Israel mueve ficha tras Asad y bombardea instalaciones con armas químicas en Siria
Israel ha tomado posiciones en la zona desmilitarizada en los Altos del Golán y ha atacado instalaciones en Siria, donde sospecha que se almacenan armas químicas o misiles
Para Benjamin Netanyahu, lo que ha pasado este fin de semana en Siria es un momento "histórico en la historia de Oriente Medio". El primer ministro de Israel tardó pocas horas en responder a la caída del régimen de Bashar al Asad y lo hizo con unas declaraciones en las que se mezclaron la alegría con la inquietud por los próximos pasos del nuevo Gobierno al otro lado de la frontera. "El colapso del régimen de Asad, la tiranía en Damasco, ofrece una gran oportunidad, pero también está plagado de peligros importantes", dijo.
Tel Aviv respondió a esa sensación de inquietud con la toma, este domingo, de la zona de amortiguación que separa los Altos del Golán ocupados por Israel del resto de Siria. "No permitiremos que ninguna fuerza hostil se establezca en nuestra frontera", anunció Netanyahu. Su segundo movimiento fue atacar lugares donde el depuesto al-Assad albergaba, presuntamente, armas químicas en Siria, con el objetivo de que se destruyan antes de que los rebeldes puedan almacenarlas. "Atacamos las armas estratégicas, las armas químicas residuales, los misiles y cohetes de largo alcance, para que no caigan en manos de los radicales", añadió el ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar.
La ubicación exacta de los ataques no ha sido revelada, pero algunos expertos en inteligencia de código abierto (Osint) apuntaron a que tuvieron lugar cerca del aeropuerto de Mezzeh, al suroeste de Damasco. Algunas informaciones no verificadas apuntan a que Israel habría destruido los escuadrones de los cazas MiG-29 del régimen sirio, así como algunos radares y depósitos de armas.
El temor de que los rebeldes puedan utilizar armamento u otro tipo de activos militares contra Israel ya era un temor del Gobierno de Tel Aviv antes de la caída del régimen de al Asad y, según funcionarios locales, entre los objetivos estaban pequeñas reservas de armas químicas, principalmente gas mostaza y gas VX, que seguían en posesión de Siria a pesar de los acuerdos previos de desarme. El ejército israelí también tenía como objetivo baterías y vehículos equipados con radares de misiles de defensa aérea de fabricación rusa.
Israel se encuentra en una posición complicada. Por un lado, celebra la caída de su enemigo al Asad pero, por el otro, tiene que hacer frente a la amenaza del grupo que lidera la rebelión en Siria, Hayat Tahrir Al Sham (HTS). Su lider, Abu Muhammad Al Jolani, es un excombatiente de Al Qaeda con una ideología islamista que se opone al país hebreo. "Israel está entre Irán, sus aliados y los rebeldes islámicos de Siria. Ninguna de las opciones es buena en lo que respecta a Israel, pero por el momento Irán y sus aliados están debilitados, lo cual es bueno", dijo Avi Melamed, ex funcionario de inteligencia israelí, a CNN.
Los temores a un Gobierno de Siria con los rebeldes al frente se han traducido en los ataques aéreos después de la caída de Damasco. Además, Tel Aviv ha llevado a cabo otras operaciones en el país durante el fin de semana que tenían como objetivo acabar con las líneas de suministro de Hezbolá en lugares estratégicos como Homs, tomada este fin de semana por los rebeldes sirios.
Israel no ha sido el único que ha llevado a cabo estas acciones militares y Estados Unidos anunció este lunes que había bombardeado 75 objetivos relacionados con el Estado Islámico, incluidos campamentos y operativos en el centro de Siria. "No debe haber ninguna duda: no permitiremos que ISIS se reconstituya y se aproveche de la situación actual en Siria", dijo el general Michael Erik Kurilla, jefe del Comando Central de EEUU.
