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La 'paz de Trump' para Ucrania, el elefante en la habitación de la OTAN
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Un plan que aún no se conoce

La 'paz de Trump' para Ucrania, el elefante en la habitación de la OTAN

Los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN, reunidos esta semana en Bruselas, han debatido el apoyo a Ucrania con la sombra del posible pero desconocido plan de paz de Trump

Foto: Un grupo de personas llega a la Torre Trump para participar en una protesta con motivo de la proximidad del milésimo día de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia. (REUTERS/Eduardo Munoz)
Un grupo de personas llega a la Torre Trump para participar en una protesta con motivo de la proximidad del milésimo día de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia. (REUTERS/Eduardo Munoz)
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Es demasiado pronto para especular, para hablar de nada concreto. Se ha rumoreado mucho, se ha hablado durante mucho tiempo, pero ahora, con la victoria definitiva de Donald Trump en las elecciones americanas de noviembre, toca actuar con cautela. Al menos esa es la línea a la que señalan fuentes aliadas. Pero cuando los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN se han reunido este martes y miércoles en Bruselas, el asunto de la paz en Ucrania ha sido el gran elefante en la habitación. Toda la discusión sigue yendo sobre de qué manera seguir asistiendo a Kiev, pero con un ojo puesto en la voluntad expresada por el presidente electo de Estados Unidos de terminar con la guerra.

Con Ucrania en una situación muy delicada sobre el terreno y con las fuerzas rusas ahora en un buen momento, desde Kiev se han redoblado esfuerzos por lanzar un mensaje claro a Bruselas y Washington: la mejor manera de reforzar la situación de Ucrania y de permitir que llegue en una posición de fuerza a las negociaciones de paz es ofreciéndole una invitación para ingresar en la OTAN, incluso si por el momento Kiev no entra en el club. Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, lleva semanas presionando a los líderes occidentales con esta idea, pero la reunión de ministros de Exteriores de la Alianza ha vuelto a mostrar que ese escenario está descartado. Ahora toca esperar y ver qué hace la nueva administración americana.

Foto: Reunión entre Trump y Putin en Helsinki.

“Todo lo que se diga por el momento son especulaciones”, explicaba a principios de esta semana una fuente aliada, justo en un momento en el que precisamente se están empezando a decir muchas cosas. Nadie duda de que Trump va a intentarlo. Lo que nadie tiene del todo claro es cómo, y desde la Alianza, se trata de advertir de los riesgos que representa para la seguridad de Estados Unidos el forzar una mala paz para Ucrania. El nombramiento de Keith Kellogg como enviado especial para el conflicto ha generado algunas expectativas positivas, pero la realidad es que, como explican las fuentes, desde que ganó las elecciones el presidente electo todavía no ha dado señales de en qué dirección va a moverse en la guerra.

El objetivo de la OTAN es que Trump entienda que lo que hay en juego en Ucrania también son los intereses americanos, y parte de ello, confían, se conseguirá explicando la implicación de sus enemigos más claros en el conflicto: China y Corea del Norte. “No podemos tener una situación en la que Kim Jong Un, el líder ruso, Xi Jinping e Irán se den la mano por haber llegado a un acuerdo que no es bueno para Ucrania, porque a largo plazo será una grave amenaza para la seguridad no solo de Europa, sino también de Estados Unidos”, ha explicado este martes Mark Rutte, secretario general de la OTAN.

La solución RFA

Parte de las especulaciones tienen que ver con la forma que puede tomar una supuesta paz. Desde hace ya muchas semanas se habla de un “modelo alemán” para Ucrania, en el que Kiev cede territorio en el este a Rusia, pero sin renunciar a él, a cambio de que occidente ofrezca garantías de seguridad. Para los ucranianos, esas garantías solamente pueden significar una cosa: que el resto del país que no quede ocupado por fuerzas rusas ingrese en la OTAN. Ese es el mensaje que defienden también sus principales aliados. Este martes, en una entrevista con el portal europeo Politico, Margus Tsahkna, ministro de Exteriores de Estonia, ha explicado que “la única garantía de seguridad operativa para Ucrania es el ingreso en la OTAN”.

