Cientos de incendios provocados aterrorizan a Rusia: ¿quién controla a los 'pirómanos'?
Rusia ha vivido desde finales del año pasado un aumento de ataques contra sucursales bancarias, centros comerciales y de reclutamiento, dirigidos por 'estafadores' ucranianos
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En los últimos días de 2024, una serie de ataques llamaron la atención de las autoridades de Rusia. En San Petersburgo, una mujer incendió una sucursal bancaria con un líquido inflamable y una cerilla. Ese mismo día, se registraron tres incendios en Moscú, dos de ellos en centros comerciales y otro en una oficina de correos. Todos tienen en común que sus perpetradores eran jubilados entre los 60 y los 70 años.
Uno de ellos es Alexander Nikiforov, un hombre que roció alcohol sobre un cajero automático y le prendió fuego, para después grabarlo con su teléfono móvil. Era el segundo ataque de estas características que llevaba a cabo en un día, hasta que fue detenido por la Policía y acusado de terrorismo. No es un caso aislado. El banco estatal Sberbank informó recientemente de un aumento del 30% en los intentos de ataques incendiarios durante las últimas semanas del año pasado, según la agencia de noticias estatal RIA Novosti citando el servicio de prensa del banco.
En la primera semana de 2025, se registró otro ataque de este tipo en un centro de donaciones para soldados rusos que luchan en Ucrania, en la ciudad de Vyborg, cerca de la frontera con Finlandia. Las autoridades abrieron un caso de terrorismo para investigarlo.
Las primeras hipótesis podrían apuntar a que los perpetradores como Alexander Nikiforov son opositores de Rusia o que forman parte de una operación de la inteligencia ucraniana. Pero Nikiforov aseguró a las autoridades que no actuó por motivos políticos, sino que siguió instrucciones de unos estafadores telefónicos que le obligaron a cometer el delito.
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En total, se han registrado hasta la fecha 280 ataques incendiarios en Rusia desde febrero de 2022. Una gran parte de los que tuvieron lugar durante los primeros meses de la guerra fueron perpetrados por opositores y en oficinas de reclutamiento militar. En 2022, 71 de los incidentes de este tipo respondían a actos de protesta por la invasión. Solamente seis estuvieron relacionados con estafas. En cambio, en 2024, las ‘mafias’ fueron responsables de al menos 92 ataques incendiarios, según una investigación de Mediazona, que analizó informes publicados en medios, registros judiciales y declaraciones de las autoridades.
Rusia no tiene duda de que Ucrania está detrás de los ataques, especialmente de aquellos que se cometieron como parte de una estafa. Algunas investigaciones apuntan a que Ucrania es uno de los países con más grupos de ‘estafadores’, y que en ciudades como Dnipró se concentran cientos de centros de llamadas. “Es una táctica ampliamente utilizada por los servicios de inteligencia ucranianos en Rusia: reclutar personas para un trabajo de una sola vez. Parece ser el nuevo modus operandi muy popular para las operaciones de sabotaje”, explica Andrey Soldatov, periodista de investigación ruso y experto en servicios de seguridad del Kremlin, a El Confidencial.
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Por su parte, una fuente de seguridad ucraniana consultada por The Economist sostiene que estos grupos tienen “psicólogos expertos” para manipular a personas vulnerables como hombres y mujeres de tercera edad con pocos recursos económicos. ”Están motivados principalmente por el dinero, pero en ocasiones también pueden servir a la patria”, dijo.
Los detalles proporcionados en investigaciones como la de Mediazone explican que el modus operandi de los ‘estafadores’ es hacerse pasar por agentes de la ley para extorsionar a sus víctimas, para luego prometerles que se les devolverá el dinero si aceptan llevar a cabo un ataque como los que se han registrado contra sucursales bancarias.
Sin embargo, este tipo de operaciones no tienen un gran impacto para el Gobierno de Vladímir Putin. “El uso de incendios provocados refleja la fascinación que sienten las agencias de inteligencia por esas tácticas, más que su eficacia”, sostiene Andrey Soldatov a este periódico. No son, ni mucho menos, las tácticas más sofisticadas para desestabilizar a la sociedad rusa y pueden considerarse acciones menores, pero se enmarcan dentro de los esfuerzos de la inteligencia ucraniana contra Rusia.
