El secretario de Estado para Europa: "Creo que la UE será cálida con el nuevo enfoque de UK"
Stephen Doughty, parlamentario y secretario de Estado para Europa, Norteamérica y Territorios de Ultramar, no quiere hablar de Elon Musk, pero se muestra optimista sobre los avances en el eternamente pospuesto acuerdo sobre Gibraltar
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Entre las muchas promesas electorales del primer ministro británico Keir Starmer, laborista, está la de abrir un "nuevo capítulo" con la Unión Europea, nueve años después del referéndum del Brexit que sus predecesores, conservadores, implementaron con mejor o peor fortuna. Y Stephen Doughty, parlamentario y secretario de Estado para Europa, Norteamérica y Territorios de Ultramar, es una de las agujas de las que dispone el nuevo Gobierno británico para tejer esa relación. El Acuerdo de Comercio y Cooperación —el pacto de divorcio firmado en su día por Boris Johnson— contempla su propia revisión en 2025. Y los laboristas no quieren desaprovechar la oportunidad.
Pero el acercamiento laborista de nuevo a la UE, aunque deseado, se tendrá que producir en un momento de movimientos tectónicos en la esfera internacional: el regreso de Donald Trump, que deja a los aliados europeos ante una profunda crisis de identidad sobre su papel en el mundo y la forma de hacer y entender la política. ¿Sigue siendo la UE tan atractiva, o es el ejemplo de una época liberal ya denostada? Al final, la geografía es testaruda también y Starmer abre los brazos a mayor relación con su vecina continental, especialmente en términos de migración y cooperación en seguridad.
Doughty, de visita a España y Lisboa, con especial énfasis en las inversiones de transición energética que Iberdrola ha sellado en la isla británica, no quiere hablar de Elon Musk y su aparente cruzada con Reino Unido, pero se muestra optimista sobre los avances en el eternamente pospuesto acuerdo sobre Gibraltar, así como confía en la gran contribución de los británicos al PIB de España, justo cuando Pedro Sánchez ha anunciado medidas para limitar la compra de vivienda por parte de extranjeros extracomunitarios.
PREGUNTA: Stephen Doughty, secretario de Estado para Europa, Norteamérica y los Territorios de Ultramar, y ahora está de misión empresarial en España y Madrid. Mucho que abarcar en un año tan convulso, en el que la "palabra más bonita del mundo" es ahora "aranceles" [como ha dicho el presidente estadounidense Donald Trump] y no "librecomercio"…
RESPUESTA: El primer ministro británico, Keir Starmer, tiene como máxima prioridad para nuestro Gobierno un plan de cambios para fomentar el crecimiento y asegurar que volvemos a encarrilar la economía. Reino Unido y España disfrutan de una relación económica y comercial crítica: he visto personalmente la gran variedad de empresas españolas invirtiendo en Reino Unido, y viceversa. Y además de eso, claro, están nuestros lazos personales. Estoy enormemente entusiasmado con el potencial de la relación entre Reino Unido y España como parte de un reinicio más amplio de relaciones con la Unión Europea, que hemos establecido como una prioridad importante para nuestro Gobierno.
Nos estamos enfocando en dos temas clave, y uno es la cooperación en política exterior, defensa y seguridad. Como dices, estamos viviendo en un contexto geopolítico muy desafiante. Además, cooperamos muy de cerca en la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado y los desafíos relacionados con la migración. Esto es realmente importante, y lo estamos desarrollando tanto a nivel bilateral como europeo. Además, estamos buscando un nuevo acuerdo con la UE sobre temas como estándares agrícolas, calificaciones profesionales y visados para giras de músicos e industrias creativas. No buscamos reintegrarnos al mercado único ni a la unión aduanera, pero queremos pasar página tras nueve años desde el referéndum y encontrar una nueva manera de avanzar en nuestra relación con la UE.
