El matrimonio de conveniencia de la UE y los Balcanes, más interés que amor
La UE y los países de los Balcanes Occidentales se reúnen en una cumbre centrada en intereses comunes, con Costa defendiendo que la ampliación es una "inversión geopolítica"
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No hay mucho amor, no hay grandes convicciones, pero hay interés. Y a veces el interés mutuo es el vínculo más fuerte, el más resistente. La Unión Europea y los Balcanes occidentales han celebrado este miércoles una cumbre con el objetivo de mantener al día su relación sana, aunque es más fácil la teoría que la práctica. Distintas fuentes europeas y diplomáticas se han esforzado en subrayar que no se trata de una reunión centrada en la agenda de la ampliación, pero siendo esta una relación basada fundamentalmente en el interés, el lado balcánico tiene claro cuál es su principal objetivo, que es unirse a la Unión Europea.
La idea desde el lado europeo es que la cumbre se hubiera centrado en los lazos económicos entre la UE y la región, y también en el rol de Rusia. Pero esos son los intereses europeos. Que los socios balcánicos se mantengan cerca de la UE y alineados con sus intereses estratégicos, sin darle lo que quieren a cambio: avanzar en su adhesión a la UE. Porque hay Estados miembros que no quieren oír hablar demasiado de ello, como por ejemplo es Francia, a pesar de que esta misma semana Albania y Montenegro han cerrado nuevos capítulos en sus negociaciones de adhesión y el presidente montenegrino, Jakov Milatović, confía en poder unirse al club en 2028.
No hay amor entre la UE y los Balcanes occidentales porque en la capital comunitaria saben que muchos de los líderes de estos países son problemáticos, no cumplen con los estándares europeos ni tienen cerca entrar en el club. Ni son ejemplo de respeto al Estado de derecho, ni son especialmente fiables. Pero sobre todo a raíz de la agresión de Rusia contra Ucrania, los Veintisiete tienen interés en mantener estable la región, de ser vistos como aliados. “La estabilidad y la prosperidad de los Balcanes está en la UE, y creo que es así la manera en la que la UE nos ve a nosotros”, ha señalado Milatović.
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“Compartimos el mismo continente, pero también los mismos valores y la misma historia”, ha explicado António Costa, presidente del Consejo Europeo, el foro de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, que, asegura el portugués, están “comprometidos con la adhesión. Es la inversión geopolítica más importante”. Ha celebrado, además, que hay una “integración gradual de los países de los Balcanes occidentales”, a cuyos ciudadanos se les están ofreciendo algunos beneficios de la membresía a la Unión Europea.
Relación bilateral compleja
En Bruselas consideran que la relación es más compleja de lo que debería, en gran medida por rencillas bilaterales entre Estados miembros de la Unión y socios balcánicos, como ocurre por ejemplo entre Bulgaria y Macedonia del Norte, que mantienen un pulso desde hace mucho tiempo por cuestiones culturales y lingüísticas. Ocurre también entre países de los Balcanes que todavía no forman parte de la UE, como entre Serbia y Kosovo, una región que se independizó unilateralmente en 2008 y que no reconoce el Gobierno de Belgrado ni un buen grupo de Estados miembros, entre ellos España.
Vjosa Osmani, presidenta de Kosovo, ha hecho hincapié en las diferencias que generan algunas de las divisiones entre la UE y los Balcanes. “Estoy aquí para agradecer a los dos tercios de países que han apoyado el levantamiento de medidas contra Kosovo y al mismo tiempo hablar con los que no lo han hecho y preguntarles qué es tan europeo de castigar a 1,7 millones de europeos que viven en Kosovo, el país más proeuropeo del mundo (...), un país que está alineado al 100% en la política exterior de la Unión Europea”, ha criticado Osmani.
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Pero la UE no está jugando la partida sola. Incluso el Gobierno de Spajić en Montenegro, uno de los alumnos aventajados de los Balcanes Occidentales, cuenta con el apoyo de formaciones prorrusas y el Kremlin también intenta interferir en el país. Serbia es una potencia regional con profundos lazos con Moscú que juega a varias bandas, Macedonia del Norte vive una crisis política profunda y Albania es un ejemplo de “estabilocracia”, con acusaciones continuas de autoritarismo contra su primer ministro, Edi Rama.
La UE intenta contentar a los Balcanes Occidentales con otros premios que no sean la adhesión al club. Como una estrategia para retrasar todo lo posible una nueva ampliación de la Unión, Emmanuel Macron, presidente francés, lanzó hace tiempo la idea de una Comunidad Política Europea (EPC), una reunión informal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE acompañados de otros socios con los que se comparten intereses y visiones, pero que no forman parte del club, como Reino Unido, y que sirva como premio de consolación para los países que aunque quieran ingresar todavía están lejos de la UE, como los balcánicos. De hecho, en 2025 se celebrará una cumbre de este foro en Albania.
No hay mucho amor, no hay grandes convicciones, pero hay interés. Y a veces el interés mutuo es el vínculo más fuerte, el más resistente. La Unión Europea y los Balcanes occidentales han celebrado este miércoles una cumbre con el objetivo de mantener al día su relación sana, aunque es más fácil la teoría que la práctica. Distintas fuentes europeas y diplomáticas se han esforzado en subrayar que no se trata de una reunión centrada en la agenda de la ampliación, pero siendo esta una relación basada fundamentalmente en el interés, el lado balcánico tiene claro cuál es su principal objetivo, que es unirse a la Unión Europea.