Reform UK escala en las encuestas: Farage encontró su gran oportunidad en Musk... y quizá su precipicio
La formación que Farage abandera, Reform UK, ha superado con un 25% de estimación de voto a los conservadores (22%) y se colocaría tan solo un punto por detrás de los laboristas (26%)
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"Tiene usted el carisma de un andrajo mojado y la apariencia de un empleado de banca de baja categoría", espetó Nigel Farage a Herman Van Rompuy en 2010, cuando éste era presidente del Consejo Europeo. Cuando le exigieron que se disculpara, pidió su sincero perdón "a los empleados de banca" por haberlos comparado con el político comunitario. Este exabrupto le valió titulares y lo convirtió en héroe de los grupos antisistema. Los medios y políticos tradicionales le vaticinaron tan solo cinco minutos de gloria. Y ahí está, catorce años después, con el Brexit que tanto defendió más que conseguido, su asiento en la Cámara de los Comunes, su sitio reservado el lunes en la investidura de Donald Trump y sus reuniones mano a mano con Elon Musk.
Es conveniente, por tanto, prestar atención al 'enfant terrible' de la política británica... otra vez.
Reino Unido no es inmune a la ola de populismo de derecha radical que se afianza en los Estados Unidos y Europa y así lo empiezan a mostrar las encuestas. La formación que Farage abandera, Reform UK, ha superado con un 25% de estimación de voto a los conservadores (22%) y se colocaría tan solo un punto por detrás de los laboristas (26%), según el primer sondeo desde las elecciones del pasado julio elaborado por la encuestadora YouGov y cuyos resultados han sido publicados esta semana. Farage cosecha en un escenario propicio: es habitual que, tras un pico justo en la cita electoral, el apoyo que cosechaba el partido laborista —sostenido más bien por las crisis del partido conservador— se hunda. Y tampoco los 'tories', que han celebrado primarias después del descalabro de Rishi Sunak en los comicios, logran salir de su estancamiento y recuperar las alegres cifras de Boris Johnson.
Un segundo sondeo pone en ajustada cabeza a los 'tories' con un 25%, seguidos por un empate técnico entre laboristas y Reform (24%). Sea como fuere, la historia es que Farage, el personaje más disruptivo que ha pasado por Westminster, ya no solo tiene titulares. Farage tiene poder. Es difícil ignorar que el líder de un pequeño partido de Reino Unido (con solo cinco diputados), tenga línea directa con la Casa Blanca y el hombre más rico del mundo.
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Desde la barrera, es complicado sentenciar cuán de profundas son estas amistades y si acabarán finalmente, como se ha prometido y reportado, en donaciones millonarias. Farage y Musk se encontraron el pasado diciembre en Mar-a-Lago, residencia de Trump y 'sala de guerra' de su campaña antes de trasladarse a la Casa Blanca. El encuentro dejó cifras sin confirmar de una posible donación de hasta 100 millones de dólares (unos 80 millones de libras, según reportó el Times of London), con los que Farage podría terminar con el bipartidismo que históricamente ha dominado en el Reino Unido. Farage admitió después que "se discutió de dinero"; después de todo, Musk venía de donar más de 250 millones de dólares a la campaña de Trump.
Pero Musk no es tan fácil de gestionar y su reciente choque en redes sociales podría poner esa donación en peligro.
Viernes, 3 de enero. Titular: Nigel Farage, "muy complacido" de que Elon Musk apoye Reform UK, lo llama "un héroe".
Domingo, 5 de enero. Titular: Musk dice que Farage "no tiene lo que hay que tener" para ser el líder de Reform UK
Dos días, así de rápido puede cambiar una oportunidad. Musk ha dicho que Farage no es el más idóneo para liderar Reform UK cuando éste no le siguió en su defensa a voces tan desacreditadas como la del islamófobo y criminal convicto Tommy Robinson. Está por ver si un comentario así de Musk, en pleno zafarrancho para influenciar en elecciones europeas (también en Alemania), puede hacer tambalear el puesto de un político que creó el partido a su imagen y semejanza. Con todo, el protagonista del Brexit se muestra confiando en que durante la fiesta de investidura de Trump se puedan limar esas pequeñas asperezas. Sabe que Musk estará más que encantado de perjudicar al actual primer ministro laborista, Keir Starmer, en su particular cruzada contra él.
