La guerra de Ucrania se acelera ante la llegada de Trump: "Con 80.000 soldados cambiaría el frente"
Aunque Kiev cierra el año 2024 logrando mantener la mayoría de los frentes y abriendo una brecha en Kursk, Ucrania sufre, sobre todo, de falta de hombres
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El Kremlin araña la puerta del Donbás, mientras Kiev empuja en Kursk. La guerra de Ucrania está lejos de estancarse. Tanques nuevos y artillería vieja disparan en campos quemados de girasol. En Ucrania se combate por tierra, mar y aire. De noche y de día.
Según los más escépticos, se trata de los últimos coletazos de un conflicto que pronto cumplirá tres años a gran escala. Para los optimistas, el inicio de una etapa que provocará el vuelco definitivo de la guerra. 2025 es un año clave para el devenir de la invasión. Y sus actores lo saben.
“Debo decir que la situación está cambiando radicalmente”, reconocía Vladímir Putin en su conferencia de prensa anual de Navidad. “Hay movimiento a lo largo de toda la línea del frente. Todos los días”. A las pocas horas de su toma de posesión, el nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, apuntaba también al cambio, pero interno ruso: "[Putin] no lo está haciendo tan bien (...) debería llegar a un acuerdo. Está destruyendo Rusia". Todavía no hay señales de cuál será exactamente el enfoque del presidente estadounidense para sentar a la mesa tanto a Volodímir Zelenski como a Putin, pero lo veremos en los próximos días. "Lo veremos muy pronto".
En este escenario, en el que se mira más a Washington que Kiev, a Moscú le quedan más hombres que ases en la manga y son tres los factores sostienen las esperanzas del Kremlin. Para 2025, Ucrania se apoya en otros seis para sostener su difícil mano.
El campo de batalla
Víspera de reyes. Una columna de blindados ucranianos rompe las primeras líneas enemigas en un sector de Kursk. Canales de Telegram rusos entran en pánico. Parece que la segunda ofensiva ucraniana en la región ha comenzado. La información fluye a cuentagotas. Podía tratarse de un movimiento táctico y mediático antes de la llegada de Trump o una corrección de líneas que todavía pide esperar. Más allá de lo militar, el avance fue un recordatorio similar al de la primera incursión: todavía hay margen para la sorpresa. También fue la enésima prueba de la estrategia de desinformación rusa, que se desata a cada movimiento de Kiev para, según los analistas, hacer parecer las pérdidas peor de lo que son en un momento en el que Ucrania todavía tiene que presentarse con alguna carta sobre la mesa.
Cuentas de redes sociales y canales prorrusos corrieron a difundir imágenes de blindados ucranianos destruidos por drones. El trabajo de @GeoConfirmed —cuenta que analiza fotografías para identificar su ubicación—, reveló días más tarde que un número importante no pertenecía al último movimiento ofensivo de Kiev. Algunas que sí, mostraban el mismo vehículo desde diferentes ángulos. Otras eran de blindados rusos destruidos en diciembre del pasado año.
GeoConfirmed UKR - Investigation
— GeoConfirmed (@GeoConfirmed) January 8, 2025
When Ukraine undertakes offensive operations, Russia attempts to manipulate/influence the information environment.
For nearly three years, we have been monitoring the war in Ukraine, and another notable trend has emerged:
whenever Ukraine… pic.twitter.com/KPZhlqCcsX
En el Donbás es otra historia. Aunque Rusia no ha logrado en 35 meses hacerse con el total de las regiones de Lugansk y Donetsk -de las que ya controlaba grandes zonas desde 2014-, sí que ha protagonizado en los últimos meses de 2024 nuevas conquistas en los aledaños de Pokrovsk. Un avance insuficiente a un precio desorbitado. La apisonadora rusa perdió miles de hombres y blindados, tratando de culminar el objetivo en 2024. Según deslizó a Lloyd Austin, secretario de Defensa norteamericano, en Ramstein, “Ucrania ha destruido dos tercios de los recursos militares rusos” desde 2022. El botín del último año, campo agujereado y pequeñas aldeas destruidas. Pequeñas ciudades como Kurájovo, Avdiivka, Velyka Novosilka... que apenas se traducen en la conquista del 0,5% de Ucrania. La ciudad más grande rondaba los 32.000 habitantes antes de la invasión.
