Mike González es uno de los principales ideólogos del mundo que rodea a Donald Trump. Antes, a comienzos de siglo, escribió discursos para George Bush. Y hoy es un miembro destacado de uno de los principales centros de pensamiento que rodean al movimiento MAGA: la Heritage Foundation. Hace unos días visitó España donde, además de dar entrevistas para medios norteamericanos como la Fox, se reunió con el presidente del think tank de Vox, Fundación Disenso, por la que ha fichado recientemente como colaborador.
Aprovechamos su estancia en España para dilucidar algunos interrogantes a propósito del rumbo que tomará la Administración Trump, así como también el papel bisagra que puede estar jugando Vox entre las derechas radicales de distintas geografías. "Antes, la izquierda lideraba las relaciones internacionales. Pero ahora, con un enemigo común, los conservadores podemos coordinarnos mejor, ya que compartimos los mismos retos", afirma.
PREGUNTA. Dígame cuatro claves que expliquen por qué Donald Trump ha ganado las elecciones con tanta claridad en Estados Unidos
RESPUESTA. En realidad, no hubo nada de sorprendente en el triunfo del candidato republicano, porque la Administración de Joe Biden y Kamala Harris fue un desastre completo. Aun así, creo que hay varios factores que se pueden apuntar. El primero es la laxitud en la frontera: la Administración Biden dejó entrar a más de diez millones de personas, y eso es algo incomprensible, que ni siquiera lograron justificar ante su electorado. El segundo es la inflación, que golpeó y enfadó mucho al estadounidense medio. El Partido Demócrata no lo vió porque estaba enfrascado en la macroeconomía, pero era algo muy perceptible en la calle. El tercero tiene que ver con la agenda woke y con todo el debate a propósito de las leyes trans. Hay un cuarto factor muy importante: el estadounidense medio acabó harto de que se dijera que Estados Unidos es un país estructuralmente racista. O sea, no que haya comportamientos racistas individuales, sino que es sistemática y esencialmente racista. Por último, hay un quinto factor que ha sido clave para la victoria de Trump: su capacidad para generar su propio contenido. Mientras Kamala Harris organizaba eventos y delegaba en profesionales la creación de material, Trump asumió un enfoque completamente diferente. Él mismo se convierte en el contenido, ya sea vistiéndose de basurero o visitando un McDonald’s. Trump es, en esencia, un fenómeno mediático.
R. Ruy Teixeira señaló en 2002 que, según las proyecciones demográficas de Estados Unidos, el ascenso de las minorías prácticamente garantizaría la victoria de los demócratas. Al referirse a esta minoría, es importante hacer una aclaración: el 66% de los denominados hispanos son mexicanoamericanos, el 10% son puertorriqueños y el 24% restante se reparte entre grupos mucho más pequeños, como los cubanoamericanos o personas con raíces en países centroamericanos. Uno de los factores que permitió a Trump avanzar entre los hispanosfue dirigirse a ellos como lo hace con cualquier otro grupo, sin condescendencia ni paternalismo. Las encuestas reflejan que los hispanos comparten los mismos anhelos y aspiraciones que el resto de la población: progreso económico, educación de calidad y seguridad. El mayor error del Partido Demócrata ha sido asumir que una política laxa hacia la inmigración ilegal sería bien recibida tanto por los hispanos como por otras minorías
Héctor Estepa. Hazelton (Filadelfia)A. A.Gráficos: Unidad de Datos
P. ¿Cuáles cree que pueden ser las prioridades de Donald Trump para los primeros 100 días de presidencia?
R. Creo que Trump está intentando dar un electroshock al sistema, como un desfibrilador. Las reacciones de las élites de Washington a los nombramientos anunciados muestran que va por buen camino: están en pánico. Figuras como Pete Hegseth, Matt Gaetz o Marco Rubio generan escalofríos entre las élites “woke”, y eso es justo lo que Trump busca: un cambio de rumbo radical desde el principio. Además, me entusiasma ver a Elon Musk y Vivek Ramaswamy tan involucrados. Otros multimillonarios, como Peter Thiel y Bill Ackman, también han apostado fuerte por este proyecto estratégico, convencidos de que Trump entiende los retos del siglo XXI.
