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Resistencia estratégica: asegurar la paz en Ucrania equilibrando los intereses europeos
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División en la UE ante el apoyo a Ucrania

Resistencia estratégica: asegurar la paz en Ucrania equilibrando los intereses europeos

Los Estados miembros de la UE parecen paralizados ante la posibilidad de una negociación de paz apresurada en Ucrania y el fin de la asistencia militar estadounidense

Foto: Velas encendidas con la forma del mapa de Ucrania en la Plaza de la Libertad. (Dano Veselský/TASR)
Velas encendidas con la forma del mapa de Ucrania en la Plaza de la Libertad. (Dano Veselský/TASR)

El conflicto en Ucrania está en un punto crítico. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, planea resolver la guerra "en 24 horas", pero carece de un plan claro, y su éxito depende de que ambas partes estén dispuestas a comprometerse, algo poco probable en esta etapa. La postura de Ucrania sobre el resultado de la guerra ha cambiado, priorizando ahora la diplomacia como una forma de ponerle fin. Sin embargo, esto requeriría recursos para lograr éxitos militares significativos o, al menos, resistir en el campo de batalla. Por su parte, el Kremlin sigue luchando por una victoria completa. Su objetivo es apoderarse de más territorio ucraniano del que controla actualmente, mientras finge estar abierto a negociaciones que dependerían de que Ucrania renuncie a su soberanía y reconozca las anexiones rusas.

Los Estados miembros de la UE parecen paralizados ante la posibilidad de una negociación de paz apresurada en Ucrania y el fin de la asistencia militar estadounidense. Desde la invasión, prometieron apoyar a Kiev "todo el tiempo que sea necesario" porque parecía lo correcto, pero sin considerar las implicaciones estratégicas. Ahora, algunos europeos pueden estar cambiando de una postura ética (“defender una democracia europea contra un agresor autocrático brutal”) a otra (“promover la paz”), nuevamente sin considerar sus propios intereses estratégicos. Esto corre el riesgo de dejar a los europeos ausentes de las conversaciones que darán forma al futuro de su seguridad. Aunque parece ético dejar que los ucranianos definan los términos de la negociación, el resultado podría chocar con los intereses de seguridad más amplios de la UE.

A pesar de una unidad notable desde 2022, los europeos se están dividiendo rápidamente sobre Ucrania. Algunos, principalmente en el norte y este de Europa, insisten en que el destino de Ucrania es "existencial", mientras que otros podrían estar dispuestos a comprometerse para cesar las hostilidades. Ya en la primavera de 2024, encuestas del ECFR identificaron que estos debates también existen entre el público europeo. Por lo tanto, es crucial reconocer estas diferencias y esforzarse por mantener un enfoque cohesivo mientras el conflicto entra en una nueva fase.

Foto: Ataque de las fuerzas rusas en Odesa, el 25 de noviembre. (Reuters/Nina Liashonok)

Los ucranianos están librando una guerra en su propio suelo, defendiendo su existencia misma. Deberían tener el poder de determinar el momento y las condiciones de las negociaciones de alto el fuego con Rusia. Sin embargo, es importante que otros europeos reconozcan que también tienen sus propios intereses y pueden desempeñar un papel en la consecución del mejor resultado posible. Este resultado debe garantizar la seguridad y estabilidad no solo de Ucrania, sino también de Europa en su conjunto.

Hay tres preguntas fundamentales e interconectadas que los europeos deben responder, preferiblemente de manera conjunta:

1. ¿Cuáles son los intereses clave de seguridad europea en una Europa posterior a la guerra en Ucrania?

Independientemente del resultado en Ucrania, Rusia probablemente seguirá siendo un desafío para la seguridad europea en los próximos años, y los pilares de la arquitectura de seguridad europea de la posguerra fría no se restaurarán. Rusia continuará representando una amenaza directa o indirecta para Europa en múltiples áreas, desde el Ártico y el "alto norte" europeo hasta el Báltico y el Mar Negro. También ejercerá presión en el espacio postsoviético, desde Bielorrusia hasta Moldavia y desde Ucrania hasta el Cáucaso Sur. Sus tácticas híbridas por debajo del umbral de un conflicto importante, como los ciberataques, la interferencia en elecciones y el sabotaje de infraestructuras, seguirán expandiéndose.

