Es noticia
El Camino de un soldado ucraniano, del frente a Compostela: "Te entrega un pedacito de alma"
  1. Mundo
Oraciones, belleza, naturaleza

El Camino de un soldado ucraniano, del frente a Compostela: "Te entrega un pedacito de alma"

Ivan es un ex soldado de Ucrania. Hace dos años, resultó gravemente herido y tuvo que pasar por decenas de operaciones. No creía que pudiera levantarse de la cama y caminar

Foto: Un peregrino en el Camino de Santiago. (Europa Press/Ana Fernández)
Un peregrino en el Camino de Santiago. (Europa Press/Ana Fernández)

“Me curó el alma”, dice Iván. Exsoldado, mutilado, veterano del frente y del Camino de Santiago.

Iván lleva una larga barba, que prometió afeitarse solo después de la victoria. Pero su guerra empezó antes de 2022, cuando las tropas de Vladímir Putin lanzaron su invasión total de Ucrania. Su larga barba es un recuerdo de que, para muchos ucranianos, la guerra con Rusia empezó ya en 2014.

Iván tiene 51 años. Se unió al Batallón de Combate Voluntario en 2014, cuando Rusia irrumpió en el este de Ucrania, con la excusa de apoyar una secesión interna. En aquel entonces, los años de gobierno de Víktor Yanukóvich y el caos de la revolución del Maidán, habían dejado el Ejército ucraniano en los huesos. Muchos jóvenes que se alistaron entonces apenas contaban con apoyo material.

“Me uní al batallón voluntario porque me lo pidió el corazón. Estuve bajo fuego intenso en la región de Donetsk, en Pisky, cerca del aeropuerto, en la mina Butovka, donde los rusos estaban a 70 metros de nosotros”, narra Iván, recordando. Pisky, el aeropuerto de Donetsk, la mina de carbón de Butovka, son todas batallas que han quedado marcadas en la memoria colectiva de los ucranianos. Un país normal no tiene que recordar su geografía a base de sangre. Un país en guerra por su soberanía frente a Rusia, sí. “Allí, por primera vez, vi cómo se derramaba la sangre de mis hermanos, muchachos muy jóvenes. Me resultó muy difícil soportarlo mentalmente”, añade Iván.

Foto: Tropas ucranianas disparan un mortero en el frente de Bakhmut. (Reuters)
TE PUEDE INTERESAR
Ucrania, 2022: cuatro batallas que volverás a encontrarte en los libros de historia
Lucas Proto Infografía: Rocío Márquez y Laura Martín

La invasión de 2022 supuso una oleada de voluntarios ucranianos de todo el país. Lo que años de educación de recuperación de la cultura ucraniana —que los soviéticos habían intentado metódicamente suprimir— no había conseguido, sí lo logró la invasión de Vladímir Putin. De repente, la invasión era contra todo el país, no solo en el este. En 2015, cuando Iván se tomó un descanso del servicio militar, no era así. Explica que entonces veía cómo la mayoría de la gente vivía tranquilamente, indiferente al hecho de que había una guerra en el Donbás.

“Podemos llamarlo trastorno de estrés postraumático o cualquier otra palabra de moda. Yo creo que es simplemente rabia ante la indiferencia humana", se autodiagnostica el veterano.

Entonces recordó su antiguo sueño de recorrer el Camino de Santiago.

Un sacerdote de la iglesia ucraniana le había hablado de esa peregrinación, allá en la lejana España. Iván empezó a soñar compulsivamente con el Camino. “Aunque entonces estaba en una situación financiera difícil, soñaba con hacerlo”, recuerda. “Ahorré dinero. Además, hablo español. Tengo amigos en España. No temía la barrera del idioma”.

Iván caminó hacia Compostela durante un mes. Como toda la gente que se busca en el Camino, se trae sus traumas con la confianza que ya sea la fe, ya sea el simple caminar, lo que ayude a encontrar una sanación. “Al principio, a quien me encontraba en el Camino les hablaba de la guerra en el Donbás. Estaba muy deprimido. Me dolía que mucha gente en el mundo fuera indiferente a nuestra guerra”.

placeholder Iván, en España, en su segundo viaje al Camino de Santiago. (Cedida)
Iván, en España, en su segundo viaje al Camino de Santiago. (Cedida)

Pero el Camino le logró sanar. Las oraciones, la belleza de la naturaleza y gente.

"Me alojé en iglesias que funcionan con donaciones voluntarias, donde puedes pasar un buen rato y comunicarte con personas de diferentes nacionalidades. La hospitalidad es extremadamente cálida, te entregan un pedacito de su alma", dice Iván con una leve sonrisa.