P. Y en cuanto a las primeras medidas…
R. Yo creo que va a haber un cambio de política con respecto a la burocracia y a la clase funcionarial. Creo que la Administración Trump va a decirle a los funcionarios que si quieren hacer política o meterse en política en su desempeño diario, pueden ser desplazados de su puesto. Hay que poner en su sitio también a toda esa parte de la Administración que va a querer resistirse o poner impedimentos a los cambios que queremos implementar. La burocracia permanente en Estados Unidos está compuesta por entre dos y cuatro millones de personas. Y van a tratar de resistirlo todo y de ir a los tribunales. Pero si conseguimos vencer a esta burocracia, las cosas van a ir luego más rápido. Por otro lado, Donald Trump quiere descentralizar la burocracia. Y va a jugar con eso. Si alguien quiere resistirse a las políticas de cambio, se le va a poder decir: bueno, no te expulsamos de tu trabajo, pero tu oficina ahora no está en Washington, sino en San Luis, o en Alaska. La resistencia a estos cambios estructurales va a ser inmensa. Pero conseguir estos cambios estructurales es la tarea primordial de la Administración Trump.
P. Lo que usted dice recuerdo en cierta medida a Javier Milei en Argentina…
P. Por el momento, Donald Trump ha nombrado a Tom Homan como “zar de la frontera”. ¿Nombrará a más zares? ¿En qué medida dependerá de esas figuras?
R. Tom Homan va a disponer de bastantes manos libres. Trump le va a dejar hacer. Y no sólo a él.
P. Si Trump tiene dificultades para confirmar nombres controvertidos en el Senado como el antivacunas Robert F. Kennedy: ¿considerará nombrarlo en roles menos formales, como 'zar'?
R. Yo no me planteo esa posibilidad. Creo que Robert F. Kennedy será ratificado por el Senado, y creo que el Partido Republicano lo hará. De hecho, las críticas del mundo no-woke no provienen tanto de su posición sobre las vacunas, sino de su posición liberal sobre el aborto. Mike Pence ha dicho algo sobre esto. Pero sinceramente yo no creo que vaya a haber problemas con este nombramiento.
P. ¿Cree usted que el proceso confirmación en el Senado de los nombramientos será fácil y fluido?
R. Si me pregunta caso por caso… Yo creo que el proceso de confirmación de Marco Rubio será muy fácil. En cambio, puede que el nombramiento de Pete Hegseth vaya a ser algo más difícil. Yo creo finalmente sí lo logrará, pero digo que no va a ser sencillo. Ocurrirá, pero costará. Todo el mundo está diciendo que el Robert F. Kennedy Junior va a ser difícil, y yo no creo que finalmente sea tan sumamente arduo.
P. ¿Cómo diferirá este gabinete de Donald Trump del anterior?
R. El primer gabinete de Trump fue, en algunos aspectos, un desastre. Por ejemplo, Rex Tillerson en el Departamento de Estado fue un error que nunca entendí. Hubo personas que no encajaron bien y situaciones que se manejaron con poca experiencia. Era el gabinete de alguien nuevo en política, sin trayectoria previa en estos puestos. Ahora la situación es muy diferente. Hay un nivel de preparación mucho mayor y un proyecto claro: el Proyecto 2025, que define políticas públicas concretas y medidas listas para implementar. Además, hay otros programas en marcha. Este será el mayor cambio. Otra diferencia clave es que esta vez las decisiones cruciales comenzarán desde el primer mes. En su primera presidencia, todo fue más caótico porque Trump estaba dando sus primeros pasos en política y comenzó directamente como presidente. Ahora, en cambio, el proceso será mucho más fluido y organizado.
Argemino Barro. Nueva YorkIlustración: Ainara RúaEdición gráfica: S. Beleña
P. En el caso de Ucrania. ¿Mantendrá Donald Trump el apoyo a los ucranianos en la guerra frente a Rusia?
R. No creo que Trump vaya a dejar a Ucrania desamparada, pero estoy convencido de que la guerra terminará mucho más rápido, tanto en Ucrania como en Oriente Medio. Sobre esto es bueno recordar lo que Nixon solía decirle a Kissinger: “Diles a todas las cancillerías que estoy loco y que tú no sabes qué hacer conmigo, así te tendrán miedo”. Ahora Trump no le tiene que decir a Marco Rubio que le diga nada a nadie.
P. ¿Se incluirá la apertura de una mesa de negociación entre las condiciones que la Administración Trump ponga para seguir financiando a ejército ucraniano?
R. Sí, es muy posible, y seguramente sea bueno que se inicie ese proceso de negociación. La Administración de Biden está reconociendo ahora que no va a haber una victoria para Ucrania en la guerra. Lo único que se puede conseguir es una guerra indefinida en ese país. Una especie de conflicto frío con un gasto desorbitado. La guerra de Ucrania es una carnicería que tiene que parar.
P. ¿Cuáles son los aranceles que podrían aplicarse a la Unión Europea?
R. No puedo decir exactamente dónde va a haber aranceles. Pero lo que sí puedo decir es que con el tema de los aranceles, Donald Trump va a seguir una política selectiva. Creo que Trump establecerá aranceles en sectores estratégicos y de gran importancia simbólica para que todo el mundo lo vea, para mandar un mensaje. Con eso será suficiente.
