Es noticia
Israel apenas dejaba pasar ayuda humanitaria a Gaza. Y al otro lado, Hamás creó una mafia
  1. Mundo
"Hamás tiene diferentes imágenes"

Israel apenas dejaba pasar ayuda humanitaria a Gaza. Y al otro lado, Hamás creó una mafia

Fuentes familiarizadas con el proceso de distribución de ayuda afirman que las bandas detienen los camiones cuando llegan a la zona de Rafah con barricadas o disparos

Foto: Edificios en ruinas en la Franja de Gaza, en medio del conflicto entre Israel y Hamás. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
Edificios en ruinas en la Franja de Gaza, en medio del conflicto entre Israel y Hamás. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Intentar comunicarse con alguien que se encuentre en la Franja de Gaza es complejo. Kais —nombre no real para preservar su identidad—, de 28 años, vive con su familia de diez en una tienda en la zona llamada humanitaria de Al Mawasi, en Gaza. No se le puede llamar por WhatsApp porque no funciona internet en casi ningún punto del territorio, salvo donde sí funciona, cerca de las bases de ONGs, por ejemplo, o en algunos de los pocos cibercafés que operan a precios prohibitivos. Para que su línea telefónica se active, debe subirse a un lugar alto. El sitio elegido es la azotea de un edificio que aún está en pie.

A pesar de la inseguridad que esto le produce, atiende la llamada en la azotea de una exescuela y dice que entre la posibilidad de que se muera en Gaza por un bombardeo israelí o ejecutado por Hamás, es más probable que le pase lo segundo por su oposición al régimen. Estuvo en la cárcel en 2019, es abogado y cofundador de una organización de derechos humanos, Noridu Anaish ("Queremos vivir", en árabe). Lo liberaron de prisión tras ser torturado, porque, según explica, es conocido en las redes sociales y la gente protestó.

Dice que, en general, a Hamás aún le importa la imagen que tiene frente a su pueblo, por eso matan a los "don nadie, pero menos a la gente conocida, como yo".

"Hamás tiene diferentes imágenes: una de consumo local y otra para uso internacional", señala. "Muchísimos palestinos de Gaza dicen o piensan 'cómo es posible que Hamás nos haya llevado a esta destrucción', mientras que en el exterior los ven como héroes. Viven en esta ecuación entre la imagen de los palestinos de Gaza, otra diferente a los de Cisjordania y otra al resto del mundo. Pero lo que encuentro irónico es que para tantos palestinos son represores, mientras que, para otros, en el extranjero, son libertarios. No nos hacen ningún favor los que piden libertad para Palestina ondeando banderas de Hamás".

Foto: Niños palestinos desplazados usan sus manos para comer alimentos en el campo de refugiados de Rafah. (EFE/Haitham Imad)

Los días en Al Mawasi son muy aburridos, explica Kais. "Nos despertamos por la mañana, caminamos unos tres kilómetros para traer agua para lavarnos, nos lavamos, luego caminamos otros tres kilómetros para traer agua para beber. Después vamos al mercado, si tenemos dinero, para comprar lo que haya, tal vez harina para hacer pan. Buscamos un lugar con internet, tratamos de ver las noticias y ahí se termina el día".

Como la red eléctrica no funciona desde hace un año en el enclave, no es posible usar tarjetas de crédito, por lo que toda la economía de la franja funciona con dinero en efectivo. Según relata Ayman H., de Belén, cuya familia está en Gaza. Sus tíos maternos le contaron que los billetes están tan desgastados que muchos ya no se pueden usar.

En todo el territorio hay solo un cajero automático en funcionamiento, en la zona de Deir al-Balah, según informa el diario Haaretz. Este está controlado por un grupo armado. Cualquiera que saque dinero del cajero automático debe pagar el 30% del importe a los hombres que controlan la región.

