Así es el 'Trump Princess', el yate de 86 metros que perteneció a Khashoggi, al sultán de Brunei y Donald Trump
El Trump Princess, el yate de 86 metros que Donald Trump compró en 1988, fue originalmente propiedad del traficante de armas Adnan Khashoggi. Un símbolo de lujo, poder y excesos que sigue haciendo historia
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Donald Trump no es precisamente un amante del mar. De hecho, nunca mostró interés por los yates antes de hacerse con una de las embarcaciones más lujosas del mundo en 1988. El Trump Princess, con 86 metros de eslora, fue una de las adquisiciones más extravagantes del magnate neoyorquino, quien lo convirtió en un símbolo de opulencia flotante tras desembolsar cerca de 30 millones de dólares.
La historia de este superyate, sin embargo, comienza mucho antes de que el actual presidente de Estados Unidos pusiera su nombre en él. En su origen, la embarcación perteneció a Adnan Khashoggi, un multimillonario saudí vinculado al comercio de armas y otros negocios inmobiliarios, conocido por sus lujosas fiestas y sus estrechas relaciones con el poder. El barco, bautizado en honor a su hija Nabila, fue un símbolo de riqueza desmesurada en los años 80, con detalles que superaban cualquier capricho imaginable.
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El interior de la embarcación era una auténtica obra de arte en sí misma. Paredes revestidas de chamois y madera de arce, baños en ónix tallado a mano y una sala de cine con más de 800 películas eran solo algunas de sus excentricidades. Pero lo que realmente hizo famoso al Nabila fue su papel como sede flotante de fastuosas fiestas y reuniones de negocios al más alto nivel, donde participaron desde príncipes hasta líderes políticos y estrellas de cine.
Del imperio Khashoggi al portafolio de Trump
La suerte de Khashoggi cambió drásticamente a finales de los 80. Sus problemas judiciales y financieros lo llevaron a desprenderse de parte de sus bienes, entre ellos su yate estrella. El Nabila terminó en manos del sultán de Brunei, quien posteriormente lo vendió a Donald Trump en 1988. El empresario estadounidense, famoso por su olfato para los negocios, aprovechó la oportunidad para hacerse con el barco por un precio considerablemente inferior al que había costado construirlo.
Trump no tardó en poner su sello personal en la embarcación. El actuali líder de Estados Unidos gastó 8,5 millones de dólares en una reforma integral que modernizó su interior y le dio un toque aún más ostentoso, aunque respetando muchos de los lujosos detalles originales. El nombre también cambió: el Nabila pasó a llamarse Trump Princess, consolidándose como un emblema de la era dorada del magnate en el sector inmobiliario y de los casinos.
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A pesar del entusiasmo inicial, el Trump Princess no se mantuvo por mucho tiempo en la flota de Trump. Los problemas financieros que enfrentó a principios de los 90 le obligaron a vender la embarcación en 1991 al príncipe saudí Al-Waleed bin Talal por aproximadamente 20 millones de dólares. Desde entonces, el yate ha sido rebautizado como Kingdom 5KR y permanece en uso, aunque con un perfil más discreto que en sus años de gloria.
Así es el 'Kingdom 5KR'
El actual Kingdom 5KR, antiguamente llamadao Nabila y Trump Princess, es un gigante flotante con cinco cubiertas y más de 100 áreas distintas. Cuenta con una tripulación de 52 personas y está equipado con dos motores de 3.000 caballos de potencia, capaces de impulsar la embarcación a velocidades de hasta 20 nudos. Sus depósitos de combustible permiten recorrer hasta 8.500 millas náuticas sin necesidad de repostar.
Los detalles de lujo están presentes en cada rincón del yate. El dormitorio principal abarca el ancho total del casco y cuenta con un techo de carey, una cama de tres metros de ancho y una salida secreta. También dispone de un ascensor privado, un cine, un salón de belleza e incluso una pequeña clínica con sala de operaciones.
De ser el símbolo de poder de Khashoggi, pasó a ser el escaparate del estilo ostentoso de Trump, para terminar en manos de un príncipe saudí
A pesar de su impresionante diseño y comodidades, el yate ha cambiado de manos en varias ocasiones, cada una dejando su propia marca en la historia de esta embarcación. De ser el símbolo de poder de Khashoggi, pasó a convertirse en un escaparate del estilo ostentoso de Trump, para luego terminar en manos de la realeza saudí, donde aún permanece con su actual nombre, Kingdom 5KR.
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Donald Trump no es precisamente un amante del mar. De hecho, nunca mostró interés por los yates antes de hacerse con una de las embarcaciones más lujosas del mundo en 1988. El Trump Princess, con 86 metros de eslora, fue una de las adquisiciones más extravagantes del magnate neoyorquino, quien lo convirtió en un símbolo de opulencia flotante tras desembolsar cerca de 30 millones de dólares.