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Una de las operaciones más significativas del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) tuvo lugar a mediados de diciembre, cuando Ígor Kirílov, jefe de la defensa radiológica, química y biológica de Rusia, fue asesinado cuando salía de su domicilio. El militar estaba acompañado de su ayudante cuando un patinete eléctrico aparcado frente a su edifico voló por los aires y provocó una explosión de una potencia equivalente a 300 gramos de trilita.
Para Ucrania, el atentado fue “totalmente legítimo” porque Kirílov "era un criminal de guerra" que dio orden de usar químicas prohibidas contra el Ejército ucraniano. El asesinato de un general ruso en pleno corazón de Moscú puso de relieve el cada vez mayor alcance de los servicios de inteligencia fuera de sus fronteras. Desde el inicio de la guerra de Ucrania, Kiev ha ampliado la red de espías en el país para llevar a cabo asesinatos selectivos a militares clave en el marco de la invasión rusa, así como actos de sabotaje contra la infraestructura militar.
Según Soldatov, este tipo de ofensivas realizadas con drones tienen un impacto mucho mayor para Rusia que los incidentes ataques incendiarios. “Al principio, la capacidad de los ucranianos para atacar en suelo ruso causó una gran conmoción. Sin embargo, hoy en día, los ataques con drones ucranianos tienen efectos mucho más poderosos”, afirma.
"Los ataques con drones ucranianos tienen efectos mucho más poderosos"
Uno de los ataques recientes con drones tuvo lugar este martes, cuando Ucrania lanzó varias oleadas de ataques en diferentes regiones de Rusia, dentro de la campaña de Kiev para paralizar la maquinaria de guerra del Kremlin.
Los ataques con drones obligaron a al menos seis ciudades a restringir su espacio aéreo el martes por la mañana, según un comunicado de la Agencia Federal de Aviación de Rusia. Entre ellas se encontraban las ciudades de Saratov y Engels, donde también resultaron dañadas dos plantas industriales.
Ataques similares desde el Kremlin
Rusia, por su parte, también ha utilizado métodos similares como los ataques contra sucursales bancarias para desestabilizar a la población. Algunos informes apuntan a que los servicios de inteligencia del Kremlin han llevado a cabo una campaña para incendiar vehículos militares ucranianos. Según el servicio de policía de Ucrania, consultado por The Economist, solo en 2024 se incendiaron 341 vehículos. En la mayoría de los casos, estaban motivados por recompensas económicas de hasta 1.000 dólares, pero en la mayoría de las veces no se entregó el dinero. Las autoridades de Kiev han acusado en total a 184 personas por estos actos.
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Algunos países europeos como Polonia han alertado que este tipo de operaciones por parte de Rusia pueden traspasar las fronteras de Ucrania. “Están planeando actos de terrorismo en el aire”, dijo este miércoles Donald Tusk, primer ministro polaco.
Las declaraciones han tenido lugar después de que se registraran varios incidentes en lugares como Leipzig, donde un paquete de DHL enviado desde Lituania empezó a arder antes de ser cargado en un avión. En Birmingham, otro paquete explotó después de ser transportado en un avión.
Otros dos dispositivos incendiarios fueron encontrados en Polonia y los líderes occidentales y funcionarios de inteligencia creen que forma parte de una operación del Kremlin como ensayo para futuros ataques en Estados Unidos. Un informe publicado esta semana en The New York Times apuntaba directamente a esta hipótesis y alertaba de que funcionarios de la Casa Blanca habían interceptado conversaciones entre los altos mandos de la inteligencia rusa donde daban detalles sobre los dispositivos incendiarios que podían utilizarse como prueba para un ataque en el país.
Rusia ha negado estar detrás de todos los ataques anteriormente mencionados, pero algunos expertos apuntan a que puede ser una estrategia para desestabilizar Occidente en medio de una escalada de tensiones. “Por muy importante que sea un alto el fuego en Ucrania, está lejos de ser todo. (El sabotaje) es parte de un patrón más amplio”, dijo Richard Haass, expresidente del Consejo de Relaciones Exteriores, a The New York Times.
En los últimos días de 2024, una serie de ataques llamaron la atención de las autoridades de Rusia. En San Petersburgo, una mujer incendió una sucursal bancaria con un líquido inflamable y una cerilla. Ese mismo día, se registraron tres incendios en Moscú, dos de ellos en centros comerciales y otro en una oficina de correos. Todos tienen en común que sus perpetradores eran jubilados entre los 60 y los 70 años.