Que no se confíen los opositores venezolanos: un Donald Trump 2.0 no son necesariamente buenas noticias
Es un secreto a voces que la nueva Administración todavía no tiene decidido cómo proceder con Venezuela y muchos analistas hablan incluso de dos bandos dentro del Ejecutivo ante un Trump indeciso
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La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca fue muy celebrada por la oposición venezolana. Muchos recuerdan la, aunque fallida, estrategia de máxima presión del magnate, entre 2017 y 2020, contra el Gobierno de Nicolás Maduro. El de nuevo presidente vuelve, además, acompañado por el cubanoamericano Marco Rubio, un halcón anticomunista, y gran conocedor de América Latina, como secretario de Estado, dando alas a quienes reclaman mayores medidas de Washington contra el chavismo.
Sin embargo, las cosas no son tan fáciles. Es un secreto a voces que la nueva Administración todavía no tiene decidido cómo proceder con Venezuela y muchos analistas hablan incluso de dos bandos dentro del Ejecutivo ante un Trump indeciso: la de quienes reclaman mayores sanciones, capitaneados por los parlamentarios de Florida, parte de ellos de orígenes hispanos, y quienes reclaman una aproximación al Gobierno de Maduro para paliar la crisis migratoria y asegurar el suministro de petróleo.
"La política de Trump hacia Venezuela es toda una incógnita", admite a El Confidencial un analista venezolano que rechaza identificarse por temor a represalias.
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"Hay distintos puntos de vista en la Administración Trump sobre cómo gestionar el problema de Venezuela. Existe un sector que apuesta por continuar la política de presión que caracterizó al primer periodo del presidente Trump y otro sector que estaría más dispuesto a buscar un acomodo", expone Román Ortiz, experto en geopolítica y analista principal de la Universidad Francisco de Vitoria.
Declaraciones que encienden las alarmas
A principios de enero, unas declaraciones del colomboamericano Bernie Moreno, fiel 'trumpista' y nuevo senador republicano por Ohio, encendieron todas las alarmas de la oposición venezolana.
Moreno dijo, en declaraciones al canal colombiano Caracol, que Trump "va a trabajar con Maduro porque es el que va a tomar posesión del poder".
"Al final del día, EEUU no es quien elige a los líderes en otros países. Tuvieron una elección, la gente dice que no fue justa, pero los intereses de EEUU son detener el tráfico de drogas, que reciban de vuelta a todos los venezolanos que están ilegales, que se hagan negocios con EEUU y que se dejen de hacer negocios con China y Rusia. Luego de eso, podemos discutir una elección libre y justa que sea monitoreada por la comunidad internacional", añadió el nuevo legislador conservador.
"Va a trabajar con Maduro porque es el que va a tomar posesión del poder"
Varios legisladores de Florida han reclamado después mayores sanciones contra Maduro y uno de ellos, Rick Scott, muy cercano a Trump y a Elon Musk, incluso está promoviendo un proyecto para elevar la recompensa por la captura del presidente venezolano a 100 millones de dólares, pero las declaraciones de Moreno supusieron un terremoto en la oposición venezolana porque demostró que la disparidad de opiniones es real.
Saben, además, que Maduro está muy dispuesto a llegar a pactos. Él mismo le propuso a Trump "un nuevo comienzo", después de que el magnate estadounidense volviese a ganar las elecciones.
Migración, prioridad para Trump
Lo que todas las partes tienen claro es que la migración es la gran prioridad de un Trump que ganó las elecciones prometiendo una deportación masiva y una reducción radical del número de personas que cruzan la frontera sur sin papeles.
En la prensa estadounidense ha llegado a especularse con un posible acuerdo con Maduro para que Venezuela reciba a los migrantes sin documentos que han entrado a EEUU en los últimos años a cambio del levantamiento de algunas sanciones, aunque nada de ello ha sido confirmado ni Trump se ha referido específicamente a ello.
Sí habló al respecto el nuevo 'zar' de la frontera nombrado por Trump, Tom Homan, en otras declaraciones que han caído como una bomba en la oposición.
"Esperamos que el presidente Trump trabaje con Venezuela, como lo hizo con México y El Salvador, y logre que estos países los acepten (a los migrantes) de vuelta", señaló en enero Homam.
