A la mujer que manda en Argentina le da igual la política, pero mataría por su hermano
Una biografía desvela el lado oculto de Karina Milei, fontanera esotérica (y enmudecida) del Gobierno de la que poco se sabe. Hablamos con su autora, Victoria De Masi
El padre de Javier Milei le atizaba de chaval. Raptos arbitrarios de violencia. Consejo de amigo: si usted aprecia su integridad física, evite discutir sobre las Malvinas con Don Norberto Horacio Milei. “El 2 de abril de 1982 las Fuerzas Armadas desembarcaron en las islas Malvinas, un archipiélago anclado en el mar Argentino, pero bajo dominio británico desde 1833. La noticia había tomado la tapa de los diarios… Javier [Milei], de apenas once años, se atrevió a decir que el desembarco “era un disparate”, que “nos iban a hacer de goma”. A Beto no le gustó el comentario y le dio una paliza. El padre, un metro noventa, cien kilos. Alicia, la madre, no intervino. Karina fue testigo del azote”. La hermana pequeña de Javier Milei tenía ocho años.
El pacto de sangre entre hermanos empezó en otra jornada de furia y ruido: en un acto de coraje infantil, Karina puso su cuerpo entre su padre y su hermano para tratar de frenar una golpiza. Como en situaciones extremas de adrenalina y terror el cerebro puede emitir señales extrañas, el joven Javier Milei creyó ver ese día que a su hermana le rodeaba un aura.
Y en esa mística seguimos, salvo que a la hermandad esotérica fundacional se le suma ahora una inesperada toma del poder argentino. Karina sigue ejerciendo en el Gobierno el papel de “ángel de la guarda” de su hermano, cancerbera por la que hay que pasar si uno quiere acceder al presidente. Tiene las llaves del acceso a Javier.
No hace falta que la prensa haga retratos maquiavélicos sobre Karina como fontanera plenipotenciaria: su hermano es el primero en admitir que su hermana manda mucho: se refiere a ella en los medios como “El Jefe” (así, en masculino).
Pero por más poder que acumule, “El Jefe” sigue siendo una incógnita para los argentinos. Al contrario que su hermano, que cuando saltó a la política llevaba años abriéndose en canal en los platós -disertando non stop sobre sus ideas anarcocapitalistas, pero también sobre su vida sentimental- Karina no emite, no abre la boca en público, es un enigma dentro de un misterio, que trata de descifrar ahora la periodista Victoria De Masi (Tierra del Fuego, 1982), autora de la primera biografía de la hermanísima: Karina , publicada estos días en Argentina (editorial Sudamericana), de donde sale la cita anterior del choque paterno filial sobre las Malvinas.
Antes de entrar en harina, un penúltimo apunte sobre la violencia del patriarca Milei como pegamento de los hermanos. Lo cuenta en el libro un antiguo jefe de Milei en la empresa privada: “La violencia física estaba salpimentada con desaires... y con intuiciones derrotistas de los padres sobre el futuro de ambos: golpes y descalificaciones, que son golpes a la autoestima. Karina estimulaba la resiliencia de su hermano y le daba el amor necesario que demandaban su necesidad de protección y el desarrollo de su imaginación. Deduzco que partes y énfasis de esos rasgos prevalecen en el vínculo hasta hoy. No solamente confía en ella; la necesita para los actos esenciales de su vida… Creo que ambos pueden eventualmente entender qué significa ser un hijo, pero creo que es imposible para ellos concebir qué es ser el hijo de un hijo”.
Hermanos Milei, juntos contra viento y marea y contra todo y contra todos.
El Jefe silencioso
“Igual te vas a reir, pero lo primero que hice cuando decidí escribir este libro fue ir a la Wikipedia de Karina Milei. ¿Qué me encontré? Que no había casi información. ¿Cómo podía ser que no se supiera nada de la protagonista de la toma de posesión presidencial? ¿Qué podía contar yo sobre ella partiendo de cero? El desafío era retratar a la mujer que no hablaba, pero de la que todo el mundo hablaba”, cuenta Victoria de Masi, que demuestra en el libro un talento natural para el perfil.
