Nuevos protagonistas: por qué el futuro de la UE se decidirá en Europa Central
El 1 de enero de 2025, Hungría, bajo la presidencia de Viktor Orbán, cedió la presidencia del Consejo de la UE a Polonia y a su primer ministro, Donald Tusk. Ambos líderes ya están enfrentados y Europa es su campo de batalla político
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Como escribieron los diplomáticos austriacos Emil Brix y Erhard Busek en Central Europe Revisited, "el futuro de Europa depende de Europa central". En su texto indicaron que la Unión Europea debe tener en cuenta "las tradiciones e iniciativas centroeuropeas, y no solo Bruselas, París o Berlín como ahora". Si la UE sigue desarrollándose solo en torno a su núcleo carolingio, dicen, esto acabará con el "proyecto de paz y prosperidad" europeo.
La guerra de Ucrania dio la razón a Brix y Busek. Pero que el futuro de Europa se decida ahora efectivamente en su centro se debe también a que el destino de la UE está a merced de una disputa política fundamental.
El 1 de enero de 2025, Hungría, bajo la presidencia de Viktor Orbán, cedió la presidencia del Consejo de la UE a Polonia y a su primer ministro, Donald Tusk. Ambos líderes ya están enfrentados y Europa es su campo de batalla político: Orbán y Tusk simbolizan mejor que nadie los valores, intereses y planteamientos contrapuestos en el centro del conflicto por el alma del continente. Pero con la llegada de Polonia a la presidencia del Consejo, la batalla cobra un nuevo impulso.
Visiones contrapuestas
Tusk es famoso por su adhesión a la máxima del ex canciller alemán Helmut Schmidt, que afirmaba "quien tenga visiones, que vaya al médico". Orbán, por su parte, es un notorio crítico y aspirante a destructor de la UE. Sin embargo, las ideas originales de Europa — las de Jacques Delors o Joschka Fischer — hace tiempo que se han vuelto insostenibles, oscurecidas por años de crisis interminables.
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El presidente francés, Emmanuel Macron, último bastión de los planes ambiciosos para Europa, está empantanado en una crisis política sin final a la vista. También Alemania corre el riesgo de volverse más insular debido a las luchas internas y a la posibilidad de que su probable próximo gobierno esté menos dispuesto a asumir un papel tan central en Europa.
Esta disparidad ideológica hace que describir a Tusk y Orbán como visionarios de la integración pueda resultar sorprendente; pero ha llegado la hora de Europa Central.
Sin embargo, la tesis tópica de que el centro de gravedad de la UE se está desplazando hacia el Este debido a un cambio en las estructuras de poder mundiales huele a megalomanía centroeuropea: De hecho, Mitteleuropa no lleva las riendas de la UE. Más bien, su retorno, simbolizado por la rivalidad entre Tusk y Orbán, se debe principalmente a la naturaleza existencial de las crisis que se desarrollan en esta parte del continente. Ambos políticos son actores clave: las dos cuestiones polémicas son la lucha por conservar la democracia en la UE y cómo enfocar la guerra en Ucrania.
Defender la democracia liberal
Los visionarios de la integración europea — Delores y Fischer, pero también Helmut Kohl y François Mitterrand — formularon sus proyectos en una época de "consenso permisivo" y con la creencia en los incuestionables cimientos liberal-democráticos de la UE.
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Mientras Tusk quiere una UE que defienda la democracia liberal, Orbán utiliza el bloque para construir un modelo autocrático de gobierno: "Durante mucho tiempo no he visto una oportunidad tan buena para que las fuerzas nacionales, conservadoras, soberanas y cristianas se hagan dominantes en la Unión Europea", dijo en marzo de 2024. Aunque el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 no colmó del todo las esperanzas de Orbán, la reelección de Donald Trump reforzará a la extrema derecha en Europa. Orbán ya se está posicionando como el principal interlocutor de Estados Unidos en el continente.
El próximo movimiento de Orbán
Las consignas de soberanismo y conservadurismo de Orbán sustentan una visión de la UE opuesta a la de Tusk y sus axiomas de democracia y unidad. El líder húngaro quiere un bloque que dé vía libre a autócratas similares para configurar el orden interno de sus países, así como sus relaciones con el exterior. Y Orbán apuesta por una Europa "a la carta". No oculta que aspira a una revisión integral de la UE, declarando que "Hungría no es miembro de la UE por lo que es, sino por lo que podría ser".
