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Verdades y mentiras sobre el escándalo de paquistaníes violando a niñas blancas en UK
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Resurección de un escándalo

Verdades y mentiras sobre el escándalo de paquistaníes violando a niñas blancas en UK

Desde hace décadas, miles de menores están siendo víctimas de abusos espeluznantes por parte de bandas, donde la mayoría de sus miembros son británicos de origen paquistaní

Foto:  La gente cruza la calle mientras visita Westminster, en Londres. (EFE/Tolga Akmen)
La gente cruza la calle mientras visita Westminster, en Londres. (EFE/Tolga Akmen)
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Varios menores han sido asesinados. El cuerpo de uno de ellos fue desmembrado y desechado en la basura de un local de kebab. Una niña fue enjaulada y obligada a comportarse como un perro. Otra fue marcada en la nalga con una herradura a fuego con la letra M (de Mohammed), quien presumía de ser su “amo”. Con sólo 12 años, Katia no sólo tenía que satisfacer a su violador, de 31, y aguantar sus palizas. También tenía que complacer a sus amigos. En ocasiones era obligada a mantener relaciones con varios hombres a la vez que pagaban a su maltratador hasta 400 libras por poder pasar un rato a solas con la “niña blanca con piel de bebé”.

En algunos casos, las autoridades se han referido a las víctimas como “prostitutas infantiles”. Los padres que han intentado salvar a sus hijos han sido arrestados y los gritos de “racismo” han silenciado un debate con un claro patrón de criminalidad, envalentonando así a los agresores.

Desde hace décadas —algunos episodios se remontan a los años 80—, miles de menores en Reino Unido están siendo víctimas de abusos espeluznantes por parte de bandas, donde la mayoría de sus miembros son británicos de origen paquistaní. Pero los crímenes —cuyo elemento de motivación racial y religiosa es más que incómodo para políticos y policía— apenas se habían discutido. Hasta ahora, cuando una tormenta en las redes sociales se ha apoderado de la agenda en Westminster llevando el debate a otro escalafón. ¿Racismo, discurso woke o Elon Musk dominando el mundo? ¿Qué está pasando realmente?

El hombre más rico del mundo, dueño entre otros de Tesla y X (antes Twitter), Elon Musk, ha acusado al primer ministro británico, Keir Starmer, de ser cómplice del “mayor crimen en masa cometido en la historia del Reino Unido” y de llevar al país a “la guerra civil”. Asimismo, con el altavoz de las redes sociales, ha pedido la encarcelación de la secretaria de Estado de Interior, Jess Phillips, a la que califica como una “apologista del genocidio por violación” y “bruja malvada”, después de que esta haya rechazado una petición para que el Gobierno liderara una investigación pública sobre la actividad de explotación infantil detectada en la localidad inglesa de Oldham.

Claves de un escándalo con complejas aristas

El reportaje que saca todo a la luz: en 2011, The Times publica una investigación sobre abusos a menores en la localidad inglesa de Rotherham. La mayoría de las víctimas eran niñas blancas. La mayoría de los agresores, británicos-paquistaníes. El periodista Andrew Norfolk, autor del texto, recibe amenazas de muerte tanto por aquellos que sentían que estaba apuntando injustamente a una comunidad minoritaria, como por aquellos de la extrema derecha que consideraban que no se hablaba lo suficiente del racismo antiblanco.

​​El miedo a ser acusado de racista: tras el reportaje, se crea una investigación independiente que denuncia que, al menos, 1.400 menores fueron sometidos a una explotación sexual “atroz” entre 1997 y 2013. A raíz de esto salen a la luz otros escándalos similares en otras ciudades, como Oldham, Oxford, Rochdale y Telford, con los mismos fallos a la hora de abordar adecuadamente los delitos y apoyar a las víctimas. Las autoridades temían ser acusadas de racismo o de incrementar las tensiones raciales en las comunidades. Los informes fueron noticia en todo el mundo.