Al igual que otros populismos de nuevo cuño, La Libertad Avanza, el partido/movimiento Milei, tiene una relación “tensa” con la prensa. Pero lo de Karina es otro nível, “ni siquiera habla con los periodistas que pactan las entrevistas con su hermano”, no se siente cómoda ni con los enfoques periodísticos amables. ¿Por qué? “Creo que no habla porque carece del don de la oratoria”, apunta la biógrafa.
Pero en una época de políticos estrella verborreicos, el silencio sigue manteniendo aura de poder. “Nunca se ha hablado tanto de una secretaria general de la presidencia. Ahí también reside el poder de la hermana: su silencio construye el mito”, aclara el libro.
De pocas habilidades sociales escolares, Karina pasó años trabajando de secretaria aquí y allá, emprendiendo a medias como cocinillas u organizadora de eventos, sin mayores inquietudes políticas, a la sombra de su bombástico hermano. Si la pasión de Milei por la agitación social quedó clara desde que pisó una tele, la pasión de Karina siempre fue su hermano Javier (el sentimiento es reciprocó: cuando Karina juró su cargo como secretaria general de la Presidencia, Javier lloró como un niño).
Uno de los agujeros que trata de rellenar el libro es cómo alguien que nunca mostró ningún tipo de vocación política, se convierte en “El Jefe” de un país. Como si a Miley Cyrus le diera mañana por hacerse monja o a la Madre Teresa de Calcuta por reventar los límites del twerking. Nunca es tarde para nadie, en efecto, pero hay giros biográficos que piden extra de psicoanálisis, no tanto a ella, como a su época.
Karina representaría un “cambio de época”, en el que la política profesional ya no sería coto exclusivo de cierto estrato intelectual, y donde una mujer “que se dedicaba a hacer tortas [tartas], y que no podía estar menos interesada en la política y en la economía, acaba tomando decisiones de Estado”, resume De Masi..
Cónclave esotérico
Los argentinos han visto al Javier Milei tertuliano estallar muchas veces. Subidón y bajón. Euforia e ira. Se dice que el Javier Milei presidente tiene días mejores y peores, nada raro cuando uno está sometido a constante presión política y mediática, con Karina monitorizando los vaivenes de su hermano, con competencias ultraterrenales.
"Emociones, agenda y gastos. Hablamos del control total de una hermana sobre un adulto"
"El sostén emocional existe. Karina es el continente emocional de Javier. Ha habido episodios complicados en el Gobierno en los que Karina le ha sostenido. Pero es que no es solo eso. Karina le respaldó cuando se quedó sin trabajo. Consiguió que Javier retomara la relación con sus padres. Le llevó la agenda cuando empezó a ir a la tele, y luego el control de sus gastos. Emociones, agenda y gastos. Es el control total de una hermana sobre un varón adulto. En caso de desborde emocional de Javier, Karina siempre está ahí. Podemos verlo con el cinismo que queramos, pero ¿a quién no le gusta que un ser querido esté a tu lado en tus momentos más duros?", resume Victoria De Masi.
Pero hay más: las competencias de Karina son ultraterrenales. Es ministra sin cartera de Emociones, pero también de Mística presidencial.
Lo explica en el libro una fuente familiarizada con el esoterismo de los Milei: “Karina se comunica con entidades. Más de una vez, en alguna reunión que tuvimos, hacía de repente una mueca, torcía la boca. La cara se le ponía dura y el cuello, tenso. A mí, que soy un estudioso del espiritismo y esas cosas no me dan miedo, me ponía incómodo. Karina es intuitiva por naturaleza, sí. Te ve, te escanea y sabe…”.
Sobre las intuiciones de Karina volveremos luego, pues se ha relevado como una contundente herramienta de poder.
