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Tres ministros de Defensa en 18 meses: purga sin fin en las mayores fuerzas armadas del planeta
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rematadamente mal, rematadamente bien

Tres ministros de Defensa en 18 meses: purga sin fin en las mayores fuerzas armadas del planeta

En algo más de un año, el poderoso presidente chino Xi Jinping se ha cargado a los tres máximos responsables del Ejército Popular de Liberación acusados, parece, de corrupción

Foto: Guardia de honor china. (EFE/Andres Martínez Casares)
Guardia de honor china. (EFE/Andres Martínez Casares)
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Una especie de virus político parece afectar de forma fulminante y recurrente a los ministros de Defensa en China. La escenificación de la caída en desgracia de los máximos responsables de las que aspiran a ser las mayores fuerzas militares del globo (no solo por números) empieza a ser una extraña costumbre del presidente Xi Jinping. Un patrón que se repite. Filtraciones sobre la supuesta defenestración se lanzan desde medios occidentales con escasos detalles, mientras un velo de silencio cubre todo desde Pekín. En esta ocasión ha sido el diario británico Financial Times el que desveló que el ministro Dong Jun, que venía de liderar la Marina de Guerra, está bajo investigación por supuestos cargos de corrupción.

Tras la filtración, el proceso se repite. En este caso, con alguna peculiaridad. En un primer momento, el Gobierno chino tachó la noticia de "infundada" y de "perseguir fantasmas", en palabras del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning. En las otras dos ocasiones, la respuesta fue un desapasionado "no hay comentarios". Pero en todas, el resultado final es muy parecido: el jefe de las fuerzas armadas de turno es enviado a una reserva forzosa sin que queden claros los motivos.

Que esto suceda tres veces en poco más de un año significa que algo se está haciendo rematadamente mal en Pekín y que afecta de forma directa al liderazgo del propio Xi, quien eligió personalmente a los cesados. El caso de la Defensa es especialmente sangrante, ya que China está en un caro y difícil proceso de modernización de su gigantesco aparato militar para ir cerrando la brecha de capacidades y tecnología con Estados Unidos en un momento de elevadas tensiones geopolíticas.

Pero también puede significar que algo se está haciendo rematadamente bien, usando al líder militar como un chivo expiatorio que deja clara la cero tolerancia con la corrupción y que, aquí, quien manda es uno: el presidente. Vayamos por partes.

Foto: Caza F-16V de la Fuerza Aérea de Taiwán. (Reuters/Ann Wang)

El poderoso Jun no ha vuelto a ser visto en público desde el pasado 21 de noviembre, cuando dio un discurso en un encuentro de ministros de Defensa de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. Pero luego, por sorpresa, anuló un encuentro que estaba ya pactado con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, sin que la diplomacia china diera una explicación convincente del desencuentro.

Desde esa última aparición, su agenda de pronto se desvaneció y el hermetismo de Pekín ha cubierto todo. Poco a poco, el nombre del otrora influyente militar se va difuminando. La batería de medios oficiales del Partido Comunista Chino, como el Diario del Pueblo, el Global Times o la agencia Xinhua, no han vuelto a mencionarlo desde entonces. En la política china, la primera muerte civil pasa por dejar de ser nombrado por los aparatos del partido. En ese silencio, todos entienden que el sin nombre ha caído en desgracia.

Foto: Posible aspecto del bombardero táctico 'invisible' JH-XX. (Redes sociales chinas)

Así ha pasado recientemente con toda una retahíla de altísimos cargos, incluyendo el ministro de Exteriores, Qin Gang (que muchos creían tenía cierto poder propio) o el exministro de Agricultura, Tang Renjian. Pero está siendo especialmente agudo en la cúpula de Defensa. Personajes como el poderoso Miao Hua, uno de los principales comandantes del Ejército chino, ha sido suspendido oficialmente por "graves violaciones de disciplina", según el propio Gobierno. Cuando ya la cosa se dice de manera tan explícita sueles ser porque el acusado ha sido pillado con las manos en la masa y su castigo será severo.

También cayeron hace meses el general Li Yuchao y su adjunto, responsables de la Fuerza de Misiles, y un comandante responsable de la Marina del Mar Meridional, todos miembros indispensables en la estrategia militar de Pekín en una hipotética intervención militar en Taiwán o en las aguas territoriales del llamado Mar de la China Meridional.

¿A qué manos le das las armas?