Durante la conversación, en su casa en un pueblecito del oeste de Ucrania, Iván muestra fotos en su teléfono de vistas montañosas, paisajes de pequeños pueblos y hermosas iglesias antiguas, y su credencial con muchos sellos. Su mirada está llena de felicidad. A Iván no le gusta hablar de la guerra. Pero después del primer viaje a Compostela, tuvo que volver al este en 2017, donde el polvo de la pólvora se mezcla con la sangre.

Así fue su primer Camino. Y vendría un segundo.

— ¿Fue difícil volver a la guerra?

— ¿Por qué sería difícil? Quería regresar al Ejército, quería ser útil— responde, quizá de manera sorprendente.

Sorprendente a los ojos de la guerra de hoy, donde, frente a los muchos hombres que siguen presentándose voluntarios para luchar, otros tantos buscan refugio en el extranjero. Aunque no hay cifras exactas, se estima que unos 20-40.000 hombres ucranianos han abandonado el país para evitar el frente y las últimas leyes de movilización aprobadas por el presidente Volodímir Zelenski. Su refugio en países vecinos ha causado cierta polémica. Polonia ha insinuado que podría suspender las ayudas a aquellos ucranianos hombres en edad de combatir que estén refugiados en su territorio.

Foto: Nuevos reclutas entrenan en unas trincheras en el Donbás, antes de ser desplegados en el Ejército. (Fermín Torrano)
TE PUEDE INTERESAR
"No se puede derrotar a un gran ejército soviético con un ejército soviético más pequeño"
Fermín Torrano. Donbás A. Alamillos. Lviv (Ucrania)

Iván volvió. “En 2017, firmé un contrato con las Fuerzas Armadas de Ucrania. Sabía que tenía que proteger el país, porque si no lo hacía, los rusos estarían en mi pueblo. Mataron a civiles aquí durante la Unión Soviética e incluso durante la Segunda Guerra Mundial. Luego difundieron la mentira de que fue el ejército insurgente ucraniano quien lo hizo", defiende.

Iván no tenía dudas de que los rusos no tenían intención de detenerse en el Donbás. Estaba en Zaporiya (sur) cuando comenzó la invasión a gran escala. Allí vio a un compañero morir y su vida cambiar para siempre.

Era marzo de 2022. Iván y sus compañeros de escuadrón regresaban de una misión de combate. Caminaban por la carretera. De repente, un estruendo.

“En cuestión de segundos, una bomba de racimo explotó sobre nosotros. Caímos al suelo. Recuperé el sentido y comencé a llamar a mis compañeros de escuadrón. Nadie respondió. Me examiné: la herida en mi pierna sangraba. Quería moverme, pero no sentía los brazos ni las piernas. Miré a mis amigos nuevamente, en sus últimos alientos. Me di cuenta de que no podían ayudarme, ni yo a ellos. Entonces, comencé a gritar y pedir ayuda. Un militar desconocido escuchó mi grito desde lejos. Vino hacia mí, me puso un torniquete en la herida y llamó a los servicios médicos de emergencia. Lo siguiente que recuerdo es que, en la ambulancia, me cortaron toda la ropa. Estaba cubierto de sangre", recuerda Iván.

Iván tuvo que someterse a decena de operaciones. Muestra su mano derecha, en la que le insertaron una placa de metal. Le falta la mitad del codo. Apenas mueve los dedos de ambas manos. Tiene un agujero en el cráneo y las piernas entumecidas. En su cuerpo todavía quedan fragmentos de metralla que nadie pudo extraer.

placeholder Iván, junto a otros peregrinos.(Cedida)
Iván, junto a otros peregrinos.(Cedida)

Finalmente aprendió a atarse los cordones de los zapatos. Una gran victoria. “Es un milagro que haya sobrevivido. No me levanté durante varios meses, pensaba que no lo lograría. Una vez, un doctor en el hospital de Lviv me dijo: ‘Mañana caminarás’. Y así fue”.

Lo trataron también en un hospital de Alemania. Allí, entre las enfermeras impresionadas por su fortaleza, Iván volvió a pensar en el Camino de Santiago.

“Un día fui a la tienda y compré una mochila. Volví al hospital con esa mochila, y las enfermeras me preguntaron sorprendidas: ‘¿Para qué la necesitas?’ Les dije que quería hacer una caminata por el Camino. Ya lo había hecho una vez, y quería hacerlo de nuevo. Y ahí me fui con esa mochila”.