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Trump tiene mucho interés en que Maduro reciba los vuelos de deportación y eso es más factible que suceda de forma negociada que por la fuerza.
Eso sí, algunos analistas creen que la capacidad del chavismo de negociar con respecto a la migración es limitada.
"La gran pregunta es: ¿tiene maduro el suficiente control sobre su régimen como para garantizar que va a haber una reducción del flujo de migrantes y de narcóticos desde Venezuela?", se pregunta el analista Ortiz.
"Suponiengo que Maduro quisiera limitar esos flujos, que no creo que quiera, no creo que pudiera hacerlo, así que me parece que buscar un acomodo con Maduro es, básicamente, un esfuerzo futil, porque no está en condiciones de alcanzar ningún acuerdo. Mi punto aquí es que no creo que Venezuela tenga una herramienta de presión tan grande con este tema sobre la administración Trump", añade el experto en geoestrategia.
Las petroleras hablan al oído de Trump
El otro tema capital que podría condicionar la postura de la administración Trump es el petróleo venezolano.
Ejecutivos del sector que quieren ampliar sus operaciones en Venezuela le estarían pidiendo a Trump que pacte con Maduro alivios de sanciones a cambio de políticas migratorias, según desveló recientemente The Wall Street Journal.
Trump podría ser permeable a esas opiniones. Algunos líderes petroleros están entre sus principales donantes de la campaña, y quieren cobrar.
En el candelero está la operación de Chevron en el país sudamericano. El gigante petrolero produce unos 180.000 millones de barriles de petróleo diarios en Venezuela gracias a una licencia expedida por la administración saliente de Joe Biden a cambio de un proceso negociador entre el chavismo y la oposición que finalmente resultó fallido.
Ese pacto con Chevron ha sido recientemente señalado por Rubio y por los senadores de Florida más radicales contra el chavismo.
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"Ahora tienen licencias generales, donde empresas como Chevron están aportando miles de millones de dólares a las arcas del régimen, y el régimen no ha cumplido ninguna de las promesas que hizo. Así que todo esto debe ser reexplorado", señaló el nuevo secretario de Estado en enero, durante su audiencia de confirmación en el Senado, después de calificar como una "narcodictadura" al Gobierno venezolano.
"Chevron tiene sangre en sus manos", dijo, por su parte, María Elvira Salazar, una senadora republicana de Florida muy cercana a Rubio. "Han puesto millones de dólares en los bolsillos de Maduro, beneficiándose del sufrimiento de María Corina Machado y de los venezolanos que buscan libertad. Son tan malvados como el régimen al que están apoyando", señaló, dejando claro que hay dos puntos de vista opuestos entre los republicanos.
No es menos importante en la ecuación el papel que juegan las refinadoras establecidas en el sur de EEUU que son de las pocas que pueden refinar los hidrocarburos pesados que tiene Venezuela.
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Trump se refirió, eso sí, a ese tema en diciembre de una forma que preocupó al Gobierno venezolano. "No tenemos por qué comprar energía a Venezuela cuando tenemos 50 veces más que ellos. Es una locura lo que estamos haciendo. No descansaremos hasta que EEUU sea más rico, más seguro y más fuerte de lo que nunca ha sido", apuntó el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
En la prensa estadounidense se ha filtrado también que los asesores de Trump están pensando medidas contra los hidrocarburos de Rusia, Irán y Venezuela, algo que apunta a que la decisión todavía no está tomada.
"El petróleo venezolano, en el contexto mundial de los hidrocarburos, es cada vez menos relevante y, además, EEUU bajo Trump va a disparar la producción doméstica de energía", apunta el analista Ortiz.
"El tema del petróleo tuvo una relevancia en la administración anterior, que, por una parte, quería reducir la producción de combustibles fósiles del país, y, por otra, tuvo que enfrentarse al corte del suministro de energía ruso en el contexto de las sanciones por la invasión de Ucrania", añade, reflexionando que la situación podría cambiar ahora.
Decepcionado con la oposición
En el contexto es importante también recordar la estrategia de "máxima presión" ejercida por la anterior administración Trump contra el Gobierno de Maduro.
Todas las opciones llegaron a estar sobre la mesa, incluso una invasión, según desveló el ex asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, que dirigió las acciones contra el Gobierno de Maduro en la época de la crisis del Gobierno paralelo de Juan Guaidó, opción que Trump decidió apoyar frente a la vía armada.
