Taiwán denuncia una nueva táctica de China para justificar la guerra: repartir pasaportes
China está registrando a un número cada vez mayor de taiwaneses para que soliciten tarjetas de residencia o incluso de identidad. En la isla, temen que se trate de una antesala a la guerra
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Todo lo que ocurre en Ucrania es una obsesión para los independentistas taiwaneses. Las calles de Taipéi muestran soflamas a favor de la independencia ucraniana de Rusia y en contra de la agresión militar de Moscú. Y no es porque la población de la isla esté muy apegada al devenir de Kiev, sino porque el Gobierno soberanista taiwanés entiende que la invasión de Vladímir Putin, si triunfa y se acepta en la comunidad internacional, sienta un peligroso precedente en su contra. Y hay un paralelismo en concreto que cada vez les genera más inquietud.
El sentimiento independentista entre los jóvenes taiwaneses está creciendo mucho y Pekín busca detener esa deriva. Y para cimentar sus propios grupos de apoyo en la isla —que existen, aunque porcentualmente estén menguando— ha decidido, de alguna manera, “legalizar” a ciudadanos que considera ya sus súbditos. Según reveló recientemente el Financial Times, China está registrando a un número cada vez mayor de taiwaneses para que soliciten tarjetas de residencia o incluso de identidad. "Funcionarios del gobierno taiwanés afirman que Pekín se ha centrado en conseguir que los taiwaneses visitantes soliciten tarjetas de residencia chinas, cuentas bancarias y números de teléfono móvil locales —conocidos como los ‘tres documentos’— y que a muchos se les entreguen después las tarjetas de identidad locales, reservadas a los ciudadanos", explica el medio.
“Nos preocupa que cuando cada vez más taiwaneses tengan la ciudadanía china se ponga en peligro nuestra jurisdicción. Si un taiwanés con documento de identidad chino se viera implicado en un incidente aquí, China podría decir que tiene que ocuparse del asunto porque se trata de uno de sus ciudadanos. Eso le permitiría intervenir en nuestros asuntos internos”, manifestó un alto funcionario del Gobierno de Taiwán al FT.
Según Taipéi, este podría ser el inicio de una estrategia de Pekín que imite la de sus socios de Moscú. Hace casi tres años, como justificación de su invasión, Putin afirmó lo siguiente: “He tomado la decisión de llevar a cabo una operación militar especial. Su objetivo será defender al pueblo que durante ocho años ha sufrido persecución y genocidio por parte del régimen de Kiev. Para ello, apuntaremos a la desmilitarización y desnazificación de Ucrania”. El presidente alegó que había una comunidad de origen ruso en Ucrania, lo que era cierto, y Xi Jinping podría pretender alegar lo mismo, lo que desde luego es también cierto.
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La denuncia de este proceso partió de dos conocidos youtubers, Pa Chiung y Chen Po-yuan, que afirmaron en un vídeo que China engañaba a ciudadanos taiwaneses para que obtuvieran documentos de identidad chinos, aunque conservaran los suyos. “Tras su discurso de Año Nuevo, el Presidente Lai Ching-te respondió a las afirmaciones de que decenas de miles de taiwaneses han obtenido ya documentos de identidad chinos. Lai afirma que la gente no debe sacrificar la seguridad a largo plazo por ganancias a corto plazo, y añade que la democracia no tiene precio y que la libertad no es una moneda de cambio”, publicó Radio Taiwan International.
No es personal, son negocios
Las relaciones entre los ciudadanos chinos y taiwaneses son en muchos casos estrechas, especialmente en el ámbito de los negocios. En ese sentido, las divergencias políticas entre ambos territorios con una lengua, cultura y pasado común, han permitido un constante intercambio de mercancías y personas. Históricamente, Pekín otorgaba lo que se conocía como “Permiso de Viaje Continental para Residentes en Taiwán”, lo que permitía a los habitantes de la isla sus viajes a la zona continental sin usar unos pasaportes que China no reconoce y que sí sirven a los taiwaneses para viajar a otros países.
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Ahora, Pekín ha dado un paso más y está otorgando documentos de identidad que convierten a los agraciados en ciudadanos, al menos en derechos, de la República Popular de China. China no permite la doble nacionalidad en ningún caso, pero el trasfondo ideológico de esta medida sería que aquí tampoco lo hace porque Taiwán es lo que considera una “región administrativa”, como Hong Kong y Macao.
No se trata de un temor nuevo. Taipéi, bajo el Gobierno del independentista Partido Progresista Democrático que aboga por cambiar el status quo de la isla y convertirla en una nación independiente de pleno derecho, lleva años exigiendo a sus ciudadanos que eviten la confusión de la “doble” nacionalidad. “El Gobierno de Taiwán advirtió a sus ciudadanos a no utilizar pasaportes emitidos por China, recordándoles que el uso de un pasaporte de la República Popular China les pone en riesgo de perder sus derechos y beneficios como ciudadanos de la República de China (Taiwán)”, advertía en 2017 en una nota la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en España (organismo que funciona como embajada no oficial).