"Su manejo del poder es muy intuitivo. Como le llamamos aquí, muy de turra, barrial, brusco. Nada de grandes reflexiones"
Lo contó Javier Milei. “Cuando me quedé sin laburo, allá por 2004, Conan ya estaba conmigo. La situación era compleja: yo estaba en el piso y todo el mundo me pateaba la cabeza. Algunos parecía que hasta sacaban turnos. Los únicos que siempre estuvieron conmigo han sido Conan y mi hermana, Karina”, escribió Milei en uno de sus ensayos.
Conan es el perro alfa de Milei. El "hijito" que nunca tuvo. Conan murió, pero el presidente actúa como si siguiera vivo. Lo clonó en una camada. Con la ayuda de Karina, se comunica con Conán desde el más allá, contó Juan Luis González en El loco, biografía del presidente argentino. En Casa Milei disertan con los perros de asuntos políticos relevantes con Dios de testigo. Que se dice pronto.
En un encomiable esfuerzo investigativo, De Masi pidió cita para su gato con la vidente animal original de los Milei. Salió de ahí con más dudas que certezas. "¡Resulta que tenía lista de espera! O los Milei no están tan locos, o hay muchos más locos de lo que nos creemos, o hablar con los animales que nos han dejado es algo muy de época", señala recordando el avance en los derechos animales los últimos años.
Las derivas bizarras no son ajenas a la política argentina: recuerden el triángulo Perón (tardío)/Isabelita/López Rega (“el brujo”), que lo mismo levitaba el cadáver de Eva Perón, que abría el camino a la dictadura militar por la vía del caos. Pero el actual Gobierno argentino se ha cerrado en banda a las preguntas sobre los chuchos telepáticos de Milei, como si fueran asuntos personales sin importancia, y aunque poner foco en el folclorismo puede quitarlo de las políticas de Milei (igual que el carrusel de desbarres costumbristas del primer Trump acabó opacando la fiscalización de sus políticas), sin la pieza esotérica quizá no se pueda completar del todo el rompecabezas Milei, en el que conceptos como misión o destino tienen su importancia: los que pensaban que Milei rebajaría su agenda radical al llegar al poder en minoría, no contaron con que los cruzados o iluminados no suelen tener miedo a nada.
Poco partidaria de mirar por encima del hombro a los Milei por charlar con sus perros, De Masi sí ve una fisura entre política y misticismo en el día a día gubernamental. "Milei presume de haber bajado la inflación con los datos generales en la mano. Pero lo que yo veo cuando voy al supermercado es que la leche, que ya estaba cara antes de que llegaran ellos al Gobierno (1300 pesos), está todavía más cara (1800 pesos). ¿Qué ocurre cuando los números no encajan? Que Milei tiende a envolverlos o taparlos con citas bíblicas, le da igual la Biblia o la Torá, como lo de "en una batalla, la victoria no depende del número de soldados, sino de las fuerzas del cielo", sacada del Libro de los Macabeos, y convertida en eslogan electoral. Pero las fuerzas del cielo no han logrado aún bajar el precio de la leche. El discurso bíblico se cae en el super".
El poder del perro
Entre las múltiples tareas informales de Karina, también está dirigir el tráfico sentimental de Milei para que no se despiste, encontronazos con novias oficiales y extraoficiales incluidos, dentro y fuera del movimiento. Extracto del libro sobre las envolventes de Karina a las favoritas de su hermano: “Javier perdía mucho tiempo en WhatsApp atendiéndolas, conteniendo sus dramas políticos. Todas peleaban por un espacio. Y buscaban que ese espacio fuera el más cercano al líder. Karina limitaba el continente personal del hermano”.
Un colaborador de la campaña de los Milei, lo explica gráficamente en el texto: “Cuando alguna se ponía pesada ella le metía a otra adelante”... Le pregunto qué lo distraía a Milei. —Los escotes —responde. —No entiendo —digo. —Los escotes, nena. Las tetas”.
