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Un 'resort' entre flamencos rosas y águilas: el nuevo plan de inversión de los Trump está en Albania
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MEGAPROYECTOS TURÍSTICOS

Un 'resort' entre flamencos rosas y águilas: el nuevo plan de inversión de los Trump está en Albania

La familia Trump planea la construcción de un complejo hotelero de ultralujo, idea del yerno del presidente electo, Jared Kushner, y de su hija Ivanka, en el delta del río Vjosë, situado en el suroeste del país balcánico

Foto: Flamencos rosados alimentándose. (Reuters/Iván Alvarado)
Flamencos rosados alimentándose. (Reuters/Iván Alvarado)

Un pelícano flemático flota en medio de la laguna de Narta, en el suroeste de Albania. A poca distancia, un grupo de flamencos también dormita, patas ancladas al fondo lagunar y cabeza gacha. En el silencio, se oyen el viento y el oleaje, la música del lugar. Es una mañana soleada en el delta del río Vjosë, uno de los últimos ríos de flujo libre de Europa, un paraíso de especies vulnerables que aquí migran, descansan y se alimentan. Xhemal Xherri, un ornitólogo de 31 años, lo describe así, pero luego denuncia: "Parecen estar a salvo, pero no lo están. Están amenazados".

Xherri se refiere a la última batalla de los ecologistas en Albania: su lucha contra un millonario plan de inversión que involucra a la familia de Donald Trump —el presidente electo estadounidense— y que contempla la construcción de un complejo hotelero de ultralujo. La información ha circulado como la pólvora en estos meses en el pequeño y pobre país balcánico, ya que la idea es del multimillonario Jared Kushner, yerno y exasesor de Trump, y de su mujer, Ivanka. Ambos tienen en la mira a este río de aproximadamente 272 kilómetros de longitud (de los cuales unos 80 están en Grecia y el resto fluye a través de Albania hasta el Adriático).

El propio Kushner lo ha confirmado públicamente, e Ivanka incluso ha dado detalles de los dos megaproyectos urbanísticos en un pódcast. "El primer proyecto afecta a la isla de Sazan, un área que actualmente pertenece al ministerio de Defensa albanés, fue usada por Italia como base de submarinos durante la Segunda Guerra Mundial y, luego, por la URSS para suministros militares durante la Guerra Fría", cuenta Xherri. Allí, en un sitio que es un paraíso de especies vulnerables (águilas pescadoras, tortugas bobas, patos cabeciblancos, flamencos rosas y pelícanos dálmatas, entre otras), el plan es construir villas de ultralujo con espectaculares vistas al mar Mediterráneo, como explicó Ivanka, tras añadir que diversos arquitectos ya han sido interpelados.

El segundo proyecto atañe tierras en los alrededores de la ciudadela de Zvërnec —un poblado de pocos centenares de habitantes donde se construirían otras 1.000 habitaciones de hotel—, lo que también preocupa a los vecinos de la zona. En particular, los habitantes locales temen que el Gobierno de Edi Rama —que apoya el plan hasta el punto de promoverlo— pueda autorizar la expropiación de algunas tierras ubicadas en los alrededores de la localidad, ya que la propiedad de las mismas lleva en disputa desde la época del régimen comunista albanés (1946-1992).

Foto: Matrioshka de Donald Trump y Vladímir Putin, en Moscú. (EFE/EPA/Yuri Kochetkov)

Vera y Vasyl Bibs son dos de ellos. De pie, en el pórtico de su humilde casa, no quieren ni oír hablar de esto. Los dos son jubilados que se han pasado una vida trabajando en Grecia para finalmente retirarse en el pueblo en el que han nacido. Dicen que sus tierras han sido cultivadas durante generaciones por los agricultores del lugar. "No estamos en contra del turismo, pero estas tierras eran de nuestros padres, antes de nuestros abuelos y ahora son nuestras. No pueden quitárnoslas contra nuestra voluntad", dicen, mientras Xherri asiente e insiste en que sería una catástrofe anunciada.

"¿Cómo podría coexistir el hábitat de especies frágiles con un centro vacacional para superricos? La destrucción que provocará a una zona que es patrimonio de todos será enorme", se queja este ambientalista, que también es un miembro sénior de la Asociación para la Preservación del Medioambiente Natural de Albania (PPNEA), el grupo ecologista más antiguo y grande de Albania.

