¿Dónde está el búnker más cercano? El norte de Europa se prepara para una guerra con Rusia
Alemania está preparando una aplicación para que los ciudadanos puedan ver dónde está el búnker más cercano, mientras que Suecia ha repartido un manual de guerra a su población
Hace más de 15 años que el concepto "refugio" cambió de significado para el Gobierno alemán. Fue en 2009 cuando Berlín consideró que la población ya no necesitaba los búnkeres que protegieron de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Tampoco se preveía en ese momento un conflicto abierto con la entonces Unión Soviética. De los cerca de 2.000 refugios que estaban disponibles, más de la mitad han desaparecido a lo largo de los años y los que no han sido destruidos llevan años abandonados. Ahora, Alemania ha tenido que volver a plantearse el concepto que pensaba que había dejado atrás.
El Ministerio del Interior anunció esta semana que está creando una aplicación para que todos los ciudadanos sepan dónde se encuentra el búnker más cercano. El objetivo es recopilar en una lista todos los aparcamientos, estaciones de tren o edificios que pueden convertirse en un refugio ante una situación de emergencia. "De los 2.000 refugios públicos originales en Alemania, 579 refugios públicos con alrededor de 480.000 espacios de alojamiento están oficialmente dedicados a fines de protección civil", dijo la portavoz Nancy Faeser.
No hay una fecha programada para el lanzamiento de la aplicación, pero el Gobierno alemán ha afirmado que estará lista lo antes posible, y que el Ejecutivo empezará también labores de reconstrucción en aquellos espacios que puedan convertirse en refugios. Además, ha animado a la población a crear sus propios búnkeres en sus casas. Ha sido lo más cerca a una advertencia después de que Rusia lanzara la semana pasada un misil hipersónico en Ucrania, en respuesta al uso de misiles de largo alcance occidentales en territorio ruso.
El último capítulo de tensión entre el Kremlin y Occidente avivó los temores a una escalada, pero, para Alemania, este escenario no es una sorpresa. Un informe del Ministerio de Defensa advirtió a principios de año sobre cómo podría ser el inicio de un conflicto abierto si Ucrania pierde la guerra. En octubre, un grupo de funcionarios de inteligencia alemanes advirtieron al Bundestag que Rusia podría llevar a cabo un ataque contra la OTAN a finales de esta década. Vladímir Putin "declaró su enemigo hace mucho tiempo" y "el conflicto militar directo con la OTAN (se está) convirtiendo en una opción para Rusia", afirmaron.
El comunicado de Alemania ha llegado semanas después de que otros países como Noruega, Finlandia y Suecia distribuyeran manuales entre la población con consejos para prepararse ante una guerra o una crisis inesperada. Ya sea en papel o en formato digital, los gobiernos de estos países han recomendado a sus ciudadanos cómo almacenar agua y alimentos, o cómo reaccionar ante un escenario sin electricidad ni agua. "Estas directrices en realidad no son nuevas, pero aumentaron desde el inicio de la guerra en Ucrania. Aunque no se menciona directamente a Rusia, la renovada emisión de directrices para buscar refugio e instrucciones para proteger a los ciudadanos un par de días después del ataque contra Dnipró con un misil balístico intercontinental, constituye una respuesta que parece lógica para los países que comparten una frontera inmediata con Rusia", apunta Valentin Chatelet, experto militar en el grupo de análisis The Atlantic Council.
Hasta ahora, los países fronterizos con Rusia son los que han tomado más medidas para hacer frente a la amenaza del Kremlin. Polonia y los Estados bálticos son los miembros de la OTAN que más gasto de su PIB destinan a la defensa (más del 3%), y han alertado de una escalada desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022.
El Gobierno de Olaf Scholz nunca ha infravalorado los riesgos de un enfrentamiento directo entre la OTAN y Rusia, pero sí ha mantenido una postura reacia a seguir el camino de sus aliados europeos con decisiones como dar luz verde al uso de misiles de largo alcance occidentales en suelo ruso. Tampoco ha apoyado las presuntas intenciones de Emmanuel Macron de cruzar otras líneas rojas, como el envío de tropas occidentales a Ucrania.
A pesar de que algunos informes apuntan a que varias unidades de la OTAN ya se encuentran en suelo ucraniano para realizar tareas de entrenamiento, las palabras de Macron incluyen una implicación directa en el frente. Esta semana han vuelto a sonar los tambores de una escalada después de que el periódico Le Monde publicara que el presidente francés y su homólogo británico, Keir Starmer, han reactivado las conversaciones sobre el envío de tropas occidentales. No hay luz verde, pero la idea sigue estando sobre la mesa.