El “modelo alemán” hace referencia al ingreso de la República Federal de Alemania en la OTAN en 1955, algo que ocurrió a pesar (y precisamente por ello) de la existencia de la República Democrática de Alemania. Durante las siguientes décadas, Alemania Occidental sería una de las principales fronteras de la Guerra Fría.

A Rutte le irrita que haya tanta especulación y los aliados no se centren en una sola cosa: enviar armamento a Ucrania. “Todo el tiempo que se dedica a reflexionar sobre lo que podría ocurrir a continuación no se está dedicando a asegurarse que se destina la mayor parte de la ayuda militar a Ucrania”, ha señalado el secretario general en una entrevista con el diario británico Financial Times, aunque el holandés admite que no puede “obligar a los miembros a discutir o dejar de discutir nada”. “Hablen de lo que quieran hablar. Pero el principal objetivo que tenemos es asegurarnos de que (Volodimir) Zelenski (presidente de Ucrania) pueda iniciar esas conversaciones desde una posición de fuerza”, añadió Rutte.

Foto: Foto de archivo del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, junto al entonces presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Carlos Barria)

El ingreso de Ucrania en la OTAN plantea muchas dificultades y los americanos, incluso bajo la actual administración del demócrata Joe Biden, no se han movido de posición: se oponen a ello. Tras entrevistas con personajes clave que rodean al presidente electo, incluido Kellogg, Reuters considera que la opción de una invitación a la OTAN está totalmente fuera de la mesa. La entrada en el club significaría que con un ataque ruso sobre Ucrania, el país podría solicitar la activación del artículo 5 del Tratado de Washington, la cláusula de defensa colectiva de la alianza militar.

Ucrania ya tiene una promesa por parte de los líderes de que en algún momento será miembro de la OTAN, pero los aliados han sido intencionadamente vagos al respecto. La cumbre de Vilna (Lituania) giró durante horas alrededor de la fórmula que finalmente se adoptó, que fue que Ucrania sería invitada cuando se dieran las condiciones adecuadas. En la cumbre de Washington, los aliados dieron un paso más, hablando de un proceso “irreversible”, pero siguieron evitando ser claros sobre tiempos y forma: “Mientras Ucrania prosigue esta labor vital, nosotros seguiremos apoyándola en su camino irreversible hacia la plena integración euroatlántica, incluyendo el ingreso en la OTAN. Reafirmamos que estaremos en condiciones de cursar una invitación a Ucrania para que se incorpore a la Alianza cuando los Aliados estén de acuerdo y se cumplan las condiciones”.

Baiba Braže, ministra de Exteriores letona, explicaba este martes en declaraciones a Reuters que ya existe ese acuerdo sobre que algún día Ucrania será miembro de la OTAN, pero que “todos los aliados, actualmente, todo el mundo está esperando a que la nueva administración estadounidense empiece a trabajar, así que creo que es un aspecto que, se diga o no, es una realidad”. Toca esperar y ver qué ocurre en la nueva era Trump.

Es demasiado pronto para especular, para hablar de nada concreto. Se ha rumoreado mucho, se ha hablado durante mucho tiempo, pero ahora, con la victoria definitiva de Donald Trump en las elecciones americanas de noviembre, toca actuar con cautela. Al menos esa es la línea a la que señalan fuentes aliadas. Pero cuando los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN se han reunido este martes y miércoles en Bruselas, el asunto de la paz en Ucrania ha sido el gran elefante en la habitación. Toda la discusión sigue yendo sobre de qué manera seguir asistiendo a Kiev, pero con un ojo puesto en la voluntad expresada por el presidente electo de Estados Unidos de terminar con la guerra.

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