Foto: Mezquita de Dine Hoxha, en Tirana. (Reuters/Florion Goga)

No es el único que piensa así. Otras asociaciones de protección del medioambiente albanesas también han denunciado el daño que el proyecto implicaría, poniendo asimismo énfasis en que el Gobierno albanés habría dado su visto bueno al proyecto (aún no oficializado) de forma poco transparente, sin dar explicaciones claras a la ciudadanía y burlando la legislación local.

"La prueba es la ley sobre áreas protegidas que fue modificada en febrero pasado a último minuto por el Parlamento para permitir la construcción de complejos de 5 estrellas", afirma Mirjam Topi, investigador de la Universidad de Agronomía de Tirana. "El anuncio de Kushner prácticamente coincidió con este cambio legislativo hecho por Albania en contra de Albania", añade en una entrevista.

Foto: Refugiados rohingya en un refugio en Indonesia. (EFE/Hotli Simanjunta)

Tanto Topi como Xherri recuerdan además el antecedente: el aeropuerto de Vjosë, una gran estructura cuya construcción ya está en marcha (desde 2021) en lo que antes era una zona natural protegida, a poca distancia de donde aún hoy se ven manadas de inconscientes flamencos zambullirse en pantanos. "Tampoco puede ser casual que estén construyendo un aeropuerto tan grande y para vuelos transnacionales. Se trata de proyectos altamente disruptivos para la naturaleza", insiste Topi.

Olsi Nika, director ejecutivo de Eco Albania, es aún más drástico. "Este proyecto podría llevar a una total desintegración del ecosistema de la zona y la extinción masiva de las especies que viven allí", afirma Nika al añadir que, en su opinión, de aprobarse, las autoridades albanesas también estarían violando algunas legislaciones internacionales sobre la protección ambiental que el país ha firmado. "El asunto es que, ahora mismo, es muy posible que mañana esto sea una realidad", agrega Topi.

"Albania es un país pobre y el turismo hoy es su gran salvavidas. Si para lograrlo tenemos que sacrificar algo, yo estoy a favor"

Los Kushner-Trump ya habrían conseguido fuertes respaldos. En particular, según la prensa estadounidense, contarían con el sostén de Richard Grenell, exenviado especial en los Balcanes durante el anterior Gobierno de Trump y del empresario Shefqet Kastrati, un multimillonario albanés propietario de la principal cadena de gasolineras del país, al que también la pareja habría recurrido. Todo ello para esta megainversión que sería financiada a través del fondo Affinity Partners, en el que hay capital saudí.

De ahí también que los ecologistas crean que la clave será la batalla de la opinión pública y por eso varios de ellos viajan a menudo a la zona para intentar sensibilizar a la población local. Pero, aun así, no está para nada seguro que puedan ganar.

En un país pequeño (2,7 millones de habitantes), con serios problemas económicos a nivel estructural, una despoblación cada día más grave y que en los últimos años se vende en el mundo como un destino turístico barato y atractivo, una prueba de ello son las palabras de Besnik Vathi, propietario de la agencia de turismo Travel Albania en Tirana. Vathi también critica el proyecto, pero solo —y aquí la paradoja— porque no está destinado al turismo de masas.

"Albania necesita atraer a mucha más gente que la que pueden traer unos pocos ricos", dice Vathi, quien está en el negocio desde 1982. "Albania es un país pobre y el turismo hoy es su salvavidas. Si para lograrlo tenemos que sacrificar algo, yo estoy a favor. El problema es que el Gobierno no es claro sobre el proyecto, y lo poco que sabemos se lo debemos a los Kushner", añade.

Un pelícano flemático flota en medio de la laguna de Narta, en el suroeste de Albania. A poca distancia, un grupo de flamencos también dormita, patas ancladas al fondo lagunar y cabeza gacha. En el silencio, se oyen el viento y el oleaje, la música del lugar. Es una mañana soleada en el delta del río Vjosë, uno de los últimos ríos de flujo libre de Europa, un paraíso de especies vulnerables que aquí migran, descansan y se alimentan. Xhemal Xherri, un ornitólogo de 31 años, lo describe así, pero luego denuncia: "Parecen estar a salvo, pero no lo están. Están amenazados".

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