El vecino más temido
Más allá de las voluntades políticas, las iniciativas como el mapa de búnkeres en Alemania o el manual de guerra en Suecia son una manera de concienciar a la población de la inestabilidad geopolítica actual. Un escenario en el que, los que viven más cerca de Rusia, llevan tiempo temiendo. Para los que están más lejos, sigue pareciendo lejano. “El problema de Europa es que los ciudadanos de países que no tienen frontera con Rusia, como puede ser España, Portugal o Italia, no son tan conscientes de la amenaza que enfrentamos los que estamos tan cerca de Rusia”, explica Artis Pabriks, director del Centro de Políticas para el Norte de Europa y exministro de Defensa de Letonia, a El Confidencial.
Pabriks alerta que, mientras el lector lee este artículo, "los rusos están librando una guerra híbrida contra todos nosotros, una guerra de destrucción, una guerra secreta que se está llevando a cabo en sus sociedades, pagando a las ONG, a los bancos, a los políticos, a las empresas".
Es en este contexto en el que Francia ha planteado una mayor implicación de países europeos con el envío de sus tropas a Ucrania para luchar contra Rusia. “Pero hay una división sobre la estrategia a adoptar en este caso: mientras que los franceses sugieren enviar tropas a Ucrania, el canciller alemán Olaf Scholz llamó a Vladímir Putin en vísperas de un ataque masivo contra Kiev, tratando de respaldar las negociaciones y los procesos de regulación de la paz”, subraya Valentin Chatelet a este periódico.
"Rusia está utilizando la amenaza de los misiles nucleares y la escalada del conflicto para jugar con las diversas divisiones entre los Estados miembros de la UE y la OTAN. Cabe señalar, sin embargo, que la parte de la UE que comparte una frontera inmediata con Rusia ha reiterado su disposición a responder si Rusia ataca su territorio y han compartido y transferido continuamente tecnología militar para apoyar a Ucrania", añade.
La reciente escalada de las tensiones ha tenido lugar pocas semanas después de la victoria electoral de Donald Trump. El futuro presidente de Estados Unidos puede ser un factor clave en el desarrollo del conflicto en Ucrania, porque prometió poner fin a la guerra en 24 horas. Sin embargo, los expertos y líderes internacionales vaticinan que un acuerdo orquestado por el republicano puede venir acompañado de una pérdida de territorio para Kiev.
Este podría ser el inicio de un conflicto entre el Kremlin y Occidente, según Artis Pabriks. "Si renunciamos a Ucrania, si forzamos una solución a la guerra ucraniana cediendo algo a Rusia, el siguiente paso será que los rusos vengan a por nosotros (refiriéndose a los países fronterizos). Y después, vendrán a por vosotros (refiriéndose al resto de Europa)".
El exministro de Defensa de Letonia reconoce que sus palabras pueden sonar duras, pero destaca que esta es la realidad que afronta tanto su país como sus vecinos. Sus palabras coinciden con las de expertos en inteligencia de países como Alemania, que sostienen que muchos gobiernos, entre ellos el de Berlín, no ha destinado los recursos suficientes para hacer frente a la amenaza.
Olaf Scholz, que se enfrenta a un adelanto de las elecciones, hablaba el año pasado de la Zeitenwende, la nueva era en la política exterior alemana en el ámbito militar. El lanzamiento de una aplicación para ubicar los búnkeres en Alemania forma parte de esta nueva realidad que afronta el país en particular y Europa en general. Pero al igual que los búnkeres disponibles pueden refugiar a un número muy reducido de alemanes, muchas otras medidas dentro de la Zeitenwende que anunciaba Scholz se quedaba en agua de borrajas.
El paso que están dando los países nórdicos con sus manuales para actuar en una guerra es una pequeña parte de la estrategia para concienciar a la ciudadanía de que una guerra en Occidente ya no es un escenario tan improbable como parecía antes de febrero de 2022. El siguiente paso es hacer todo lo posible para evitarla. "Hay que actuar y hay que hacerlo ahora. Y hay que escuchar finalmente a los países que están junto a la frontera rusa, porque para nosotros es una amenaza existencial", concluye Artis Pabriks a El Confidencial.
Hace más de 15 años que el concepto "refugio" cambió de significado para el Gobierno alemán. Fue en 2009 cuando Berlín consideró que la población ya no necesitaba los búnkeres que protegieron de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Tampoco se preveía en ese momento un conflicto abierto con la entonces Unión Soviética. De los cerca de 2.000 refugios que estaban disponibles, más de la mitad han desaparecido a lo largo de los años y los que no han sido destruidos llevan años abandonados. Ahora, Alemania ha tenido que volver a plantearse el concepto que pensaba que había dejado atrás.
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