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Los rebeldes toman Damasco y anuncian la huida de Al Asad: "Os espera una Siria libre"
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La oposición controla la capital

Los rebeldes toman Damasco y anuncian la huida de Al Asad: "Os espera una Siria libre"

El presidente ha huido del país, y el mando del Ejército sirio ha notificado hace unos instantes a los oficiales que el mandato de 24 años de Al Asad ha terminado

Foto: Foto del expresidente Hafez al-Assad, padre de Bachar, en el aeropuerto de Hama. (Reuters)
Foto del expresidente Hafez al-Assad, padre de Bachar, en el aeropuerto de Hama. (Reuters)
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Damasco ha caído en manos de los rebeldes. La madrugada del sábado, mientras miles de personas celebraban en la calle el derrocamiento de Bashar Al Asad, las fuerzas de la oposición siria han entrado en el palacio presidencial. "A los desplazados de todo el mundo, os espera una Siria libre", decía un comunicado de Hayat Tahrir Shams (HTS), el grupo islamista que también ha liderado la toma de la ciudad de Homs este sábado. En 11 días, la oposición ha dado un vuelco fulminante al mapa de Siria, y a Al-Asad le queda ahora apenas un reducto en la costa mediterránea.

El presidente ha huido del país, y el mando del Ejército sirio ha notificado hace unos instantes a los oficiales que el mandato de 24 años de Al-Asad ha terminado. Las primeras reacciones del Ejército y el Gobierno parecen, así, favorables a un traspaso de poder en Siria. El primer ministro sirio, Mohammed Al-Jalali, ha afirmado lo siguiente en un discurso hecho esta mañana: "Estamos dispuestos a cooperar con el nuevo liderazgo y a ofrecer todas las facilidades posibles".

El Mando de Operaciones Militares de la coalición de grupos islamistas y proturcos que dirige la ofensiva insurgente, envió un comunicado asegurando que Damasco, una de las ciudades más antiguas del mundo, está "libre del tirano Bashar Al Asad", mientras que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos asegura que el presidente sirio abandonó el aeropuerto de la ciudad en un avión "especial".

Una marcha imparable hacia Damasco

La noche se anunciaba larga cuando llegó el sábado a Damasco. Los vecinos de la capital siria corrieron a hacer acopio a las tiendas de una ciudad que se sabía la próxima en caer. En las casas, que solo tuvieron dos horas de electricidad ese día, las baterías de los móviles se gastaron en seguir con frenesí la noticia: las tropas de la oposición estaban a las puertas de la sede del Gobierno de Bashar Al-Asad.

Mientras los rebeldes islamistas entraban en la capital por noroeste y sur, por los barrios de Irbin y Moadamiye, también había quienes salieron a celebrar antes de la ciudad hubiera sido siquiera 'liberada', en términos de la oposición. Cientos de damasquinos tomaron las calles, arrancaron carteles de Al-Asad y derribaron estatuas del padre del presidente. Nadie sabía confirmar si Bashar había huido de Damasco, pero quien seguro no seguía allí era el Ejército leal. De hecho, según el testimonio de varios residentes, a los manifestantes se les unieron soldados de paisano que acababan de desertar. Fueron, incluso, a las cárceles de la ciudad a liberar a algunos de los 157.634 prisioneros del Gobierno que, según la Red Siria por los Derechos Humanos, siguen en el país. Varios de ellos llevaban décadas entre rejas, y cuando salieron preguntaron si era Saddam Hussein —muerto en 2006— quien los había liberado.

Parecía como si las fuerzas armadas de Al-Asad fueran a servir la ciudad en bandeja de plata a los rebeldes. Ese mismo día, el sábado, las fuerzas lideradas por la Organización por la Liberación del Levante (HTS) lograban hacerse con la ciudad de Homs, al norte de la capital, y de vital importancia estratégica por ser la única manera de conectarla con la costa mediterránea. Allí, en ciudades como Lataquia y Tartus, Al-Asad cuenta con el apoyo de la mayoría alauita —minoría religiosa de la que emana la propia dinastía— y su mayor aliada, Rusia, cuenta con una importante base naval y militar.

Con Homs fuera del control del Gobierno, los rebeldes anunciaron el sábado que el peor escenario posible para Al-Asad cobraba vida: una "etapa final" en Damasco desde el triple flanco del norte, el sur y el este. Además de las facciones de la HTS que ya acudían a la capital desde Homs, desde la frontera con Jordania e Israel se dirigían a la capital milicias del sur, en parte de la minoría drusa, que acababan de conquistar los pueblos de Suwaida y Daraa, cuna de la revolución que intentó derrocar al régimen en 2011 y que desembocó en una guerra cruenta que aún no se ha cerrado.

Foto: Rebeldes queman y rompen fotografías y estatuas del presidente destituido.

La velocidad de la ofensiva ha sido fulminante. En apenas diez días, la oposición de la HTS y una miríada de facciones locales —apoyadas en muchos casos por Turquía y otras potencias extranjeras— han conseguido dar un vuelco al mapa de Siria. De controlar una pequeña región del norte alrededor de Idlib, los rebeldes han plantado su bandera en pueblos de toda la mitad occidental del país. Además, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) lideradas por la minoría kurda han arrebatado al Ejército sirio la ciudad de Deir ez-Zor, en el este. Por el momento, Al-Asad está replegado en sus últimas posiciones de Damasco y Homs, además de la costa mediterránea.