"Por eso, lo que hacen mis tíos y otra mucha gente, es transferir dinero entre familiares de aquí (Cisjordania). Hace falta que el comprador y el vendedor estén de acuerdo y que ambos tengan familia aquí o en otro país y así la familia del comprador transfiere el dinero a la familia del vendedor", explica Ayman.

La plaga de los saqueos

Según Kais, el problema de las bandas armadas que saquean los camiones de ayuda humanitaria empeoró desde que el ejército israelí tomó el control del cruce fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto en el mes de mayo. Egipto cerró el cruce en respuesta. Hasta entonces, Rafah era la principal vía de entrada de bienes a Gaza. Desde entonces, la mayor parte de la ayuda entra a través de Kerem Shalom, en Israel, y las bandas armadas controlan el área del lado gazatí.

Fuentes familiarizadas con el proceso de distribución de ayuda afirman que las bandas detienen los camiones cuando llegan a la zona de Rafah utilizando barricadas o disparando a los neumáticos. Luego exigen una "tarifa de tránsito" de 15.000 shekels (casi 4.000 euros). Algunos grupos de ayuda dicen que los conductores de camiones atacados han pedido ayuda a las tropas israelíes, pero que el ejército se ha negado a intervenir. El cuerpo del ministerio de Defensa israelí COGAT (por sus siglas en inglés) encargado de las relaciones con los palestinos, confirman estar al tanto del problema y dicen que poco pueden hacer contra esos clanes armados.

Fuentes del ejército señalan, además, que ha habido casos en los que los soldados sí atacaron a hombres armados que saqueaban camiones de ayuda, pero empleados de organizaciones de ayuda resultaron heridos y que esos incidentes desataron duras críticas en los medios internacionales, por lo que ahora el ejército prefiere no arriesgarse a atacar en las cercanías de los camiones. Aunque la única excepción es cuando los hombres armados que atacan los camiones son miembros de Hamás.

Foto: EC Diseño.
TE PUEDE INTERESAR
Todas las maneras en las que Israel está destruyendo Gaza
Alicia Alamillos Mónica Redondo Formato: Emma Esser Formato: Sofía Sisqués Datos: Ana Ruiz Formato: Luis Rodríguez

"Entran unos 1.200 camiones a la semana, unos 170 al día, y la mayoría vienen con artículos de limpieza, inexplicablemente", dice Kais. Las cifras oficiales de entrada de la ayuda humanitaria siguen siendo muy difíciles de contabilizar, incluso entre las propias organizaciones humanitarias. Oxfam Intermon afirma que en dos meses y medio, el ejército israelí solo ha permitido la entrada de 12 camiones. Por su parte, la UNRWA señala que solo consiguen entrar poco más de 30 camiones al día.

En estos días, según Kais, se puede comprar una barra de chocolate, que antes costaba 3 shekels, a 100 (26 euros). La cajetilla de cigarrillos está por los 190 euros. Achaca parte del caos a la falta de supervisión y al monopolio: "Cuando le das permiso a un solo grupo para meter ayuda" se convierte en "el punto de encuentro y a quien todos buscan para traer productos. Hace lo que le da la gana".

Foto: Un niño palestino camina cerca de tiendas de campaña utilizadas como refugio. (APA Images/ZUMA Press/Omar Ashtawy)

Otro ejemplo: "Hace poco entraron 109 camiones con harina a través de un miembro de Hamás llamado Ahser Abuhabas, que tiene armas y gente. Confiscaron el contenido de los camiones, los precios de la harina subieron y Hamás pudo pagar sus salarios. Así funciona".

Israel prohibió la entrada de cigarrillos, de modo que la lógica del mercado mafioso fue precisamente incrementar ese bien y pedir precios exorbitantes. Tampoco está permitida la entrada de ropa. Los que escaparon de sus casas y viven en tiendas de campaña desde hace un año, tienen lo puesto y poco más. Hamás se reagrupa y se rearma gracias sobre todo al mercado negro, que ahora es su única fuente de ingresos.