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Para Kiev, las oportunidades podrían llegar por otro lado. Mantener dos puntos calientes lejanos entre sí (Sumy-Zaporiyia), vertebraría un eje invisible norte-sur protegido ante el que Moscú deberá jerarquizar prioridades para evitar problemas logísticos. La penetración en Kursk –y en otras regiones de Rusia—junto con los ataques locales en las inmediaciones del Dniéper a finales de año adelantan un año más activo que el anterior.
Más del doble y menos de la mitad
El principal escollo para que Kiev lo logre es la cantidad y calidad de sus efectivos. Ucrania cuenta con 980.000 soldados, según reveló Volodímir Zelenski en su reciente entrevista con Lex Fridman. La ley de movilización aprobada en primavera impulsó el alistamiento, pero no alcanza los objetivos deseados. Y en el terreno hay un claro indicador: brigadas como la 47 o la 12 de Azov ya reclutan extranjeros, algo que no necesitaban.
"Aumentar en 80.000 soldados la infantería podría transformar la situación de Ucrania en el frente, deteniendo los avances rusos o aumentando drásticamente sus costes", argumenta Tatarigami, observador militar y fundador del grupo de análisis ucraniano Frontelligence Insigth.
En un reciente mensaje en Telegram, la Brigada mecanizada 110 reportaba sobre la situación en el frente de Velyka Novosilka, en el suroeste de Donetsk. "Si lo comparamos con Avdiivka, ls razones por las que estamos perdiendo territorio son diferentes. En Avdiivka, había una falta de munición de artillería, y los drones FPV estaban empezando a desarrollarse, pero la infantería todavía estaba presente. Entonces, la falta de artillería se aguantaba por las tropas. Ahora, sin embargo, hay suficiente artillería y drones, pero no suficientes soldados: hay falta de personal en unidades de infantería".
Para otros expertos, el problema no es de números.
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“Si tienes miles de soldados sin experiencia, recién movilizados, no se convierten en buenos soldados cuando pones un arma en sus manos”, criticó Yuriy Butusov, reconocido periodista ucraniano de Defensa, en conversación con Liberation, tras el desastre de la 155 brigada ‘Anne de Kyiv’.
Entrenado en Francia, este grupo desplegado parcialmente en Pokrovsk (Donbás) para frenar el asalto ruso acabó con una importante cantidad de bajas y "deserciones en ausencia". Errores que echan por tierra el esfuerzo realizado en meses previos para crear un sistema que suavice los picos de demanda de personal. Voces cada vez más numerosas en el Ejército ucraniano alertan de la falta de hombres formados y motivados. Por el momento, la 155 ya está en restructuración, el mando entero ha sido destituido y de acuerdo con el propio Butusov, Volodímir Zelenski ha frenado la creación de nuevas brigadas para reponer a las más veteranas primero. Problemas de un ejército de civiles que no son nuevos en el desarrollo de la guerra de Ucrania. Se vio en la batalla de Ocheretyne, la primavera pasada, cuando la línea defensiva ucraniana quebró antes de lo esperado por la falta de coordinación entre unidades. El abandono de posiciones, la falta de comunicación y la negativa a cumplir algunas órdenes volvió a repetirse en Vulhedar y Kurájovo durante el otoño, acelerando las conquistas enemigas.
Rusia también muestra síntomas de agotamiento. Que órganos de propaganda como RT reduzcan sus pretensiones de conquista es significativo, pero no elimina el riesgo para Ucrania. La guerra hace tiempo que dejó de contarse en km², pero cambios significativos en el control del territorio podrían llevar a los socios de Kiev a forzar un mal acuerdo. Lo militar es político.
Gas y economía
Y lo económico, también. Quizás por eso, Kiev aguijonea con ahínco el gas y el petróleo ruso. Los 81 ataques a refinerías y depósitos registrados en 2024 buscan hacer un agujero en la cartera moscovita. La BBC estima que los ataques paralizan más del 12% del crudo ruso, provocando también una subida del 10% en el precio interno de la gasolina. Ante estos problemas crecientes, el Ministerio de Energía ruso dejó de compartir estadísticas.