Foto: Un vendedor ambulante ajusta recuerdos en Londres, Gran Bretaña. (EFE/Martin Divisek)

Por qué se vuelve a hablar ahora de esto: Jess Phillips, secretaria de Estado de Interior, rechazó la semana pasada la solicitud del ayuntamiento de Oldham para llevar a cabo una investigación pública dirigida por el gobierno sobre las bandas de abusos a menores en la ciudad, argumentando que eso corresponde “solamente a la autoridad local” y no al ejecutivo. Elon Musk, quien nunca ha ocultado su animadversión por el gobierno laborista, pide la encarcelación de Phillips y acusa al premier Keir Starmer de ser “cómplice de la violación en el Reino Unido cuando encabezó el Servicio de Fiscalía de la Corona durante seis años”.

Starmer como fiscal: el premier ha defendido firmemente su historial durante los años que estuvo al frente del Servicio de Fiscalía de la Corona (entre 2008 y 2013) asegurando que, entre otros, cambió el enfoque de la acusación para “desafiar mitos y estereotipos” que habían impedido que las víctimas fueran escuchadas, reabrió casos que habían sido cerrados, introdujo el primer procesamiento de una banda asiática de abuso de menores y revisó la guía sobre explotación sexual infantil para facilitar los futuros procesamientos. Ningún informe independiente criticó en su momento personalmente a Starmer.

La religión y origen del violador, tema delicado: el papel de la religión de los perpetradores en estos crímenes sigue siendo un tema delicado en la política británica, que muchos claramente se muestran cautelosos a la hora de abordar. Algunos medios británicos como The Spectator aseguran que “es difícil evitar la conclusión de que la exigua mayoría de Jess Phillips podría influir en su forma de pensar”. La diputada laborista por Birmingham Yardley ganó las últimas elecciones por sólo 693 votos. Su circunscripción, como otras de Birmingham, tiene una población musulmana significativa. En su momento, la diputada laborista por Rotherham, recibió amenazas de muerte y se vio obligada a dejar su papel como portavoz de Igualdad en la oposición en 2017 después de escribir: “Reino Unido tiene un problema con los hombres británicos paquistaníes que violan y explotan a las niñas blancas”.

Foto: Dos mujeres cerca de un cartel que reza "Ni islamofobia ni yihadismo" durante una manifestación en la estación de Atocha, Madrid (Reuters).
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Qué es Islamofobia: en 2012, el juez Gerald Clifton, que condenó a los miembros de la banda de Rochdale, dijo: “Todos ustedes los trataron [a las víctimas] como si no valieran nada y no merecieran respeto. Creo que uno de los factores que llevaron a eso fue que no pertenecían a su comunidad o religión”. A pesar de esta claridad, siguen existiendo tabúes. La definición de “islamofobia” redactada por el Grupo Parlamentario Multipartidario (APPG) sobre los musulmanes británicos (y adoptada por el Partido Laborista que ahora está en el gobierno) dice que usar la frase “abusador sexual” en relación con alguien de ascendencia musulmana podría ser un ejemplo de “islamofobia”.

La gran enemistad entre Musk y Starmer: este no es el primer escándalo. Sus enfrentamientos se remontan al pasado verano, cuando se analizó el papel desempeñado por las plataformas de redes sociales en los violentos disturbios que estallaron en todo el Reino Unido después de que tres menores fueran asesinados en un ataque con cuchillo en Southport a manos de un joven hijo de inmigrantes.

El premier lanzó una advertencia a las compañías de Internet asegurando que "las manifestaciones violentas fueron claramente fomentadas online". Pero Musk no tardó en ofrecer su propia explicación, culpando al multiculturalismo británico: "Si se juntan culturas incompatibles sin asimilación, el conflicto es inevitable", escribió en su cuenta de X, añadiendo que Starmer estaba utilizando un "doble rasero", ya que, a su parecer, la policía británica trataba con menos dureza la violencia perpetrada por delincuentes no blancos.

Foto: Manifestación contra las protestas antiinmigrantes en Londres. (REUTERS / Chris J Ratcliffe)

Posteriormente, cuando el controvertido magnate no fue invitado a la cumbre tecnológica organizada en otoño en Londres, expresó su enfado asegurando que “nadie debe ir a Reino Unido cuando están liberando a pedófilos convictos para encarcelar a personas por publicaciones en las redes sociales”, en referencia al plan de liberación anticipada de reclusos con penas menores llevado a cabo por el Ejecutivo británico para aliviar la presión sobre un sistema penitenciario al borde del colapso debido a la falta de capacidad.