Además, expertos militares señalan que Rusia podría reconstruir sus fuerzas terrestres y capacidades ofensivas convencionales en cinco a siete años. Una Rusia que controle una parte del territorio ucraniano y haya movilizado a Bielorrusia para albergar tropas y misiles nucleares será más amenazante que en cualquier otro momento desde el fin de la Guerra Fría. En este contexto desfavorable, los europeos deben identificar estas amenazas y encontrar formas de enfrentarlas, lo que podría incluir respuestas militares y mecanismos de transparencia o desescalada.

Foto: El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. (EFE/Sergey Dolzhenko)

2. ¿Cómo puede un acuerdo de paz garantizar la seguridad y estabilidad duraderas de Ucrania?

Esta discusión se centra en el tipo de garantías de seguridad necesarias para establecer una paz duradera que esté alineada con los intereses europeos en Ucrania. Hay varios aspectos complejos que considerar. Uno de ellos es garantizar que cualquier acuerdo futuro sea aceptado por el público ucraniano y no provoque inestabilidad interna. Otro es proporcionar suficiente seguridad para que los refugiados ucranianos puedan regresar y contribuir a la reconstrucción del país, evitando una nueva emigración una vez que se levante la ley marcial. Por último, Kiev necesitará atraer inversiones para reconstruir el país, mejorar sus capacidades militares e industriales, y desarrollar su economía fabricando la mayoría de lo necesario para su propia defensa.

En última instancia, la pregunta principal es qué tipo de garantías de seguridad pueden ofrecer los socios de Ucrania más allá de los acuerdos bilaterales firmados tras la cumbre de la OTAN en Vilna en 2023. Solo garantías de seguridad sólidas y creíbles pueden asegurar que Rusia no inicie una nueva guerra en unos años y motivar a los ucranianos a quedarse y reconstruir su país. La alternativa —un país debilitado por años de guerra y una emigración masiva— sería un gran desafío para la Unión Europea. No está en el interés del bloque tener a Ucrania como un estado semi-fallido en un vacío de seguridad o como una nueva Bielorrusia, un satélite autoritario y corrupto de Rusia.

Esto implica definir las garantías de seguridad necesarias para establecer una paz sostenible que se alinee con los intereses europeos. Estas deben ser aceptables para el público ucraniano, permitir el regreso de refugiados y atraer inversiones para la reconstrucción económica y militar del país. Ucrania necesita garantías de seguridad sólidas y creíbles para disuadir futuros ataques rusos y fomentar la reconstrucción. Entre los modelos propuestos están el modelo "porcupine" (armar a Ucrania masivamente), el modelo "coreano" (presencia permanente de tropas occidentales) y el modelo "alemán occidental" (integración de Ucrania en la OTAN).

Tres modelos propuestos podrían proporcionar suficientes garantías para Kiev, ya sea de manera independiente o combinada:

El modelo del "puercoespín": Este modelo implica armar a Ucrania hasta los dientes a largo plazo para que pueda contrarrestar con éxito cualquier nueva agresión rusa. Sería costoso y podría no ser políticamente sostenible, dadas las discusiones en torno a la asistencia europea y estadounidense a Ucrania.

El modelo "coreano": Basado en la situación posterior al armisticio en la península de Corea, este modelo supone una presencia permanente de tropas occidentales en Ucrania para evitar la reanudación del conflicto. Dicha presencia tendría que ser robusta para disuadir de manera efectiva. Esto sería exigente y costoso, especialmente para los europeos si asumieran la mayor parte de la carga. La estructura de mando para esta presencia (OTAN, UE o un arreglo ad-hoc) también sería un punto sensible, particularmente con Washington.