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El apoyo del hombre más rico del mundo sería más que bienvenido, aunque desde que se contrató a Nick Candy, un multimillonario y ex donante conservador, como nuevo tesorero de Reform UK, Farage tiene un aliado que puede firmar grandes cheques. De momento, ya ha prometido una suma de siete cifras.
Asimismo, también importa el número de afiliados. Y con más de 157.000, el populista ya ha sobrepasado a los 'tories', que cuentan con alrededor de 132.000 socios. Los laboristas siguen liderando este terreno con 370.000, pero miran muy de cerca al enemigo.
Objetivo: aniquilar a la derecha tradicional
Durante la fiesta de Navidad en Downing Street, el 'premier' Keir Starmer recalcó que para ganar un segundo mandato, tendría que derrotar no a un Partido Conservador centrista tradicional, sino a una fuerza mucho más punzante situada en la derecha populista. “Sé que no me enfrentaré a una oposición como tal de centroderecha en las próximas elecciones. Cómo será eso exactamente, aún no lo sé”, dijo el inquilino del Número 10, quien es consciente que su amplia mayoría conseguida en julio no fue tanto por méritos propios sino por el hartazgo del electorado con los catorce años de los 'tories' en el poder.
En los últimos comicios, Reform UK logró buenos resultados en muchas circunscripciones laboristas. Aunque la principal víctima de su triunfo fue el Partido Conservador. De hecho, los cinco escaños que tiene hoy habían estado previamente en manos de los 'tories'.
Farage ha dejado claro que su objetivo es aniquilar a la derecha tradicional y seguir los pasos del Reform Party de Canadá. "Son el modelo. Ése es el plan", afirma. Cuando los conservadores-progresistas fueron derrotados en 1993, el Reform Party (Partido Reformista, en español) ganó nada menos que 26 veces más escaños que el partido establecido de la derecha. En las elecciones de julio en Reino Unido, la situación fue casi exactamente la contraria.
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Los conservadores, aunque sufrieron la peor derrota de su historia, ganaron 24 veces más escaños que Reform UK, debido al complejo sistema electoral que entrega cada circunscripción al partido más votado, aunque sea por un voto, perdiendo toda proporcionalidad. Pero los populistas de extrema derecha siguen subiendo en las encuestas y antes de las próximas elecciones generales tienen otras oportunidades para sacudir al sistema político británico.
Primer round
La primera prueba, aunque sea un aperitivo, serán los comicios locales de este mayo. Están en juego alrededor de 2.240 escaños, de los que la mitad son ocupados por conservadores elegidos en los efervescentes días en los que Boris Johnson era popular y los 'tories' recibía el crédito del lanzamiento de la vacuna contra el covid-19. Reform UK apenas participó en la contienda de 2020, pero ahora está decidida a “ir a por todas” y se ha comprometido a presentarse a todos los ayuntamientos de Inglaterra. Aunque su verdadero trampolín puede ser en 2026, con las elecciones al parlamento en Gales, donde se votó mayoritariamente a favor del Brexit en 2016.
En cualquier caso, el triunfo de Farage podría jugar en su contra, ya que su avance supondría una derecha más fracturada, mermando así sus posibilidades para hacerse con el poder. Que se lo digan si no al PP con Vox. O al mismo Reform de Canadá. En 1993, el Reformismo canadiense logró asumir el manto de la derecha, pero no el gobierno, y en tres elecciones acabó permitiendo a los liberales canadienses a formar ejecutivos mayoritarios.