Las cosas más básicas del día a día son difíciles para Iván. Hacer la cama, lavar la ropa. No sabía si sería capaz de recorrer el Camino en ese estado.

placeholder La bandera ucraniana, en el monasterio. (Cedida)
La bandera ucraniana, en el monasterio. (Cedida)

Iván dice que quería agradecer al universo y a Dios por mantenerlo con vida. También buscaba paz interior. Si en el primer camino hablaba del Donbás, en este segundo Iván buscó el silencio.

"Dos amigos de Ucrania me acompañaron durante el viaje. No quería hablar con nadie. Miraba un paisaje familiar y luego vi una casa en las montañas, y todo el patio estaba lleno de banderas dejadas por peregrinos de diferentes países. Ahí dejé dos banderas, la estatal (azul y amarilla) y la histórica de combate (negra y roja, de los nacionalistas ucranianos de Stepan Bandera) y las dejé. Quería que los demás peregrinos vieran cómo las banderas ucranianas ondeaban al viento".

placeholder Iván, antes de resultar herido, con la bandera roja y negra. (Cedida)
Iván, antes de resultar herido, con la bandera roja y negra. (Cedida)

No es fácil para una persona sana recorrer todo el Camino de Santiago, y peor lo fue para Iván. Bajo el calor del sol, bajo la lluvia. Está seguro de que Dios le dio fuerzas para hacer 800 kilómetros en un mes.

Iván dice que el Camino no se puede describir con palabras. Si cruzaba un paisaje hermoso y quería ver el amanecer allí, se quedaba a pasar la noche. Durante la guerra pasó muchos días al aire libre, por lo que no sentía ningún tipo de incomodidad ni miedo.

"No tenía prisa. Puedes sentir el espíritu del Camino cuando caminas todo el trayecto hasta Santiago", explica. “Este es un camino místico; es un camino que te da una comprensión del lenguaje del mundo. Especialmente si tienes síndrome postraumático, es importante conocerte mejor. Este año caminé el Camino por tercera vez, y sentí como si Dios me sostuviera", dijo.

Foto: Hlib Stryzhko fue prisionero del ejército ruso en la Batalla de Mariupol. (F. T.)

Iván muestra los cedros blancos que plantó cerca de su casa. Antes, tenía muchos planes: criar ovejas, instalar unas colmenas; un refugio donde sus amigos, veteranos de guerra, pudieran descansar. Pero todo eso es antes de la lesión. Muestra sus cicatrices y ahora habla constantemente de la guerra.

En el Camino “vi cómo la gente me miraba, cómo sufría y lloraba. Entendí que debía contar más sobre Ucrania. Que la gente tenía que comprender”.

Conoció a un guardia suizo del Papa. Rezaban y hablaban, “algo raro hoy en día”. También conoció a un italiano que ayudó a mujeres ucranianas a escapar de la guerra. Una noche, una prostituta se apiadó de él y pagó una estadía en un hotel, pidiéndole que rezara por ella.

Defender con palabras

Iván también pensaba en el sacerdote que le inculcó el amor por la peregrinación del Camino. Había sido prisionero de los rusos durante año y medio. Lo encarcelaron porque todos los días iba a la plaza en Berdyansk, ocupada por los rusos, y rezaba por la paz en Ucrania.

En el pueblo de O Cebreiro, en la iglesia, Iván vio una Biblia ucraniana. La dejó un tal señor Levitskyi en 2013, lo que dio pie a que Iván hablara a los monjes franciscanos sobre el sacerdote ucraniano. Cómo había sido capturado y torturado.

“No soy capaz ahora de defender la patria, pero puedo contar que aquí se están matando personas, violando mujeres, que esto es un genocidio y debemos detenerlo”.

placeholder La Biblia que encontró Iván. (Cedida)
La Biblia que encontró Iván. (Cedida)

El Camino es como un espejo de ti mismo. “Si tienes problemas psicológicos, complejos o prejuicios, el Camino te los mostrará. Te encontrarás con prototipos de las personas que te molestan en tu vida cotidiana”. Y también hay una hermandad muy similar a la guerra. “Un hombre me dijo que la guerra cambia a las personas, que los convierte en zombis. Comencé a explicarle: 'Eso no es cierto. No hay agresión entre nosotros los ucranianos; fuimos a la guerra porque amamos a nuestro país’", afirma Iván.

"Mi consejo para todos es caminar el Camino al menos una vez en la vida, para experimentar su misticismo y el poder del espíritu de Dios. Comencé a simpatizar con el destino de Ucrania, a entender mejor la vida y a mí mismo, y a amar a Ucrania", concluye.

“Me curó el alma”, dice Iván. Exsoldado, mutilado, veterano del frente y del Camino de Santiago.

Ucrania Conflicto de Ucrania
El redactor recomienda