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No es todavía presidente y Trump ya está 'descongelando' guerras eternas
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Veremos si para bien

No es todavía presidente y Trump ya está 'descongelando' guerras eternas

El medio estadounidense Semafor publica una exclusiva que apunta a que Trump estaría “más cerca que nunca” de reconocer a Somalilandia, una región semiautónoma y separatista de Somalia, como país independiente

Foto: Un cartel de la portada de la revista Time, que ha elegido a Trump como "Persona del Año" (Reuters/Adam Gray)
Un cartel de la portada de la revista Time, que ha elegido a Trump como "Persona del Año" (Reuters/Adam Gray)
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Si hay una cosa que se le ha escapado a Donald Trump y que Barack Obama si tiene es el Nobel de la Paz. Lo cuenta él mismo, cada vez que tiene ocasión. “¿Os lo podéis creer? Le dieron el Nobel a Obama, quién sabe por qué. Seguramente nunca me lo darán a mí, pese a todo lo que estoy haciendo”, dijo en distintas variaciones en 2024, 2018, 2019… Y sigue hablando del tema: insiste en que va a solventar la guerra en Ucrania.

A su manera, y tomando decisiones a veces contrarias al consenso de las Naciones Unidas refrendado por Administraciones anteriores, ha desatascado conflictos congelados durante décadas, con decisiones shock que inevitablemente han dejado perdedores, pero que ha supuesto un acelerón al conflicto. Reconoció la marroquinidad del Sáhara Occidental, dejando vendido al Frente Polisario y la República Árabe Saharaui, pero desató que pronto fuera seguido por países como Francia o España. También desatascó (a su manera, y hacia Tel Aviv) el proceso Israel-Palestina mediante con los acuerdos de Abraham, que hubieran culminado con la oficialización de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Israel, y con ello la normalización de Israel en el mundo árabe (si no hubiera sido por el pequeño detalle del atentado del 7 de octubre perpetrado por Hamás y la brutal invasión de Gaza que siguió después). Y así.

Ahora puede que le haya llegado el momento a Somalilandia. Imaginémonos la escena. A apenas un mes de que el magnate tome posesión del cargo de presidente de EEUU el 10 de enero, el equipo de Donal Trump va preparando el terreno. ¿Qué política seguir aquí y allá? ¿En qué fijar los esfuerzos? ¿Qué golpes de efecto dar? Alguien piensa: ¿qué conflictos quedan por solventar que puedan beneficiarse un buen golpe de mano de Trump y su política desatascadora? “Señor Trump, ¿qué le parece Somalilandia?”, dice un asesor. ¿Somalilandia?

Esta semana, el medio estadounidense Semafor publicaba una exclusiva que apunta a que la nueva Administración Trump estaría “más cerca que nunca” de reconocer a Somalilandia, una región semiautónoma y separatista de Somalia, como país independiente. Somalilandia, que se levanta en la estratégica región del Cuerno de África, justo en la boca del Mar Rojo y ruta de paso para miles de cargueros diariamente rumbo al Canal de Suez, se convertiría así en el país número 196. Porque si Estados Unidos da su reconocimiento, es inevitable que otros muchos le sigan, como un castillo de naipes.

No se trata todavía de una decisión tomada, sino que parece más bien una suerte de globo sonda para tantear las reacciones y el terreno. Sin embargo, sí que coincide con otros movimientos en la región. Justo cuando Etiopía y Somalia, países vecinos, han llegado esta semana a un histórico preacuerdo para relajar tensiones levantadas, precisamente, por la cuestión de Somalilandia. En enero de este año, Etiopía “compró” su acceso al mar Rojo en forma de la cesión de un corredor terrestre a cambio de reconocer Somalilandia. Esto levantó la indignación de Somalia, que acabó acercándose a Egipto para que éste movilizara tropas en el país y plantar cara a Etiopía, que ya tenía tropas desplegadas en Somalia como parte de una fuerza internacional africana de la lucha contra el terrorismo de Al Shabab. Egipto tiene su propio feudo con Adis Abeba por la gestión de las presas del río Nilo, que considera una amenaza para su supervivencia. ¿Complicado? Bueno, siempre hay una razón por la que Somalilandia sigue siendo un país de facto, pero sin reconocimiento.