Ya por aquel entonces, Taiwán hablaba de una estrategia de Xi para evitar la invasión militar. “El Consejo para los Asuntos de China Continental (CACC), la mayor agencia que redacta política de Taiwán hacia China, emitió una declaración a finales de julio en respuesta a un informe de Hong Kong que indicó que China podría lanzar un programa en que emitirá pasaportes a los ciudadanos de lo que describe como su ‘Región Administrativa’, como parte de los esfuerzos de Pekín para resolver el problema de Taiwán”, decía hace casi ocho años la “Embajada” de Taiwán en Madrid.
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La pesadilla de Xi ha sido ver como en las elecciones democráticas en Taiwán desde 2016 ha seguido venciendo el Partido Progresista Democrático. El actual presidente, Lai Ching-te, es considerado un alborotador independentista por Pekín y un instigador de las tesis rupturistas que, según el Partido Comunista Chino, llevarían a un conflicto armado. Sus ideas soberanistas tienen especial apoyo entre los jóvenes y cada año crece, según las encuestas, el porcentaje de taiwaneses que quiere la total independencia de China, aunque los números no son aún aplastantes. Una encuesta de mayo pasado de la Taiwan Public Opinion Foundation cifraba en un 47,2% el apoyo a la independencia, por un 28,% que aboga por mantener el actual status quo y un 12,4% que apoya la unificación con China. Mientras, otro sondeo de otoño pasado revelaba que el 67% de la población estaría dispuesta a luchar contra China en caso de iniciarse una guerra.
Barcazas para asaltos anfibios
Recientemente, saltaba a los medios la noticia de que China está construyendo una flota de barcazas que se usan en los asaltos anfibios. Fotos satelitales del Puerto de Guangzhou muestran la construcción de una flota parecida a la que los aliados usaron en el famoso Desembarco de Normandía.
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“La construcción de barcazas especializadas como estas es uno de los indicadores que los analistas de defensa vigilan para alertar de una posible invasión. Es posible que se pretenda explicar que estas naves tendrán una función civil. Pero la construcción de tantas, mucho mayores que las embarcaciones civiles similares vistas antes, hace que esa explicación sea inverosímil. Estas embarcaciones solo son adecuadas para transportar grandes cantidades de equipo pesado a tierra en poco tiempo. Parecen muy sobredimensionadas para usos civiles”, analiza un artículo de la revista Navalnews.
¿Otro indicio más de los planes invasores de Xi o la enésima polémica occidental escrutando lo que hace China? El hermetismo de Pekín en sus políticas internas —y Taiwán se analiza como un asunto interno— impide valorar desde fuera en muchos casos las estrategias. Sin embargo, hay un mensaje constante que se amplía y se intensifica: China va a recuperar Taiwán porque es su derecho. Pasaportes y barcazas son, por tanto, mensajes o planes para llevar a cabo ese objetivo que Xi repite constantemente. Ahora solo queda por conocerse cuál es en este asunto la posición de la Casa Blanca bajo el mandato de Donald Trump para terminar de perfilar lo que parece un inevitable conflicto entre chinos y taiwaneses.
Todo lo que ocurre en Ucrania es una obsesión para los independentistas taiwaneses. Las calles de Taipéi muestran soflamas a favor de la independencia ucraniana de Rusia y en contra de la agresión militar de Moscú. Y no es porque la población de la isla esté muy apegada al devenir de Kiev, sino porque el Gobierno soberanista taiwanés entiende que la invasión de Vladímir Putin, si triunfa y se acepta en la comunidad internacional, sienta un peligroso precedente en su contra. Y hay un paralelismo en concreto que cada vez les genera más inquietud.
El sentimiento independentista entre los jóvenes taiwaneses está creciendo mucho y Pekín busca detener esa deriva. Y para cimentar sus propios grupos de apoyo en la isla —que existen, aunque porcentualmente estén menguando— ha decidido, de alguna manera, “legalizar” a ciudadanos que considera ya sus súbditos. Según reveló recientemente el Financial Times, China está registrando a un número cada vez mayor de taiwaneses para que soliciten tarjetas de residencia o incluso de identidad. "Funcionarios del gobierno taiwanés afirman que Pekín se ha centrado en conseguir que los taiwaneses visitantes soliciten tarjetas de residencia chinas, cuentas bancarias y números de teléfono móvil locales —conocidos como los ‘tres documentos’— y que a muchos se les entreguen después las tarjetas de identidad locales, reservadas a los ciudadanos", explica el medio.
“Nos preocupa que cuando cada vez más taiwaneses tengan la ciudadanía china se ponga en peligro nuestra jurisdicción. Si un taiwanés con documento de identidad chino se viera implicado en un incidente aquí, China podría decir que tiene que ocuparse del asunto porque se trata de uno de sus ciudadanos. Eso le permitiría intervenir en nuestros asuntos internos”, manifestó un alto funcionario del Gobierno de Taiwán al FT.