El modelo "alemán occidental": En este escenario, Ucrania ingresaría a la OTAN, incluso si no controlara todo su territorio. Desde una perspectiva militar, este sería el mensaje más poderoso y eficiente, ya que proporcionaría a Kiev la garantía de seguridad más sólida. También anclaría firmemente a Ucrania en la postura de defensa y disuasión de la OTAN, integrándola en su estructura de planificación. A pesar de las diferencias significativas, la admisión de la República Federal de Alemania a la OTAN en 1955 ofrece un precedente interesante. Alemania Occidental se unió a la OTAN sin reconocer a Alemania del Este ni las fronteras de posguerra, enfrentando restricciones en su postura militar y excluyendo a Berlín Occidental de la cobertura del Artículo 5.

Cada modelo tiene costos específicos y requiere distintos niveles de compromiso por parte de los socios de Ucrania, en particular los europeos, quienes deberán asumir la mayor parte del esfuerzo en cada caso. Europa necesita clarificar qué combinación de estos tres enfoques prefiere y cuál serviría mejor a sus intereses de seguridad a largo plazo. Muchos gobiernos europeos ya han señalado su apoyo a la membresía de Ucrania en la OTAN, pero es un tema controvertido, ya que algunos aliados de la OTAN se oponen ferozmente, mientras que otros son cautelosos o incluso hostiles a una ampliación de la Alianza. Sin embargo, la alternativa —ofrecer garantías sólidas de asistencia militar en caso de una reanudación del conflicto— podría resultar subóptima.

3. ¿Cómo garantizar que Ucrania esté en una posición sólida para negociar?

Esto requiere mejorar su posición en el campo de batalla. La ayuda actual debe verse como una inversión en la seguridad europea futura. Cambiar los cálculos del Kremlin es esencial para que entienda que sus objetivos maximalistas son inalcanzables. Esto demanda apoyo político, económico y militar sostenido por parte de Europa, incluso sin la ayuda paralela de Estados Unidos.

En conclusión, los europeos deben redefinir sus intereses estratégicos más allá del fin de la guerra y centrarse en fortalecer la seguridad colectiva a largo plazo. Esto ayudará a justificar el apoyo continuo a Ucrania y a preparar el terreno para una paz justa y sostenible.

Estas no son preguntas fáciles, y pueden provocar una conversación difícil entre los europeos. Sin embargo, este debate es más necesario que nunca, ya que en algunos Estados miembros europeos el público comienza a cuestionar la necesidad de asistir a Ucrania, y algunas fuerzas políticas están promoviendo una narrativa derrotista sobre la paz. Para lograr verdaderamente la paz, los europeos deben redefinir sus intereses estratégicos más allá de simplemente acabar con la guerra y centrarse en fortalecer la seguridad colectiva a largo plazo.

Pasar de una narrativa ética a una estratégica reforzará el argumento para continuar apoyando a Ucrania, allanando el camino hacia una paz justa y sostenible. Los gobiernos e instituciones europeas deben aceptar que no habrá un retorno a la normalidad con Rusia. La relación futura estará, en el mejor de los casos, marcada por la desconfianza y la competencia, y podría implicar tensiones duraderas y confrontación directa o indirecta. Una Rusia que salga victoriosa sobre Ucrania inauguraría una era impredecible de inestabilidad estratégica en Europa.

*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Marie Dumoulin y Camille Grand titulado 'Stayin power: Securing peace in Ukraine while balancing European interests

El conflicto en Ucrania está en un punto crítico. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, planea resolver la guerra "en 24 horas", pero carece de un plan claro, y su éxito depende de que ambas partes estén dispuestas a comprometerse, algo poco probable en esta etapa. La postura de Ucrania sobre el resultado de la guerra ha cambiado, priorizando ahora la diplomacia como una forma de ponerle fin. Sin embargo, esto requeriría recursos para lograr éxitos militares significativos o, al menos, resistir en el campo de batalla. Por su parte, el Kremlin sigue luchando por una victoria completa. Su objetivo es apoderarse de más territorio ucraniano del que controla actualmente, mientras finge estar abierto a negociaciones que dependerían de que Ucrania renuncie a su soberanía y reconozca las anexiones rusas.

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