Hablan aquellos a los que Trump no preguntó: "Nadie nos moverá de aquí"
La propuesta de convertir Gaza en "la Riviera de Oriente Medio" no es más que la manifestación de una política de brutalidad: conlleva la limpieza étnica de millones de personas a través del desplazamiento forzado
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"No entiendo por qué tanta sorpresa", comenta Fares J., empresario de origen gazatí radicado en Dubái. "¿Qué podíamos esperar de una conferencia de prensa de Donald Trump junto a Netanyahu en la Casa Blanca? Era predecible que surgieran ideas aberrantes, completamente desconectadas de la realidad."
Las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, superaron cualquier expectativa al afirmar que su país debía tomar el control de la Franja de Gaza y que los palestinos tenían que ser reubicados en países vecinos. “Seremos dueños de ella”, aseguró, refiriéndose a la Franja. A pesar de proclamar a EEUU como el 'propietario' del territorio, la Casa Blanca señaló, horas después, que Estados Unidos no financiará la "reconstrucción de la Franja" ni enviará tropas estadounidenses.
A pesar de dar marcha atrás sobre la financiación de Washington, el jueves Trump volvió a reiterar en su idea sobre "adueñarse" de Gaza. Sin un planteamiento oficial en el acuerdo de alto el fuego sobre el futuro del enclave —y sin contar con la opinión de los palestinos—, Trump indicó que "Israel entregará Gaza a Estados Unidos" y que se convertirá "en uno de los mayores y más espectaculares desarrollos de toda la Tierra". Para entonces, los palestinos —categoría en la que ha incluido al senador demócrata Chuck Schumer— "ya habrían sido realojados en comunidades más seguras y bonitas, con viviendas nuevas y modernas".
“El lenguaje que utiliza es perverso: reconoce que Gaza ha sido reducida a escombros y sugiere que los palestinos la abandonarán con gusto, demostrando, una vez más, su profundo desconocimiento sobre nuestra tierra y nuestra gente”, señala Mohamed Imad, un gazatí desplazado en Egipto.
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Trump también afirmó que su plan impulsaría el desarrollo económico de Gaza, generando empleo y viviendas para sus habitantes. “Pero cuando habla de 'la gente de la zona', deja fuera a los gazatíes, a quienes pretende expulsar y convertir en refugiados en otros países”, aclara Bilal H., enfermero en el norte de Gaza. “Como si no hubiéramos demostrado al mundo nuestra resiliencia, nuestra resistencia. Nadie nos moverá de aquí. Y si nos fuerzan, lucharemos, volveremos. Siempre volveremos, como lo hemos hecho durante décadas”, recalca.
Hamás, por su parte, ha dejado en claro que no se irá y que presumiblemente luchará contra las tropas estadounidenses como luchó contra las israelíes. Como dijo Basem Naim, miembro de la oficina política del grupo, en una declaración denunciando la propuesta de Trump, lo que Netanyahu no logró hacer con el apoyo del presidente Joseph R. Biden Jr. —“desplazar a los residentes de la Franja de Gaza” para “llevar a cabo un genocidio contra nuestro pueblo”— “ningún nuevo gobierno logrará implementarlo”.
La 'Riviera' de Oriente Medio
La propuesta de convertir Gaza en "la Riviera de Oriente Medio" no es más que la manifestación de una política de brutalidad: conlleva la limpieza étnica de millones de personas a través del desplazamiento forzado. Sería aconsejable que el presidente Trump revisara los fracasos de EEUU en Irak, Afganistán y Somalia antes de aventurarse en una nueva intervención.
Sin embargo, la política exterior de EEUU se sostiene sobre la desestabilización, alimentándose de cada crisis que genera. “Es posible que el objetivo de las declaraciones disparatadas durante la rueda de prensa haya sido simplemente una provocación para manipular a los medios y a sus oponentes, observar quién reacciona y cómo, y asegurarse de seguir acaparando titulares”, plantea Fares J. “Dicho esto, más allá de lo inconcebibles que sean las intenciones de Trump, muchos grupos aprovecharán sus palabras como munición para sus propias agendas. Sus declaraciones son una amenaza y podrían desencadenar una escalada de tensiones”.
Por otro lado, aunque hoy muchos israelíes celebren sus palabras, difícilmente aceptarían que Estados Unidos tome el control de la Franja de Gaza. Una cosa es depender del respaldo y la ayuda económica de un país, y otra muy distinta es cederle poder sobre un territorio que busca apropiarse. Israel debería preguntarse cuál será el precio de ceder la “reconstrucción” de un activo estratégico a un presidente con delirios imperialistas.”
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Más allá de ser moralmente inaceptable y prácticamente inviable, esta propuesta viola el derecho internacional y los derechos humanos, al tiempo que refuerza la deshumanización del pueblo palestino por parte de EEUU e Israel. “¿Cómo puede ser que la apropiación de Gaza por la fuerza y la erradicación sistemática de lo poco que aún queda en pie sea un posible tema de discusión en la Casa Blanca?”, se pregunta Amal Ismail, palestina en Tel Aviv, con familia en la Franja.
