Trump pide en Davos a los miembros de la OTAN subir el gasto al 5% y a Arabia Saudí bajar el petróleo
El presidente de EEUU ha prometido altísimos aranceles a los países que intenten introducir productos extranjeros en el país. "Si no fabricas tus productos en Estados Unidos, tendrás aranceles", ha señalado
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La intervención más esperada del foro de Davos, la cumbre económica mundial entre las montañas suizas, tuvo lugar a través de una pantalla. Donald Trump, del que se rumoreaba que a lo mejor incluso aparecía, habló desde Washington durante 15 minutos, en la que era su primer discurso internacional. Luego, unos moderadores escogidos tuvieron la oportunidad de hacerle tres preguntas. Sobre aranceles, sobre gas natural licuado, sobre procesos regulatorios. Y, aunque Trump respondía, siempre acababa en Ucrania.
Empezó, implacable, con su discurso inicial, con mensajes muy parecidos a los que nos tiene ya acostumbrados. Desde promesas de altísimos aranceles a los países que intenten introducir productos extranjeros en EEUU ("Si no fabricas tus productos en Estados Unidos, tendrás aranceles") a sentencias sobre el género ("Solo reconoceremos dos géneros: femenino y masculino"). Pasando, por supuesto, por la demanda a los países de la OTAN de que eleven su gasto en Defensa al 5% del PIB, una fortísima subida desde el objetivo actual del 2%, que varios países, incluido España, todavía no cumple.
También de manera muy habitual, Europa ha sido la que más ha recibido, llegando Trump a cuestionar su relación con el bloque comunitario: "La Unión Europea nos ha tratado muy mal (...) No compran nuestros productos agrícolas y tampoco nuestros coches. Tenemos mucho que reclamar al respecto". Ha sostenido que la regulación y tasas arancelarias es mayor en Europa que "incluso en China".
Para China también ha tenido palabras menos duras de lo esperado, con la que espera "tener una buena relación", pese al "enorme déficit comercial" que "dejó la Administración Biden". "Biden permitió un déficit de 1,1 trillones de dólares, es ridículo. No tenemos que tener una relación fenomenal con ellos, sino justa. La situación es similar con otros países de Asia",
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Hay un detalle nuevo, sin embargo: habla de que habría que forzar a Arabia Saudí, líder del cartel de control de precios OPEP, a bajar el precio del petróleo. Esta es una mención directa, algo nueva, que quizá ha erizado los pelos de la nuca al príncipe saudí Mohamed bin Salmán, sobre todo porque apenas fue ayer que su gobierno anunció 600.000 millones de inversión en EEUU, en una llamada personal del príncipe con Trump. Si esperaba que semejante cheque podría resguardarlo de la fijación de Trump, se equivocaba. "Voy a pedir Arabia Saudí y a la OPEP que bajen el precio del petróleo. Tienen que reducirlo, lo cual, francamente, me sorprende que no lo hicieran antes de las elecciones. No demostraron mucho cariño. Me sorprendió un poco eso". Tampoco le pareció suficiente la inversión de 600.000 millones, "deberían invertir un billón".
Pero incluso mientras habla de la OPEP, vuelve a Ucrania. "Si bajan los precios del petróleo saudí, se acaba la guerra de Ucrania inmediatamente".
Según Trump, parte de la justificación de que, casi tres años después del inicio de la invasión a gran escala rusa de Ucrania, depende de Arabia Saudí y sus precios artificialmente altos del petróleo. "Ucrania ya está lista para negociar", ha afirmado sobre el fin de la guerra, apuntando a que la pelota está en el tejado de Putin. "La continuación de la guerra dependerá de él".
"El acuerdo basura"
En cuanto a políticas climáticas, el republicano tuvo también tiempo para señalar que declarará, además del estado de emergencia nacional en el sur, "la emergencia nacional energética". Esto, según él, permitirá a la gente elegir libremente, por ejemplo, "qué coche comprarse".
“Es la revolución del sentido común. Nuestro país será más rico y estará más unido. El planeta será más pacífico como resultado”, destacó. Con una breve explicación, Trump señaló que era "absurdo" estar en el Acuerdo verde o como lo llama él, "el acuerdo basura". Estados Unidos es el segundo país por detrás de China que más emite CO₂ a la atmósfera, representando más del 13% de las emisiones totales.
En este sentido, el Gobierno de Brasil - país anfitrión de la próxima cumbre del clima (COP30) - ha advertido que la salida de EEUU del acuerdo representa un "desafío" tanto político como financiero. Admitió, además, que las posiciones de Trump "pueden tener una gran influencia" en otros países.
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Y llegó la última pregunta, con toque español. "Señor presidente, soy Ana Botín (...). Hablemos de desregulación financiera, ¿cuáles son sus prioridades y cómo de rápido va a ocurrir?". "Sí, conozco su banco", empieza Trump, para responder con otro de sus lemas de campaña, la prioridad de desmantelar el pacto verde (Green New Deal) a la mayor celeridad posible. Un hecho que ha demostrado ya con las primeras órdenes ejecutivas, firmadas apenas horas después de su toma de posesión, de las que muchas se enfocaban en la guerra energética. Pestañeas un segundo, y Trump ha dejado el Green New Deal y vuelve a estar hablando de Ucrania.
"Van a pasar cosas buenas al mundo y la gente que está con nosotros (...) Me reuniré con Putin para que acabe la guerra, y no solo desde el punto de vista económico o de recursos humanos, sino también humano. Hay millones de vidas que se han perdido. No hay donde poder esconderse de una bala"... En una intervención que es la primera internacional, y que Trump sabe que va a ser estudiada con lupa, responder a una pregunta sobre procesos de desregulación financiera con... Ucrania, refleja qué estaba en su mente en aquel momento y cuál es el mensaje que quería que resonara en Europa.
De hecho, en otros discursos, Ucrania no ha estado tan presente. Hasta este momento, el presidente se limitaba a decir que la guerra tenía que "terminar" y manifestaba que próximamente se reuniría con Putin para discutir este asunto "cuando él quiera". Eso sí, también tuvo tiempo para amenazar al presidente ruso con más sanciones en caso de que este no acudiese a las mesas de negociación.
La intervención más esperada del foro de Davos, la cumbre económica mundial entre las montañas suizas, tuvo lugar a través de una pantalla. Donald Trump, del que se rumoreaba que a lo mejor incluso aparecía, habló desde Washington durante 15 minutos, en la que era su primer discurso internacional. Luego, unos moderadores escogidos tuvieron la oportunidad de hacerle tres preguntas. Sobre aranceles, sobre gas natural licuado, sobre procesos regulatorios. Y, aunque Trump respondía, siempre acababa en Ucrania.