Si Ucrania sacude las cuentas del Kremlin es gracias al desarrollo de la tecnología y la expansión de su industria militar. A falta de autorizaciones y aguardando la recepción de paquetes ya firmados, Kiev impulsa la producción de sus propios drones de larga distancia, misiles, aeronaves terrestres, aéreos y marinas. Para no apearse de esta carrera bélica, Moscú está financiándose con inyecciones bancarias fueras de presupuesto que disparan la inflación y “crean las condiciones previas para una crisis crediticia sistémica”, sostiene Craig Kennedy, analista de energía en el David Center de la Universidad de Harvard.
El pasado 31 de diciembre, Ucrania también cortó de manera definitiva el tránsito de gas ruso a través de su territorio. Una medida que sangrará a Gazprom con 5.000 millones. La principal gasística rusa valora reducir su pantalla de San Petersburgo un 40%, ante la caída del negocio y las sanciones occidentales, aunque el agujero es sistémico.
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Tecnología
La innovación es un terreno tan fértil como la imaginación. El último vídeo filtrado por la Inteligencia ucraniana en el que un dron marino derriba con misiles un helicóptero parecía un videojuego. A este hito militar se suma otro nuevo empleo para los drones: el lanzamiento de cuadracópteros FPV para destruir aeronaves o defensas antiaéreas en Crimea. Con la flota rusa retirada del mar Negro, la tecnología encuentra nuevos caminos. También la más pesada.
#працюєГУР
— Defence intelligence of Ukraine (@DI_Ukraine) December 31, 2024
💥 Історичний удар ― воїни ГУР вперше у світі знищили повітряну ціль за допомогою морського дрона Magura V5
🔗 https://t.co/Td2vPEy6St pic.twitter.com/UC3SNnp6ah
“Estamos hablando con Estados Unidos sobre la concesión de licencias para sistemas de defensa aérea y producción de misiles aquí en Ucrania. Y esto podría convertirse en una parte importante de nuestras garantías de seguridad. Es absolutamente posible hacerlo”, dijo Zelenski la semana pasada, en su visita a Alemania, durante cumbre de Ramstein.
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Pequeñas declaraciones que cogen forma con el paso de los meses. La armamentística Rheinmetall entregó en diciembre el prometido KF41 Lynx, un blindado para transportes de tropas que, de resultar satisfactorio, se producirá en masa en Ucrania. También en 2025, el Reino Unido presentó el proyecto Cookson, destinado a fabricar pequeñas lanchas de ataque. Estos acuerdos con empresas privadas se suman a las más de veinte alianzas que Zelenski tejió en 2024 con diferentes países, consolidando la autonomía defensiva de Kiev.
Más aviones, por favor
Buenas noticias para Ucrania en el aire. Los pilotos de las Fuerzas Aérea baten récords de misiles derribados por misión. La llegada de los dos primeros lotes de cazas estadounidenses F-16 aumentan la capacidad defensiva de grandes ciudades ucranianas de manera significativa, y a finales de este mes, se esperan los Mirage 2000 franceses. Aviones que sumar a la entrega gradual de F-16 comprometidos por diferentes países OTAN.
La falta de apoyo aéreo durante la ofensiva de 2023 fue una de las principales causas de su fracaso. Kursk arrancó con los primeros F-16 ya en el país, obligando a Rusia a extremar la cautela de sus vuelos. De producirse otro movimiento importante en el frente, la aviación debería tener un papel importante. El tiempo se agota y Donald Trump también lo sabe. Regresa el 20 de enero a la Casa Blanca y su postura sobre Ucrania continúa siendo una incógnita. Dijo que terminaría la guerra en 24 horas. Su equipo, sin embargo, aseguró que la ayuda seguirá fluyendo, según el Financial Times. El magnate es una moneda que gira en el aire. 2025 avanza, como la guerra en Ucrania. Sin mirar atrás, sin descanso. A cara o cruz.
El Kremlin araña la puerta del Donbás, mientras Kiev empuja en Kursk. La guerra de Ucrania está lejos de estancarse. Tanques nuevos y artillería vieja disparan en campos quemados de girasol. En Ucrania se combate por tierra, mar y aire. De noche y de día.