Edmundo promete ir a Venezuela a jurar como presidente: ¿golpe de efecto o Guaidó 2.0?
El lider opositor Edmundo González quiere tomar posesión como presidente venezolano el próximo 10 de enero en Caracas. La pregunta del millón es si ese plan es real o es una fantasía política
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El líder opositor Edmundo González está decidido a tomar posesión como presidente venezolano el próximo 10 de enero en Caracas, alentado por un cambio en el panorama internacional con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. El diplomático y supuesto ganador de las elecciones venezolanas, de acuento con las actas electorales publicadas por la oposición, ha propuesto un desafío en toda regla a un chavismo que ha amenazado con su detención inmediata si pone un pie en territorio nacional.
“Nosotros tenemos toda la intención de presentarnos a la juramentación”, desveló, a principios de noviembre, el político de 75 años, exiliado en España desde septiembre. “Esa juramentación será en Caracas y estaremos acompañados por la mayoría del pueblo venezolano y por buena parte de la comunidad, con quienes hemos conversado”, añadió González en una conversación con el periodista César Miguel Rondón.
Muchos creyeron que abandonaría pronto esa idea, pero desde entonces González no solo no se ha bajado del burro, sino que ha repetido en varias ocasiones que estará en Caracas el próximo 10 de enero para tomar posesión con el aval de las actas electorales que su partido ha hecho públicas. Esos documentos le dan vencedor con 35 puntos de ventaja sobre el presidente Nicolás Maduro, que considera falsos los datos arrojados por la oposición. No obstante, su Gobierno sigue sin publicar, a día de hoy, una sola de las actas de los comicios de julio.
El 10 de enero “es la hora crucial para la democracia en Venezuela”, ha dicho también la líder opositora María Corina Machado, que se encuentra en una localización secreta en Venezuela esquivando su detención. La oposición no ha desvelado, en cualquier caso, cómo volvería González. El diplomático dijo estar “moralmente preparado” para un arresto, se refirió a unas posibles negociaciones previas entre el Gobierno y la oposición, en una entrevista en noviembre con la agencia Efe, y dijo también que recibió propuestas para acompañado por senadores y diplomáticos de otros países.
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Recientemente, el jurista Antonio Marval, presidente de lo que la oposición considera como el legítimo Tribunal Supremo de Justicia, anunció que también viajará a Venezuela en enero para juramentar a González.
Pocas posibilidades
La pregunta del millón es si ese plan opositor es real o es una fantasía política. Los expertos consultados por El Confidencial ven muy difícil que el próximo 10 de enero González pueda ingresar al país y mucho menos que vaya a jurar como presidente. Las posibilidades, coinciden, son muy reducidas.
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“Es muy improbable que González asuma la presidencia el 10 de enero”, asegura Tiziano Breda, coordinador asociado del instituto de análisis de crisis Armed Conflict Location and Event Data (ACLED). “No cuenta con un apoyo legal e institucional dentro del país para poder lograr su investidura. Las instituciones electorales de Justicia y los poderes fácticos, como el militar, han demostrado ser muy apegados a Maduro y no veo cómo le dejarían espacio para celebrar su investidura”, considera el analista.
“Había cierta expectativa e ilusión alrededor de las elecciones, pero ha ido menguando también. Y eso se traduce en la disminución constante del número de protestas que tienen lugar cuando la oposición llama a las calles. El sentimiento de expectativa y esperanza está desvaneciéndose y eso hace más difícil que cualquier intento de proclamación obtenga un apoyo institucional y popular suficiente”, expone Breda.
El chavismo, por su parte, tiene claro que no dejará una rendija abierta a una vuelta del diplomático. “No hay ni una sola posibilidad de que Edmundo González venga a Venezuela a juramentarse”, señaló recientemente, mostrando unas esposas policiales a cámara, Diosdado Cabello, ministro del Interior y una de las personas clave del chavismo.
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Maduro ha acusado al ex diplomático de “promover una guerra civil” en Venezuela y le ha advertido que cuide sus palabras. “Cuidado con lo que dices desde allá, que tiene consecuencias graves”, dijo el presidente venezolano a González. “No juegues con candela”, exhortó. Sobre González pesa una orden de captura por conspiración y sabotaje. El diplomático pidió antes de salir de Venezuela garantías para su familia y sus más cercanos colaboradores. Hasta ahora, esa petición se ha respetado.
Déjà vu
El riesgo para el líder opositor es convertirse en una suerte de Juan Guaidó 2.0 y repetir su “interinato” y Gobierno paralelo con el apoyo de algunos países. En aquella ocasión, la estrategia salió mal, pero algunos en la oposición creen que esta vez será diferente porque confían en que las actas hechas públicas en internet conviertan al Ejecutivo de Maduro en un Gobierno de facto a partir del 10 de enero de cara a la comunidad internacional, pero también a la interna.
Piensan que la situación está generando descontento dentro del mismo chavismo bajo el precepto de que las mismas bases entienden que un Gobierno necesitado de legitimidad habría enseñado las actas si esos documentos diesen ganador a Maduro, pero esa eventualidad es muy difícil de certificar. Muchos miran al ejército, esperando rupturas con la línea oficial, pero los analistas creen también que el control de Maduro en estos momentos es férreo.
