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Maduro resiste: las claves de la "gran sorpresa" de la oposición venezolana que nunca ocurrió
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Maduro resiste: las claves de la "gran sorpresa" de la oposición venezolana que nunca ocurrió

Se cumplió lo que la mayoría de los analistas vaticinaban: a pesar de que Edmundo González pasó meses repitiendo, desde su exilio en Madrid, que estaría el 10 de enero en Caracas, Maduro juró como presidente sin problema

Foto: El líder chavista Nicolás Maduro. (EFE/Ronald Peña)
El líder chavista Nicolás Maduro. (EFE/Ronald Peña)
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Se cumple el guion previsto en Venezuela. Nicolás Maduro ha tomado posesión de su cargo este viernes, aunque su Gobierno nunca ha presentado pruebas de su victoria electoral, mientras el candidato opositor Edmundo González no ha pisado territorio venezolano. Era lo que la mayoría de los analistas vaticinaban, a pesar de que el veterano exdiplomático pasó meses repitiendo, desde su exilio en Madrid, que estaría el 10 de enero en Caracas tomando posesión de su cargo. Un plan muy improbable, al menos en ese plazo, que finalmente se ha demostrado imposible.

Un mensaje de la líder opositora, María Corina Machado, lanzado horas después de la toma de posesión, certificaba que la oposición, pese a las promesas, no podrá cambiar la situación a corto plazo. El arribo de González a Venezuela no ocurrió, abriendo una nueva fase en la crisis venezolana. El Gobierno de Maduro sigue deslegitimado interna e internacionalmente, incluso entre países de izquierda dura, pero mantiene un férreo control del estamento militar que lo sostiene en el poder.

"Digan lo que quieran, hagan lo que quieran, pero esta toma de posesión no la pudieron impedir", dijo desafiante Nicolás Maduro en una ceremonia breve, celebrada en un pequeño salón de la Asamblea Nacional y con una audiencia reducida. Algunos analistas interpretan este formato como una señal de debilidad, aunque por la tarde se realizó un desfile en las calles aledañas al palacio de Miraflores.

Horas antes de la asunción, el Ejército había desplegado baterías antiaéreas en puntos estratégicos y cerrado las fronteras y el espacio aéreo con Colombia bajo la excusa de una "conspiración internacional", lo que sugiere que Caracas esperaba algún tipo de acción que finalmente no ocurrió.

Desencanto opositor

"Con la usurpación del poder por parte de Nicolás Maduro de la presidencia de la república, apoyado por la fuerza bruta, y desconociendo la soberanía popular expresada contundentemente el pasado 28 de julio, se ha consumado un golpe de Estado en contra de los derechos del pueblo venezolano", señaló la Plataforma Unitaria opositora después de la toma de posesión de Maduro.

Desde entonces, pasaron tres horas hasta que fue publicado un mensaje grabado de Corina Machado que enfrió los ánimos opositores. "En su paranoia delirante, el régimen no solo ha cerrado el espacio aéreo de Venezuela, sino que ha activado todo el sistema de defensa aérea. Hemos evaluado todo esto y decidimos que no es conveniente que el día de hoy Edmundo ingrese a Venezuela", señaló la líder opositora. "Edmundo vendrá a Venezuela para juramentarse como presidente constitucional en el momento correcto, cuando las condiciones sean las adecuadas", añadió, sin poner plazos como había hecho hasta ahora.

En Panamá están custodiadas el 83,5% de las papeletas electorales que recabó la oposición y que dan la victoria a González por 2 a 1 frente a Maduro, documentos que el chavismo considera falsos, a pesar de que no ha entregado de su parte ninguna prueba de su victoria. La oposición no ha logrado, en cualquier caso, y por ahora, hacer valer sus pruebas a la interna para generar un cambio.

González ha pasado meses diciendo que iría a Venezuela a tomar posesión del cargo. Esta semana volvió a repetir sus intenciones, e incluso mientras pasó por Panamá el ministro de Exteriores de aquel país llegó a referirse a que iba a darse una "sorpresa" que estremecería al continente americano, pero finalmente el veterano excandidato opositor no llegó a salir de República Dominicana.

Todo ello puede ser una fuente de frustración para parte de la oposición venezolana. "Al no concretarse la promesa y no contar con un argumento creíble y de impacto, sin duda afectará al liderazgo opositor y podría ocasionar una gran decepción y desesperanza en el elector que aspira un cambio de gobierno", asegura el politólogo venezolano Jesús Castillo.

Ya este viernes existía esa sensación en parte del entorno opositor. Otros insistían en que la toma de posesión de Maduro sin haber entregado las actas le convertía en un presidente ilegítimo y abría la puerta a la siguiente fase de la crisis, que sería más corta. "Nosotros estamos convencidos de que tenemos que continuar en una lucha en favor de que la democracia y la libertad sean una realidad en Venezuela y esa esperanza sigue intacta", dijo al canal colombiano Caracol el opositor Juan Pablo Guanipa, que acompaña a Machado en sus apariciones públicas.