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P. Hablando de las relaciones entre personas. Justo llega cuando el presidente español Pedro Sánchez acaba de anunciar un impuesto del 100% del IRPF sobre la compra de propiedades por parte de ciudadanos no comunitarios. Eso, ahora que están fuera de la UE, afecta especialmente a los ciudadanos británicos. El día que se anunció, era la noticia más leída y compartida del Financial Times, una importante cabecera británica. Otro medio inglés, The Economist, criticaba la medida, acusando a España de querer apuntar a las compras de vivienda por parte de extracomunitarios como la razón de la subida desmesurada de los precios, cuando, apuntan, sigue existiendo un problema de construcción…
R. Bueno, lo primero que diría es que hay un enorme afecto por España. Obviamente, un gran número de británicos vienen aquí cada año. Creo que contribuimos con algo así como el 1,4% del PIB español a través del turismo británico. También, por supuesto, muchos españoles han hecho del Reino Unido su hogar y han pasado tiempo allí. Esto hay que tenerlo en cuenta. No voy a entrar en hipótesis sobre cuál será la política fiscal española, porque no sería apropiado. Pero, obviamente, analizaremos de cerca cualquier detalle que se proponga. Sin embargo, soy enormemente optimista respecto a la relación continua entre personas, que ha sido muy beneficiosa para ambas economías. Espero que siga siendo así durante mucho tiempo.
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P. La medida fue anunciada, pero todavía está en proceso de aplicarse. En caso de que se implemente, y usted menciona cómo muchos españoles han hecho del Reino Unido su hogar, ¿podríamos esperar una medida de reciprocidad?
R. Creo, de nuevo, que no sería apropiado para mí comentar sobre la política fiscal española. Obviamente, todos los países estamos lidiando con el desafío de la vivienda, a nivel mundial. También en Reino Unido, donde tenemos un gran plan para construir nuevas viviendas y asegurarnos de que sean asequibles. Desde el nuevo gobierno [laborista] estamos invirtiendo grandes cantidades. Muchas ciudades se enfrentan a estos desafíos, incluida mi propia ciudad [es de Cardiff, Gales]. Pero no voy a hacer comentarios sobre la política fiscal española.
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P. Habla de "reiniciar" la relación entre Reino Unido y la UE. Keir Starmer ha elegido a Olly Robbins, el que fuera arquitecto del plan de "Brexit suave" en la administración de Theresa May, como el funcionario de mayor rango en el Ministerio de Exteriores, dando una pista de un 'Brexit' más suave. Pero luego vemos en varias filtraciones a la prensa británica que desde la UE se están preparando para "llevar a cabo una negociación dura" y "fijar un precio alto" para esas mejores condiciones en Defensa, Seguridad y Comercio. Esas "líneas rojas" de la UE incluyen un "acuerdo temprano sobre los derechos de pesca", la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo...
R. Creo que habrá una respuesta muy cálida a lo que vemos como un verdadero cambio de dirección del nuevo Gobierno. He tenido la oportunidad de conocer a casi todos mis homólogos europeos de una forma u otra, incluidos los españoles en varias ocasiones, y hemos tenido una cooperación muy práctica y tangible. Tenemos tanto en común en nuestras agendas, ya sea respondiendo a la agresión rusa en Europa, cooperando en los desafíos que vemos en Oriente Medio, o abordando los problemas de seguridad que enfrentamos directamente en Europa en relación con el terrorismo… Para nosotros, esto es especialmente importante: estamos avanzando en el desarrollo de un nuevo pacto de Defensa y Seguridad Exterior. El secretario de Relaciones Exteriores estuvo en el Consejo de Asuntos Exteriores en Luxemburgo hace poco, ese mismo día participó en discusiones sobre nuevas áreas de cooperación con la UE: Ucrania, el Indo-Pacífico, la guerra híbrida y los Balcanes Occidentales.