"Se dice que los militares son leales, hasta que dejan de serlo. Es difícil saber cuál es el clima de la opinión dentro de la Fuerza Armada"
“Se dice que los militares son leales, hasta que dejan de serlo. Es difícil saber cuál es el clima de la opinión dentro de la Fuerza Armada, que tiene más de dos décadas siendo objeto de un proceso de ideologización y que en el caso de la alta jerarquía, está involucrada en negocios y beneficios que el Estado le permite tener. Sin embargo, al parecer, González resultó victorioso dentro del mundo militar, según las actas publicadas por la oposición”, expone a El Confidencial un analista venezolano que prefiere mantenerse en el anonimato por temor a represalias.
En el ámbito externo los cambios son significativos. La toma de posesión presidencial en EEUU tendrá lugar el próximo 20 de enero, apenas diez días después de la ceremonia en Venezuela. Trump llegará al poder acompañado de Marco Rubio como nuevo secretario de Estado. El político cubanoamericano es conocido por ser un halcón contra los Gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua y muchos esperan un endurecimiento de la política hacia el chavismo.
“Los costos de endurecer la política hacia Venezuela son nulos para Trump y por ese camino va a tener contento a un sector de su base. Hay dos sectores políticos que van en esa dirección. Uno que quiere enfatizar la importancia de América Latina para la nueva administración (...) y otro interesado en fortalecer la seguridad territorial de EEUU. Para ellos, la zona es extremadamente crítica”, considera Román Ortiz, analista principal de la Universidad Francisco de Vitoria.
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“Yo creo que vamos a ver un cambio de política porque el régimen de Maduro es extraordinariamente disruptivo para los intereses de Estados Unidos. Da lugar a un tráfico de narcóticos brutal. Es una base de operaciones para Rusia, China e Irán en la región y es un exportador de migración ilegal masivo, siendo por ello un foco de desestabilización muy grande en la región”, añade Ortiz.
Otros señalan, eso sí, que la postura de la industria petrolera a favor de hacer negocios con Caracas y el efecto migratorio de las sanciones podría influir en esa política. “Trump no ha escondido sus prioridades, particularmente desde el punto de vista migratorio, y por lo tanto no es de excluir que pueda llegar a algún entendimiento con Maduro a cambio de concesiones sobre temas petroleros y de aceptación de migrantes deportados”, considera, por su parte, Tiziano Breda.
“Rubio es un conocido anticastrista y antichavista y si dependiera de su decisión utilizaría la fuerza o recurriría de nuevo a las sanciones, pero con Trump no sabemos. Acaba de decir que no tiene sentido comprar petróleo venezolano pero, por otro lado, el lobby petrolero debe tener una buena relación con él y a ellos les interesa el petróleo venezolano”, comenta el analista que no quiere identificarse.
El Gobierno de Joe Biden reconoció expresamente a González como presidente electo el pasado 19 de noviembre, después de los comicios en EEUU. Un funcionario del Ejecutivo norteamericano llegó incluso a asegurar a la agencia EFE que EEUU “consideraría” ayudar a González a llegar a Venezuela si este lo pidiese, cosa que no ha hecho, al menos públicamente.
La situación para el chavismo ha cambiado, además, a nivel regional y entre la propia izquierda latinoamericana. Los Gobiernos de Brasil y Colombia, liderados por los progresistas Gustavo Petro y Lula da Silva, se resisten a considerar a Maduro como presidente electo si no publica las actas de votación. Brasil incluso llegó a vetar el ingreso de Venezuela al grupo de los BRICS, algo que generó un importante malestar en Caracas.
Ahora ambos líderes tendrán que decidir si van a la toma de posesión de Maduro el próximo día diez. La pelota está en su tejado y su decisión será importante en el devenir de los acontecimientos por el efecto que pueda tener en las bases chavistas. Parte de la oposición —y también del chavismo— ve además lo sucedido con Bashar Al Assad en Siria como una muestra de que un Gobierno que parecía mantener un control fuerte de un país lo puede perderlo en cuestión de días en un mundo muy cambiante en los últimos años.
La paciencia tiene un límite
Otros analistas advierten que la expectativa creada por la oposición de cara al 10 de enero es tan grande y tan difícil de verse plasmada en la realidad que podría generar un efecto desmovilizador si finalmente no se produce. “Al no concretarse la promesa y no contar con un argumento creíble y de impacto, sin duda seguiría afectando al liderazgo opositor, lo que ocasionaría una gran decepción y desesperanza en el elector que aspira a un cambio de gobierno”, considera el politólogo Jesús Castillo, director de la consultora venezolana Polianalítica.
Ante la dificultad de plasmar los planes en la realidad, se habla también de que el 10 de enero podría ser un nuevo punto de partida para la oposición. “Supondría retomar la movilización política”, asegura el analista que pide no identificarse.
González ha avanzado que antes de su supuesta entrada en Venezuela hará una gira por países latinoamericanos y ha dejado entrever que dos de los lugares donde estaría son Chile y Argentina. Por su parte, Maduro ha llamado a las bases chavistas a movilizarse el 10 de enero en Caracas ante el desafío de González, a quien considera como el “títere de la oligarquía”. Venezuela es un país con una fecha marcada a fuego en el calendario.
El líder opositor Edmundo González está decidido a tomar posesión como presidente venezolano el próximo 10 de enero en Caracas, alentado por un cambio en el panorama internacional con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. El diplomático y supuesto ganador de las elecciones venezolanas, de acuento con las actas electorales publicadas por la oposición, ha propuesto un desafío en toda regla a un chavismo que ha amenazado con su detención inmediata si pone un pie en territorio nacional.