El Gobierno francés, ante la moción de censura: Macron paga de nuevo su apuesta fallida
Tras anunciar la adopción sin voto parlamentario de los presupuestos de la Seguridad Social para 2025, el Gobierno dirigido por Michel Barnier se arroja al abismo
Michel Barnier junto a Emmanuel Macron. (Reuters/Christian Hartmann)
El primer ministro francés, Michel Barnier, situó este lunes a su Gobierno minoritario al borde del abismo tras abrir la puerta a una moción de censura. Esto ocurrió tras anunciar la adopción de los presupuestos de la Seguridad Social para 2025 mediante el polémico artículo 49.3 de la Constitución, un mecanismo que permite la aprobación de una ley sin el respaldo de la Asamblea Nacional, al no contar con los votos necesarios.
Ante los diputados, Barnier justificó la medida como un "momento de la verdad que pone a todos frente a sus responsabilidades" y pidió priorizar "el futuro de la nación" por encima de "intereses particulares". Sin embargo, la oposición no tardó en reaccionar. Un total de 185 diputados de La Francia Insumisa (LFI), socialistas, ecologistas y comunistas firmaron una moción de censura conjunta, denunciando lo que consideran como un "presupuesto de austeridad que debilitará gravemente la protección social" del país.
La medida se debatirá este miércoles a las 16:00 horas y, a falta de negociaciones de última hora, parece contar con los votos suficientes en la Asamblea Nacional como para tumbar al Gobierno de Barnier. El presidente de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), Jordan Bardella, ha reiterado en múltiples ocasiones que su partido apoyará la moción. "No hay salida para un gobierno que vuelve al hilo del macronismo", declaró, acusando al Ejecutivo de ignorar "la emergencia social" y de ser incapaz de "reactivar el crecimiento". Bardella también anunció que su partido presentará otra moción de censura.
Desde La Francia Insumisa (LFI), Mathilde Panot denunció el "desprecio democrático" que supone recurrir al artículo 49.3 sin buscar acuerdos en la Asamblea. "Este Gobierno ha hecho un pacto vergonzoso con la extrema derecha", afirmó Panot en declaraciones a la televisión. Por su parte, la colíder del Grupo Ecologista, Cyrielle Chatelain, insistió en que "la censura no solo es un imperativo político, sino una necesidad para garantizar un presupuesto que responda a las prioridades reales de los ciudadanos, especialmente en salud".
Nous sommes dans un moment de vérité. Je suis allé au bout du dialogue. Sur le fondement de l’article 49.3, j’engage la responsabilité du gouvernement sur le projet de loi de financement de la sécurité sociale. pic.twitter.com/GcrJhhMuHi
Barnier había defendido la adopción del presupuesto como un acto de responsabilidad, destacando los recortes de 40.000 millones de euros y el aumento de impuestos a los más ricos y grandes empresas como medidas imprescindibles para reducir el déficit. Con un déficit del 6,1% este año y la presión de Bruselas para reducirlo al 3% en 2029, Francia enfrenta la posibilidad de un aumento en los intereses de su deuda. El primer ministro también ha advertido que la caída de su Gobierno podría desatar una "tormenta" financiera que afectaría a los hogares y las empresas francesas.
Pero la oposición no parece dispuesta a dar su brazo a torcer. "Este Gobierno no puede vivir", sentenció a Bardella, que acusó a Barnier de estar "prolongando el macronismo" pese a que el partido del presidente Emmanuel Macron fue derrotado en las legislativas de julio. En aquellas elecciones, el RN, logró posicionarse como el más votado con 11 millones de votos, aunque quedó tercero en número de diputados, detrás de la coalición de izquierdas y los macronistas.
Jaime Coulbois, investigador en el Departamento de Ciencia Política de la UAM, sostiene que la crisis actual encuentra su raíz en un error estratégico de Macron. "El presidente convocó elecciones legislativas creyendo que lograría una mayoría, lo cual demostró ser evidentemente un error de cálculo garrafal", asevera. Esta apuesta no solo resultó fallida, sino que dejó al Ejecutivo en manos de un Parlamento fragmentado, donde el partido del presidente perdió protagonismo frente al RN y la coalición de izquierdas.
"Es difícil comprender cómo Macron no vio venir que nombrar a un primer ministro sin apoyo real en la Asamblea Nacionalsupondría debilitar aún más al Ejecutivo", considera Coulbois. Este escenario, sumado a la limitada tradición parlamentaria de Francia —una de las democracias occidentales donde el presidente concentra mayor poder—, ha desembocado en el inminente bloqueo político. "Los franceses están aprendiendo ahora lo que significa gobernar en coaliciones o minorías, algo que España o Italia han experimentado con anterioridad", añade.
Aunque parece probable que el Gobierno caiga, Coulbois subraya que aún existen posibilidades de negociación de última hora o apoyos inesperados. "Si el Gobierno sobrevive, sería con concesiones importantes o cambios estratégicos significativos. Sin embargo, si cae, Macron deberá nombrar un nuevo primer ministro, y no sería descabellado imaginar un nuevo viraje hacia la derecha para garantizarse los apoyos del RN", afirma el investigador.
El precio a pagar a la ultraderecha será alto. Marine Le Pen, la líder del RN, ha asumido un papel central en el desafío a Barnier. Pese a obtener concesiones significativas en las negociaciones previas, como la retirada de una subida de impuestos eléctricos o el reembolso de ciertos medicamentos, la ex candidata presidencial ha mantenido su rechazo al gobierno. Su insistencia en garantizar la revalorización de las pensiones en enero, algo que Barnier consideró inviable por el impacto presupuestario, marcó el punto de ruptura.
Notre Constitution est claire : lorsqu'il qu'il existe une crise politique grave, le Président de la République a trois possibilités : le remaniement, la dissolution et sa démission.
Tout cela relève de la décision et de la responsabilité du Président de la République. pic.twitter.com/bxEKZZv24f
La caída del Gobierno no traería consigo elecciones inmediatas, ya que la Constitución prohíbe convocar otra votación en menos de un año tras las anteriores. Esto deja la pelota en el tejado de Macron, quien deberá buscar un nuevo primer ministro en un Parlamento profundamente dividido entre tres bloques: el centroderecha de Macron y Les Républicains, el RN y la izquierda. "La verdadera pregunta es cómo Macron garantizará el apoyo necesario en un Parlamento fragmentado. Lo cierto es que cualquier nuevo gobierno corre el riesgo de enfrentarse a los mismos bloqueos que han derribado a Barnier", señala Coulbois.
Por ahora, todo apunta a un escenario de parálisis prolongada. Eso, claro, salvo que Macron tire la toalla y dimita, lo que desencadenaría nuevas elecciones presidenciales. Aunque el mandatario ha descartado rotundamente esta posibilidad —y pocas acciones parecen menos propias de su estilo que esa—, las voces que reclaman su renuncia crecen cada día, argumentando que la actual parálisis política es insostenible bajo su liderazgo.
El primer ministro francés, Michel Barnier, situó este lunes a su Gobierno minoritario al borde del abismo tras abrir la puerta a una moción de censura. Esto ocurrió tras anunciar la adopción de los presupuestos de la Seguridad Social para 2025 mediante el polémico artículo 49.3 de la Constitución, un mecanismo que permite la aprobación de una ley sin el respaldo de la Asamblea Nacional, al no contar con los votos necesarios.