La guerra ya no es la misma. El mundo, tampoco: la elocuente irrelevancia del insurgente más icónico de Siria
Ya no temen al célebre Abu Tow, sino al inquietante abejorreo de los drones sobre sus cabezas. Una muestra de que el campo de batalla sirio ya no es el mismo al de hace 13 años. El tablero geopolítico, tampoco
Estos días fue noticia entre los más cafeteros de la información de conflictos que el célebre soldado de élite sirio Suhail al-Hamood regresaba a su tierra para unirse la inesperada reactivación de los insurgentes contra el régimen de Bashar Al-Asad. Apodado Abu Tow por su letal manejo de esta arma antitanque norteamericana, se hizo célebre por los videos que lo mostraban, tranquilo y cigarrillo en ristre, reventando con precisión cirujana carros de combate, blindados y transportes de todo tipo. Una efectividad avalada por más de un centenar de bajas confirmadas.
Su rostro picassiano se hizo habitual en medios y redes como símbolo de la resistencia; y llegó un punto —cuenta la leyenda urbana (o la propaganda)— que la mera presencia en el campo de batalla inspiraba terror entre las filas acorazadas del enemigo.
Pero esos tiempos quedaron atrás. Lo que asusta estos días a las tropas de Damasco en la sorprendente ofensiva de los extremistas no el tino de este corpulento soldado, sino el permanente e inquietante abejorreo de los drones sobre sus cabezas. Aparatos no tripulados que pueden reconocen el terreno o caer en picado contra tropas, objetivos estratégicos y altos mandos. Una muestra de que el campo de batalla sirio ya no es el mismo al de hace 13 años. El tablero geopolítico, tampoco.
Ebu tow
— سهيل أبو التاوو (@suheilhammoud) April 11, 2021
"2014"
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Porque la puntería de al-Hamood no evitó que los heterogéneos rebeldes fueran arrinconados en la remota región de Idlib por las tropas nacionales sirias, con respaldo militar, financiero y político de Rusia, Irán y sus proxies. Con el conflicto sirio estancado, Abu Tow se ofreció a ayudar a Ucrania cuando Rusia lazó su invasión a gran escala en febrero de 2022. No está claro su periplo en el país europeo. Según imágenes publicadas en sus redes sociales, al menos en marzo de 2023 habría sido desplegado en alguno de los 1.000 kilómetros de frente activo con su emblemático BGM-71 TOW.
Y allí estaba hasta que, el miércoles 27 de noviembre, la guerra civil siria salía repentinamente del sueño de los justos en el que dormitaba desde hacía casi un lustro. El contragolpe de las fuerzas anti-Asad, liderados por los islamistas, sorprendió a propios y extraños. Sucedió, ¿casualidad?, el mismo día que comenzaba el alto al fuego entre Israel y Hezbolá, en el vecino Líbano.
En pocos días, avanzaron rápidamente y lograron reconquistar durante el fin de semana Alepo, la segunda mayor ciudad del país y una urbe que nunca llegó a estar completamente fuera del control del régimen en más de una década. Docenas de localidades y pueblos que llevaban varios años bajo control del gobierno cambiaron de manos de un día para otro. Nadie avisó a Abu Tow, ni falta que hacía. Él simboliza una guerra que ya no existe.
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— سهيل أبو التاوو (@suheilhammoud) March 21, 2023
“El HTS (Hayat Tahrir al-Sham u Organización para la Liberación de Levante) y su líder Abu Mohammed al-Jolani se han estado preparando mucho tiempo para este momento, consolidando su control sobre las otras facciones rebeldes rivales y profesionalizando sus operaciones mediante el establecimiento de instituciones en sus áreas de influencia, como la academia militar y el Gobierno de Salvación Sirio. La debilidad del régimen de Al-Asad y unos aliados bajo demasiada presión han ayudado a los rebeldes y sus aliados a aprovechar el momento para una ofensiva relámpago", explica Broderick McDonald, investigador asociado del Kings College London, a El Confidencial.
