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Seis horas de tragicomedia coreana: todo lo que hay detrás del autogolpe fallido en Corea del Sur
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Un drama de telenovela

Seis horas de tragicomedia coreana: todo lo que hay detrás del autogolpe fallido en Corea del Sur

Este miércoles, las formaciones de la oposición han presentado una moción parlamentaria para la destitución del presidente. Por su parte, el ministro de Defensa ha ofrecido su dimisión para "asumir la responsabilidad"

Foto: Soldados son rechazados con extintores en el edificio principal de la Asamblea Nacional en Seúl. (Reuters/Yonhap)
Soldados son rechazados con extintores en el edificio principal de la Asamblea Nacional en Seúl. (Reuters/Yonhap)
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Malos momentos para vivir en Corea del Sur. Un día te dispones a ir a la cama pensando que vives en una democracia asentada —la número 22 del mundo, según The Economist, un puesto por encima de España— y, mientras te estás lavando los dientes, el presidente de tu país decide intentar un autogolpe de Estado.

La maniobra pilló al país —y al planeta— entero por sorpresa. En una emisión televisiva en directo a las 10:30 de la noche, el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, declaró la ley marcial por primera vez en más de cuatro décadas. Describiendo el Parlamento controlado por la oposición como "un monstruo", "una fuerza anti-estatal pro Corea del Norte" y "una guarida de criminales" que estaría intentando "paralizar el sistema de administración judicial del país mediante una dictadura legislativa", el mandatario, en esencia, intentó hacerse con el control total del país.

Poco después de su discurso, el recién formado Comando de la Ley Marcial de Corea del Sur anunció medidas drásticas para "proteger la democracia liberal" frente a las "fuerzas antiestatales". Con efecto inmediato, quedó prohibida toda actividad política, incluyendo la de los diputados de la Asamblea Nacional, los consejos locales, los partidos y las asociaciones políticas, así como cualquier manifestación o concentración. También se estableció un control gubernamental absoluto sobre los medios de comunicación y publicaciones, además de penalizar "la difusión de noticias falsas" y cualquier intento de "manipular la opinión pública o cuestionar el sistema democrático".

Rápidamente, unidades del ejército y la policía rodearon la sede de la Asamblea Nacional en Seúl. Sin embargo, al menos 190 diputados, de un total de 300, lograron ingresar al edificio entre los llamados de la práctica totalidad de la oposición —algunos, ayudados a saltar las vallas externas por las multitudes que pronto se congregaron— a rechazar la medida. Allí, los legisladores votaron de forma unánime —e incluso del propio líder del Partido del Poder Popular, al que pertenece el presidente— a favor de solicitar el fin de la ley marcial, lo que, según el artículo 77 de la Constitución surcoreana, obligaría al mandatario a levantarla.

Foto: El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol. (Dpa)

A lo largo de estas seis confusas horas en las que Corea del Sur revivió de nuevo sus años de dictadura, se vieron escenas más propias de una de las famosas telenovelas coreanas que de un país que se encuentra en medio de un autogolpe de Estado. El líder del opositor Partido Democrático —que fue apuñalado en el cuello el año pasado— retransmitió en vivo a través de YouTube cómo escalaba la valla para ingresar a la Asamblea Nacional; varios legisladores erigieron barricadas dentro del edificio con sillas, armarios y otros muebles; las fuerzas de seguridad que intentaban acceder a la sede fueron rechazadas por el personal a base de chorrazos de extintor; una de las diputadas fue grabada zarandeando a uno de los militares y agarrando su fusil por el cañón.

La incertidumbre se extendió durante las tres horas posteriores en las que Yoon permaneció en silencio. Durante este tiempo, el ejército surcoreano declaró que mantendría la vigencia de la ley marcial hasta que no fuera formalmente levantada por el presidente. Para las 3:00 de la madrugada, las protestas pacíficas y espontáneas habían crecido de forma notable, desbordando las inmediaciones de la Asamblea Nacional y extendiéndose hacia las calles adyacentes de Yeouido, la isla ubicada en el centro de Seúl donde se encuentra el complejo legislativo. Miles de manifestantes llenaron un tramo de una carretera de ocho carriles, coreando consignas que exigían la detención del mandatario.

