Noruega se cansa de pagar cara la energía que genera y pretende cortar los vínculos eléctricos con Europa
Una nueva crisis en los precios provoca que los partidos del gobierno quieran cortar los cables con Dinamarca y renegociar los contratos con el resto de la UE
La falta de viento, sumado a las bajas temperaturas y la escasez de luz solar en el norte de Alemania (lo que se conoce en el país como dunkelflaute o “calma oscura”) han provocado el pánico en Noruega por los altísimos precios de la electricidad registrados a principios del mes de diciembre. A pesar de que el país escandinavo es un productor y exportador abundante de energía hidroeléctrica, y que actualmente tiene unas buenas reservas de agua, los noruegos han pagado la electricidad a más de 13 coronas (1,12 euros) por kilovatio hora, lo que representa un precio 20 veces más caro que tan solo hace una semana, y la factura más alta desde el año 2009. “Es una situación de mierda” se refirió sin tapujos el ministro de energía noruego, Terje Aasland, en declaraciones para el medio Financial Times. El ministro también señaló que este precio es seis veces superior a la media de los países de la Unión Europea durante el mismo periodo.
En el punto de mira de esta crisis de los precios de la electricidad están los cables interconectores que unen a Noruega con los países del resto de Europa, ya que los críticos señalan que el país nórdico solamente debería exportar electricidad cuando esté asegurado un precio bajo de la energía para el suministro local.
En este sentido, desde el partido socialdemócrata, que está al frente del gobierno, se han posicionado en favor de cortar los dos cables interconectores eléctricos que unen el país con Dinamarca antes de que se renueven en el año 2026. “No podemos seguir así, la situación se nos ha ido de las manos y tenemos que recuperar ese control” afirmó Are Tomasgard, miembro del comité de programa del partido. Por su parte, el otro partido que forma parte de la coalición de gobierno, el Partido de Centro, también está considerando revisar los vínculos y contratos energéticos que unen a Noruega con Reino Unido y el resto de países del norte de Europa, una medida que en el parlamento también es apoyada por varias formaciones progresistas y conservadoras.
Alarmas encendidas en el norte de Europa
La situación ya ha encendido las alarmas entre los países del norte de Europa (los más afectados son Dinamarca, Alemania, Polonia, Países Bajos y los países bálticos), que necesitan la abundante energía hidroeléctrica de Noruega para equilibrar los precios del mercado de la energía en el continente. Noruega, a pesar de no formar parte de la UE, es una pieza clave en el mercado único europeo de electricidad, ya que “cuando los precios de la electricidad son altos en Europa, Noruega exporta su electricidad, por lo que hay más suministro eléctrico y se equilibran los precios” explica Olvar Bergland, profesor en la Norwegian University of Life Sciences (NMBU).
“De la misma forma, cuando en Noruega hay sequía y se genera poca energía hidroeléctrica, se importa la electricidad del resto de países europeos” añade Bergland. Otra consecuencia de la interconexión eléctrica es que “cuando nuestros países vecinos tienen una producción de electricidad alta y precios bajos, en Noruega podemos importar la energía y ahorrar agua de nuestros embalses” señalaba Anders Lie Brenna, editor del medio especializado EnergyWatch. Sin embargo, este sistema interconectado ideado con el objetivo de garantizar el suministro eléctrico europeo, también provoca que cuando los precios de la energía experimentan subidas en la UE, este incremento se contagia a Noruega, ya que su suministro depende en un 10% de la energía eólica generada por los países europeos en el Mar del Norte.
Malestar con los cables de interconexión
Actualmente, existen 17 cables eléctricos que unen Noruega con el resto de países europeos, con una capacidad de transmisión total de 8.500 megavatios. Los cables que unen al país con Dinamarca para vender el excedente de energía se construyeron en 1976 y 1977, pero ahora son los que han entrado en disputa para renovarse después de 50 años en funcionamiento.
Los últimos cables interconectores en Noruega se construyeron en 2021 uniendo el país escandinavo con Alemania y Reino Unido, y ya fueron muy criticados en el momento de su inauguración. Su apertura coincidió con la crisis energética tras la invasión de Rusia a Ucrania y un aumento de precios de la electricidad, lo que forzó al gobierno noruego a implementar medidas de emergencia para frenar el “contagio de precios” desde los países europeos. Desde entonces, la empresa eléctrica estatal Statnett ha publicado un estudio que afirma que los cables interconectores afectan al precio de la electricidad en Noruega en un aumento aproximado del 10% en la factura de la luz.
Desde la Confederación Noruega de Industria y Energía ya se alzó la voz hace un año presionando al gobierno para que no se renueven los cables interconectores con el extranjero: “Esperamos que el gobierno le diga claramente a Statnett que no es apropiado renovar estos cables” afirmó el líder de este sindicato, Frode Alfheim.
Para el profesor Olvar Bergland, las implicaciones para Noruega de dejar atrás los vínculos energéticos con Europa podrían significar un problema para el país, ya que el consumo de electricidad crece cada vez más, mientras que la capacidad de generar energía hidroeléctrica no está aumentando, “lo que obligaría a Noruega a volver a construir nuevas plantas que generen electricidad con la combustión de gas”. Sin embargo, el impacto de la desconexión eléctrica de Noruega sería también grave para los países de la UE, advierte Bergland: “se verían picos de precio de la electricidad más altos y también podría haber problemas para equilibrar el mercado de la oferta y la demanda de energía”.
Los precios de la electricidad marcarán las elecciones
En los últimos inviernos, la cuestión de tener que compartir la energía del país teniendo que pagar un alto precio por la electricidad ha sido un tema recurrente en la política noruega. Según los analistas, este asunto marcará la campaña y los programas de los partidos en las próximas elecciones parlamentarias previstas para el 2025. De momento, las encuestas predicen una debacle del gobierno actual de centro-izquierda y su reemplazo por un nuevo gobierno de centroderecha, con una posible victoria del partido populista antiinmigración Partido del Progreso (FrP). Mientras que los partidos del ejecutivo actual defienden cortar los cables de interconexión con Dinamarca, el FrP ha dicho que aumentaría las subvenciones para limitar el precio de la factura de la electricidad en los hogares.
La falta de viento, sumado a las bajas temperaturas y la escasez de luz solar en el norte de Alemania (lo que se conoce en el país como dunkelflaute o “calma oscura”) han provocado el pánico en Noruega por los altísimos precios de la electricidad registrados a principios del mes de diciembre. A pesar de que el país escandinavo es un productor y exportador abundante de energía hidroeléctrica, y que actualmente tiene unas buenas reservas de agua, los noruegos han pagado la electricidad a más de 13 coronas (1,12 euros) por kilovatio hora, lo que representa un precio 20 veces más caro que tan solo hace una semana, y la factura más alta desde el año 2009. “Es una situación de mierda” se refirió sin tapujos el ministro de energía noruego, Terje Aasland, en declaraciones para el medio Financial Times. El ministro también señaló que este precio es seis veces superior a la media de los países de la Unión Europea durante el mismo periodo.
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