Foto: El río Nilo Azul se ve mientras el embalse de la presa del Gran Renacimiento Etíope se llena cerca de la frontera entre Etiopía y Sudán. (Reuters)

Somalilandia imprime su propia moneda, emite sus pasaportes y elige a su propio Gobierno, pero solo Taiwán lo ha reconocido oficialmente como país, aunque otras naciones mantienen relaciones diplomáticas e incluso han abierto consulados en Hargeisa, la, de facto, capital. El mes pasado celebró sus sextas elecciones democráticas desde su secesión en 1991, llevando con normalidad al líder de la oposición al gobierno. Todavía inmersa en su guerra civil y la lucha contra el yihadismo islámico de Al Shabab, Somalia rechaza la independencia de la región, casi un 30% del territorio total del país y justo en la boca del estrecho de Bab el Mendeb, que abre el estratégico mar Rojo.

Según recoge Semafor, el apoyo a la causa de Somalilandia independiente de la caótica Somalia “ha crecido con fuerza” entre el Partido Republicano, think tanks de derecha y los que serán seguramente los próximos asesores de Trump en la nueva Casa Blanca. “Muchas de estas personas han afirmado a Semafor Africa que instarán a Trump a reconocer Somalilandia, incluso no sea el Día Uno [de su presidencia]”, recoge la publicación.

Reconocer Somalilandia “permitiría a los servicios de inteligencia estadounidenses establecer operaciones a largo plazo para vigilar el movimiento de armas en una región volátil, así como vigilar la actividad de China y los hutíes en Yemen”. China cuenta con una base militar en el vecino Yibuti, una de sus únicas cuatro bases militares en el extranjero, y la primera que se construyó, lo que incide en el interés geopolítico de la zona, un “punto crítico de cuello de botella marítimo”.

Foto: El periodista Dipo Faloyin. (Getty/Leonardo Cendamo)

“Apoyo el reconocimiento de [Somalilandia] porque han demostrado fundamentalmente que pueden gobernar su propio país y no hay ningún escenario plausible en el que estén dispuestos a regresar voluntariamente a Somalia”, afirma Joshua Meservey, analista del estadounidense Hudson Institute.

Pese a la visión positiva de Semafor (y el globo sonda), un hipotético reconocimiento oficial de Somalilandia generará un shock en la región, ya inestable de por sí.

Somalia, la gran agraviada, defenderá su derecho a la integridad soberana de su territorio. Está por ver cuántos países que se enfrentan a sus propios procesos secesionistas se colocarán en la misma línea. Etiopía, la otra potencia regional en el Cuerno de África, por el contrario, ya había establecido sus pasos para un hipotético reconocimiento de Somalilandia independiente a cambio del uso del puerto de Berbera en el mar Rojo y de alquilar durante 50 años un corredor territorial de unos 20 x 90 km.

En su momento, esta decisión del primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali (quien, curiosamente, también tiene un Nobel de la Paz, por firmar la paz con la vecina Eritrea, acabando -temporalmente- con un conflicto de varias décadas) generó una escalada de tensión regional que casi resbaló a un conflicto abierto entre Etiopía, Somalia y Egipto.

La última en discordia es Turquía, principal valedor de Somalia. Devastada durante décadas por el yihadismo de Al Shabab y las guerras sectarias entre clanes desde 1991, pocos países han invertido en Somalia. No así Turquía, que apostó (quizá a demasiado largo plazo) por ser la mejor posicionada en una hipotética Somalia en paz del futuro, comprando grandes terrenos en la costa del océano Índico. También, demostrando su influencia geopolítica en el continente africano.

Esta misma semana fue precisamente el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien negoció un acuerdo entre Etiopía y Somalia para abrir un proceso negociador que permita a Etiopía obtener su ansiada salida al mar y, de paso, relajar tensiones entre ambos países. Según ese preacuerdo, Somalia y Etiopía admitían “los posibles beneficios que podrían derivarse del acceso seguro de Etiopía al mar y desde el mismo, respetando al mismo tiempo la integridad territorial de la República Federal de Somalia”.

Un momento curioso para lanzar, aun así, el globo sonda del reconocimiento de Somalilandia. Queda menos de un mes para que Donald Trump llegue de nuevo a la Casa Blanca. África no es su prioridad. Pero quizá para 2025 estemos hablando del nuevo "país más joven del mundo". Mientras tanto, todos juegan sus cartas.

Si hay una cosa que se le ha escapado a Donald Trump y que Barack Obama si tiene es el Nobel de la Paz. Lo cuenta él mismo, cada vez que tiene ocasión. “¿Os lo podéis creer? Le dieron el Nobel a Obama, quién sabe por qué. Seguramente nunca me lo darán a mí, pese a todo lo que estoy haciendo”, dijo en distintas variaciones en 2024, 2018, 2019… Y sigue hablando del tema: insiste en que va a solventar la guerra en Ucrania.

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