Si es el momento de rearmarse, ¿por qué está Reino Unido reduciendo su inversión en defensa?
Reino Unido es el segundo mayor contribuyente a la OTAN en defensa, superado solo por los Estados Unidos. Se trata del sexto país que más gasta en defensa en el mundo y el primero en Europa. Pero eso no significa que las cosas vayan bien
El Gobierno británico acaba de anunciado recortes radicales en defensa con el desguace, entre otros, de cinco buques de guerra, 31 helicópteros y 46 drones de vigilancia. La medida está destinada a ahorrar 500 millones de libras (más de 600 millones de euros) en los próximos cinco años. El equipo que se prevé retirar está obsoleto o sin uso, según explica ministro de Defensa, John Healey, quien recalca que todos los ahorros se “mantendrán íntegramente” en el departamento.
Pero, después de más de una década de presiones financieras sobre las fuerzas armadas y en un momento de crecientes tensiones geopolíticas, al que se suma además la incertidumbre que plantea el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, la decisión no está exenta de polémica. El portavoz de Defensa de la oposición conservadora, James Cartlidge, denuncia que se están “eliminando las capacidades justo cuando las amenazas a la nación están creciendo”.
El ejecutivo laborista de Keir Starmer, quien en julio puso fin a una era tory de 14 años en Downing Street, culpa a los conservadores de haber dejado una herencia calamitosa. La afirmación estaría respaldada por la Oficina Nacional de Auditoría, que en su informe de diciembre de 2023 determinó que había un desequilibrio de casi 17.000 millones de libras entre lo planeado y lo presupuestado. Esto suponía el mayor déficit desde que comenzaron a publicarse las cifras en 2012, aunque en julio, las estimaciones del “agujero negro” empeoraron aún más llegando hasta los 22.000 millones de libras.
La situación ha llevado al Gobierno a deshacerse de equipamiento que bien está fuera de servicio o se considera que no merece la pena invertir en su modernización. Ante las acusaciones de que se está socavando a las fuerzas armadas, Downing Street destaca el aumento de 2.900 millones de libras destinado a Defensa, recogido en los Presupuestos Generales presentados en octubre, los primeros de esta nueva era laborista.
Pero lo cierto es que Starmer aún no ha desvelado sus cartas. La fecha clave para conocer realmente su hoja de ruta será a mediados de 2025, cuando se publique la Revisión Estratégica de Defensa, donde se espera que se den detalles sobre la promesa de aumentar el presupuesto de defensa al 2,5% del PIB (respecto al 2,3% actual).
Reino Unido es, en la actualidad, el segundo mayor contribuyente a la OTAN en materia de gasto en defensa, superado sólo por los Estados Unidos. Se trata del sexto país que más gasta en defensa en el mundo y el primero en Europa. Pero eso no significa que las cosas vayan bien. La flota de la marina opera con menos fragatas y destructores que Japón, Corea del Sur o Francia. El ejército, que ha sido el más pequeño en siglos, tendría dificultades para desplegar ahora una sola división pesada. Es más, podría ser aniquilado en tan sólo seis meses si se ve obligado a luchar en una guerra de la escala del conflicto de Ucrania, según advirtió el propio secretario de Estado de Defensa, Alistair Carns.
En este contexto, los recortes ahora anunciados representan sus riesgos. Entre los más destacables están dos buques de asalto anfibio, el HMS Albion y el HMS Bulwark, que se retirarán oficialmente a finales de año. Estos dos buques, utilizados por los Royal Marines, en teoría seguían en servicio, pero en la práctica estaban sin uso y su mantenimiento costaba 9 millones de libras anuales. La retirada de ambos buques estaba prevista oficialmente entre 2033 y 2034. En el futuro, serán reemplazados por el buque de apoyo multifunción (MRSS), que forma parte de la estrategia de modernización naval a largo plazo del gobierno.
