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Trump y el expolio de Gaza: tres razones que harán difícil la distopía del siglo
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Gaza, convertida en un territorio inhabitable

Trump y el expolio de Gaza: tres razones que harán difícil la distopía del siglo

La Franja de Gaza se ha convertido en un territorio completamente inhabitable y el gabinete israelí no oculta sus planes de "fomentar la emigración" de los supervivientes, un eufemismo para tratar de ocultar la "limpieza étnica"

Foto: Miles de palestinos desplazados al sur regresan a sus casas en el norte de Gaza. (Reuters/Mohammed Salem)
Miles de palestinos desplazados al sur regresan a sus casas en el norte de Gaza. (Reuters/Mohammed Salem)
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Quienes aventuraban que la segunda presidencia de Donald Trump iba a ser completamente disruptiva no se equivocaban en absoluto e, incluso, quizás se hayan quedado cortos. Tras anunciar su voluntad de comprar Groenlandia o controlar el canal de Panamá, el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha sorprendido a propios y extraños anunciando la voluntad de expulsar a los dos millones de habitantes de Gaza y convertir dicho territorio en un nuevo destino turístico bajo control estadounidense. Tal y como lo oyen.

A pesar de haber anunciado a Gaza como un nuevo 'resort' de EEUU, la realidad es que ni siquiera Trump sabe cómo lo va a conseguir. No pasaron ni 24 horas desde la rueda de prensa conjunta cuando la administración republicana aclaró que Estados Unidos no va a "financiar la reconstrucción" de Gaza ni va a enviar tropas al terreno. "Lo que digo es que el presidente aún no se ha comprometido con esa opción. No ha tomado esa decisión", recalcó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.

Si bien es cierto que hay quienes consideran que se trata de un mero globo sonda para tantear la respuesta que recibe entre sus aliados árabes, el hecho de que haya sido anunciado ante la atenta mirada de Benjamin Netanyahu ha hecho saltar todas las alarmas. Durante los últimos 15 meses, el Ejército israelí ha bombardeado de manera inmisericorde la Franja de Gaza hasta reducirla a escombros con el pretexto de combatir a Hamás. Como es sabido, la población civil es la que ha pagado un precio más elevado, ya que las últimas estimaciones del Ministerio de Sanidad estiman en 61.000 los muertos y en 110.000 los heridos desde el inicio de la ofensiva contra el enclave palestino.

Hoy por hoy, la Franja de Gaza se ha convertido en un territorio completamente inhabitable y el gabinete israelí no oculta sus planes de “fomentar la emigración” de los supervivientes, un eufemismo para tratar de ocultar la “limpieza étnica” que está teniendo lugar sobre el terreno ante la pasividad, la indiferencia o, incluso, la complicidad de buena parte de la comunidad occidental, incluida la inmensa mayoría de países europeos. La principal novedad es que ahora Estados Unidos no solo está dispuesto a poner las armas para que Israel destruya cualquier posibilidad de una solución negociada basada en la fórmula de los dos Estados, sino que además pretende ir un paso más allá implicándose en la evacuación forzosa de la población para “tomar el control de la Franja de Gaza” y “hacerla de su propiedad”, tal y como ha señalado el propio Trump.

Foto: Donald Trump en la reunión con Netanyahu en el Despacho Oval. (Reuters/Elizabeth Frantz)

Semejante distopía solo puede caber en la cabeza del gobierno de oligarcas creado por Trump, que ven en la catástrofe palestina una formidable oportunidad de negocio. No en vano, Netanyahu ha vuelto a repetir, una vez más, el mantra de que “Trump es el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca”, dado que la expulsión de la población palestina es una de las demandas de buena parte de los integrantes de su gabinete. No solo de los ministros supremacistas y mesiánicos como Smotrich o Ben-Gvir, sino de la mayor parte del Likud. De hecho, Gaza podría ser solamente el principio.

Los palestinos de Cisjordania podrían correr la misma suerte, dado que Trump y su círculo más cercano, incluidos los secretarios de Estado y de Defensa, interpretan que el conjunto de territorios comprendidos entre el río Jordán y el mar Mediterráneo —Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este incluido— pertenecen al pueblo judío por decreto divino.

La materialización del Plan Trump no será, ni mucho menos, sencilla. En primer lugar, se puede aventurar que la población palestina presentará una resistencia numantina a dicho proyecto, ya que implicaría su desposesión. Debe recordarse que el 80% de la población de Gaza son descendientes de los refugiados que ya fueron expulsados de sus hogares una vez tras el establecimiento del Estado israelí en 1948. Desde entonces se han juramentado permanecer, contra viento y marea, en el territorio palestino para no volver a convertirse de nuevo en refugiados.

Foto: Un palestino observa la destrucción en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza. (Reuters/Hatem Khaled)

En segundo lugar, los gobernantes árabes no aceptarán de buen grado una nueva Nakba como la acontecida en 1948, no ya solo por la teórica solidaridad con la causa palestina, sino por mera supervivencia política. Debe recordarse que el establecimiento de Israel provocó un verdadero terremoto que arrastró a la mayor parte de los gobiernos árabes en los países vecinos. Por mencionar tan solo dos ejemplos, el rey Abdallah de Jordania fue asesinado en 1951 y, un año después, el rey Faruq II de Egipto fue derrocado por un golpe militar.

Por lo tanto, una nueva limpieza étnica desataría la furia de las poblaciones árabes y probablemente desestabilizaría por completo tanto Jordania como Egipto, dos países tradicionalmente situados en la órbita occidental. No solo eso, sino que además cerraría la puerta, probablemente de manera definitiva, al proceso de normalización entre Israel y los países del Golfo.

En tercer lugar, la aplicación del Plan Trump sentaría un peligroso precedente que podría ser replicado en otros lugares. El presidente estadounidense ya ha puesto la mira sobre el canal de Panamá y Groenlandia, territorios que podrían ser conquistados por medio del empleo de la fuerza, dado el poderío militar de Estados Unidos. No solo eso, sino que dichos precedentes podrían ser empleados por otros dirigentes autoritarios como Putin o Xi Jinping para justificar sus propias aventuras bélicas en Ucrania o Taiwán.

Foto: Una de las imágenes promocionales del plan Gaza 2035. (Oficina del Primer Ministro de Israel)

Por todo ello, la Unión Europea y el resto de la comunidad internacional deberían movilizarse de manera inmediata y contundente para evitar que el derecho internacional sea reemplazado por la ley de la jungla. Nuestro futuro depende de ello.

*Catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid y coautor del libro Gaza. Crónica de una nakba anunciada

Quienes aventuraban que la segunda presidencia de Donald Trump iba a ser completamente disruptiva no se equivocaban en absoluto e, incluso, quizás se hayan quedado cortos. Tras anunciar su voluntad de comprar Groenlandia o controlar el canal de Panamá, el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha sorprendido a propios y extraños anunciando la voluntad de expulsar a los dos millones de habitantes de Gaza y convertir dicho territorio en un nuevo destino turístico bajo control estadounidense. Tal y como lo oyen.

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