¿Dónde están Rusia e Irán?

Si algo explica el fracaso de Al-Asad al contener la ofensiva rebelde, es la falta de capacidad de respuesta de sus mayores aliados. El mandatario había confiado durante mucho tiempo en sus socios para someter a la oposición, pero los aviones de guerra de Rusia, desgastada por la guerra en Ucrania, no están ayudando esta vez al Gobierno. Según informó el sábado Sky News Arabia, Moscú ha avisado a Damasco de que cualquier intervención sería "limitada, ya que tiene otras prioridades en este momento". Stefanie Glinski, corresponsal en Oriente Medio de Foreign Policy, aseguró la misma tarde que sus fuentes en Tartus habían visto a los barcos rusos abandonar el puerto. "Se están yendo de Siria", afirmó. El ministro ruso de Exteriores, Serguey Lavrov, ha desmentido tales afirmaciones, y ha aclarado que en su lugar "se están realizando activamente ejercicios navales en el mar Mediterráneo". Pero el caso es que no están participando en una gran contraofensiva coordinada con Damasco.

Irán, el otro gran amigo del Gobierno sirio, también ha dado señales de que la respuesta de Teherán no servirá de rescate a la capital. Abbás Araghchi, ministro de Exteriores iraní, ha apoyado este sábado una solución diplomática, e instó a "iniciar conversaciones políticas entre el Gobierno sirio y la oposición legítima". Moscú también ha suscrito calificación de la oposición como "legítima" tras una reunión trilateral entre Irán, Rusia y Turquía —principal valedora de las fuerzas rebeldes—.

placeholder Rebeldes en la ciudad de Hama. (EFE/EPA)
Rebeldes en la ciudad de Hama. (EFE/EPA)

Igual que Rusia centra toda su atención en el frente ucraniano, tanto Irán como las fuerzas del Eje de la Resistencia afín a Teherán están desbordadas por sus guerras en otros puntos de Oriente Medio. Hezbolá, que tuvo un papel primordial en su apoyo al Gobierno de Al-Asad al principio de la guerra en Siria, ha sido diezmada y descabezada en los últimos meses por Israel. El viernes envió "fuerzas de supervisión" a Homs, pero cualquier despliegue significativo correría el riesgo de exponerse a ataques aéreos israelíes o a la ruptura del alto el fuego que se acordó la semana pasada. La falta de respuesta de los aliados de Al-Ásad deja al ejército sirio desnudo ante las fuerzas de la oposición. Los avances rebeldes de esta semana han demostrado que los adiestramientos rusos de las tropas sirias durante los últimos trece años no dieron sus frutos.

Mientras tanto, desde Washington llegan mensajes contradictorios. Mientras asistía a la reapertura de Notre-Dame en París, el presidente electo Donald Trump ha calificado en X la ofensiva de “altamente coordinada”, aunque instó: “Siria es un desastre, pero no es nuestro amigo, y Estados Unidos no debe tener nada que ver con ello. Esta no es nuestra lucha. Dejemos que se desarrolle. ¡No nos involucremos”, apostilló. El mismo sábado, un funcionario estadounidense declaró al diario emiratí The National que es probable que Al-Asad forme parte de cualquier solución política en Siria. Afirmó que EEUU prevé una solución política mediada basada en la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que el Gobierno actual pueda participar para acordar una transición política.

La falta de respuesta de los aliados de Al-Asad deja al Ejército sirio desnudo ante las fuerzas de la oposición. Los acontecimientos de esta semana han demostrado que los adiestramientos rusos de las tropas sirias durante los últimos trece años no dieron sus frutos. Del otro lado, el aparato militar rebelde ha evolucionado exponencialmente desde que el acuerdo entre Ankara y Moscú aletargara el conflicto en 2020. Ahora, los blindados pesados, los aviones y la artillería puntera que la HTS ha añadido a su arsenal podrían hacer de la oposición de Al-Asad el nuevo actor no estatal mejor armado de Oriente Medio.

Damasco ha caído en manos de los rebeldes. La madrugada del sábado, mientras miles de personas celebraban en la calle el derrocamiento de Bashar Al Asad, las fuerzas de la oposición siria han entrado en el palacio presidencial. "A los desplazados de todo el mundo, os espera una Siria libre", decía un comunicado de Hayat Tahrir Shams (HTS), el grupo islamista que también ha liderado la toma de la ciudad de Homs este sábado. En 11 días, la oposición ha dado un vuelco fulminante al mapa de Siria, y a Al-Asad le queda ahora apenas un reducto en la costa mediterránea.

El presidente ha huido del país, y el mando del Ejército sirio ha notificado hace unos instantes a los oficiales que el mandato de 24 años de Al-Asad ha terminado. Las primeras reacciones del Ejército y el Gobierno parecen, así, favorables a un traspaso de poder en Siria. El primer ministro sirio, Mohammed Al-Jalali, ha afirmado lo siguiente en un discurso hecho esta mañana: "Estamos dispuestos a cooperar con el nuevo liderazgo y a ofrecer todas las facilidades posibles".

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