvertongue") y su inclinación por el lujo también le han causado problemas. "Tiene debilidades", dice un viejo amigo a la BBC. "Le gusta la buena vida. Un estilo de vida que no puede permitirse".

Su amistad con el oligarca ruso Oleg Deripaska durante su tiempo en la UE provocó preguntas sobre conflictos de intereses. Y su vínculo con Jeffrey Epstein, el pedófilo multimillonario que se suicidó en 2019 amigo también del príncipe Andrés y de Trump, le sigue causando quebraderos de cabeza. Ha dicho en repetidas ocasiones que "lamenta profundamente" tanto haber conocido a Epstein como el daño causado a sus numerosas víctimas, y que nunca tuvo ningún tipo de relación profesional o comercial con él.

Foto: Nigel Farage, líder del Partido Reformista británico. (Reuters/Belinda Jiao)

Mandelson ya ha aparecido en Fox News para disculparse por sus críticas anteriores a Donald Trump. Dijo que sus afirmaciones de que el presidente era "un matón" fueron "desatinadas y erróneas".

En la embajada británica en Washington, debajo de un retrato de la difunta reina Isabel II pintado por Warhol, ya ha ofrecido un almuerzo al general Keith Kellogg, enviado del presidente Trump a Ucrania y Rusia. Apenas un preludio para el verdadero desafío que se presentará a finales de este mes: acompañar a Keir Starmer a la Oficina Oval para reunirse con el presidente.

Cuarenta años después de crear el Nuevo Laborismo, Peter Mandelson está de vuelta con una sed insaciable de poder. Por encima de todo dicen que su gran misión es seguir siendo relevante.

"La vía para establecer vínculos con Donald Trump es a través del golf. Y nosotros hemos mandado a Washington a un hombre que no sabe jugar al golf", se lamenta durante un café con esta corresponsal un tipo muy bien conectado con el establishment británico. El regreso de Peter Mandelson es el gran tema de conversación en los corrillos de Whitehall. No faltan detractores. Pero tampoco grandes fieles. Nunca hubo — ni habrá — término medio para abordar al 'Príncipe de las Tinieblas'. El Maquiavelo, el “ministro siniestro” ha vuelto. El lord laborista, de 71 años, se ha convertido en el nuevo embajador británico en Estados Unidos. Es la primera vez en 50 años que se trata de una designación enteramente política para el cargo. Y no está exenta de polémica.

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