Puede sonar a capítulo de Benny Hill, pero lo que quiere decir es que la hermana de Javier Milei no ha titubeado cuando ha tocado poder, véase su hostigamiento a la vicepresidenta Victoria Villarruel, a la que cogió la matrícula a la primera, al intuir ambiciones personales autónomas a las de su hermano, sospecha recurrente en el anillo de poder de los Milei, en el que casi todo el mundo es conspirador en potencia hasta que se demuestre lo contrario. El hecho es que las relaciones entre Villarruel y el presidente acabaron rotas. Argentina tiene ahora una vicepresidenta a la que los suyos hacen un vacío absoluto.
"A Karina no se le puede decir que no"
Si Karina fuera un jugador de fútbol, no sería un centrocampista con un guante en el pie, sino un central de los que van al choque (o al bulto). Lo cuenta un colaborador del Milei diputado: “Karina tiene la profundidad de un charco. No es una intelectual, no hay ideología en Karina. No hay formación política. Hay sentido común en un montón de cosas y muchos tropiezos. Ella ejecuta lo que dice su hermano. Y en todo lo que no dice su hermano, hace lo que le parece. Javier la bendijo porque él no hace nada, ¿entendés? También es más despiadada que él. Y es más despiadada porque no tiene muchos recursos. Es bruta, entonces a veces soluciona a lo bruto. Eso la hace una mina [mujer] influenciable, fuertemente influenciable. Si vos le vendés algo que le resuelve el problema que tiene a mano… compra… Karina es muy eficiente, hace mucho porque Javier no hace. Todo está a cargo de Karina porque ella se ocupa de que él tenga desde comida hasta actividades de campaña. Pero de vuelta: como no hay pensamiento estratégico y sus códigos son muy básicos, es errática”.
Otro trabajador de las campañas de los Milei habla así en el texto sobre la jefatura de Karina: “Su técnica es inspirar miedo. Miedo, sin hablar. Nunca frena los rumores, los deja correr. Elige enemigos. Si no estás alineado con ella, te empieza a pegar. Pero con la indiferencia. Ella está entendiendo la política de una manera preadolescente. ¿Viste que en séptimo grado tenías una amiga, te peleabas, la criticabas…? Así, totalmente infantil. No hay posibilidad de consenso. Karina te clava el visto. Karina es una gran clavadora de vistos”.
Tendencia al caprichismo que reconoce Masi: "Es un sistema de obediencia debida. A Karina no se le puede decir que no. Es una mina caprichosa".
Respecto a su método de poder, De Masi responde: 1) "Su manejo del poder es muy intuitivo. Como le llamamos aquí, muy de turra, barrial, brusco. Nada de grandes reflexiones o largos procesos de formación de cuadros". Pim pam. 2) "Es puro verticalismo. No hay nada relacionado con la estructura de La Libertad Avanza que no pase por sus manos".
Y ahora hablemos de los méritos políticos de Karina...
"Los hermanos Milei, o quedan los dos agarrados al tablón, o se van los dos al fondo del mar"
Palabra de Milei cuando su campaña electoral iba como un tiro: “Esto sin El Jefe no hubiera sido posible. Es la gran responsable. Sin ella no habría nada de esto. Es el ser más maravilloso que existe en el universo. Primero porque tiene una capacidad de trabajo monstruosa, porque de ser una fuerza nueva en dos años… Mirá dónde estamos. Ella es la que ha logrado llevar este gran monstruo hacia adelante”.
Aunque el relato de Karina como una mera “bruja manipuladora” estaría creciendo, De Masi lo ve un tanto caricaturesco, porque sí tendría “cualidades políticas reales”. ¿Por ejemplo? “Difundir la figura de su hermano a nivel global. O la creación de una estética. Un hombre solo cuyo mensaje caló a mucha gente. De aspecto viril, casi un superhéroe. Karina estuvo detrás de ese proyecto estético”.
