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Tras solventar "las últimas discrepancias", el gobierno israelí votará mañana la tregua en Gaza
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Un acuerdo en tres difíciles fases

Tras solventar "las últimas discrepancias", el gobierno israelí votará mañana la tregua en Gaza

Gran parte del pacto aún está en el aire, incluso después de que se convierta en definitivo cuando la coalición de gobierno de Netanyahu lo ratifique. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha amenazado con abandonar el Gobierno si se co

Foto: El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. (Reuters/Stoyan Nevov)
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. (Reuters/Stoyan Nevov)
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Tras más de un año (y un día), parece que esta vez sí que se va a materializar un acuerdo para liberar a los rehenes israelíes retenidos en Gaza y poner fin a la devastadora guerra que allí se libra. Se votará mañana y se implementará el domingo, pero no sin antes una dramática recta final.

La Oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó este jueves a Hamás de crear una "crisis de último minuto" tras intentar supuestamente modificar las condiciones del borrador de alto el fuego anunciado ayer por Catar para obtener concesiones de última hora. Por ello, el líder del Ejecutivo aseguró que la coalición de Gobierno no votará su implementación "hasta que los mediadores notifiquen a Israel que Hamás ha aceptado todos los elementos del acuerdo". Un alto dirigente del grupo islamista, Sami Abu Zuhri, afirmó por su parte que las acusaciones israelíes "no tienen fundamento" y agregó que "Israel está fabricando tensiones en un momento crítico" mientras instó a los gobiernos saliente y entrante de Estados Unidos a presionar para que se implemente el acuerdo.

No fue hasta última hora de la tarde que, finalmente, fuentes israelíes aseguraron haber solventado esos presuntos nuevos escollos y anunciaron que su implementación se votará por el Gobierno israelí este viernes por la mañana. Sin embargo, las reticencias por parte de algunos ministros del Gabinete continúa. A horas de producirse la reunión, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha amenazado con abandonar el Gobierno de coalición si se concreta el acuerdo y ha señalado que solo volverá "si la guerra continúa". En su opinión, el alto el fuego es solo una oportunidad para que el grupo islamista se "rearme y vuelva a atacar a las comunidades israelíes". Pero incluso si Gvir abandona el Gobierno, Netanyahu contaría con el apoyo mayoritario para dar luz verde al alto el fuego.

El último arrastrar los pies del anuncio de Netanyahu suponía el enésimo escollo a superar de un larguísimo proceso. En los últimos tres días, los informes constantes de “grandes avances entre las partes” y “oh, no, no avanzamos realmente” han mantenido en vilo a la ciudadanía israelí, donde el recordatorio permanente de los 98 secuestrados es ineludible, las calles llenas de fotos, pegatinas de los cautivos y muertos, lazos amarillos, consignas, y la sangría de soldados. En Gaza, los vídeos difundidos en redes sociales de la alegría de la población cuando el pacto se acercaba indican el clima en la destruida franja, pese a que los bombardeos y las operaciones militares siguen sin cesar. Entre la noche y la madrugada de este jueves, el Ejército israelí mató a al menos a 51 gazatíes en ataques al campamento de Nuseirat y contra viviendas en la sureña Jan Yunis, entre otros, según fuentes locales en la Franja.

Foto: Manifestación para liberar a los rehenes israelíes. (Reuters/Itai Ron)

En el tramo final, cuando Hamás indicó que estaba de acuerdo con el borrador final, Israel dijo que no había recibido ningún documento final. Después, la discusión se centró en que Hamás no presentó una lista de rehenes vivos (aún no lo ha hecho, que se sepa) e Israel no quería discutir los nombres de los presos palestinos que cumplen cadena perpetua acusados de terrorismo. Horas antes de la confirmación, cuando hasta el emir de Qatar indicaba que el asunto estaba concluido, Hamás comunicó que los mapas del Ejército israelí no indicaban las zonas exactas del repliegue y minutos antes de que se anunciase el pacto, Hamás de nuevo lo paró haciendo nuevas demandas sobre la retirada israelí del Corredor de Filadelfia, que separa Gaza de Egipto.

Los mediadores, principalmente Estados Unidos, con la administración saliente de Joe Biden y la entrante de Donald Trump en coordinación, han ejercido una presión que es probablemente la que ha desencadenado los acontecimientos y la “resolución de las crisis” entre las partes a lo largo de los últimos días.

Según se informa, la primera etapa del acuerdo contempla el regreso a Israel de 33 personas cautivas por Hamás y un alto el fuego temporal de 42 días. Se espera que entre en vigor el domingo, con el primer intercambio de rehenes por presos palestinos. Hamás liberará a tres israelíes en ese primer día y siete días más tarde a cuatro más. Después, liberaría a los demás de manera gradual semanalmente. Estos liberados serán menores, mujeres, mayores de 50 años y enfermos. Por su parte, Israel liberará a 30 presos por cada civil y a 50 por cada mujer soldado.