Otros dos buques, los petroleros auxiliares de la clase Wave RFA Wave Knight y RFA Wave Ruler, serán retirados en marzo de 2025. No han sido utilizados desde 2017 y 2022, respectivamente, y están siendo reemplazados por cuatro petroleros de flota de la clase Tide más nuevos que se pusieron en servicio entre 2017 y 2019.
Recortes, pero no drásticos
El quinto buque que será retirado es la fragata Tipo 23 HMS Northumberland, que también será retirada en marzo de 2025. Se consideró que la reparación de este buque de guerra no era rentable tras el descubrimiento de daños estructurales durante su actual reacondicionamiento. El Northumberland, al igual que toda la flota del Tipo 23, será reemplazado por las nuevas fragatas del Tipo 26, la primera de las cuales se espera que entre en servicio a finales de 2027.
En cuanto a los helicópteros, el anuncio del gobierno cubre 14 helicópteros de carga pesada CH-47 Chinook (algunos de más de 35 años) y la flota restante de 17 unidades multifunción Puma. Estos últimos ya estaban programados para retirarse en 2025 bajo los auspicios del Documento de Mando de Defensa anterior. Sin embargo, donde ese documento estratégico señaló que los Pumas serían reemplazados por el Nuevo Helicóptero Mediano (NMH), ese proyecto ahora es incierto después de la decisión de dos competidores potenciales, Airbus Helicopters y Lockheed Martin, de optar por no presentar ofertas, dejando solo a Leonardo para presentar una alternativa de helicóptero. Mientras tanto, los antiguos Chinooks serán reemplazados por los H-47ER (Extended Range) a partir de 2027.
En total, los recortes anunciados no son drásticos, pero como el propio ministro de Defensa señaló en la Cámara de los Comunes, sí presagian una nueva ronda de decisiones difíciles que se deberán tomar con respecto a las capacidades militares existentes antes (o en paralelo) a la Revisión Estratégica de Defensa prevista para mediados de 2025.
Según Dan Darling, director de mercados militares y de defensa de Forecast International, los recortes exponen brechas emergentes entre las ambiciones y la realidad, particularmente en el frente naval. “Mientras que la Royal Navy contaba con 19 combatientes de superficie (destructores y fragatas) tan recientemente como en 2021, esa cifra ahora se reduce a solo 14 buques. Con la cifra anterior de 19 buques de guerra ya considerada demasiado baja, la brecha entre dónde quiere estar el Reino Unido –como se describía en el plan del ex primer ministro Boris Johnson de aumentar la flota a alrededor de 25 buques de guerra de este tipo para mediados de la década de 2030– y dónde se encuentra actualmente es enorme”, recalca.
Los cambios ponen de relieve los desafíos actuales para equilibrar los presupuestos y las capacidades de defensa del Reino Unido en un momento realmente convulso en el tablero geopolítico, donde la victoria de Trump representa, además, un dilema para el actual inquilino de Downing Street.
Reino Unido siempre ha presumido de su “relación especial” con Estados Unidos, sobre todo en el intercambio de inteligencia y acceso a tecnología avanzada. En 1944, Winston Churchill le dijo a Charles de Gaulle: “Debes saber que cuando tengamos que elegir entre Europa y los mares abiertos, siempre estaremos con los mares abiertos”. El problema es que el Estados Unidos de Trump no es en absoluto el de Roosevelt. Y a medida que el presidente electo se vuelva cada vez más aislacionista, se centre en la competencia total con China y abandone el multilateralismo y el libre comercio en favor de una doctrina más proteccionista, Londres podría verse obligado a estrechar lazos con la UE.
La geografía, al fin y al cabo, es la que es. La guerra en Ucrania y el aumento del potencial de agresión rusa son la amenaza más inmediata para la seguridad europea y por extensión, la británica. Si Trump pretende obligar a Kiev a llegar a un acuerdo con Moscú, Reino Unido debería trabajar con sus socios europeos para maximizar la influencia de Zelensky en cualquier negociación futura. Permitir que Ucrania utilice misiles Storm Shadow en territorio ruso ha sido un buen primer paso.