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Aunque siempre se puede llegar a pactos. Los argumentos de que Farage nunca podría “meterse en la cama” con los conservadores, dada su popularidad basada en la denuncia de sus fracasos pasados, se pueden refutar con una referencia a 2019. Ese año, aceptó retirar a sus candidatos del Partido del Brexit -el precursor de Reform- en los escaños ocupados por los conservadores para permitir que Boris Johnson ganara la reelección y sacara a Reino Unido de la UE.
Por el momento, las filas de la líder conservadora Kemi Badenoch están intentando -sin mucho éxito- un giro aún más a la derecha para recuperar a los votantes perdidos. Pero analistas como John Oxley advierten que este no es el camino. “En política, la estrategia consiste en saber lo que no eres, tanto como lo que eres. Reform UK lo entiende. Entiende que no es conservador y que quiere derrotar a los conservadores, no solo para ganar, sino porque no está de acuerdo con ellos. Los conservadores, sin embargo, parecen tener dificultades con este asunto. Ven a Reform simplemente como un disruptor electoral sin tener una idea profunda de por qué no quieren que ganen. Eso no es suficiente”, elabora en un artículo en The Spectator.
El 'alma' de Reform
Para enfrentarse realmente a Farage, según el experto, los 'tories' deben entender qué quieren ofrecer que sea diferente y por qué. Deben comprender plenamente las diferencias entre los partidos y dónde presionarlos. La más obvia es el aislacionismo de Reform. Farage, en particular, se ha mostrado escéptico respecto del apoyo a Ucrania y a instituciones internacionales más amplias. En términos más generales, Reform se posiciona en contra de la globalización y de organizaciones como el Foro Económico Mundial y la ONU. Esta no es una postura con la que los conservadores hayan tenido mucho que ver más allá del euroescepticismo.
Respecto al medio ambiente, las críticas de Reform -poniendo en duda de que el cambio climático haya sido provocado por el hombre- representa una visión marginal dentro de los conservadores. Los últimos gobiernos 'tories', de hecho, hicieron un progreso significativo en la descarbonización de Reino Unido y, en la política (más que en la retórica), han trazado una línea pragmática entre los costos económicos y ambientales. Dado que la opinión pública sobre este tema es mucho más cercana a los conservadores que a Reform, sería un punto de diferencia inteligente para impulsar.
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Con todo, para muchos Farage “es un soplo de aire fresco” en plena decepción ante los políticos actuales a los que acusan de no estar dando a las generaciones más jóvenes la oportunidad de avanzar. Su disposición a meterse en la controversia es parte de la marca personal y, para sus seguidores, parte de su atractivo.
Da lo mismo que sus planes no sean remotamente viables (entre otros, promete recortar 5 de cada 100 libras en gasto gubernamental en cien días, acabar con la escasez de médicos y enfermeras y recortar los impuestos mientras se aumenta el gasto en defensa). Su popularidad no cesa. Los votantes atraídos por Reform no provienen de ninguna tribu política en particular. Pero, según las encuestas, todos comparten un sentimiento: están bastante molestos con el Reino Unido de 2025. Y es algo que el populista está dispuesto a explotar, con todos los efectos que eso conlleva para el sistema.
"Tiene usted el carisma de un andrajo mojado y la apariencia de un empleado de banca de baja categoría", espetó Nigel Farage a Herman Van Rompuy en 2010, cuando éste era presidente del Consejo Europeo. Cuando le exigieron que se disculpara, pidió su sincero perdón "a los empleados de banca" por haberlos comparado con el político comunitario. Este exabrupto le valió titulares y lo convirtió en héroe de los grupos antisistema. Los medios y políticos tradicionales le vaticinaron tan solo cinco minutos de gloria. Y ahí está, catorce años después, con el Brexit que tanto defendió más que conseguido, su asiento en la Cámara de los Comunes, su sitio reservado el lunes en la investidura de Donald Trump y sus reuniones mano a mano con Elon Musk.