Yo mismo estuve en Berlín con la presidenta Von der Leyen y otros líderes europeos, discutiendo sobre cómo estamos trabajando juntos. Estamos avanzando, pero ahora es crucial, a medida que nos acercamos a una cumbre entre el Reino Unido y la UE, que logremos progresos en estas discusiones. Esto se aplica tanto al lado de la Defensa y Seguridad exterior como a la economía o la relación comercial. Para nosotros, este es un momento crítico, y las relaciones bilaterales clave también formarán parte de esto.
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P. Hablando de algunas negociaciones, ¿qué impide finalmente cerrar el postergado acuerdo de Gibraltar?
R. Forma parte de un proceso de negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea. Participé en la última ronda de negociaciones formales en Bruselas en septiembre, junto con el secretario de Relaciones Exteriores y otros representantes: estamos buscando una dirección positiva en este asunto porque las discusiones han sido constructivas. Creo que hemos avanzado mucho. Obviamente, estamos buscando un acuerdo que sea en beneficio mutuo de todos, pero que claramente proteja la soberanía de Gibraltar. Tengo la ambición de que podamos alcanzar un acuerdo que funcione para todos nosotros. Por supuesto, si no pudiéramos lograrlo, estamos igualmente preparados para un resultado no negociado. Hemos sido muy claros al respecto desde el principio.
P. Estarán nerviosos en Gibraltar con la decisión del Ejecutivo de Keir Starmer sobre Chagos... Por la que Reino Unido renunció a la soberanía de su última colonia en África, las islas Chagos, en favor de Mauricio.
R. Es completamente diferente: legal e históricamente, de cualquier manera. El acuerdo que hemos logrado allí satisface las necesidades de seguridad de Reino Unido, de nuestros aliados [el archipiélago de Chagos está localizado en el océano Índico, escenario de tensiones geopolíticas entre potencias como China e India], y obviamente está sujeto a discusiones en curso. No entraré en conversaciones privadas en este momento, pero hemos logrado un acuerdo que garantiza la seguridad de la base en Diego García [compartida con EEUU; durante 99 años y prorrogable otros 40 más, según lo que se ha filtrado a la prensa]. Y ese fue, de hecho, el aspecto más crucial para nosotros.
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P. Cambiemos de tercio. Elegir ahora a Europa, justo en un momento en el que parece inevitable el choque de ésta con ciertas políticas de Donald Trump, y teniendo en cuenta la "relación especial", como ustedes la llaman, de Reino Unido con EEUU…
R. Tenemos grandes esperanzas y optimismo en nuestra relación con Estados Unidos. Estamos deseando trabajar con el presidente electo y su administración. La "relación especial" es algo que ha perdurado y continuará haciéndolo. No vamos a especular sobre las políticas o la dirección de la nueva administración, ya que aún están por venir.
Personalmente, tengo una conexión profunda con esta relación. Mi abuelo era un soldado estadounidense que vino durante la Segunda Guerra Mundial. Mi historia familiar se remonta a Pensilvania en los años 1700. Por lo tanto, me considero un verdadero atlantista. Creo que eso es una de las grandes cosas de Reino Unido y España, que no solo miramos nuestras relaciones fuertes dentro de Europa, sino también a través del Atlántico. Cómo cooperemos en el futuro será absolutamente crítico. Pero como digo, no voy a especular sobre las políticas de la Administración de Estados Unidos.
Entre las muchas promesas electorales del primer ministro británico Keir Starmer, laborista, está la de abrir un "nuevo capítulo" con la Unión Europea, nueve años después del referéndum del Brexit que sus predecesores, conservadores, implementaron con mejor o peor fortuna. Y Stephen Doughty, parlamentario y secretario de Estado para Europa, Norteamérica y Territorios de Ultramar, es una de las agujas de las que dispone el nuevo Gobierno británico para tejer esa relación. El Acuerdo de Comercio y Cooperación —el pacto de divorcio firmado en su día por Boris Johnson— contempla su propia revisión en 2025. Y los laboristas no quieren desaprovechar la oportunidad.