Fuentes de Gaza y la analista militar israelí Karmela Menashe confirman que Hamás está armando y entrenando a adolescentes de 16 años, gente que por todos los motivos del mundo no tiene nada más que perder.

Israel sabe exactamente qué entra en Gaza, y del mismo modo que prohibió esos bienes que, además de ser el sostén de Hamás, causan muertes en la población por cigarrillos adulterados, así como la muerte por hipotermia de niños y adultos por falta de ropa.

"Pueden traer la ayuda, pero no tienen la logística para distribuirla"

Kais dice que la ayuda llega a la zona humanitaria de las tiendas de campaña, en las que vive ahora el 90% de la población, y que esta la gestiona un comité. Ese comité distribuye los bienes. "Yo, por ejemplo, no recibo nada. Porque el comité es parte del sistema corrupto. Yo trato de comprar comida donde puedo cuando puedo porque, por suerte, aún tengo trabajo". Cuenta que la mayoría de sus vecinos come lentejas y ya. "Ni pan ni nada más".

Según Kais la única organización que se asegura que la ayuda llegue a la gente es Food Agriculture Organization (FAO). "Pueden traer la ayuda, pero no tienen la logística para distribuirla. Así que lo mandan a los alcaldes o gente relevante y ellos la deben redistribuir. Y estamos en las mismas". Así, la población está totalmente en manos de Hamás y de las mafias.

El reemplazo

Kais propone y trata de gestionar con organismos internacionales y políticos de Estados Unidos, de España y otros países europeos que se creen zonas seguras en Gaza, libres de Hamás y de tropas israelíes, donde su propia organización distribuya la ayuda. "Somos muchos, tenemos capacidad de distribuir, tenemos doctores, maestros que podrían ocupar todos los puestos necesarios y para hacerlo necesitamos la aprobación del gobierno israelí". Aun no ha recibido respuesta.

May (es un pseudónimo), de 21 años, se une a la conversación en la azotea de la escuela en los últimos minutos, mientras empieza a anochecer. Antes del 7 de octubre de 2023 estudiaba administración de empresas en la universidad. "Ahora solo espero en la tienda", donde vive con sus padres y sus hermanas.

Es miembro de la Organización Juventud Palestina para el Desarrollo. Cuenta que soñaba con tener su propia casa y su empresa. "Eso era antes de la guerra. Antes, con Hamás el día a día era muy malo. Era y es un régimen totalitario, pero la guerra es lo peor. Tenía un sueño de cambio: que Hamás fuese reemplazado. Ahora vivimos en tiendas de campaña. Antes teníamos una casa, internet, cosas qué hacer…".

Foto: Un niño juega entre los restos que deja un bombardeo israelí. (EFE)

Lamenta que los israelíes no realmente ven lo que su ejército está haciendo en Gaza y demanden que se detenga la guerra. También lamenta que los gazatíes no hayan visto de verdad lo que Hamás hizo en Israel. "Como chica, mujer, tengo una gran empatía por las chicas secuestradas por Hamás, yo sé qué significa que un grupo de hombres enfadados te coja a la fuerza".

"Nuestro objetivo, el de mis amigos y yo, no es reemplazar a Hamás por Fatah. Es que los jóvenes tomen las riendas. Pero, por ahora, estamos en tiendas de campaña".

Intentar comunicarse con alguien que se encuentre en la Franja de Gaza es complejo. Kais —nombre no real para preservar su identidad—, de 28 años, vive con su familia de diez en una tienda en la zona llamada humanitaria de Al Mawasi, en Gaza. No se le puede llamar por WhatsApp porque no funciona internet en casi ningún punto del territorio, salvo donde sí funciona, cerca de las bases de ONGs, por ejemplo, o en algunos de los pocos cibercafés que operan a precios prohibitivos. Para que su línea telefónica se active, debe subirse a un lugar alto. El sitio elegido es la azotea de un edificio que aún está en pie.

Conflicto árabe-israelí
El redactor recomienda