"Orbán cree que Occidente ha llegado a su fin como comunidad de valores"
Antes, en un discurso pronunciado en julio en la ciudad rumana de Baile Tusnad, Orbán describió la unión de sus sueños. No es casualidad que Polonia fuera el blanco de sus críticas: se trata de una entidad que, junto con Londres, Kiev y los Estados escandinavos, ha creado supuestamente un nuevo centro de poder en Europa para sustituir al eje Berlín-París. Orbán cree que Occidente ha llegado a su fin como comunidad de valores y como modelo político y que el inevitable ascenso del poder económico asiático convierte a China o Turquía — habló con admiración de la "resistencia" de Rusia — en modelos a seguir y en socios diplomáticos indispensables.
Por otra parte, aunque Orbán se presenta como el mejor amigo de Trump, su plan de acercamiento a China y Rusia (incluso a expensas de Ucrania) es una oferta a los europeos para una era sin, o con menos, Estados Unidos. Durante toda la posguerra, Estados Unidos apoyó la unificación europea, tanto práctica como ideológicamente. En su ausencia, Orbán y sus acólitos se esforzarán por remodelar la UE para sus propios fines.
Mantenerse vivo
Por tanto, Tusk no solo debe proteger la unidad de la UE, sino, lo que es más importante, impedir que descarrilen sus valores fundamentales y su misión. Lo que está en juego no es si la UE permanecerá unida a cualquier precio, sino si sobrevivirá. Ya no se trata de promover los valores europeos, sino de defender la democracia y el Estado de derecho frente a amenazas como las presenciadas en las recientes elecciones de Georgia, Moldavia y Rumanía.
En Ucrania se decide el futuro de la seguridad europea, mientras los planteamientos de Orbán y Tusk chocan como placas tectónicas. "¡Seguridad, Europa!", es el lema de la Presidencia polaca del Consejo de la UE, en la que el apoyo a Ucrania ocupa un lugar central. En este sentido, Tusk quiere reforzar la defensa de la UE creando un nuevo fondo que financie adquisiciones comunes y ayuda militar a largo plazo para Kiev.
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Mientras tanto, Hungría está bloqueando incluso los reembolsos del Fondo Europeo para la Paz, un minúsculo fondo de la UE utilizado para facilitar la ayuda militar a Ucrania. Mientras Tusk habla de una "era pre bélica" y advierte contra la agresión rusa, Orbán cree que enfrentarse a Rusia es "perjudicial y está condenado al fracaso". Espera ayudar a llegar a un acuerdo con Moscú a costa de la soberanía de Ucrania y la seguridad de Europa. Y su peregrinaje hacia el presidente ruso Vladímir Putin ha encontrado apoyo, sobre todo en Europa central: el líder eslovaco Robert Fico y el probable futuro canciller austriaco Herbert Kickl están dispuestos a seguir su ejemplo y a desafiar el mensaje muy diferente de Tusk.
El espíritu de los tiempos
Las esperanzas depositadas hoy en Tusk pueden parecer abrumadoras, para él y para Polonia. Tusk formó su enfoque de Europa en medio de numerosas crisis (financiera, migratoria y Brexit) que le hicieron centrarse en ser pragmático en el presente, en lugar de desarrollar estrategias de largo alcance. A su vez, la prioridad de luchar por la democracia le lleva a ser cauto con los proyectos de la UE y a primar la táctica sobre la ambición. Esta postura capta bien el espíritu de los tiempos, pero puede no ser suficiente en la batalla que le espera a la UE bajo Trump.
Por otro lado, las recientes iniciativas de Tusk sobre la financiación conjunta de la defensa europea, así como la ofensiva diplomática para coordinar la política de la UE hacia Estados Unidos y Ucrania, dan esperanzas de que supere sus inhibiciones. La historia europea se ha decidido varias veces en Europa central, pero desde 1989 es la primera vez que la propia región puede influir significativamente en su curso. Nos espera la era Tusk o la era Orbán, no hay otro camino a la vista.
*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Piotr Buras titulado "New protagonists: Why the EU’s future will be decided in central Europe"
Como escribieron los diplomáticos austriacos Emil Brix y Erhard Busek en Central Europe Revisited, "el futuro de Europa depende de Europa central". En su texto indicaron que la Unión Europea debe tener en cuenta "las tradiciones e iniciativas centroeuropeas, y no solo Bruselas, París o Berlín como ahora". Si la UE sigue desarrollándose solo en torno a su núcleo carolingio, dicen, esto acabará con el "proyecto de paz y prosperidad" europeo.