Finalmente, Yoon cedió. En torno a las 4:30 de la madrugada, el presidente anunció que pondría fin a la ley marcial tan pronto como pudiera reunir a su gabinete. También aprovechó su comunicado para lanzar un último ataque hacia los legisladores: "Hago un llamado a la Asamblea Nacional para que detenga de inmediato el comportamiento escandaloso que está paralizando el funcionamiento del país con destituciones, manipulaciones legislativas y presupuestarias". El drama, de principio a fin, duró exactamente 6 horas.

El futuro del presidente tras esta apuesta fallida no es muy halagador. Celeste Arrington, directora del Instituto GW para Estudios Coreanos (GWIKS), vaticinó que el intento de autogolpe "podría terminar con la presidencia (de Yoon), aunque este será proceso complicado". En entrevista con El Confidencial, Arrington afirmó que la crisis confirma los temores sobre las inclinaciones autocráticas del presidente y su disposición a utilizar la amenaza de Corea del Norte como justificación para hacerse con el control del país. “Sea cual sea el desenlace, esto llevará al colapso del partido conservador, algunos de cuyos miembros votaron en contra de la decisión del presidente”, afirmó.

De hecho, esta mañana de miércoles, la principal fuerza opositora de Corea del Sur, el Partido Demócrata (PD), y otras cinco formaciones han presentado una moción parlamentaria para la destitución del presidente Yoon Suk-yeol, después de que el mandatario viera revocada la ley marcial que declaró en la víspera. Las seis formaciones iniciaron así el proceso parlamentario que podría desembocar en la suspensión del ejercicio del poder del mandatario, cuyo partido gobierna en minoría, y con su figura sometida a un enorme desgaste tras recurrir a la ley marcial para proteger el "orden constitucional" contra actividades "anti-estatales" y "fuerzas pronorcoreanas", según dijo.

Por su parte, el ministro de Defensa de Corea del Sur, Kim Yong-hyun, ha ofrecido su dimisión y ha pedido disculpas a los surcoreanos "por causar confusión y preocupación" con la aplicación de la ley marcial. El hasta ahora ministro de Defensa se ha mostrado dispuesto a "asumir la responsabilidad por todos los asuntos relacionados con la ley marcial", a través de un comunicado publicado por el Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano.

Un presidente impopular

Desde su estrechísima victoria electoral en 2022, la gestión de Yoon ha estado marcada por una serie de controversias y enfrentamientos políticos que han provocado un derrumbe en su popularidad. Tras asumir el cargo con un índice de aprobación del 53%, ha visto caer su apoyo hasta el 19%, según las últimas encuestas. Uno de los factores que más ha contribuido a su impopularidad es su gestión del sistema de salud, con múltiples huelgas masivas de doctores y estudiantes de medicina que han constreñido la capacidad de los hospitales.

Paralelamente, las acusaciones de censura a los medios han empañado la imagen de Yoon. Desde el inicio de su mandato, el presidente ha enfrentado críticas por restringir el acceso de periodistas y por las supuestas represalias contra medios que han publicado informes críticos sobre su gobierno o su familia. Estas medidas han llevado a Corea del Sur a caer del puesto 42 al 67 en el Índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras.

Foto: Fans del grupo coreano de K-pop BTS. (EFE/Julien Mattia)

Las elecciones legislativas del pasado mes de abril trajeron consigo una mayoría parlamentaria opositora liderada por el Partido Democrático, lo que marcó el inicio de un bloqueo casi total a la agenda de Yoon. Al mismo tiempo, la Asamblea Nacional ha impulsado leyes que el presidente ha vetado sistemáticamente, convirtiéndose en el mandatario con más vetos en la historia reciente de Corea del Sur. "Los legisladores y el presidente estaban enfrentados por el presupuesto gubernamental y por los repetidos intentos de la oposición de destituir a figuras clave del gobierno", recuerda Arrington.

El choque entre el poder Ejecutivo y Legislativo se agravó por varios escándalos que salpican a la primera dama, desde la aceptación de lujosos regalos —como un bolso de la marca Dior— hasta acusaciones de manipulación de acciones. Aunque el presidente intentó contener el daño con una disculpa pública en televisión y la promesa de supervisar las actividades de su esposa, su negativa a permitir una investigación independiente solo exacerbó las tensiones. Esto impulsó a la oposición a impulsar la destitución de figuras clave de su gabinete, como el jefe de la agencia de auditoría, acusado de encubrir las irregularidades.