Es un secreto a voces en Washington que Trump acabó muy decepcionado con la oposición después de esa fallida experiencia y de ahí que pueda ser reacio a una intentona similar con Edmundo González.
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Parte de la oposición, de hecho, no se tomó bien que Trump no recibiese a González durante la gira del ex candidato opositor en EEUU previo a la toma de posesión de Maduro.
Biden sí recibió a González en la Casa Blanca, pero su reunión con la esfera trumpista se limitó a un encuentro con el nuevo asesor de seguridad nacional Mike Waltz.
Trump, de hecho, no se ha posicionado con fuerza con respecto a Venezuela en los meses posteriores a su reelección.
Solo cuando se difundió que la líder opositora, María Corina Machado, había sido detenida, lanzó el magnate un mensaje en redes sociales reconociendo a González como presidente electo y reclamando seguridad para los dos líderes opositores venezolanos, una expresión que algunos consideraron como insuficiente.
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Tampoco ha habido una declaración tras la toma de posesión de Maduro, aunque la oposición venezolana sí ha valorado positivamente que González haya sido invitado oficialmente a la toma de posesión de Trump en Washington.
El presidente estadounidense tiene clara también la capacidad de resistencia del chavismo, que ha sobrevivido a fuertes sanciones petroleras, a protestas masivas en 2014, 2017 y 2019, a un gobierno paralelo apoyado por medio centenar de países en el mundo, y a unas elecciones en las que Maduro ha sido proclamado ganador sin haber mostrado prueba alguna de su victoria.
EEUU aislacionista
No es menos importante que una de las máximas del nuevo Gobierno Trump, certificada en la elección de algunos de los miembros más importantes de su Gabinete, es sacar a EEUU de los conflictos donde está involucrado, lo que supone una política de corte aislacionista.
Además, Venezuela no parece estar entre las máximas prioridades de la nueva Administración. Trump se ha referido constantemente a Panamá, a Ucrania, a Oriente Medio y a Groenlandia, pero apenas ha lanzado dos mensajes sobre Venezuela y eso no ha pasado desapercibido en el país sudamericano, tanto en un lado como en otro del aspecto político.
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"Rubio, pero, sobre todo, Trump, le generan inquietudes al chavismo, no tanto por algún riesgo de intervención militar, sino por lo duro que puede ser Trump para negociar y por las posiciones que pueda tomar en materia de política internacional", comenta el analista venezolano que rechaza identificarse.
"Al final el jefe de Estado es Trump y la decisión final es de él, aunque obviamente Rubio tratará de influir", añade.
Todo depende de la actitud de Venezuela
Mucho dependerá, coinciden los expertos, de la postura que tome Venezuela en los temas que interesan a EEUU.
"Es importante conocer la voluntad de Maduro de cooperar, de hacer concesiones frente a las demandas de EEUU, que seguramente van a estar centradas en asegurarse petróleo a un costo mínimo, si no nulo, y aceptar deportados venezolanos", cree Tiziano Breda, coordinador asociado de análisis del instituto Armed Conflict Location and Event Data (ACLED).
"Es importante conocer la voluntad de Maduro de cooperar, de hacer concesiones frente a las demandas de EEUU"
"Y también va a depender de las demandas que Maduro va a poner de su parte y de la evolución del contexto político interno en Venezuela. Si Maduro se tambalea, va a cambiar la actitud de EEUU", añade el analista, abundando que dependerá también "de cómo cambien los escenarios a nivel internacional en otros teatros de batalla como Ucrania".
Aunque Venezuela no parece estar entre las prioridades de la Administración Trump, la política del nuevo inquilino de la Casa Blanca sobre el país sudamericano deberá decidirse pronto.
La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca fue muy celebrada por la oposición venezolana. Muchos recuerdan la, aunque fallida, estrategia de máxima presión del magnate, entre 2017 y 2020, contra el Gobierno de Nicolás Maduro. El de nuevo presidente vuelve, además, acompañado por el cubanoamericano Marco Rubio, un halcón anticomunista, y gran conocedor de América Latina, como secretario de Estado, dando alas a quienes reclaman mayores medidas de Washington contra el chavismo.