Foto: La líder antichavista María Corina Machado saluda a una de sus seguidoras en Caracas. (EFE/Miguel Gutiérrez)

En ese sentido, la reaparición de Machado y la vuelta de los venezolanos a las calles, aunque en menor número, después de más de 2.000 detenciones en las marchas de julio y agosto, es un punto que destacan algunos politólogos para interpretar que el movimiento opositor no se va a desmovilizar. "Lo de este jueves fue importante porque la gente volvió a salir a la calle, sobre todo en Caracas y María Corina se vio fuerte, recuperando el aura de líder valiente", señala desde la capital venezolana un analista que prefiere no revelar su identidad por temor a represalias.

Una líder opositora fuerte, pero no intocable

Todo en la oposición venezolana gira hoy en torno a la líder opositora y eso no va a cambiar mientras ella permanezca libre y en Venezuela. A pesar de que no ha cumplido en tiempo su promesa de que González se convierta en presidente, la práctica totalidad de los analistas creen que su liderazgo está asegurado en el medio plazo debido a su gran popularidad mientras no sea arrestada, como Leopoldo López en 2014, o se exilie, como hizo Juan Guaidó en 2023.

"A pesar de que racionalmente no veo ninguna opción de cambio político en el corto plazo, Machado y González han logrado crear un ambiente de incertidumbre, de que algo puede pasar, ayudados por personas como el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, y eso debe estar generando mucha inquietud a lo interno de la coalición gobernante", añade el analista que prefiere no identificarse.

Machado insistió en la idea de que el final del chavismo está cerca en su vídeo publicado este viernes. "Ayer Venezuela vio el coraje desplegado por todo el país. Hoy el mundo ve el miedo encerrado en un salón. No tengan duda, esto se acabó", señaló la líder opositora. "Maduro hoy no se puso la banda en el pecho, se la puso en el tobillo como un grillete que cada día le apretará más", añadió Machado.

En cualquier caso, la líder opositora ya sabe que no es intocable. El confuso altercado de la no detención tras la manifestación del jueves dejó una cosa clara: las autoridades pueden acercarse a ella, incluso en el contexto de una protesta popular. Si el chavismo quería demostrar que la podían tocar cuando quisieran, lo consiguió, aunque desde el oficialismo aseguran que todo fue una acción de falsa bandera planeada por la oposición para generar el caos.

Eso sí, también es reseñable que la detención acabó finalmente por no producirse. Y eso también es un síntoma, porque significa que el chavismo sabe que la detención de Machado o González agravaría considerablemente la crisis interna, podría hacer estallar la tensión acumulada durante años y además generaría una tremenda presión internacional.

Foto: María Corina Machado, en una de sus últimas imágenes (Reuters/Maxwell Briceno)

Ya tuvieron este jueves indicios de ello porque en los alrededor de 30 minutos en los que se pensó que la líder opositora había sido arrestada se pronunciaron importantes voces regionales y de la comunidad internacional demandando acciones contundentes contra Venezuela. El expresidente conservador colombiano, Iván Duque, llegó incluso a exigir una intervención "humanitaria" internacional contra el Gobierno venezolano por el supuesto arresto de Machado.

El chavismo sabe medir los tiempos a la hora de ejercer presión contra los máximos líderes opositores y es reacio a las detenciones de la cúspide. Leopoldo López se entregó en 2014 y Juan Guaidó estuvo cuatro años en Venezuela hasta su exilio en 2023 sin que mediara detención alguna. Machado finalmente tampoco fue detenida y parte de los analistas cree que tampoco será arrestada a corto plazo. El Gobierno venezolano tiene ahora la sartén agarrada del mango. No le interesa avivar el avispero.

Machado dijo este viernes que fue retenida temporalmente por unos agentes que más tarde decidieron dejarla en libertad, después de hacerle grabar varios vídeos bajo coacciones. "Lo que me pasó ayer demuestra las profundas contradicciones que hay dentro del régimen; su actuación errática es otra demostración de cómo están divididos por dentro", señaló la líder opositora.

Un gobierno aislado internacionalmente

Lo que sí ha cambiado de forma radical en la presente crisis es el balance de apoyos al Gobierno de Maduro. A la toma de posesión solo acudieron los presidentes de sus dos principales aliados en la región: el cubano Miguel Díaz-Canel y el nicaragüense Daniel Ortega. Esos dos países y la Bolivia de Luis Arce, que no participó en la ceremonia, son los únicos apoyos directos que tiene el Gobierno venezolano en América Latina. Internacionalmente cuenta también, por supuesto, con Rusia, Irán y China.