En efecto, que Karina sea ajena a la política, se destaque sobre todo su valor como sostén emocional de su hermano y no abra la boca, no le han faltado intuiciones políticas importantes, como la construcción original del personaje Milei: “Ella fue la que dio en la tecla al sugerirle que además de contenido académico ofreciera en sus presentaciones el plus de la emoción.... La política seguía sin interesarle y de economía entendía poco. Pero ella supo ver que en Javier además de un hermano había un producto”, según el libro.
Doble o nada
La última frase del libro tiene algo de cliffhanger inquietante: “El mileísmo trascenderá a Javier Milei. ¿Habría Javier sin Karina?”.
Es ley de hierro en la política: los números 1 y 2 de los movimientos suelen acabar devorándose entre ellos, ya sea por luchas de poder (cosa que probablemente no ocurriría con los Milei, igual que no ocurrió con los Kirchner, porque entre políticos familiares no suelen pisarse la manguera), ya sea porque cuando los gobiernos erosionan y acumulan escándalos, el número 1 puede necesitar prescindir del 2 para sobrevivir (escenario no descartable en este caso).
Pero Victoria De Masi no ve un futuro político de Javier sin Karina. Tras recordar la última escena de Titanic, en la que ella se quedaba agarrada a un tablón mientras sujetaba a él de la mano hasta que se hundía , la periodista profetiza: "A mucha gente le cuesta entenderlo, porque no estamos acostumbrados a una relación así entre hermanos, pero son una pareja sin serlo, la devoción es máxima entre ellos. Los hermanos Milei, o quedan los dos agarrados al tablón, o se van los dos al fondo del mar".
Para cerrar, volvamos al principio de la hermandad fundacional. A la madre de todos los psicodramas. A la paliza que lo cambió todo. Recreación en el libro de una cena en la que Javier Milei lo contó todo a sus íntimos: “Yo te voy a explicar por qué le doy poder a mi hermana”, gritó Javier Milei... Tenía el teléfono en la mano y lo agitaba en el aire. Había visto pasar en Twitter un comentario instalado en redes sociales que —sin prueba alguna— aseguraba que entre él y su hermana existía una relación incestuosa. De ahí el enojo. Algunos invitados ponían la mesa y Javier necesitó explicarles, entre aullidos y llantos, los motivos por los que Karina se había ganado el mote de El Jefe. Insistía, quería que supieran por qué sólo podía delegar en ella su incipiente carrera política y su vida personal. Tomó aire y entró en trance. “Cuando era pibe, en una de las tantas veces que mi papá me fajó, Karina se metió entre él y yo. Karina me defendió de los golpes. Y yo vi, yo vi, que le bajaba una luz. Un halo de luz protectora”. Sólo dos personas fueron testigos de esa escena y me las contaron, cada uno por separado y en entrevistas diferentes. Esas personas, que habían sido invitadas a comer aquella noche… también coincidieron en esto: Milei terminó sentado en una silla, sollozando, la cara hundida entre las manos. Nunca habían visto a un hombre llorar de esa manera, la manera definitiva en que las lágrimas humedecen los pantalones. Un rato después, cenaron".
El padre de Javier Milei le atizaba de chaval. Raptos arbitrarios de violencia. Consejo de amigo: si usted aprecia su integridad física, evite discutir sobre las Malvinas con Don Norberto Horacio Milei. “El 2 de abril de 1982 las Fuerzas Armadas desembarcaron en las islas Malvinas, un archipiélago anclado en el mar Argentino, pero bajo dominio británico desde 1833. La noticia había tomado la tapa de los diarios… Javier [Milei], de apenas once años, se atrevió a decir que el desembarco “era un disparate”, que “nos iban a hacer de goma”. A Beto no le gustó el comentario y le dio una paliza. El padre, un metro noventa, cien kilos. Alicia, la madre, no intervino. Karina fue testigo del azote”. La hermana pequeña de Javier Milei tenía ocho años.