¿Qué pinta Corea del Norte en todo esto?

Para justificar la ley marcial, el presidente intentó vincular a la oposición con Corea del Norte, el país con el que comparte la península y con el que, técnicamente, lleva en guerra desde 1950. "Declaro la ley marcial de emergencia para defender a la libre República de Corea de las amenazas de las fuerzas comunistas norcoreanas y para erradicar a las desvergonzadas fuerzas pro-norcoreanas y antiestatales que están saqueando la libertad y la felicidad de nuestro pueblo", aseveró Yoon en su discurso. Sin embargo, el truco dialéctico no resultó muy convincente.

Foto: Kim Jong-Un habla durante un evento en Corea del Norte. (Reuters)

Yoon ha adoptado una línea dura frente a Corea del Norte, alejándose de las políticas conciliadoras de su predecesor liberal, Moon Jae-in, quien priorizó el diálogo con Pyongyang. Como consecuencia, las tensiones en la península coreana se han intensificado. El régimen de Kim Jong-un ha anulado oficialmente su política de reconciliación, vigente durante décadas, destruido infraestructuras clave de transporte hacia el sur y lanzado miles de globos con basura hacia territorio surcoreano. Por su parte, el gobierno de Yoon ha respondido enviando propaganda anti-régimen hacia el otro lado del paralelo 38 que divide a ambas naciones.

"No es la primera vez que Yoon, que utiliza en general un discurso muy beligerante [en muchos aspectos: llegó al poder prometiendo declarar la guerra al feminismo], acusa a la oposición de ser pro Corea del Norte", explica por su parte Ainhoa Urquia Asensio, profesora en el Área de Asia Oriental de la Universidad Complutense de Madrid. "Pero nunca, por supuesto, a este nivel", añade. Por sus propias particularidades históricas, habiendo pasado por una brutal dictadura, el vecino comunista y la innegable influencia cultural y económica de Estados Unidos, incluso los partidos que se autodenominarían de izquierdas lo son de una manera muy limitada.

Una huida al precipicio

Esa misma historia salió a relucir en los gritos de los surcoreanos que acudieron a la sede de la Asamblea Nacional a protestar contra la medida del presidente. "Los surcoreanos estaban absolutamente en shock: al utilizar para el curso político natural —el Parlamento había rechazado los presupuestos del gobierno— una herramienta que no está libre de una carga histórica, era inevitable que se produjeran asociaciones con el espacio pre democrático más traumático de la historia reciente de Corea del Sur", añade Urquia Asensio. Muchos de los manifestantes acabaron gritando "¡que arresten a Yoon!"

Según la Constitución coreana, el presidente tiene la potestad para declarar la ley marcial cuando sea "necesario para responder a necesidades militares o mantener la paz y el orden público, o emergencia nacional equivalente". Parece difícil de ver esa emergencia nacional en la actual declaración de estado marcial. La última vez que se impuso fue en 1980, todavía durante la dictadura surcoreana de Chun Doo-hwan. En aquel entonces, un alzamiento popular en la ciudad de Gwangju y la posterior represión del Ejército dejó varios centenares de muertos.

Pero ni los escándalos con la primera dama, ni unos presupuestos bloqueados, ni siquiera la personalidad política de un Yoon combativo y sin miedo "a eliminar los ministerios que sea necesario" (como el de la Mujer) pudo haber dado la pista de que se llegaría a este punto: uno en el que la querencia democrática Corea del Sur se tambaleó. Matar moscas a cañonazos. Un terrible error de cálculo. Una huida hacia adelante que se convierte en un paso al precipicio. Una tragedia coreana pero con final feliz:

"El tiempo [apenas seis horas de la noche de ayer martes] ha demostrado la fuerza de la democracia en Corea, que se ganó con esfuerzo a lo largo de décadas de movilización ciudadana y compromisos de las élites moderadas", sostiene Arrington. Pero también muestra lo frágil que es esa democracia, y cómo la decisión de un solo hombre puede hacerte cruzar de "democracia plena" a "autocracia".

Malos momentos para vivir en Corea del Sur. Un día te dispones a ir a la cama pensando que vives en una democracia asentada —la número 22 del mundo, según The Economist, un puesto por encima de España— y, mientras te estás lavando los dientes, el presidente de tu país decide intentar un autogolpe de Estado.

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