Sin embargo, como ha demostrado Netanyahu, gran parte del acuerdo aún está en el aire, incluso después de que se convierta en definitivo cuando la coalición de gobierno israelí lo ratifique. Algo que el presidente de la nación, Isaac Herzog, pidió encarecidamente que suceda este mismo jueves, en un mensaje a la nación. Porque el sector más radical del gobierno, el sionismo religioso de Bezalel Smotrich, y el supremacismo judío de Itamar Ben Gvir, se oponen al trato y amenazan con romper la coalición si se aprueba.

Después de eso, además, hay otros factores que pueden sabotear el acuerdo, tanto en sus etapas de planificación o durante su implementación. Se entiende que, si todo va bien, y los 42 días de tregua son respetados, se comenzará a hablar de la segunda fase. En la primera, las tropas israelíes se retirarían a los bordes de la franja, en una zona de amortiguamiento y permitirían a los palestinos regresar al norte del enclave. En la segunda, sucedería la liberación de los rehenes restantes, los varones, y la retirada completa israelí. En la tercera fase habría un intercambio de muertos entre ambas partes y se comenzará a tratar la reconstrucción de Gaza y su administración y gobierno.

Sin embargo, hay analistas que ponen en duda que se llegue a una segunda fase. No solo por parte de Hamás y la voluntad de cooperación de su líder en Gaza, Mohamed Sinwar, hermano menor de Yahya, y quien no es parte del liderazgo negociador en Qatar, sino también por parte de Netanyahu y sus asuntos domésticos.

Foto: Omri Miran, uno de los secuestrados en Gaza (Reuters/Kai Pfaffenbach)

“El gobierno de Netanyahu no va a caer en los primeros 42 días de tregua”, dice el analista e historiador Yoel Schvartz. “Y lo que pase después depende de las promesas que le hizo Trump a Netanyahu o que Netanyahu dijo que le hizo con respecto a Judea y Samaria (Cisjordania)”.

A decir de Schvartz, si el primer ministro logra convencer a sus socios de que en un plazo medio habrá avances en Cisjordania, construcción de más asentamientos y una posible anexión parcial de sectores, podrá asegurar por más tiempo su coalición.

Sin embargo, el historiador cree que la coalición se disolverá en un plazo más o menos cercano porque Trump tiene intención de cerrar un acuerdo con Arabia Saudí, lo cual es incompatible con una anexión de territorios palestinos. “Lo dramático del caso es que el acuerdo que ahora se cierra es el mismo que ofreció Biden hace ocho meses y, lamentablemente, en aquel momento, tanto Hamás como Israel encontraron todas las razones para no firmarlo”, añade.

Foto: Un hombre pasea en Tel Aviv junto a los carteles de los rehenes secuestrados durante el mortífero atentado del 7 de octubre perpetrado por Hamás. ( REUTERS/Stoyan Nenov)

Y ahora, según Schvartz, Netanyahu tiene una buena posibilidad de preservar su coalición incluso si no se reanuda la guerra en 42 días, “porque si Netanyahu es experto en algo, es en ganar tiempo, y va a seguir haciéndolo”.

En estos días, Ben Gvir se vanaglorió en un vídeo de haber hecho descarrilar en varias ocasiones los acuerdos con Hamás. Smotrich, conocido por tener un talante bien diferente al de su compañero de conveniencia, no es seguro que por principio vote en contra de un acuerdo.

Por su parte, el analista militar del diario Haaretz Amos Harel argumenta que es posible que si Netanyahu continua su longeva carrera política, teniendo en cuenta que su objetivo primordial es no ir a la cárcel, “cambiará su política (…), no continuará siendo aliado a la derecha radical, y si sigue el argumento hasta el final y se ajusta a los deseos de Trump, tras romper con la derecha irá hacia el centro. Y eso sería otra cosa, no solo supondría la normalización con Arabia Saudí, sino también la negación de la anexión de Cisjordania, la aceptación del final de la guerra en Gaza, el fin de la idea de asentamiento en el norte de Gaza, algo en lo que no estaba interesado de cualquier manera, y todo ello, en última instancia, implicaría la aceptación de la solución de dos Estados, lo cual sería un cambio tectónico”.

Schvartz señala que, si bien es imposible saber qué pasará en el próximo mes, se puede especular que si, efectivamente, Israel logra un reconocimiento formal por parte de Arabia Saudita y, con ello, se sigue debilitando el gran enemigo de Israel que es Irán, si hubiera elecciones, Netanyahu muy probablemente las ganaría.

Tras más de un año (y un día), parece que esta vez sí que se va a materializar un acuerdo para liberar a los rehenes israelíes retenidos en Gaza y poner fin a la devastadora guerra que allí se libra. Se votará mañana y se implementará el domingo, pero no sin antes una dramática recta final.

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