No obstante, Anand Sundar, analista del Think Tank European Council on Foreign Relations, señala que a medio plazo Londres “debe profundizar sus relaciones bilaterales con países europeos de manera bilateral para ampliar la cooperación y la interoperabilidad entre defensa e industria”. Este es el objetivo del reciente pacto firmado con Alemania, el llamado Acuerdo de Trinity House. Reino Unido tiene un acuerdo similar con Francia. Pero el analista apunta que la relación “sigue siendo insuficiente”. “Gran parte del tejido conectivo que existía antes del Brexit ha desaparecido y, en el contexto de la OTAN, en el que se desarrolla gran parte de la interacción franco-británica en materia de defensa, París está preparada para ver a Londres como un caballo de Troya estadounidense”, apunta
El expertos aconseja que Reino Unido debería trabajar para mejorar la interoperabilidad entre las fuerzas armadas de los dos países y reconstruir la confianza perdida, con vistas a desarrollar eventualmente un enfoque unificado para las cuestiones de defensa e industria. “Reequipar la Fuerza Expedicionaria Conjunta Combinada (CJEF, por sus siglas en inglés), compuesta por 10.000 efectivos, para que sea relevante en el contexto de combate actual podría ser un primer paso para devolverle vida a la relación entre las dos potencias militares más importantes de Europa”, señala.
También existe potencial para que Reino Unido desarrolle su relación con Polonia, el país de la OTAN que más gasta en defensa en relación con su PIB y que cada vez es más líder en los esfuerzos de seguridad europeos. En 2023, los dos países firmaron la declaración conjunta de asociación estratégica 2030 sobre política exterior, seguridad y defensa, pero podrían ir más allá y avanzar hacia una “asociación privilegiada” similar a la que Londres tiene con Berlín y París.
Negociar el acuerdo de AUKUS
Por otra parte, el retorno de Trump a la Casa Blanca también plantea dudas sobre el futuro de AUKUS, la alianza geoestratégica firmada en 2023 entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia como plan de contención militar para frenar la creciente influencia china en el Indo-Pacífico.
El republicano no se ha pronunciado aún sobre un pacto en el que Estados Unidos comparte tecnología con sus socios para permitir la construcción de submarinos nucleares de última generación para la década de 2040. Pero, según Político, hay serias preocupaciones en Londres de que Trump pudiera intentar renegociar el acuerdo o alterar los plazos. Esto se debe a que el pacto probablemente requiera que Estados Unidos reduzca temporalmente su propia flota naval, algo que Trump puede interpretar como una afrenta a su ideología de “Estados Unidos primero”.
Si bien el acuerdo sobre los submarinos nucleares es lo que acapara la mayor parte de los titulares, el progreso en el menos conocido Pilar II de AUKUS sigue siendo un enigma. Se trata de diseñar conjuntamente una serie de tecnologías militares, como la navegación basada en la cuántica, la artillería mejorada con inteligencia artificial y las capacidades de guerra electrónica. El mes pasado se alcanzó un pacto de intercambio de tecnología sobre misiles hipersónicos, pero no se ha producido ningún progreso esperado en una serie de otras áreas. Y las ambiciones de admitir a Japón en la asociación del Pilar II este año tampoco se han cumplido.
El Gobierno británico acaba de anunciado recortes radicales en defensa con el desguace, entre otros, de cinco buques de guerra, 31 helicópteros y 46 drones de vigilancia. La medida está destinada a ahorrar 500 millones de libras (más de 600 millones de euros) en los próximos cinco años. El equipo que se prevé retirar está obsoleto o sin uso, según explica ministro de Defensa, John Healey, quien recalca que todos los ahorros se “mantendrán íntegramente” en el departamento.
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