Marruecos busca acabar con las transfronterizas marroquíes que trabajan a diario en Ceuta
Aún quedan unas 850, pero las autoridades marroquíes no les dan ya la documentación necesaria para renovar sus permisos de trabajo en la ciudad autónoma. De sus sueldos viven cientos de familiares en la provincia de Tetuán
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F179%2F657%2F42e%2F17965742ebc0eebb04371466666c1293.jpg)
Quedan pocas y, el objetivo de las autoridades marroquíes, es aparentemente acabar con ellas. Unas 850 transfronterizas, en su mayoría mujeres, entran a diario en Ceuta para trabajar legalmente, pero las crecientes trabas que les ponen en su país hacen peligrar su empleo en la ciudad autónoma y la subsistencia de miles de personas que viven en Marruecos de esos sueldos.
Antes de la pandemia eran más de 2.000 las que cruzaban a diario la frontera para trabajar, sobre todo como empleadas de hogar, aunque algunas también lo hacían en la hostelería y un puñado de hombres en la construcción. No podían pernoctar en la ciudad. A ese contingente de transfronterizos con contratos se añadían entonces otros muchos que cobraban en negro en Ceuta.
Tras la pandemia, el Ministerio del Interior reabrió la frontera, en mayo de 2022, pero requirió a los marroquíes el visado Schengen para entrar en Ceuta y Melilla. Hasta entonces les bastaba con ser residentes en las provincias colindantes de Tetuán y Nador para poder hacerlo. El número de marroquíes que cruzaron las fronteras cayó en picado a partir de 2022.
La imposición del visado no enfadó, aparentemente, a Rabat, aunque la prensa marroquí la sigue criticando. Esta medida "tiene como objetivo romper los vínculos históricos y geográficos entre las dos ciudades y su entorno natural marroquí" denunciaba, el 2 de enero, el diario tangerino Tanja 24. Constituye "un intento de establecer un estatus colonial que contradice los principios de buena vecindad y la cooperación regional", añadía.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fb1e%2Ff17%2Fcc9%2Fb1ef17cc958c16f06792b0f27607010a.jpg)
Los ministerios españoles de Interior y de Trabajo intentaron, sin embargo, salvaguardar a las transfronterizas flexibilizando su acceso a Ceuta. Con su sueldo viven familias enteras en la provincia de Tetuán, duramente golpeada por el cierre por Rabat, en el otoño de 2019, del contrabando con España, que movía cientos de millones de euros al año, y más tarde por la pandemia y sus prolongados confinamientos. De los 2.559 inmigrantes irregulares llegados a Ceuta en 2024, la mayoría son originarios de Tetuán.
Si disponían de un contrato de trabajo en Ceuta, Schengen ya no era un requisito. Su entrada se resolvió con un visado específico válido solo para Ceuta que otorgaba gratuitamente el Consulado de España en Tetuán. Una vez en la ciudad española podían tramitar su alta en la Seguridad Social.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fdbf%2F610%2Ff34%2Fdbf610f34db711337b39457534da3f5d.jpg)
Pero a principios de 2024 la policía marroquí empezó a prohibir cruzar la frontera con ese documento en su pasaporte. Nunca explicó el motivo, pero "probablemente rechazaba, así, que España pudiera otorgar un visado específico para una ciudad que consideran marroquí y ocupada por una potencia extranjera", sostiene un diplomático con experiencia en Marruecos.
Solo siguieron entrando entonces a Ceuta aquellas transfronterizas que ya disponían de ese permiso de trabajo válido un año. Para renovarlo, necesitan entregar a las autoridades españolas un certificado de empadronamiento que demuestre que siguen residiendo en la vecina provincia de Tetuán. Pues bien, desde finales de diciembre la Seguridad Nacional (policía) ya no les expide estos certificados si es para prorrogar su permiso de trabajo. Es una nueva vuelta de tuerca marroquí que perjudica a la ciudad autónoma.
"Tengo un montón de expedientes parados porque ya no les dan el empadronamiento", explica al teléfono Javier Casas. Es el delegado en Ceuta del Colegio de Graduados Sociales y Abogados y se encargaba de tramitar la renovación. "Da la impresión de que no les importa mucho perjudicar a sus ciudadanos con esta medida", añade desconcertado.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F812%2F111%2F47c%2F81211147c1a285571f633faa0dd04196.jpg)
Como no quieren renunciar a ese sueldo, las mujeres que no logren prórrogas de sus permisos de trabajo solo tienen dos soluciones a su alcance, quedarse clandestinamente en la ciudad en la que trabajan, donde tendrán que buscar alojamiento, o tratar de obtener la residencia como extranjeras en Ceuta. "Del lado español se está flexibilizando la concesión de la residencia", señala Javier Casas.
Aun así, un contrato por horas como empleada de hogar no basta para obtenerla. Hay que contar con un contrato a tiempo completo, lo que supone un desembolso mensual de unos 1.700 euros para el empleador, una cantidad muy elevada para la mayoría de los hogares ceutíes que contaban con asistentas marroquíes.
Las autoridades de Marruecos no ejercen, aparentemente, una presión similar sobre Melilla, porque el número de transfronterizas, que siempre fue inferior al de Ceuta, es ya muy bajo, unas 170.
Quedan pocas y, el objetivo de las autoridades marroquíes, es aparentemente acabar con ellas. Unas 850 transfronterizas, en su mayoría mujeres, entran a diario en Ceuta para trabajar legalmente, pero las crecientes trabas que les ponen en su país hacen peligrar su empleo en la ciudad autónoma y la subsistencia de miles de personas que viven en Marruecos de esos sueldos.