“Nadie nos va a sacar de aquí”
La idea no solo representa una afrenta a los principios más básicos del derecho internacional, sino que también constituye una amenaza directa a la estabilidad global. “La impunidad ante el genocidio en Gaza ha tenido una consecuencia clara: el aumento de la radicalización entre los jóvenes, que ya no ven a Hamás como un grupo terrorista, sino como la única defensa del pueblo palestino”, señala Rashad M., desde uno de los pocos hospitales que aún siguen en pie en Gaza. “Ser parte de Hamás significa ser parte de la resistencia, de la lucha por nuestra gente, y esa es una ideología que no solo se existe dentro de nuestras fronteras, sino que se fortalece con cada abuso y se expande más allá”, advierte.
Las declaraciones del presidente estadounidense llegan en un momento de extrema vulnerabilidad. Los gazatíes desplazados continúan regresando a lo que solían ser sus hogares, solo para encontrarlos reducidos a escombros. “Trump tiene razón en una cosa: Gaza es una zona de demolición”, reconoce E.S, desde el norte de la Franja. “Sin embargo, somos nosotros quienes la reconstruiremos. Necesitamos ayuda, pero la responsabilidad de este proceso debe ser nuestra. Nadie nos va a sacar de aquí. Si alguien viene a quitarnos nuestra tierra, nos defenderemos, como lo hemos hecho por décadas. Si los estadounidenses quieren pasar un tiempo en la 'Riviera gazatí', lo harán como rehenes”, añade.
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Por otro lado, muchos gazatíes dejarían la Franja si tuvieran la oportunidad. Sin embargo, una cosa es el exilio voluntario y otra muy distinta es la expulsión forzada. “Muchos de nosotros nos iríamos de Gaza si pudiéramos. Tengo tres hijos y aquí no puedo ofrecerles una vida digna”, explica Yassin Ahmed desde los escombros de su hogar. “Pero no nos iremos obligados, no aceptaremos ningún plan de limpieza étnica. Antes la muerte”.
Desde un punto de vista estratégico, Gaza es el corazón de la resistencia palestina. Israel entiende que, para someter a Palestina, primero debe apoderarse de la Franja, incluso si eso implica arrasarla por completo. “La resistencia contra la ocupación israelí es más fuerte en Gaza que en cualquier otro lugar”, afirma Mohamed Imad, farmacéutico gazatí. “Que Trump proponga la evacuación total del territorio solo demuestra lo poco que entiende a los gazatíes. Gaza nunca será abandonada por nuestra propia voluntad”.
Las reacciones locales e internacionales no se han hecho esperar. El mundo entero ha respondido a las declaraciones de Trump, dejando clara su postura. Tanto Jordania como Egipto han rechazado la idea de acoger a los gazatíes desplazados y han reafirmado el derecho del pueblo palestino a reconstruir su territorio. “La posición de Egipto y Jordania es diplomáticamente correcta, pero también refleja la imposibilidad real de recibir más refugiados palestinos debido a razones estratégicas y de seguridad”, explica Amal Ismail.
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Por su parte, el dirigente de Hamás, Sami Abu Zuhri, calificó los comentarios de Trump sobre tomar el control de la Franja de Gaza como “ridículos” y “absurdos”, advirtiendo que podrían desestabilizar aún más Oriente Medio.
La Yihad Islámica Palestina advirtió sobre el peligro de las declaraciones de Trump respecto a Gaza, afirmando que no hacen más que profundizar la inestabilidad en la región. Según el grupo, esta estrategia no solo pone en riesgo la seguridad nacional árabe, sino que también podría avivar tensiones en países como Egipto y Jordania.
Mientras tanto, en Gaza, las reacciones de los ciudadanos oscilan entre la burla y la indignación. “Tengo un grupo de WhatsApp con mis amigos y nos hemos pasado el día riéndonos de las declaraciones de Trump”, cuenta Khaled S., mientras regresa a lo que queda de su hogar en el norte de Gaza. “Vivimos entre escombros, con los cuerpos de nuestros muertos aun sin recuperar. Pero puedo asegurar que nuestra zona de demolición vale un millón de veces más que un país cómplice de su destrucción”.
"Vivimos entre escombros, con los cuerpos de nuestros muertos aun sin recuperar"
Durante los últimos meses, los ciudadanos de Gaza han sido reducidos a un tema de debate, como si su destino pudiera decidirse en despachos lejanos. “Nadie tiene que decidir por nosotros”, enfatiza E.S. “Palestina pertenece a los palestinos, aunque muchos quieran deshacerse de nosotros como si fuéramos el problema. No nos vamos. No nos rendimos. Nos quedamos en Gaza. Y si Trump viene, más vale que sea solo de visita, a tomar un té.”
"No entiendo por qué tanta sorpresa", comenta Fares J., empresario de origen gazatí radicado en Dubái. "¿Qué podíamos esperar de una conferencia de prensa de Donald Trump junto a Netanyahu en la Casa Blanca? Era predecible que surgieran ideas aberrantes, completamente desconectadas de la realidad."