P. ¿Y cuáles pueden ser esos sectores estratégicos?
R. Lo que me parecerá claro es que Trump pondrá aranceles en dos o tres sectores estratégicos, no en todos los sectores de la economía. Con ello mandará un mensaje a las compañías industriales de que no pueden seguir haciendo lo mismo. Por ejemplo, si Donald Trump le dice a una compañía automovilística que si se va a México, entonces le pondrá aranceles, el mensaje será captado. Y así se darán cuenta de que abrir una fábrica en Ohio, en Toledo (EEUU) o en Tennessee es mejor que abrir una fábrica de coches en Guadalajara (México).
P. Además del automóvil: ¿hay algún otro sector que usted piense que es importante?
R. Hoy en día, demasiados productos se fabrican en China, y eso debe cambiar. Está en juego tanto el sustento del trabajador estadounidense como la competitividad frente a un país que es nuestro rival económico. Muchos ven los aranceles como un impuesto que encarece los productos para el consumidor, pero no siempre es así. Las empresas que compiten en el mercado internacional no pueden subir precios sin riesgo de perder frente a otros. Estas medidas buscan proteger la calidad de vida del estadounidense promedio y mantener la potencia económica del país. Aunque generen debates en las empresas, no creo que afecten negativamente a la gente común.
P. ¿Qué podemos esperar de la política exterior de la “segunda era Trump” en México o en Oriente Medio?
R. Con México, vamos a ser muy firmes en temas como los cárteles de la droga, la frontera y la inmigración ilegal. Vamos a detener la inmigración ilegal, y no nos importa la tensión que esto pueda generar. Es nuestro derecho y nuestra obligación. Homan cerrará la frontera lo más estrictamente posible. En cuanto a Oriente Medio, Marco Rubio y el nuevo embajador, Mike Huckabee, son muy pro-Israel, y apoyarán a Israel sin reservas. También trabajarán para derrotar a Hamás y a otros enemigos de Israel. Serán duros con gobiernos como el de España, que son tibios con Hamás y hablan de abrir una embajada palestina, lo cual es absurdo. Sánchez se dará cuenta de que está respaldando un gobierno ficticio. Lo mismo ocurre con Irán; no se puede permitir que España se alinee con esos regímenes.
R. El nombramiento de Rubio es una excelente noticia para Venezuela. Tiene un profundo conocimiento de la situación en el país y una gran empatía con lo que se ha vivido allí. La oposición venezolana y quienes luchan por la democracia deben estar muy contentos con su nominación.
P. Vox tiene un contacto cada vez más fluido con el mundo de Donald Trump y con presidentes latinoamericanos como Javier Milei, mientras Abascal es nombrado presidente del grupo parlamentario de Los Patriotas. ¿Se ha convertido en el partido español en un nexo entre las derechas identitarias de diferentes regiones geográficas?
R. Vox ha jugado un papel clave en la creación de una red conservadora internacional. Han unido a partidos como el PiS de Polonia con el de José Antonio Kast, y han fortalecido los lazos con grupos pequeños en Hispanoamérica y en EEUU. Agradecemos mucho el trabajo de Santiago Abascal, Jorge Martín Frías, Hermann Tersch e Iván Espinosa de los Monteros. Antes, la izquierda lideraba las relaciones internacionales, mientras que los conservadores se centraban más en su país. Pero ahora, con un enemigo común (el wokismo global), los conservadores podemos coordinarnos mejor, ya que compartimos los mismos retos.
P. Hábleme de esa coordinación…
R. No hay una coordinación masiva, pero sí la comunicación que antes no existía. Ahora hablamos entre nosotros y vemos cuáles son las mejores prácticas, cuáles son las mejores estrategias. Y podemos comparar: quizás lo que funciona en España no siempre se aplica en Nueva York, o lo que funciona en Nueva York no sirve en Texas o Massachusetts. Lo importante es poder comparar y analizar bien lo local. Ambos aspectos son clave y estamos mejorando ahí.
Mike González es uno de los principales ideólogos del mundo que rodea a Donald Trump. Antes, a comienzos de siglo, escribió discursos para George Bush. Y hoy es un miembro destacado de uno de los principales centros de pensamiento que rodean al movimiento MAGA: la Heritage Foundation. Hace unos días visitó España donde, además de dar entrevistas para medios norteamericanos como la Fox, se reunió con el presidente del think tank de Vox, Fundación Disenso, por la que ha fichado recientemente como colaborador.