El próximo foco de combates
El miércoles, las tropas rebeldes ya batallaban en las afueras de la central ciudad de Hama, unos 200 kilómetros al norte de Damasco, ampliando la bolsa de resistencia que crece en el noroeste del país. Esta ciudad tiene un peso estratégico propio, ya que su caída podría poner en riesgo la ruta de suministro que utiliza Irán para llevar armas desde su territorio hasta la guerrilla libanesa de Hezbolá.
Allí, el HTS asegura haber tomado el control de una de las mayores bases militares del gobierno (la Academia Militar Al-Mujanzarat) y otras instalaciones. Las fuerzas gubernamentales informan del bombardeo de posiciones enemigas con artillería y misiles, dejando más de 300 bajas y 25 drones derribados. También medios oficiales reportan bombardeos de aviones rusos y sirios sobre posiciones enemigas.
"(Los rebeldes) han rodeado la ciudad de Hama desde tres lados y están ahora presentes a una distancia de 3 o 4 kilómetros del centro", dijo el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo de análisis con base en Reino Unido que sigue el devenir del conflicto con una red de contactos en siria. "La única salida para las tropas gubernamentales es en dirección a Homs, al sur", agregó en su informe, en el que estima más de 700 muertos, incluyendo un centenar de civiles, en esta semana de combates.
Las fuerzas leales a Al-Asad están recomponiéndose de la sorpresa inicial y, según autoridades y observadores, se preparan para hacer frente al avance rival en Hama. Docenas de camiones con blindados, municiones y efectivos han salido rumbo a la ciudad en las últimas 48 horas.
Sin embargo, analistas militares consideran que estas tropas están debilitadas tras años de frentes congelados, desmoralizadas por la situación económica del país y con pocos incentivos para ofrecer resistencia. Una suerte de escenario afgano donde, sin un claro respaldo exterior, las líneas corren el riesgo de colapsar. Por eso, los rebeldes están tratando de abrir varios frentes simultáneos, incluyendo el decisivo, dividido y disputado noreste de la nación.
Muestra del momento crítico que viven las fuerzas armadas sirias, el mandatario ha ordenado una subida de salario del 50%, aunque los expertos dudan del éxito de esta medida en un tropa conformada, en gran parte, por reclutas con poca experiencia y escasa remuneración. Muchos de ellos simplemente huyeron ante el avance de los más organizados combatientes del HTS, dejando atrás un valioso arsenal de tanques, artillería e incluso algún caza de combate.
Otro nivel
Todavía no está claro el potencial alcance de esta ofensiva. Cuánto territorio podrán ocupar de forma efectiva y cuánto tiempo podrán mantenerlo. Hay demasiados incógnitas en esta incipiente nueva fase de una guerra civil que la comunidad internacional daba por finiquitada. Pero hay algunos indicios, bélicos y geopolíticos, de que el HTS podría llegar desafiar el statu quo imperante desde 2020 con beneplácito de Rusia y Turquía. Y mucho tiene que ver con los drones que, si bien han estado presentes de forma testimonial desde los orígenes del conflicto, llegan ahora al campo de batalla con un poder disruptor impensable entonces.
"Los rebeldes han utilizado drones kamikazes producidos en su territorio de forma casi industrial para atacar objetivos estratégicos y de alto valor, como posiciones elevadas de artillería, tanques, transportes blindados. La unidad del HTS especializada en drones (Brigadas Shaheen o Halcón) también han utilizado drones para atacar a altos mandos militares del régimen en Alepo y Hama para distorsionar la cadena de mando en el Ejército Árabe Sirio y crear confusión antes de la llegada de sus tropas terrestres", apunta McDonald, especializado en grupos radicales.
"El HTS ha pasado los últimos cinco años construyendo y profesionalizando sus fuerzas con unidades militares especializadas y una academia militar en Idlib. Se han convertido en un grupo bien organizado y cohesionado tras consolidar sistemáticamente otros grupos rebeldes que amenazaban su posición", agrega el analista.