México es menos categórico y Brasil y Colombia, liderados por los presidentes de izquierda Lula da Silva y Gustavo Petro, han rechazado de forma directa reconocer los resultados electorales ofrecidos por Venezuela. Han sido criticados por enviar a sus embajadores en Caracas a la toma de posesión, pero algunos analistas destacan que esa presencia es prácticamente un insulto para Maduro. porque se trata de delegaciones de muy bajo nivel para dos países fronterizos y afines ideológicamente.

Lula ya impidió, hace unos meses, que Caracas ingresase al grupo de los BRICS. Petro ha criticado esta semana la detención de varios opositores en Caracas, destacando que esa es la razón por la que no fue a la toma de posesión, y ha hecho hincapié en que quiere preservar las relaciones diplomáticas con Venezuela porque no hacerlo generaría una crisis económica y social en la frontera.

Foto: El presidente de Brasil, Lula da Silva. (Reuters/Ricardo Moraes)

Sí ha sido categórico su ministro de Exteriores, Luis Gilberto Murillo, que, para algunos, dice lo que Petro no puede decir y, para otros, ha iniciado su carrera presidencial de cara a los comicios colombianos del próximo año. Murillo dijo este jueves que "hay violaciones de derechos humanos en Venezuela", que las elecciones no fueron "transparentes" ni "libres", que hay una "ruptura del orden constitucional" en Venezuela por los "resultados" ofrecidos en julio y que Colombia no reconoce los resultados, sin paños calientes.

Chile, gobernado por el izquierdista Gabriel Boric, es todavía más confrontativo y es uno de los países que han cortado relaciones con Venezuela en América Latina. Tampoco Argentina, Costa Rica, Perú, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Panamá mantienen relaciones con el Gobierno de Caracas. Ese aislamiento cada vez mayor no es una buena noticia para el chavismo y no solo a nivel económico, diplomático o logístico. Algunos analistas destacan que entre sus bases no pasa desapercibida esa pérdida de apoyo.

Esperando a Donald Trump

Muchos miran al norte. El todavía secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reclamó este viernes que González tomase posesión como presidente y ofreció a la oposición venezolana la ayuda del país norteamericano para lograr ese fin, pero lo cierto es que apenas le quedan diez días en su puesto. Ya todos miran a Donald Trump y su futuro secretario de Estado, el cubanoamericano Marco Rubio, que asumirán sus cargos este 20 de enero.

Muchos en la oposición venezolana no tienen claro, eso sí, que el cambio en el poder de EEUU vaya a resultar en una mayor presión para el Gobierno de Maduro. Entre los opositores crearon estupor las declaraciones del senador republicano Bernie Moreno el pasado 3 de enero a la TV colombiana Caracol: "Trump va a trabajar con Maduro porque es él quien va a tomar posesión del cargo la próxima semana. Al final del día, Estados Unidos, no es quien elige quienes son los líderes de estos países. Tuvieron una elección, la gente dice que no fue justa, pero al final del día los intereses estadounidenses son detener el tráfico de drogas y que reciban de vuelta a todos los venezolanos ilegales que están en este país".

Foto: Manifestación contra Maduro en México. (EFE / José Méndez)

El futuro presidente no solo está muy presionado por el lobby petrolero para no reimponer sanciones que detengan sus actuales operaciones en Venezuela, sino que sabe que cualquier incremento de medidas económicas contra el país sudamericano podría resultar en un nuevo éxodo de migrantes rumbo a su país, algo que no puede permitirse si quiere cumplir sus promesas electorales.

Otros opositores creen, en cambio, que la llegada al Departamento de Estado de Rubio, un exsenador que ha liderado en el pasado acciones republicanas contra los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela y ha lanzado furibundas críticas contra sus líderes, es garantía de que la presión continuará o crecerá.

Todo depende del Ejército

El presidente venezolano, en cualquier caso, ha sobrevivido a periodos de masivas protestas en 2014, 2017 y 2019, al Gobierno paralelo de Guaidó y al desafío planteado en 2024 por María Corina Machado.

Su control del Ejército se lo permite y son cada vez más los opositores que creen que, mientras los militares estén con él, Maduro permanecerá en el poder.

Foto: Militares en desfile Venezuela. (Reuters)

González hizo el jueves un llamado a los militares para que respetaran la voluntad popular. Este viernes, Maduro volvió a darse un baño de multitudes frente a militares, volviendo a ser refrendado por los altos cargos del Ejército.

Se cumple el guion previsto en Venezuela. Nicolás Maduro ha tomado posesión de su cargo este viernes, aunque su Gobierno nunca ha presentado pruebas de su victoria electoral, mientras el candidato opositor Edmundo González no ha pisado territorio venezolano. Era lo que la mayoría de los analistas vaticinaban, a pesar de que el veterano exdiplomático pasó meses repitiendo, desde su exilio en Madrid, que estaría el 10 de enero en Caracas tomando posesión de su cargo. Un plan muy improbable, al menos en ese plazo, que finalmente se ha demostrado imposible.

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