La oposición conservadora se sube al carro: el Partido Conservador (en el poder desde 2010 hasta 2024) justifica que no implementó ninguna de las recomendaciones publicadas en 2022 por la Investigación Independiente de Abuso Infantil porque “estaba dirigida principalmente a otros problemas de explotación sexual infantil y cubría sólo seis de las ciudades implicadas en el escándalo de violaciones en grupo”.

Con todo, para aprovechar el daño que está provocando la controversia al actual Gobierno, la formación ha impulsado este miércoles una enmienda al proyecto de ley sobre el Bienestar de los niños y las escuelas para exigir una investigación nacional completa sobre bandas de abusos a menores. La legislación en segunda lectura no se puede modificar, aunque los diputados pueden presentar una “enmienda razonada”. Esta comienza con las palabras “se niega a dar una segunda lectura”, lo que significa que mataría por completo el proyecto de ley. Debido a esto, la enmienda casi con certeza será rechazada. Pero al rechazar la enmienda, los laboristas ofrecen a los `tories´ la oportunidad de decir al público que han votado en contra de una investigación nacional completa sobre las bandas pedófilas.

Foto: Nigel Farage, líder del Partido Reformista británico. (Reuters/Belinda Jiao)

La gran “sorpresa” para Nigel Farage: el enfant terrible de la política británica, el protagonista del triunfo del Brexit, siempre se ha mostrado gran admirador de Musk, y en este último escándalo se ha vuelto a poner de su lado. Pero tan sólo horas después de llamarle “héroe”, se quedó más que “sorprendido” al ver cómo el dueño de X aseguró que no le ve capacitado para ser el líder del partido de ultraderecha británico Reform UK al no haber defendido a Tommy Robinson, cofundador de la antigua organización islamófoba Liga de Defensa Inglesa (en prisión desde octubre por desacato al tribunal y repetir acusaciones falsas contra un refugiado sirio).

Farage está dispuesto a todo para recuperar a su amigo. A mitad de diciembre, ambos mantuvieron una reunión en medio de los crecientes rumores acerca de una gran donación de 95 millones de euros que el controvertido empresario estaría dispuesto a realizar a Reform UK, que aumenta cada vez más su popularidad en las encuestas. Si consigue la financiación millonaria, el populista británico se convertiría en una gran amenaza para el bipartidismo que históricamente ha dominado Reino Unido. Farage no sólo podría acabar absorbiendo al Partido Conservador, al que ya arrebató importante apoyo en los últimos comicios forzando los peores resultados de su historia, sino que podría dificultar mucho las cosas para Starmer, cuya ausencia de carisma no ayuda a remontar la imagen de una formación castigada por los sondeos.

Musk, dueño del mundo: el controvertido magnate, actualmente el hombre más rico del mundo, desempeñará un importante papel como asesor en la nueva administración de Donald Trump. Pero está siendo acusado por varios mandatarios europeos, como Emmanuel Macron, de querer influir en las elecciones de otros países. El enfrentamiento con Reino Unido no es un caso excepcional. Musk ya ha tenido disputas con altos funcionarios de Australia, Brasil y la Unión Europea sobre el equilibrio entre la libertad de expresión y la difusión de información "errónea y perjudicial". Ha enmarcado las amenazas a la libertad de expresión como una crisis existencial que se cierne sobre el mundo y su misión es hacer todo lo posible por salvarla, pero sus críticos le acusan de injerencia y promover la extrema derecha.

Varios menores han sido asesinados. El cuerpo de uno de ellos fue desmembrado y desechado en la basura de un local de kebab. Una niña fue enjaulada y obligada a comportarse como un perro. Otra fue marcada en la nalga con una herradura a fuego con la letra M (de Mohammed), quien presumía de ser su “amo”. Con sólo 12 años, Katia no sólo tenía que satisfacer a su violador, de 31, y aguantar sus palizas. También tenía que complacer a sus amigos. En ocasiones era obligada a mantener relaciones con varios hombres a la vez que pagaban a su maltratador hasta 400 libras por poder pasar un rato a solas con la “niña blanca con piel de bebé”.

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