Arma estratégica vs arma del terror
Los drones vienen a suplir algunas de las ventajas estratégicas que te da una aviación de combate, especialmente atacar profundo y con precisión detrás de líneas enemigas. Los vehículos no tripulados han alcanzado una primera madurez militar operativa en la guerra de Ucrania. Allí han mostrado sus capacidades en tareas de reconocimiento e inteligencia, para guiar misiles y artillería de precisión, o como armas efectivas para atacar posiciones enemigas, tanto concentración de efectivos como neutralizar millonarios equipos militares por una fracción del coste.
"El régmien de Asad lleva utilizando drones al menos desde 2023, pero como una suerte de arma de terror contra civiles, no para atacar contra objetivos estratégicos o como parte de una operación militar. Los rebeldes sirios sí que emplean una doctrina de combate que se asemeja más a la ucraniana: para cubrir sus avances, para atacar más allá de la línea de visión y en retaguardia, refuerzos, vehículos ligeros, infraestructuras, municiones y objetivos lo más pesados posibles", comenta Joaquín Garrido, divulgador especializado en la cuenta Drones de Guerra.
Los insurgentes estarían produciendo estos aparatos de forma masiva en pequeños talleres seguros en su territorio. La mayoría de diseños son ingeniería inversa de drones rusos, sirios e incluso iraníes. Otros son modificaciones de drones comerciales y utilizan impresoras 3D para fabricar las partes que no pueden comprar. Los operadores se entrenan con juegos, simuladores y tutoriales, y han asumido algunas doctrinas de adiestramiento occidentales. También hay reportes del uso de drones más grandes, incluyendo algún modelo turbohélice como el Halcón, con capacidad para llevar cargas explosivas más poderosas.
"El uso de drones, sobre todo los FPV, porque las tácticas de estos grupos suelen ser lo que llamamos ataques ligeros. Son avances rápidos con vehículos ligeros e infantería armada con ametralladoras, sistemas antitanque y morteros que buscan atravesar las líneas enemigas a toda velocidad y generar caos entre fuerzas lentas o atrincheradas en posiciones estáticas. El HTS ha combinado todo esto con un efecto devastador", agrega Garrido.
Un zumbido en el tronar bélico
Si la incertidumbre arrecia dentro de Siria, también lo hace fuera. Lo que le faltaba al inestable teatro de operaciones de Oriente Medio era que se reavivara un conflicto que dio lugar a algunas de las alianzas más inesperadas del siglo XXI. Pero si en 2015, la guerra que derivó de la primavera árabe siria copaba las agendas políticas y titulares mediáticos, hoy apenas hace ruido en el tronar bélico global. Por el momento.
"Ninguna de las potencias clave en el conflicto parecen interesadas en una escalda. Este es un frente que a Putin no le interesa nada que cobre fuerza. Tampoco a Erdoğan. Por eso ya vemos conversaciones entre rusos y turcos. Ambos parecen decididos a intentar no alimentar el conflicto. Irán y sus proxies, aunque se vean amenazados, tampoco están en su mejor momento para mover ficha y no parece que la nueva administración Trump vaya a tener a Siria en el foco", resume Javier Jordán, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada y director de la publicación Global Strategy sobre estudios estratégicos, a El Confidencial.
"Así que lo más preocupante es qué hará el gobierno de Netanyahu y cómo va a utilizar la llegada de Trump. En su momento, con todos sus defectos, Biden trató de controlar a los israelíes y ejercieron mucha presión para evitar una escalada con Irán. Ahora habrá que ver si EEUU es capaz, y quiere, controlar a Israel, que puede ver esto como una oportunidad para acabar con Teherán. Dejarlos de una vez por todas fuera de juego", agrega el analista.
Estos días fue noticia entre los más cafeteros de la información de conflictos que el célebre soldado de élite sirio Suhail al-Hamood regresaba a su tierra para unirse la inesperada reactivación de los insurgentes contra el régimen de Bashar Al-Asad. Apodado Abu Tow por su letal manejo de esta arma antitanque norteamericana, se hizo célebre por los videos que lo mostraban, tranquilo y cigarrillo en ristre, reventando con precisión cirujana carros de combate, blindados y transportes de todo tipo. Una efectividad avalada por más de un centenar de bajas confirmadas.
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