Sobre el recién descabezado Dong Jun, tan solo el periódico South China Morning Post de Hong Kong, todavía con cierta independencia en el panorama mediático chino, publicó el pasado 27 de noviembre una noticia en la que se hacía eco del rumor de su cese, pero titulaba con la versión oficial de que se trataba de noticias "infundadas". Pero las infundadas noticias, hasta la fecha, no tienen actualización y el exministro está, como poco, fundadamente desaparecido. Incluso, en la propia web del Ministerio de Defensa chino, su nombre ha sido borrado completamente. Si se mete en el buscador su referencia no aparece una sola noticia.

placeholder El (¿ex?) ministro de Defensa chino, Dong Jun, con su homólogo ruso, Andrei Belousov, en Pekín este octure. (Oficial)
El (¿ex?) ministro de Defensa chino, Dong Jun, con su homólogo ruso, Andrei Belousov, en Pekín este octure. (Oficial)

Así paso con su predecesor, Li Shangfu, también nombrado directamente por Xi, quien duró siete meses en el cargo antes de ser apartado acusado de meter las manos en la caja. Al final, acabó siendo expulsado del Partido Comunista (PCC) con una retahíla de cargos. De él, en la web del ministerio aparece una sola referencia, que es la que el pasado 27 de junio anunciaba que "El PCC expulsa al exministro de Defensa Li Shangfu". Li, a su vez, había sustituido a We Fenghe, otro que acabó fuera del PCC con una losa de cargos por corrupción.

Los tres han pasado, parece, de tener un acomodado despacho a una celda, o retiro dorado, donde Xi recluye a los que osan a retar su estricta política contra la malversación, el cohecho, el espionaje y robo. De hecho, todo lo que está sucediendo, con decenas de altos cargos siendo detenidos o despedidos por corruptelas, tiene una doble lectura para los analistas.

Por un lado, parece claro que China tiene un problema con la fiabilidad de sus altos cargos. Y, por otro, es evidente ese problema puede afectar a cualquier miembro del Partido Comunista menos a uno. El que de verdad manda y al que no le tiembla el pulso en actuar caiga quien caiga, para no caer él. Ya lo advirtió el presidente en un discurso ante los líderes militares chinos a inicios de año: "Ténganlo claro, el arma siempre debe estar en manos de aquellos que son confiables y leales al partido".

Foto: Xi Jinping. (EFE)
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Hasta la fecha, la fiabilidad de las manos que sostienen las armas es preocupante. No hay tampoco causas claras y varios analistas apuntan a que algunos de esos cargos podrían haber pasado información comprometida a gobiernos occidentales. La CIA lleva años intentando recomponer sus líneas de espionaje en China tras una enorme purga que sufrieron sus informadores a inicios de la década pasada. Y lo están intentando por todas las vías. Ni siquiera han dudado en publicar online su suculenta oferta de empleo como espía de la Casa Blanca en sus países foco de interés.

"La agencia publicó instrucciones en línea en coreano, mandarín y farsi (Corea del Norte, China e Irán), en las que detalla los pasos que pueden seguir los posibles informantes para ponerse en contacto con los servicios de inteligencia estadounidenses sin ponerse en peligro. Las instrucciones incluyen formas de ponerse en contacto con la CIA a través de su página web pública y de la darknet (red oscura), una parte de internet que protege la identidad del usuario. La CIA publicó instrucciones similares en ruso hace dos años, tras la invasión a gran escala de Ucrania lanzada por el Gobierno de Moscú", recogía Euronews el pasado octubre.

Nadie sabe si alguno de estos altos funcionarios chinos respondió o no a la jugosa oferta de empleo de la CIA. La imagen de cara al exterior es que Xi tiene un problema de recursos humanos y él es el último responsable. Pero el mundo exterior y los debates mediáticos occidentales, a China le importan poco. Lo que importa, y mucho, es el mundo interior. Ahí el mensaje es claro y rotundo: Manda Xi, y Xi es implacable con la corrupción o los que atentan contra los intereses del Partido. Y el partido es él.

Una especie de virus político parece afectar de forma fulminante y recurrente a los ministros de Defensa en China. La escenificación de la caída en desgracia de los máximos responsables de las que aspiran a ser las mayores fuerzas militares del globo (no solo por números) empieza a ser una extraña costumbre del presidente Xi Jinping. Un patrón que se repite. Filtraciones sobre la supuesta defenestración se lanzan desde medios occidentales con escasos detalles, mientras un velo de silencio cubre todo desde Pekín. En esta ocasión ha sido el diario británico Financial Times el que desveló que el ministro Dong Jun, que venía de liderar la Marina de Guerra, está bajo investigación por supuestos cargos de corrupción.

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