Una acción "defensiva"
Sin embargo, para Israel, el colapso del frente militar en Siria se ha convertido en una preocupación por las consecuencias que puede tener para su propia seguridad. La máxima prioridad en este momento es asegurar la frontera, la razón por la que las fuerzas de Tel Aviv se han desplegado en la zona buffer en los Altos del Golán. La acción militar es muy significativa porque es la primera vez que las tropas israelíes han penetrado esta línea con la intención de quedarse. Anteriormente, habían ingresado brevemente, pero sin tomar posiciones.
La zona desmilitarizada, administrada por Siria, nació en 1974, cuando se firmó un acuerdo que establecía la línea de control entre Tel Aviv y Damasco. En este momento, el reto de Israel es mantener un equilibrio en el que intente proteger sus fronteras, pero sin entrar en un conflicto abierto con los nuevos líderes de Damasco. "Tomar más territorio significa que tenemos que lidiar con otros actores que podrían no estar tan contentos con ello", dijo Boaz Shapira, investigador de la Fundación Alma, un centro de estudios dedicado a los problemas del norte de Israel. “Va a ser un gran desafío para Israel”, vaticinó.
Según Netanyahu, la entrada de sus soldados en la zona buffer es una posición "defensiva temporal" hasta que se llegue a un acuerdo con los rebeldes sirios. "Si podemos establecer relaciones de vecindad y de paz con las nuevas fuerzas que surgen en Siria, ese es nuestro deseo. Pero si no lo logramos, haremos todo lo que sea necesario para defender el Estado de Israel y la frontera de Israel", afirmó.
No obstante, algunos informes han apuntado paralelamente que Tel Aviv podría haber ido incluso más allá de la zona desmilitarizada y que podría haber desplegado tanques y vehículos blindados israelíes en Quneitra, una región fronteriza. La información, difundida por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, no ha sido verificada y, hasta el momento de la publicación de este artículo, no hay evidencias de que las tropas israelíes hayan entrado en territorio sirio.
A pesar de la amenaza a la que apunta Israel en su frontera, la caída de Asad es una buena noticia para Tel Aviv porque supone un debilitamiento del eje chiita encabezado por Irán y de Hezbolá. Amos Yadlin, ex general de división de las Fuerzas de Defensa de Israel, aseguró a The New York Times que Irán es uno de los mayores afectados por el colapso del régimen sirio. "Los rebeldes que arrancaron carteles de (el comandante iraní Qasem) Soleimani y Nasrallah de la embajada iraní en Damasco ilustran la gravedad del golpe al eje", dijo. “Reconstruir Hezbolá parece aún más difícil con la pérdida de Siria, que era una retaguardia logística para las armas de Asad, Irán y Rusia”, añadió.
Los siguientes pasos de Israel en los Altos del Golán y una hipotética entrada de sus tropas en Siria marcarán el futuro de un país que ha acabado con el régimen después de 13 años de guerra. El Gobierno de Tel Aviv, por ahora, ha tendido la mano a un diálogo, pero subrayando la amenaza que puede suponer para su seguridad un nuevo Gobierno en Damasco. "Hace una década, escribí y hablé sobre la idea de que Siria podría seguir siendo un Estado unificado con control efectivo y soberanía sobre todo su territorio, lo cual es poco realista. El camino lógico es la autonomía de las diversas minorías en Siria, posiblemente dentro de un contexto federal. Esta es una cuestión que la comunidad internacional debe abordar. Seguiremos de cerca los acontecimientos en Siria", apuntó Gideon Saar.
Para Benjamin Netanyahu, lo que ha pasado este fin de semana en Siria es un momento "histórico en la historia de Oriente Medio". El primer ministro de Israel tardó pocas horas en responder a la caída del régimen de Bashar al Asad y lo hizo con unas declaraciones en las que se mezclaron la alegría con la inquietud por los próximos pasos del nuevo Gobierno al otro lado de la frontera. "El colapso del régimen de Asad, la tiranía en Damasco, ofrece una gran oportunidad, pero también está plagado de peligros importantes", dijo.
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